Mediodía

Mediodía 2

Oficio para el Mediodía

Oh Dios, dígnate librarnos.

Señor, apresúrate a socorrernos.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. ¡Aleluya!

Salmo 119 Lucerna pedibus meis

Lámpara es a mis pies tu palabra, *

y lumbrera en mi camino.

He jurado y estoy resuelto *

a guardar tus rectos juicios.

Afligido estoy en gran manera; *

vivifícame, oh Señor, conforme a tu palabra.

Acepta, oh Señor, la ofrenda voluntaria de mis labios, *

y enséñame tus juicios.

Mi vida está siempre en peligro; *

por tanto no olvido tu ley.

Me tendieron lazo los malvados, *

pero yo no me desvié de tus mandamientos.

Son tus decretos mi herencia eterna, *

en verdad, el gozo de mi corazón.

Mi corazón incliné a cumplir tus estatutos, *

eternamente y hasta el fin.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: *

como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén.

El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado. Romanos 5:5

Demos gracias a Dios.

Señor, ten piedad.

Cristo, ten piedad.

Señor, ten piedad.

Padre nuestro que estás en el cielo,

santificado sea tu Nombre,

venga tu reino,

hágase tu voluntad,

en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día.

Perdona nuestras ofensas,

como también nosotros perdonamos

a los que nos ofenden.

No nos dejes caer en tentación

y líbranos del mal.

Señor, escucha nuestra oración;

Y llegue a ti nuestro clamor.

Padre celestial, envía tu Santo Espíritu a nuestros corazones, para que nos dirija y gobierne según tu voluntad, nos consuele en todas nuestras aflicciones, nos defienda de todo error, y nos conduzca a toda verdad; por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Se puede ofrecer intercesiones libres.

Bendigamos al Señor.

Demos gracias a Dios.

Matutina, el Sábado de la cuarta semana de Epifanía

MatSábEpifIV

Oración Matutina Diaria

Andarán las naciones a tu luz, y los reyes al resplandor de tu nacimiento. Isaías 60:3

Invitatorio y Salterio

Señor, abre nuestros labios.

Y nuestra boca proclamará tu alabanza.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. ¡Aleluya!

El Señor ha manifestado su gloria: vengan y adorémosle.

Venite    Salmo 95:1-7

Vengan, cantemos alegremente al Señor; *

aclamemos con júbilo a la Roca que nos salva.

Lleguemos ante su presencia con alabanza,  *

vitoreándole con cánticos;

Porque el Señor es Dios grande, *

y Rey grande sobre todos los dioses.

En su mano están las profundidades de la tierra, *

y las alturas de los montes son suyas.

Suyo el mar, pues él lo hizo, *

y sus manos formaron la tierra seca.

Vengan, adoremos y postrémonos; *

arrodillémonos delante del Señor nuestro Hacedor;

Porque él es nuestro Dios;

nosotros el pueblo de su dehesa, y ovejas de su mano. *

¡Ojalá escuchen hoy su voz!

Salmo 75

Gracias te damos, oh Dios, gracias te damos, *

invocando tu Nombre, y contando todas tus maravillas.

Dice Dios: “Señalaré un tiempo; *

juzgaré rectamente.

Aunque tiemble la tierra y todos sus habitantes, *

yo afianzaré sus columnas.

Diré a los jactanciosos: ‘No se jacten más’, *

y a los malvados: ‘No alcen el testuz;

No alcen el testuz contra los cielos, *

ni levanten la cerviz’ “;

ni del desierto ni de los montes.

Es Dios el que juzga; *

a éste humilla, y a aquél enaltece;

Porque en la mano del Señor hay un cáliz, lleno de vino espumante que él derrama; *

y todos los malvados de la tierra lo beberán hasta las heces.

Pero me regocijaré para siempre; *

cantaré alabanzas al Dios de Jacob.

Quebrantará todo el poder de los malvados, *

pero el poder del justo será exaltado.

Salmo 76

Dios es conocido en Judá; *

en Israel es grande su Nombre.

En Salem está su tabernáculo, *

y su morada en Sión.

Allí quebró las saetas centellantes, *

el escudo, la espada y las armas de guerra.

¡Cuán glorioso eres tú, *

más espléndido que los montes eternos!

Los fuertes de corazón son despojados, duermen su sueño; *

a los guerreros no les responden sus brazos.

A tu reprensión, oh Dios de Jacob, *

el carro y los caballos fueron aturdidos.

¡Cuán temible eres tú! *

¿Quién puede estar de pie ante ti, cuando se encienda tu ira?

Desde los cielos proclamaste la sentencia; *

la tierra temió, y quedó inmóvil;

Cuando Dios se levantó para juzgar, *

y para salvar a todos los mansos de la tierra.

Ciertamente, Edom el colérico te alabará, *

y el remanente de Hamat celebrará tus fiestas.

Hagan votos al Señor su Dios, y páguenlos; *

que cuantos estén alrededor de él, traigan dones al Temible.

El quebranta el espíritu de los príncipes, *

e inspira temor a los reyes de la tierra.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: *

como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Las Lecciones

Isaías 57:3-13

Acérquense ustedes, hijos de hechicera, 

nacidos de un adúltero y una prostituta: 

¿De quién se burlan ustedes? 

¿A quién le hacen gestos de desprecio? 

¿A quién le enseñan la lengua? 

Ustedes son hijos de pecado, gente mentirosa; 

debajo de los robles y de todo árbol frondoso 

se entregan a actos inmorales, 

y sacrifican niños junto a los arroyos, 

en las grietas de las rocas. 

“Israel, 

tú prefieres dar culto a las piedras lisas del arroyo, 

pues allí tienes un lugar destinado para ti. 

A ellas les has derramado ofrendas de vino, 

les has ofrecido cereales. 

¿Y después de todo esto voy a sentirme contento? 

En un monte alto y empinado pusiste tu cama, 

y allá también has subido a ofrecer sacrificios. 

Detrás de la puerta de tu casa 

pusiste tus ídolos obscenos. 

Te olvidaste de mí, te desnudaste 

y te acostaste en tu ancha cama; 

hiciste tratos con los hombres 

con quienes querías acostarte, 

y mirabas al ídolo. 

“Corriste hacia el dios Mélec llevando aceite 

y gran cantidad de perfumes; 

enviaste mensajeros hasta muy lejos, 

los hiciste bajar hasta el reino de la muerte. 

Te cansaste de tantos viajes, 

pero no reconociste que todo era inútil. 

Tenías a la mano el sustento, 

y por eso no te cansabas. 

“¿Quiénes son esos dioses que tú temías y honrabas, 

para que me fueras infiel 

y me olvidaras por completo? 

Cuando tú no me honrabas, 

yo callaba y disimulaba. 

Pero voy a denunciar tu conducta, 

que tú crees tan perfecta. 

Cuando grites pidiendo auxilio, 

tus ídolos no te ayudarán ni te librarán. 

A todos ellos se los llevará el viento; 

un soplo los hará desaparecer. 

En cambio, el que confía en mí 

habitará en el país 

y vivirá en mi monte santo.”

Cántico de la Creación  Benedicite, omnia opera Domini

Daniel (dc) 3:57-87

Invocación

Bendigan al Señor, obras todas del Señor, *

alábenle y exáltenle sobre todo para siempre.

En la bóveda celeste, bendigan al Señor, *

alábenle y exáltenle sobre todo para siempre.

I El Orden Cósmico

Bendigan al Señor, ángeles y potestades del Señor, *

cielos y aguas que están sobre los cielos.

Sol y luna, y estrellas del cielo, bendigan al Señor, *

alábenle y exáltenle sobre todo para siempre.

Bendigan al Señor, lluvias todas y rocío, *

vientos todos, fuego y calor.

Inviernos y veranos, bendigan al Señor, *

alábenle y exáltenle sobre todo para siempre.

Bendigan al Señor, fríos y heladas, *

gotas de rocío y copos de nieve.

Escarchas y fríos, hielos y celliscas, bendigan al Señor, *

alábenle y exáltenle sobre todo para siempre.

Bendigan al Señor, noches y días, *

luz radiante y oscuridad acogedora.

Rayos y nubes, bendigan al Señor, *

alábenle y exáltenle sobre todo para siempre.

II La Tierra y sus Criaturas

Bendiga la tierra al Señor, *

alábele y exáltele sobre todo para siempre.

Montes y colinas y cuanto germina en la tierra,

bendigan al Señor, *

alábenle y exáltenle sobre todo para siempre.

Bendigan al Señor, manantiales y fuentes, mares y ríos, *

cetáceos y cuanto se mueve en las aguas.

Aves del cielo, bendigan al Señor, *

alábenle y exáltenle sobre todo para siempre.

Bendigan al Señor, bestias silvestres, *

y todos los rebaños y ganados.

Hombres y mujeres de todos los lugares, bendigan al Señor, *

alábenle y exáltenle sobre todo para siempre.

III El Pueblo de Dios

Bendiga al Señor el pueblo de Dios, *

alábele y exáltele sobre todo para siempre.

Sacerdotes y siervos del Señor, bendigan al Señor, *

alábenle y exáltenle sobre todo para siempre.

Bendigan al Señor, espíritus y almas de los justos, *

alábenle y exáltenle sobre todo para siempre.

Santos y humildes de corazón, bendigan al Señor, *

alábenle y exáltenle sobre todo para siempre.

Doxología

Bendigamos al Señor: Padre, Hijo y Espíritu Santo, *

alabémosle y exaltémosle sobre todo para siempre.

En la bóveda celeste, bendito sea el Señor, *

alabado y exaltado sobre todo para siempre.

Gálatas 5:25 – 6:10

Si ahora vivimos por el Espíritu, dejemos también que el Espíritu nos guíe. No seamos orgullosos, ni sembremos rivalidades y envidias entre nosotros. Hermanos, si ven que alguien ha caído en algún pecado, ustedes que son espirituales deben ayudarlo a corregirse. Pero háganlo amablemente; y que cada cual tenga mucho cuidado, no suceda que él también sea puesto a prueba. Ayúdense entre sí a soportar las cargas, y de esa manera cumplirán la ley de Cristo. Si alguien se cree ser algo, cuando no es nada, a sí mismo se engaña. Cada uno debe juzgar su propia conducta, y si ha de sentirse orgulloso, que lo sea respecto de sí mismo y no respecto de los demás. Pues cada uno tiene que llevar su propia carga. El que recibe instrucción en el mensaje del evangelio, debe compartir con su maestro toda clase de bienes. No se engañen ustedes: nadie puede burlarse de Dios. Lo que se siembra, se cosecha. El que siembra en los malos deseos, de sus malos deseos recogerá una cosecha de muerte. El que siembra en el Espíritu, del Espíritu recogerá una cosecha de vida eterna. Así que no debemos cansarnos de hacer el bien; porque si no nos desanimamos, a su debido tiempo cosecharemos. Por eso, siempre que podamos, hagamos bien a todos, y especialmente a nuestros hermanos en la fe.

Cántico de los Redimidos    Magna et mirabilia

Apocalipsis 15:3-4

Grandes y asombrosas son tus obras, *

Señor Dios, Rey del universo;

Justos y fidedignos tus caminos, *

oh Rey de los siglos.

¿Quién no te acatará y bendecirá tu Nombre? *

Tú sólo eres el Santo.

Todas las naciones vendrán y se postrarán ante ti, *

Pues tus hechos justos se hicieron manifiestos.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: *

como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Credo de los Apóstoles

Creo en Dios Padre todopoderoso,

creador del cielo y de la tierra.

Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor.

Fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo

y nació de la Virgen María.

Padeció bajo el poder de Poncio Pilato.

Fue crucificado, muerto y sepultado.

Descendió a los infiernos.

Al tercer día resucitó de entre los muertos.

Subió a los cielos,

y está sentado a la diestra de Dios Padre.

Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos.

Creo en el Espíritu Santo,

la santa Iglesia católica,

la comunión de los santos,

el perdón de los pecados,

la resurrección de los muertos,

y la vida eterna. Amén.

Plegarias

Padre nuestro que estás en el cielo,

santificado sea tu Nombre,

venga tu reino,

hágase tu voluntad,

en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día.

Perdona nuestras ofensas,

como también nosotros perdonamos

a los que nos ofenden.

No nos dejes caer en tentación

y líbranos del mal.

Porque tuyo es el reino,

tuyo es el poder,

y tuya es la gloria,

ahora y por siempre. Amén.

A

V. Señor, muéstranos tu misericordia;

R. Y concédenos tu salvación.

V. Reviste a tus ministros de justicia;

R. Que cante tu pueblo de júbilo.

V. Establece, Señor, la paz en todo el mundo;

R. Porque sólo en ti vivimos seguros.

V. Protege, Señor, a esta nación;

R. Y guíanos por la senda de justicia y de verdad.

V. Que se conozcan en la tierra tus caminos;

R. Y entre los pueblos tu salvación.

V. Señor, que no se olvide a los necesitados;

R. Ni se arranque la esperanza a los pobres.

V. Señor, crea en nosotros un corazón limpio;

R. Y susténtanos con tu Santo Espíritu.

Dios todopoderoso y eterno, tú riges todas las cosas tanto en el cielo como en la tierra: Escucha con misericordia las súplicas de tu pueblo, y en nuestro tiempo concédenos tu paz; por nuestro Señor Jesucristo, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

Dios todopoderoso, que después de la creación del mundo descansaste de todos tus trabajos, y santificaste un día de reposo para todas tus criaturas: Concede que nosotros, apartando toda ansiedad terrenal, nos dispongamos debidamente para el servicio de tu santuario, y que nuestro descanso aquí en la tierra sea una preparación para el reposo eterno en el cielo, que has prometido a tu pueblo; por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Oh Dios, autor de la paz y amante de la concordia, conocerte es vida eterna, y servirte, plena libertad: Defiende a estos tus humildes siervos de todos los asaltos de nuestros enemigos; para que, confiados en tu protección, no temamos la fuerza de ningún adversario; por el poder de Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Señor Jesucristo, tú extendiste tus brazos amorosos sobre el cruel madero de la cruz, para estrechar a todos los seres humanos en tu abrazo salvador: Revístenos con tu Espíritu de tal manera que, extendiendo nuestras manos en amor, llevemos a quienes no te conocen a reconocerte y amarte; por el honor de tu Nombre. Amén.

Puede seguir intercesiones y acciones de gracias

Oración de San Juan Crisóstomo

Dios todopoderoso, que nos diste la gracia para unirnos en este momento, a fin de ofrecerte nuestras súplicas en común; y que, por tu muy amado Hijo, nos prometiste que, cuando dos o tres se congregan en su Nombre, tú estarás en medio de ellos: Realiza ahora, Señor, nuestros deseos y peticiones como mejor nos convenga; y concédenos en este mundo el conocimiento de tu verdad y en el venidero, la vida eterna. Amén.

Bendigamos al Señor.

Demos gracias a Dios.

La gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo sean con todos nosotros, ahora y siempre. Amén. 2 Corintios 13:14

Completas

Completas 1

Oficio de Completas

El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y un perfecto fin. Amén.

Nuestro auxilio está en el Nombre del Señor;

Que hizo el cielo y la tierra.

Confesión

Dios todopoderoso, nuestro Padre celestial:

Hemos pecado contra ti,

por nuestra propia culpa,

por pensamiento, palabra y obra,

y por lo que hemos dejado de hacer.

Por amor de tu Hijo nuestro Señor Jesucristo,

perdona nuestras ofensas

y concédenos que te sirvamos

en novedad de vida,

para gloria de tu Nombre. Amén

Que el Dios todopoderoso nos conceda el perdón de todos nuestros pecados, y la gracia y fortaleza del Espíritu Santo. Amén.

Oh Dios, dígnate librarnos.

Señor, apresúrate a socorrernos.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. ¡Aleluya!

Salmo 4   Cum invocarem

Respóndeme cuando clamo, oh Dios de mi justicia; *

cuando estaba en angustia, tú me libraste;

ten misericordia de mí, y escucha mi oración.

“Mortales, ¿hasta cuándo volverán mi honra en infamia, *

amarán la vanidad, y buscarán la mentira?”

Sepan, pues, que el Señor ha escogido a los fieles para sí; *

el Señor oirá cuando yo a él clamare.

Tiemblen y no pequen; *

mediten en su corazón estando en su cama, y callen.

Ofrezcan sacrificios rectos, *

y confíen en el Señor.

Muchos son los que dicen: “¿Quién nos mostrará el bien?” *

Alza sobre nosotros, oh Señor, la luz de tu rostro.

Tú diste alegría a mi corazón, *

mayor que la de ellos cuando abundaba su grano y su mosto.

En paz me acostaré, y en seguida dormiré; *

porque sólo tú, oh Señor, me haces vivir seguro.

Salmo 134   Ecce nunc

Y ahora bendigan al Señor, siervos todos del Señor, *

los que de noche están de pie en la casa del Señor.

Eleven las manos hacia el santuario, y bendigan al Señor. *

El Señor que hizo los cielos y la tierra, te bendiga desde Sión.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: *

como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén.

Vengan a mí todos los que están trabajados y cargados, y yo los haré descansar. Lleven mi yugo sobre ustedes, y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallarán descanso para sus almas; porque mi yugo es fácil y ligera mi carga. San Mateo 11:28-30

Demos gracias a Dios.

Puede cantarse un himno adecuado para la noche.

En tus manos, oh Señor, encomiendo mi espíritu;

Tú me has redimido, oh Señor, Dios de verdad.

Guárdanos, oh Señor, como a la niña de tus ojos;

Escóndenos bajo la sombra de tus alas.

Señor, ten piedad.

Cristo, ten piedad.

Señor, ten piedad.

Padre nuestro que estás en el cielo,

santificado sea tu Nombre,

venga tu reino,

hágase tu voluntad,

en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día.

Perdona nuestras ofensas,

como también nosotros perdonamos

a los que nos ofenden.

No nos dejes caer en tentación

y líbranos del mal.

Señor, escucha nuestra oración.

Y llegue a ti nuestro clamor.

Visita, oh Señor, este lugar, y ahuyenta de él todas las asechanzas del enemigo; que tus santos ángeles moren con nosotros para preservarnos en paz; y que tu bendición sea siempre sobre nosotros; por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Oh Dios, tu providencia inagotable sustenta al mundo en que vivimos y aun nuestra propia vida: Vela, de día y de noche, por los que trabajan mientras otros duermen, y concede que jamás olvidemos que nuestra vida común depende de nuestras faenas mutuas; por Jesucristo

nuestro Señor. Amén.

Puede observarse una pausa, durante la cual se puede ofrecer intercesiones y acciones de gracias espontáneas.

Guíanos, Señor, despiertos, y guárdanos mientras dormimos; que despiertos velemos con Cristo, y dormidos descansemos en paz.

Ahora despides, Señor, a tu siervo, *

conforme a tu palabra, en paz.

Porque mis ojos han visto a tu Salvador, *

a quien has presentado ante todos los pueblos:

Luz para alumbrar a las naciones, *

y gloria de tu pueblo Israel.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: *

como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén.

Guíanos, Señor, despiertos, y guárdanos mientras dormimos; que despiertos velemos con Cristo, y dormidos descansemos en paz.

Bendigamos al Señor.

Demos gracias a Dios.

Que el Señor omnipotente y misericordioso: Padre, Hijo y Espíritu Santo, nos bendiga y nos guarde. Amén.

Vespertina, el Viernes de la cuarta semana de Epifanía

VespVierEpifIV

Oración Vespertina Diaria

Adoren al Señor en la hermosura de la santidad; tiemble delante de él toda la tierra. Salmo 96:9

Confesión de Pecado

Dios de misericordia, confesamos que hemos pecado contra ti por pensamiento, palabra y obra, por lo que hemos hecho y lo que hemos dejado de hacer. No te hemos amado con todo el corazón; no hemos amado a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Sincera y humildemente nos arrepentimos. Por amor de tu Hijo Jesucristo, ten piedad de nosotros y perdónanos; así tu voluntad será nuestra alegría y andaremos por tus caminos, para gloria de tu Nombre. Amén.

Dios omnipotente tenga misericordia de nosotros, perdone todos nuestros pecados por Jesucristo nuestro Señor, nos fortalezca en toda bondad y por el poder del Espíritu Santo, nos conserve en la vida eterna. Amén.

Oh Dios, dígnate librarnos.

Señor, apresúrate a socorrernos.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. ¡Aleluya!

Luz Alegrante   Phos hilaron

Luz alegrante,

claridad pura del sempiterno Padre celestial,

Jesucristo, santo y bendito:

Ahora que hemos llegado al ocaso del sol,

y nuestros ojos miran la luz vespertina,

te alabamos con himnos, oh Dios: Padre,

Hijo y Espíritu Santo.

Digno eres de ser alabado en todos los tiempos

con voces gozosas,

oh Hijo de Dios, Dador de la vida;

por tanto te glorifica el universo entero.

Salmo 73

¡Cuán bueno es Dios para con Israel, *

para con los limpios de corazón!

En cuanto a mí, casi resbalaron mis pies; *

casi tropecé y caí;

Porque tuve envidia de los arrogantes, *

al ver la prosperidad de los malvados;

Porque ellos no sufren ningún dolor, *

y sus cuerpos son sanos y hermosos.

No comparten el infortunio humano, *

ni sufren como los demás.

Por tanto, la soberbia les sirve de collar; *

y la violencia, como un manto, los envuelve.

Su iniquidad proviene de mentes crasas, *

y sus corazones rebosan de malos pensamientos.

Se mofan y hablan malicia; *

en su altanería amenazan con la opresión.

Con su boca retan al cielo, *

y su lengua recorre la tierra.

Por eso el pueblo los alaba, *

y no encuentra ninguna falta en ellos.

Dicen: “¿Cómo sabrá Dios? *

¿Hay conocimiento en el Altísimo?”

Así pues son los malvados; *

siempre seguros, acumulan riquezas.

En vano he limpiado mi corazón, *

y lavado mis manos en inocencia.

He sido azotado todo el día, *

y castigado todas las mañanas.

Si yo continuara hablando así, *

habría engañado a la generación de tus hijos.

Cuando traté de entender esto, *

me resultó muy difícil,

Hasta que entré en el santuario de Dios *

y comprendí el destino de ellos.

Ciertamente los has puesto en deslizaderos: *

los precipitas a la ruina.

¡Oh cuán de repente son asolados, *

se acaban y perecen de terror!

Como un sueño al despertar, oh Soberano mío, *

así haces desvanecer su imagen al levantarte.

Cuando se amargó mi mente, *

mi corazón sintió punzadas.

Yo era necio e ignorante; *

era como bestia en tu presencia.

Aún así yo siempre estoy contigo; *

me sostienes de la mano derecha.

Me guiarás según tu consejo, *

y después me recibirás en gloria.

¿A quién tengo yo en los cielos sino a ti?  *

Y fuera de ti nada deseo en la tierra.

Aunque mi carne y mi corazón desfallecieren, *

Dios es la fuerza de mi corazón y mi porción eterna.

Ciertamente perecerán los que te abandonan; *

tú destruyes a todos los que son infieles.

Pero es bueno para mí estar junto a Dios; *

he puesto mi esperanza en el Señor Dios.

Hablaré de todas tus obras, *

en las puertas de la ciudad de Sión.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo:

como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

San Marcos 9:2-13

Seis días después, Jesús se fue a un cerro alto llevándose solamente a Pedro, a Santiago y a Juan. Allí, delante de ellos, cambió la apariencia de Jesús. Su ropa se volvió brillante y más blanca de lo que nadie podría dejarla por mucho que la lavara. Y vieron a Elías y a Moisés, que estaban conversando con Jesús. Pedro le dijo a Jesús: “Maestro, ¡qué bien que estemos aquí! Vamos a hacer tres chozas: una para ti, otra para Moisés y otra para Elías.” Es que los discípulos estaban asustados, y Pedro no sabía qué decir. En esto, apareció una nube y se posó sobre ellos. Y de la nube salió una voz, que dijo: “Este es mi Hijo amado: escúchenlo.” Al momento, cuando miraron alrededor, ya no vieron a nadie con ellos, sino a Jesús solo. Mientras bajaban del cerro, Jesús les encargó que no contaran a nadie lo que habían visto, hasta que el Hijo del hombre hubiera resucitado. Por esto guardaron el secreto entre ellos, aunque se preguntaban qué sería eso de resucitar. Le preguntaron a Jesús: “¿Por qué dicen los maestros de la ley que Elías ha de venir primero?” Él les contestó: “Es cierto que Elías viene primero, y que él lo arreglará todo. ¿Y por qué dicen las Escrituras que el Hijo del hombre ha de sufrir y ser despreciado? Pero yo les digo que Elías ya vino, y que ellos hicieron con él todo lo que quisieron, como dicen las Escrituras que le había de suceder.”

Cántico de Simeón    Nunc dimittis

San Lucas 2:29-32

Ahora despides, Señor, a tu siervo, *

conforme a tu palabra, en paz.

Porque mis ojos han visto a tu Salvador, *

a quien has presentado ante todos los pueblos:

Luz para alumbrar a las naciones, *

y gloria de tu pueblo Israel.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: *

como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Credo de los Apóstoles

Creo en Dios Padre todopoderoso,

creador del cielo y de la tierra.

Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor.

Fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo

y nació de la Virgen María.

Padeció bajo el poder de Poncio Pilato.

Fue crucificado, muerto y sepultado.

Descendió a los infiernos.

Al tercer día resucitó de entre los muertos.

Subió a los cielos,

y está sentado a la diestra de Dios Padre.

Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos.

Creo en el Espíritu Santo,

la santa Iglesia católica,

la comunión de los santos,

el perdón de los pecados,

la resurrección de los muertos,

y la vida eterna. Amén.

Plegarias

Padre nuestro que estás en el cielo,

santificado sea tu Nombre,

venga tu reino,

hágase tu voluntad,

en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día.

Perdona nuestras ofensas,

como también nosotros perdonamos

a los que nos ofenden.

No nos dejes caer en tentación

y líbranos del mal.

Porque tuyo es el reino,

tuyo es el poder,

y tuya es la gloria,

ahora y por siempre. Amén.

B

V. Que esta noche sea santa, buena y pacífica,

R. Te rogamos, Señor.

V. Que tus santos ángeles nos conduzcan por los senderos de paz y de benevolencia,

R. Te rogamos, Señor.

V. Que nos perdones y absuelvas de nuestros pecados y ofensas,

R. Te rogamos, Señor.

V. Que haya paz para tu Iglesia y para todo el mundo,

R. Te rogamos, Señor.

V. Que partamos de esta vida en tu fe y temor, y no seamos condenados ante el gran tribunal de Cristo.

R. Te rogamos, Señor.

V. Que tu Espíritu Santo nos una en la comunión de todos tus santos, encomendándonos los unos a los otros y toda nuestra vida a Cristo,

R. Te rogamos, Señor.

Señor Jesucristo, por tu muerte quitaste el aguijón de la muerte: Concede a tus siervos que caminemos de tal modo en la fe hacia el lugar a donde tú nos has precedido, que al fin durmamos apaciblemente en ti, y despertemos a tu semejanza; por amor de tu tierna misericordia. Amén.

Dios todopoderoso y eterno, tú riges todas las cosas tanto en el cielo como en la tierra: Escucha con misericordia las súplicas de tu pueblo, y en nuestro tiempo concédenos tu paz; por nuestro Señor Jesucristo, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

Oh Dios, tú eres la vida de los que viven, la luz de los fieles, la fortaleza de los que trabajan, y el descanso de los muertos: Te damos gracias por las bendiciones del día que termina, y humildemente te suplicamos nos des tu protección durante la noche que comienza. Llévanos en seguridad hasta las horas del alba; por aquél que murió y resucitó por nosotros, tu Hijo nuestro Salvador Jesucristo. Amén.

Quédate con nosotros, Señor Jesús, ahora que la noche se acerca y ha pasado el día. Sé nuestro compañero en el camino, enciende nuestros corazones, y despierta la esperanza, para que te conozcamos tal como te revelas en las Escrituras y en la fracción del pan. Concede esto por amor de tu Nombre. Amén.

Vela, oh amantísimo Señor, con los que trabajan, o velan, o lloran esta noche. A tus ángeles manda que guarden a los que duermen. Cuida a los enfermos, Cristo Señor; otorga reposo a los cansados, bendice a los moribundos, consuela a los que sufren, compadécete de los afligidos, escuda a los gozosos. Todo esto te pedimos por tu gran amor. Amén.

Puede seguir intercesiones y acciones de gracias.

Acción de Gracias en General

Dios omnipotente, Padre de toda misericordia, nosotros, indignos siervos tuyos, humildemente te damos gracias por todo tu amor y benignidad a nosotros y a todos los seres humanos. Te bendecimos por nuestra creación, preservación y todas las bendiciones de esta vida; pero sobre todo por tu amor inmensurable en la redención del mundo por nuestro Señor Jesucristo; por los medios de gracia, y la esperanza de gloria. Y te suplicamos nos hagas conscientes de tus bondades de tal manera que, con un corazón verdaderamente agradecido, proclamemos tus alabanzas, no sólo con nuestros labios, sino también con nuestras vidas, entregándonos a tu servicio y caminando en tu presencia, en santidad y justicia, todos los días de nuestra vida; por Jesucristo nuestro Señor, a quien, contigo y el Espíritu Santo, sea todo honor y gloria, por los siglos de los siglos. Amén.

Bendigamos al Señor.

Demos gracias a Dios.

Gloria a Dios, cuyo poder, actuando en nosotros, puede realizar todas las cosas infinitamente mejor de lo que podemos pedir o pensar: Gloria a él en la Iglesia de generación en generación, y en Cristo Jesús por los siglos de los siglos. Amén. Efesios 3:20, 21

Mediodía

Mediodía 1

Oficio para el Mediodía

Oh Dios, dígnate librarnos.

Señor, apresúrate a socorrernos.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. ¡Aleluya!

Salmo 119    Lucerna pedibus meis

Lámpara es a mis pies tu palabra, *

y lumbrera en mi camino.

He jurado y estoy resuelto *

a guardar tus rectos juicios.

Afligido estoy en gran manera; *

vivifícame, oh Señor, conforme a tu palabra.

Acepta, oh Señor, la ofrenda voluntaria de mis labios, *

y enséñame tus juicios.

Mi vida está siempre en peligro; *

por tanto no olvido tu ley.

Me tendieron lazo los malvados, *

pero yo no me desvié de tus mandamientos.

Son tus decretos mi herencia eterna, *

en verdad, el gozo de mi corazón.

Mi corazón incliné a cumplir tus estatutos, *

eternamente y hasta el fin.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: *

como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén.

El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado. Romanos 5:5

Demos gracias a Dios.

Señor, ten piedad.

Cristo, ten piedad.

Señor, ten piedad.

Padre nuestro que estás en el cielo,

santificado sea tu Nombre,

venga tu reino,

hágase tu voluntad,

en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día.

Perdona nuestras ofensas,

como también nosotros perdonamos

a los que nos ofenden.

No nos dejes caer en tentación

y líbranos del mal.

Señor, escucha nuestra oración;

Y llegue a ti nuestro clamor.

Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles, “La paz les dejo, mi paz les doy”: No mires nuestros pecados sino la fe de tu Iglesia; y concédenos la paz y la unidad de esa Ciudad celestial; donde con el Padre y el Espíritu Santo tú vives y reinas ahora y por siempre. Amén.

Se puede ofrecer intercesiones libres.

Bendigamos al Señor.

Demos gracias a Dios.

Matutina, el Viernes de la cuarta semana de Epifanía

MatVierEpifIV

Oración Matutina Diaria

Andarán las naciones a tu luz, y los reyes al resplandor de tu nacimiento Isaías 60:3

Invitatorio y Salterio

Señor, abre nuestros labios.

Y nuestra boca proclamará tu alabanza.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. ¡Aleluya!

El Señor ha manifestado su gloria: vengan y adorémosle.

Venite    Salmo 95:1-7

Vengan, cantemos alegremente al Señor; *

aclamemos con júbilo a la Roca que nos salva.

Lleguemos ante su presencia con alabanza,  *

vitoreándole con cánticos;

Porque el Señor es Dios grande, *

y Rey grande sobre todos los dioses.

En su mano están las profundidades de la tierra, *

y las alturas de los montes son suyas.

Suyo el mar, pues él lo hizo, *

y sus manos formaron la tierra seca.

Vengan, adoremos y postrémonos; *

arrodillémonos delante del Señor nuestro Hacedor;

Porque él es nuestro Dios;

nosotros el pueblo de su dehesa, y ovejas de su mano. *

¡Ojalá escuchen hoy su voz!

Salmo 69

Sálvame, oh Dios, *

porque me llegan las aguas al cuello.

Me estoy hundiendo en cieno profundo, *

donde no puedo apoyar los pies.

He entrado en aguas profundas, *

y el torrente me ha anegado.

Cansado estoy de gritar; mi garganta se ha enronquecido; *

han desfallecido mis ojos de tanto aguardar a mi Dios.

Más que los cabellos de mi cabeza son los que me odian sin razón,

más poderosas que yo son las mentiras de mis enemigos.  *

¿He de pagar lo que no robé?

Oh Dios, tú conoces mi insensatez, *

y mis delitos no te son ocultos.

No sean avergonzados por causa mía los que en ti confían, Señor Dios de los ejércitos; *

no sean deshonrados por mí los que te buscan,

oh Dios de Israel.

Ciertamente por amor a ti he sufrido afrenta; *

la vergüenza ha cubierto mi rostro.

Extranjero he llegado a ser para mis propios hermanos, *

forastero para los hijos de mi madre.

Me consumió el celo de tu casa; *

las ofensas de los que te insultaban cayeron sobre mí.

Me humillé con ayunos, *

mas esto me ha sido por afrenta.

Me vestí además de luto, *

y vine a serles como proverbio.

Murmuran contra mí los que se sientan a la puerta, *

y me zahieren en sus canciones los borrachos.

Pero yo oro a ti, oh Señor, *

en el tiempo que has fijado:

“Oh Dios, por la abundancia de tu misericordia, *

respóndeme con tu inagotable socorro.

Sálvame del cieno, que no me hunda, *

líbrame de los que me odian y de las aguas profundas.

Que no me anegue el torrente, y no me trague el abismo; *

que no se cierre el pozo sobre mí.

Respóndeme, oh Señor, porque benigna es tu misericordia; *

por tu gran compasión, vuélvete hacia mí”.

“No escondas de tu siervo tu rostro; *

apresúrate, respóndeme, porque estoy angustiado.

Acércate y redímeme; *

a causa de mis enemigos, líbrame.

Tú sabes mi afrenta, mi vergüenza y mi oprobio; *

bajo tu mirada están todos mis adversarios”.

La afrenta me destroza el corazón, y no puede ser sanado; *

busqué compasión, y no la encontré, consoladores, y ninguno hallé.

Me pusieron hiel por comida, *

y en mi sed me dieron a beber vinagre.

Por mi parte, estoy afligido y en dolor; *

tu socorro, oh Dios, me pondrá en lo alto.

Alabaré el Nombre de Dios con cánticos, *

proclamaré su grandeza con acción de gracias.

Esto agradará al Señor más que sacrificio de bueyes, *

más que becerros con cuernos y pezuñas.

Lo verán los afligidos, y se alegrarán; *

ustedes que buscan a Dios, avivarán sus corazones;

Porque el Señor escucha a los menesterosos, *

y no desprecia a sus prisioneros.

Alábenle los cielos y la tierra, *

los mares y cuanto se mueve en ellos;

Porque Dios salvará a Sión, y reconstruirá las ciudades de Judá; *

los desterrados volverán allí y la poseerán.

La descendencia de sus siervos la heredará, *

y los que aman su Nombre habitarán en ella.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: *

como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Las Lecciones

Isaías 56:1-8

El Señor dice: 

“Practiquen la justicia, 

hagan lo que es recto, 

porque pronto voy a llevar a cabo la liberación; 

voy a mostrar mi poder salvador. 

Dichoso el hombre que sigue estos mandatos 

y los cumple con fidelidad, 

que respeta el sábado y no lo profana, 

que tiene buen cuidado de no hacer nada malo.” 

Si un extranjero se entrega al Señor, 

no debe decir: 

“El Señor me tendrá separado de su pueblo.” 

Ni tampoco el eunuco debe decir: 

“Yo soy un árbol seco.” 

Porque el Señor dice: 

“Si los eunucos respetan mis sábados, 

y si cumplen mi voluntad 

y se mantienen firmes en mi alianza, 

yo les daré algo mejor que hijos e hijas; 

les concederé que su nombre quede grabado para siempre 

en mi templo, dentro de mis muros; 

les daré un nombre eterno, 

que nunca será borrado. 

Y a los extranjeros que se entreguen a mí, 

para servirme y amarme, 

para ser mis siervos, 

si respetan el sábado y no lo profanan 

y se mantienen firmes en mi alianza, 

yo los traeré a mi monte sagrado 

y los haré felices en mi casa de oración. 

Yo aceptaré en mi altar sus holocaustos y sacrificios, 

porque mi casa será declarada 

casa de oración para todos los pueblos. 

Yo haré que vuelvan y se reúnan 

los que aún están en el destierro.” 

Esto lo afirma el Señor, 

que hace que vuelvan a reunirse 

los israelitas que estaban dispersos.

Segundo Cántico de Isaías    Quaerite Dominum

Isaías 55:6-11

Busquen al Señor mientras se deja encontrar; *

llámenle mientras se acerca.

Dejen los malos su camino, *

y los inicuos sus pensamientos.

Vuélvanse al Señor, y tendrá compasión de ellos, *

a nuestro Dios, porque es rico en perdón.

Pues mis pensamientos no son sus pensamientos, *

ni sus caminos, mis caminos, dice el Señor.

Porque así como los cielos son más altos que la tierra, *

así mis caminos son más altos que sus caminos,

y mis pensamientos más que sus pensamientos.

Como la lluvia y la nieve descienden del firmamento, *

y no vuelven allá sin empapar la tierra,

Haciéndola germinar y crecer, *

y produciendo simiente al sembrador y pan al que come,

Así será mi palabra, la que sale de mi boca: *

no regresará a mi vacía;

Sino que realizará mi propósito, *

y cumplirá aquello para lo cual la envié.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: *

como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Gálatas 5:16-24

Por lo tanto, digo: Vivan según el Espíritu, y no busquen satisfacer sus propios malos deseos. Porque los malos deseos están en contra del Espíritu, y el Espíritu está en contra de los malos deseos. El uno está en contra de los otros, y por eso ustedes no pueden hacer lo que quisieran. Pero si el Espíritu los guía, entonces ya no estarán sometidos a la ley. Es fácil ver lo que hacen quienes siguen los malos deseos: cometen inmoralidades sexuales, hacen cosas impuras y viciosas,  adoran ídolos y practican la brujería. Mantienen odios, discordias y celos. Se enojan fácilmente, causan rivalidades, divisiones y partidismos. Son envidiosos, borrachos, glotones y otras cosas parecidas. Les advierto a ustedes, como ya antes lo he hecho, que los que así se portan no tendrán parte en el reino de Dios. En cambio, lo que el Espíritu produce es amor, alegría, paz, paciencia, amabilidad, bondad, fidelidad, humildad y dominio propio. Contra tales cosas no hay ley. Y los que son de Cristo Jesús, ya han crucificado la naturaleza del hombre pecador junto con sus pasiones y malos deseos.

Cántico al Cordero    Dignus es

Apocalipsis 4:11; 5:9-10, 13

Digno es, Señor nuestro Dios, *

atribuirte la gloria, el honor y el poder;

Porque tú has creado el universo, *

y por tu voluntad existió y fue creado.

Y digno es atribuir lo mismo a ti, Cordero inmolado, *

porque con tu sangre compraste para Dios,

De toda raza, lengua, pueblo y nación, *

un reino de sacerdotes para servir a nuestro Dios.

Por tanto, al que está sentado en el trono, *

y a Cristo el Cordero,

Sean adoración y honor, gloria y señorío, *

por los siglos de los siglos. Amén.

<b>Credo de los Apóstoles</b>

Creo en Dios Padre todopoderoso,

creador del cielo y de la tierra.

Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor.

Fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo

y nació de la Virgen María.

Padeció bajo el poder de Poncio Pilato.

Fue crucificado, muerto y sepultado.

Descendió a los infiernos.

Al tercer día resucitó de entre los muertos.

Subió a los cielos,

y está sentado a la diestra de Dios Padre.

Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos.

Creo en el Espíritu Santo,

la santa Iglesia católica,

la comunión de los santos,

el perdón de los pecados,

la resurrección de los muertos,

y la vida eterna. Amén.

Plegarias

Padre nuestro que estás en el cielo,

santificado sea tu Nombre,

venga tu reino,

hágase tu voluntad,

en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día.

Perdona nuestras ofensas,

como también nosotros perdonamos

a los que nos ofenden.

No nos dejes caer en tentación

y líbranos del mal.

Porque tuyo es el reino,

tuyo es el poder,

y tuya es la gloria,

ahora y por siempre. Amén.

A

V. Señor, muéstranos tu misericordia;

R. Y concédenos tu salvación.

V. Reviste a tus ministros de justicia;

R. Que cante tu pueblo de júbilo.

V. Establece, Señor, la paz en todo el mundo;

R. Porque sólo en ti vivimos seguros.

V. Protege, Señor, a esta nación;

R. Y guíanos por la senda de justicia y de verdad.

V. Que se conozcan en la tierra tus caminos;

R. Y entre los pueblos tu salvación.

V. Señor, que no se olvide a los necesitados;

R. Ni se arranque la esperanza a los pobres.

V. Señor, crea en nosotros un corazón limpio;

R. Y susténtanos con tu Santo Espíritu.

Dios todopoderoso y eterno, tú riges todas las cosas tanto en el cielo como en la tierra: Escucha con misericordia las súplicas de tu pueblo, y en nuestro tiempo concédenos tu paz; por nuestro Señor Jesucristo, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

Dios todopoderoso, cuyo muy amado Hijo no ascendió al gozo de tu presencia sin antes padecer, ni entró en gloria sin antes ser crucificado: Concédenos, por tu misericordia, que nosotros, caminando por la vía de la cruz, encontremos que ésta es la vía de la vida y de la paz; por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Oh Dios, autor de la paz y amante de la concordia, conocerte es vida eterna, y servirte, plena libertad: Defiende a estos tus humildes siervos de todos los asaltos de nuestros enemigos; para que, confiados en tu protección, no temamos la fuerza de ningún adversario; por el poder de Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Señor Jesucristo, tú extendiste tus brazos amorosos sobre el cruel madero de la cruz, para estrechar a todos los seres humanos en tu abrazo salvador: Revístenos con tu Espíritu de tal manera que, extendiendo nuestras manos en amor, llevemos a quienes no te conocen a reconocerte y amarte; por el honor de tu Nombre. Amén.

Puede seguir intercesiones y acciones de gracias

Oración de San Juan Crisóstomo

Dios todopoderoso, que nos diste la gracia para unirnos en este momento, a fin de ofrecerte nuestras súplicas en común; y que, por tu muy amado Hijo, nos prometiste que, cuando dos o tres se congregan en su Nombre, tú estarás en medio de ellos: Realiza ahora, Señor, nuestros deseos y peticiones como mejor nos convenga; y concédenos en este mundo el conocimiento de tu verdad y en el venidero, la vida eterna. Amén.

Bendigamos al Señor.

Demos gracias a Dios.

La gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo sean con todos nosotros, ahora y siempre. Amén. 2 Corintios 13:14

Completas

Completas 2

Oficio de Completas

El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y un perfecto fin. Amén.

Nuestro auxilio está en el Nombre del Señor;

Que hizo el cielo y la tierra.

Confesión

Dios todopoderoso, nuestro Padre celestial:

Hemos pecado contra ti,

por nuestra propia culpa,

por pensamiento, palabra y obra,

y por lo que hemos dejado de hacer.

Por amor de tu Hijo nuestro Señor Jesucristo,

perdona nuestras ofensas

y concédenos que te sirvamos

en novedad de vida,

para gloria de tu Nombre. Amén

Que el Dios todopoderoso nos conceda el perdón de todos nuestros pecados, y la gracia y fortaleza del Espíritu Santo. Amén.

Oh Dios, dígnate librarnos.

Señor, apresúrate a socorrernos.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. ¡Aleluya!

Salmo 4   Cum invocarem

Respóndeme cuando clamo, oh Dios de mi justicia; *

cuando estaba en angustia, tú me libraste;

ten misericordia de mí, y escucha mi oración.

“Mortales, ¿hasta cuándo volverán mi honra en infamia, *

amarán la vanidad, y buscarán la mentira?”

Sepan, pues, que el Señor ha escogido a los fieles para sí; *

el Señor oirá cuando yo a él clamare.

Tiemblen y no pequen; *

mediten en su corazón estando en su cama, y callen.

Ofrezcan sacrificios rectos, *

y confíen en el Señor.

Muchos son los que dicen: “¿Quién nos mostrará el bien?” *

Alza sobre nosotros, oh Señor, la luz de tu rostro.

Tú diste alegría a mi corazón, *

mayor que la de ellos cuando abundaba su grano y su mosto.

En paz me acostaré, y en seguida dormiré; *

porque sólo tú, oh Señor, me haces vivir seguro.

Salmo 134   Ecce nunc

Y ahora bendigan al Señor, siervos todos del Señor, *

los que de noche están de pie en la casa del Señor.

Eleven las manos hacia el santuario, y bendigan al Señor. *

El Señor que hizo los cielos y la tierra, te bendiga desde Sión.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: *

como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén.

Vengan a mí todos los que están trabajados y cargados, y yo los haré descansar. Lleven mi yugo sobre ustedes, y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallarán descanso para sus almas; porque mi yugo es fácil y ligera mi carga. San Mateo 11:28-30

Demos gracias a Dios.

Puede cantarse un himno adecuado para la noche.

En tus manos, oh Señor, encomiendo mi espíritu;

Tú me has redimido, oh Señor, Dios de verdad.

Guárdanos, oh Señor, como a la niña de tus ojos;

Escóndenos bajo la sombra de tus alas.

Señor, ten piedad.

Cristo, ten piedad.

Señor, ten piedad.

Padre nuestro que estás en el cielo,

santificado sea tu Nombre,

venga tu reino,

hágase tu voluntad,

en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día.

Perdona nuestras ofensas,

como también nosotros perdonamos

a los que nos ofenden.

No nos dejes caer en tentación

y líbranos del mal.

Señor, escucha nuestra oración.

Y llegue a ti nuestro clamor.

Visita, oh Señor, este lugar, y ahuyenta de él todas las asechanzas del enemigo; que tus santos ángeles moren con nosotros para preservarnos en paz; y que tu bendición sea siempre sobre nosotros; por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Oh Dios, tu providencia inagotable sustenta al mundo en que vivimos y aun nuestra propia vida: Vela, de día y de noche, por los que trabajan mientras otros duermen, y concede que jamás olvidemos que nuestra vida común depende de nuestras faenas mutuas; por Jesucristo

nuestro Señor. Amén.

Puede observarse una pausa, durante la cual se puede ofrecer intercesiones y acciones de gracias espontáneas.

Guíanos, Señor, despiertos, y guárdanos mientras dormimos; que despiertos velemos con Cristo, y dormidos descansemos en paz.

Ahora despides, Señor, a tu siervo, *

conforme a tu palabra, en paz.

Porque mis ojos han visto a tu Salvador, *

a quien has presentado ante todos los pueblos:

Luz para alumbrar a las naciones, *

y gloria de tu pueblo Israel.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: *

como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén.

Guíanos, Señor, despiertos, y guárdanos mientras dormimos; que despiertos velemos con Cristo, y dormidos descansemos en paz.

Bendigamos al Señor.

Demos gracias a Dios.

Que el Señor omnipotente y misericordioso: Padre, Hijo y Espíritu Santo, nos bendiga y nos guarde. Amén.

Vespertina, el Jueves de la cuarta semana de Epifanía

Get Thee Behind Me, Satan by James Tissot

Oración Vespertina Diaria

Gracia y paz a ustedes, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo. Filipenses 1:2

Confesión de Pecado

Dios de misericordia, confesamos que hemos pecado contra ti por pensamiento, palabra y obra, por lo que hemos hecho y lo que hemos dejado de hacer. No te hemos amado con todo el corazón; no hemos amado a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Sincera y humildemente nos arrepentimos. Por amor de tu Hijo Jesucristo, ten piedad de nosotros y perdónanos; así tu voluntad será nuestra alegría y andaremos por tus caminos, para gloria de tu Nombre. Amén.

Dios omnipotente tenga misericordia de nosotros, perdone todos nuestros pecados por Jesucristo nuestro Señor, nos fortalezca en toda bondad y por el poder del Espíritu Santo, nos conserve en la vida eterna. Amén.

Oh Dios, dígnate librarnos.

Señor, apresúrate a socorrernos.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. ¡Aleluya!

Luz Alegrante   Phos hilaron

Luz alegrante,

claridad pura del sempiterno Padre celestial,

Jesucristo, santo y bendito:

Ahora que hemos llegado al ocaso del sol,

y nuestros ojos miran la luz vespertina,

te alabamos con himnos, oh Dios: Padre,

Hijo y Espíritu Santo.

Digno eres de ser alabado en todos los tiempos

con voces gozosas,

oh Hijo de Dios, Dador de la vida;

por tanto te glorifica el universo entero.

Salmo 74

¿Por qué, oh Dios, nos has desechado para siempre? *

¿Por qué se ha encendido tu ira

contra las ovejas de tu prado?

Acuérdate de tu congregación,

que adquiriste desde tiempos antiguos, *

de la tribu que redimiste para herencia tuya,

y del monte Sión donde pusiste tu morada.

Vuelve tus pasos hacia las ruinas interminables; *

el enemigo ha arrasado del todo tu santuario.

Rugieron tus adversarios en medio de tus asambleas; *

plantaron sus estandartes en señal de victoria.

Eran como los que levantan el hacha en medio del bosque; *

con hachuelas y martillos quebraron todas tus entalladuras.

Han puesto fuego a tu santuario; *

han profanado la morada de tu

Nombre, echándola por tierra.

Dijeron en su corazón: “Destruyámoslos por completo”.  *

Han quemado todas las asambleas de Dios en la tierra.

Para nosotros no hay señales que podamos ver;

ya no queda ningún profeta; *

ninguno entre nosotros sabe hasta cuándo.

¿Hasta cuándo, oh Dios, nos afrentará el adversario? *

¿Ha de blasfemar el enemigo perpetuamente tu Nombre?

¿Por qué retraes tu mano?  *

¿Por qué escondes tu diestra en el pecho?

Empero, oh Dios, tú eres mi Rey desde tiempo antiguo, *

victorioso en medio de la tierra.

Dividiste el mar con tu poder; *

quebrantaste la cabeza del dragón sobre las aguas.

Tú aplastaste las cabezas de Leviatán; *

lo diste por comida a los moradores del desierto.

Tú hendiste manantiales y torrentes; *

secaste ríos inagotables.

Tuyo es el día, tuya también la noche; *

tú estableciste la luna y el sol.

Tú fijaste todos los linderos de la tierra; *

el verano y el invierno tú los formaste.

Acuérdate, oh Señor, de cómo el enemigo se ha burlado, *

de cómo un pueblo insensato ha despreciado tu Nombre.

No entregues a las fieras la vida de tu paloma; *

no olvides jamás la vida de tus afligidos.

Considera tu pacto; *

los lugares tenebrosos de la tierra

son madrigueras de violencia.

No vuelva avergonzado el oprimido; *

que el pobre y el menesteroso alaben tu Nombre.

Levántate, oh Dios; aboga tu causa; *

acuérdate de cómo el insensato te ultraja todo el día.

No olvides el clamor de tus adversarios, *

el tumulto inagotable de los que se rebelan contra ti.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: *

como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

San Marcos 8:27 – 9:1

Después de esto, Jesús y sus discípulos fueron a las aldeas de la región de Cesarea de Filipo. En el camino, Jesús preguntó a sus discípulos: “¿Quién dice la gente que soy yo?” Ellos contestaron: “Algunos dicen que eres Juan el Bautista, otros dicen que eres Elías, y otros dicen que eres uno de los profetas.” “Y ustedes, ¿quién dicen que soy?” les preguntó. Pedro le respondió: “Tú eres el Mesías.” Pero Jesús les ordenó que no hablaran de él a nadie. Jesús comenzó a enseñarles que el Hijo del hombre tendría que sufrir mucho, y que sería rechazado por los ancianos, por los jefes de los sacerdotes y por los maestros de la ley. Les dijo que lo iban a matar, pero que resucitaría a los tres días. Esto se lo advirtió claramente. Entonces Pedro lo llevó aparte y comenzó a reprenderlo. Pero Jesús se volvió, miró a los discípulos y reprendió a Pedro, diciéndole: “¡Apártate de mí, Satanás! Tú no ves las cosas como las ve Dios, sino como las ven los hombres.” Luego Jesús llamó a sus discípulos y a la gente, y dijo: “Si alguno quiere ser discípulo mío, olvídese de sí mismo, cargue con su cruz y sígame. Porque el que quiera salvar su vida, la perderá; pero el que pierda la vida por causa mía y por aceptar el evangelio, la salvará. ¿De qué le sirve al hombre ganar el mundo entero, si pierde la vida? O también, ¿cuánto podrá pagar el hombre por su vida? Pues si alguno se avergüenza de mí y de mi mensaje delante de esta gente infiel y pecadora, también el Hijo del hombre se avergonzará de él cuando venga con la gloria de su Padre y con los santos ángeles.” Jesús también les dijo: “Les aseguro que algunos de los que están aquí presentes no morirán hasta que vean el reino de Dios llegar con poder.”

Cántico de María    Magnificat

San Lucas 1:46-55

Proclama mi alma la grandeza del Señor,

se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador, *

porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, *

porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí;

su Nombre es santo.

Su misericordia llega a sus fieles, *

de generación en generación.

El hace proezas con su brazo; *

dispersa a los soberbios de corazón.

Derriba del trono a los poderosos, *

y enaltece a los humildes.

A los hambrientos los colma de bienes, *

y a los ricos despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo, *

acordándose de la misericordia,

Como lo había prometido a nuestros padres, *

en favor de Abrahán y su descendencia para siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: *

como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Credo de los Apóstoles

Creo en Dios Padre todopoderoso,

creador del cielo y de la tierra.

Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor.

Fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo

y nació de la Virgen María.

Padeció bajo el poder de Poncio Pilato.

Fue crucificado, muerto y sepultado.

Descendió a los infiernos.

Al tercer día resucitó de entre los muertos.

Subió a los cielos,

y está sentado a la diestra de Dios Padre.

Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos.

Creo en el Espíritu Santo,

la santa Iglesia católica,

la comunión de los santos,

el perdón de los pecados,

la resurrección de los muertos,

y la vida eterna. Amén.

Plegarias

Padre nuestro que estás en el cielo,

santificado sea tu Nombre,

venga tu reino,

hágase tu voluntad,

en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día.

Perdona nuestras ofensas,

como también nosotros perdonamos

a los que nos ofenden.

No nos dejes caer en tentación

y líbranos del mal.

Porque tuyo es el reino,

tuyo es el poder,

y tuya es la gloria,

ahora y por siempre. Amén.

B

V. Que esta noche sea santa, buena y pacífica,

R. Te rogamos, Señor.

V. Que tus santos ángeles nos conduzcan por los senderos de paz y de benevolencia,

R. Te rogamos, Señor.

V. Que nos perdones y absuelvas de nuestros pecados y ofensas,

R. Te rogamos, Señor.

V. Que haya paz para tu Iglesia y para todo el mundo,

R. Te rogamos, Señor.

V. Que partamos de esta vida en tu fe y temor, y no seamos condenados ante el gran tribunal de Cristo.

R. Te rogamos, Señor.

V. Que tu Espíritu Santo nos una en la comunión de todos tus santos, encomendándonos los unos a los otros y toda nuestra vida a Cristo,

R. Te rogamos, Señor.

Dios todopoderoso y eterno, tú riges todas las cosas tanto en el cielo como en la tierra: Escucha con misericordia las súplicas de tu pueblo, y en nuestro tiempo concédenos tu paz; por nuestro Señor Jesucristo, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

Oh Dios, tú eres la vida de los que viven, la luz de los fieles, la fortaleza de los que trabajan, y el descanso de los muertos: Te damos gracias por las bendiciones del día que termina, y humildemente te suplicamos nos des tu protección durante la noche que comienza. Llévanos en seguridad hasta las horas del alba; por aquél que murió y resucitó por nosotros, tu Hijo nuestro Salvador Jesucristo. Amén.

Quédate con nosotros, Señor Jesús, ahora que la noche se acerca y ha pasado el día. Sé nuestro compañero en el camino, enciende nuestros corazones, y despierta la esperanza, para que te conozcamos tal como te revelas en las Escrituras y en la fracción del pan. Concede esto por amor de tu Nombre. Amén.

Vela, oh amantísimo Señor, con los que trabajan, o velan, o lloran esta noche. A tus ángeles manda que guarden a los que duermen. Cuida a los enfermos, Cristo Señor; otorga reposo a los cansados, bendice a los moribundos, consuela a los que sufren, compadécete de los afligidos, escuda a los gozosos. Todo esto te pedimos por tu gran amor. Amén.

Puede seguir intercesiones y acciones de gracias.

Acción de Gracias en General

Dios omnipotente, Padre de toda misericordia, nosotros, indignos siervos tuyos, humildemente te damos gracias por todo tu amor y benignidad a nosotros y a todos los seres humanos. Te bendecimos por nuestra creación, preservación y todas las bendiciones de esta vida; pero sobre todo por tu amor inmensurable en la redención del mundo por nuestro Señor Jesucristo; por los medios de gracia, y la esperanza de gloria. Y te suplicamos nos hagas conscientes de tus bondades de tal manera que, con un corazón verdaderamente agradecido, proclamemos tus alabanzas, no sólo con nuestros labios, sino también con nuestras vidas, entregándonos a tu servicio y caminando en tu presencia, en santidad y justicia, todos los días de nuestra vida; por Jesucristo nuestro Señor, a quien, contigo y el Espíritu Santo, sea todo honor y gloria, por los siglos de los siglos. Amén.

Bendigamos al Señor.

Demos gracias a Dios.

Gloria a Dios, cuyo poder, actuando en nosotros, puede realizar todas las cosas infinitamente mejor de lo que podemos pedir o pensar: Gloria a él en la Iglesia de generación en generación, y en Cristo Jesús por los siglos de los siglos. Amén. Efesios 3:20, 21

Mediodía

Mediodía 2

Oficio para el Mediodía

Oh Dios, dígnate librarnos.

Señor, apresúrate a socorrernos.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. ¡Aleluya!

Salmo 119 Lucerna pedibus meis

Lámpara es a mis pies tu palabra, *

y lumbrera en mi camino.

He jurado y estoy resuelto *

a guardar tus rectos juicios.

Afligido estoy en gran manera; *

vivifícame, oh Señor, conforme a tu palabra.

Acepta, oh Señor, la ofrenda voluntaria de mis labios, *

y enséñame tus juicios.

Mi vida está siempre en peligro; *

por tanto no olvido tu ley.

Me tendieron lazo los malvados, *

pero yo no me desvié de tus mandamientos.

Son tus decretos mi herencia eterna, *

en verdad, el gozo de mi corazón.

Mi corazón incliné a cumplir tus estatutos, *

eternamente y hasta el fin.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: *

como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén.

El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado. Romanos 5:5

Demos gracias a Dios.

Señor, ten piedad.

Cristo, ten piedad.

Señor, ten piedad.

Padre nuestro que estás en el cielo,

santificado sea tu Nombre,

venga tu reino,

hágase tu voluntad,

en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día.

Perdona nuestras ofensas,

como también nosotros perdonamos

a los que nos ofenden.

No nos dejes caer en tentación

y líbranos del mal.

Señor, escucha nuestra oración;

Y llegue a ti nuestro clamor.

Padre celestial, envía tu Santo Espíritu a nuestros corazones, para que nos dirija y gobierne según tu voluntad, nos consuele en todas nuestras aflicciones, nos defienda de todo error, y nos conduzca a toda verdad; por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Se puede ofrecer intercesiones libres.

Bendigamos al Señor.

Demos gracias a Dios.

Matutina, el Jueves de la cuarta semana de Epifanía

MatJuevEpifIV

Oración Matutina Diaria

Andarán las naciones a tu luz, y los reyes al resplandor de tu nacimiento. Isaías 60:3

Invitatorio y Salterio

Señor, abre nuestros labios.

Y nuestra boca proclamará tu alabanza.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. ¡Aleluya!

El Señor ha manifestado su gloria: vengan y adorémosle.

Venite    Salmo 95:1-7

Vengan, cantemos alegremente al Señor; *

aclamemos con júbilo a la Roca que nos salva.

Lleguemos ante su presencia con alabanza,  *

vitoreándole con cánticos;

Porque el Señor es Dios grande, *

y Rey grande sobre todos los dioses.

En su mano están las profundidades de la tierra, *

y las alturas de los montes son suyas.

Suyo el mar, pues él lo hizo, *

y sus manos formaron la tierra seca.

Vengan, adoremos y postrémonos; *

arrodillémonos delante del Señor nuestro Hacedor;

Porque él es nuestro Dios;

nosotros el pueblo de su dehesa, y ovejas de su mano. *

¡Ojalá escuchen hoy su voz!

Salmo 71

En ti, oh Señor, me he refugiado; *

no sea yo avergonzado lamas.

En tu justicia, líbrame y rescátame; *

inclina a mí tu oído, y sálvame.

Sé tú mi roca de refugio,

el alcázar donde me salve; *

tú eres mi risco y mi fortaleza.

Dios mío, líbrame de la mano del malvado, *

de las garras del malhechor y opresor;

Porque tú, Señor Dios, eres mi esperanza, *

mi confianza desde mi juventud.

En ti he sido sustentado desde el vientre;

desde el seno de mi madre has sido mi vigor; *

de ti será siempre mi alabanza.

Portento he sido a muchos, *

mas tú eres mi refugio y fortaleza.

Sea llena mi boca de tu alabanza, *

y de tu gloria todo el día.

No me deseches en la vejez; *

cuando mi fuerza se acabare, no me desampares;

Porque mis enemigos hablan contra mí, *

y los que acechan mi vida conspiran.

Dicen: “Dios lo ha desamparado; *

persíganlo y agárrenlo,

porque no hay quien lo defienda”.

Oh Dios, no te alejes de mí; *

Dios mío, apresúrate a socorrerme.

Sean avergonzados y deshonrados mis adversarios; *

queden cubiertos de desdén e improperio

los que buscan mi daño.

Mas yo con paciencia siempre esperaré, *

y te alabaré más y más.

Mi boca pregonará tus proezas

y tus hechos salvíficos todo el día, *

aunque no puedo enumerarlos.

Comenzaré con las proezas del Señor Dios; *

haré presente tu fidelidad, sólo la tuya.

Oh Dios, me has enseñado desde mi juventud, *

y aun hoy relato tus maravillas.

Ahora en la vejez y lleno de canas,

no me desampares, oh Dios, *

hasta que dé a conocer tu fortaleza a esta generación,

y tu poder a los que han de venir.

Tu justicia, oh Dios, alcanza hasta los cielos; *

has hecho proezas;

¿quién como tú, oh Dios?

Tú me has hecho ver muchas angustias y males, *

pero volverás a darme vida,

y de nuevo me levantarás de los abismos de la tierra.

Aumentas mis fuerzas más y más; *

me abrazas y me consuelas.

Por tanto, te alabaré con lira por tu lealtad,

oh Dios mío; *

te cantaré con arpa, oh Santo de Israel.

Mis labios cantarán con júbilo,

cuando toque para ti, *

y también mi alma, la cual redimiste.

Mi lengua proclamará tu justicia todo el día, *

porque están avergonzados y deshonrados

los que buscaban mi vida.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: *

como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Las Lecciones

Isaías 55:1-13

“Todos los que tengan sed, vengan a beber agua; 

los que no tengan dinero, vengan, 

consigan trigo de balde y coman; 

consigan vino y leche sin pagar nada. 

¿Por qué dar dinero a cambio de lo que no es pan? 

¿Por qué dar su salario por algo que no deja satisfecho? 

Óiganme bien y comerán buenos alimentos, 

comerán cosas deliciosas. 

Vengan a mí y pongan atención, 

escúchenme y vivirán. 

Yo haré con ustedes una alianza eterna, 

cumpliendo así las promesas que por amor hice a David. 

Yo lo puse a él como testigo para las naciones, 

como jefe e instructor de los pueblos. 

Tú llamarás a pueblos desconocidos; 

pueblos que no te conocían irán corriendo a ti, 

porque yo, tu Señor, el Dios Santo de Israel, 

te he honrado. 

“Busquen al Señor mientras puedan encontrarlo, 

llámenlo mientras está cerca. 

Que el malvado deje su camino, 

que el perverso deje sus ideas; 

vuélvanse al Señor, y él tendrá compasión de ustedes; 

vuélvanse a nuestro Dios, que es generoso para perdonar. 

Porque mis ideas no son como las de ustedes, 

y mi manera de actuar no es como la suya. 

Así como el cielo está por encima de la tierra, 

así también mis ideas y mi manera de actuar 

están por encima de las de ustedes.” 

El Señor lo afirma. 

“Así como la lluvia y la nieve bajan del cielo, 

y no vuelven allá, sino que empapan la tierra, 

la fecundan y la hacen germinar, 

y producen la semilla para sembrar 

y el pan para comer, 

así también la palabra que sale de mis labios 

no vuelve a mí sin producir efecto, 

sino que hace lo que yo quiero 

y cumple la orden que le doy. 

“Ustedes saldrán de allí con alegría, 

volverán a su país con paz. 

Al verlos, los montes y las colinas 

estallarán en cantos de alegría 

y todos los árboles del campo aplaudirán. 

En vez de zarzas crecerán pinos, 

en vez de ortigas crecerán arrayanes; 

esto hará glorioso el nombre del Señor; 

será una señal eterna, indestructible.”

Cántico de Moisés    Cantemus Domino

Exodo 15:1-6, 11-13, 17-18

Cantaré al Señor, porque es excelso y sublime; *

caballos y jinetes ha arrojado en el mar.

Mi fuerza y mi refugio es el Señor; *

él se hizo mi Salvador.

El es mi Dios; yo lo alabaré; *

el Dios de mis padres; yo lo ensalzaré.

El Señor es valiente en la batalla: *

su Nombre es YAHVÉ.

Los carros de Faraón y su ejército precipitó en el mar; *

lo mejor de los escuderos se lo tragó el Mar Rojo.

Los cubrió el abismo; *

hasta el fondo cayeron como piedra.

Tu diestra, Señor, es gloriosa en su fuerza; *

tu diestra, Señor, aplasta al enemigo.

¿Quién como tú, Señor, entre los dioses?

¿Quién como tú, glorioso en santidad, *

venerado por sus hazañas loables, hacedor de maravillas?

Tendiste tu diestra; *

se los tragó la tierra.

Guiaste con tu misericordia al pueblo rescatado: *

lo llevaste con tu poder hasta tu santa morada.

Lo introduces y lo plantas *

en el monte de tu heredad,

El lugar de descanso que te has preparado, *

el santuario, Señor, que tus manos fundaron.

El Señor reinará *

ahora y por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: *

como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Gálatas 5:1-15

Cristo nos dio libertad para que seamos libres. Por lo tanto, manténganse ustedes firmes en esa libertad y no se sometan otra vez al yugo de la esclavitud.  Escúchenme. Yo, Pablo, les digo que si ustedes se someten al rito de la circuncisión, Cristo no les servirá de nada. Quiero repetirle a cualquier hombre que se circuncida, que está obligado a cumplir toda la ley. Ustedes, los que quieren ser reconocidos como justos por cumplir la ley, se han apartado de Cristo; han rechazado la generosidad de Dios. Pero nosotros, por medio del Espíritu tenemos la esperanza de alcanzar la justicia basados en la fe. Porque gracias a Cristo Jesús, ya no cuenta para nada estar o no circuncidados. Lo que cuenta es la fe, una fe activa por medio del amor.  Ustedes iban por buen camino. ¿Quién les impidió obedecer a la verdad? No fue cosa de Dios, que los ha llamado. Se dice que “un poco de levadura hace que fermente toda la masa”, y yo tengo confianza en el Señor de que ustedes no van a pensar de otro modo; pero Dios castigará a ese que los anda perturbando, no importa quién sea. En cuanto a mí, hermanos, si todavía estuviera yo insistiendo en el valor de la circuncisión, los judíos no me perseguirían, ya que en ese caso el mensaje de la cruz de Cristo no los ofendería. Pero esos que los andan perturbando a ustedes, ¡ojalá se castraran a sí mismos de una vez!  Ustedes, hermanos, han sido llamados a la libertad. Pero no usen esta libertad para dar rienda suelta a sus instintos. Más bien sírvanse los unos a los otros por amor. Porque toda la ley se resume en este solo mandato: “Ama a tu prójimo como a ti mismo.” Tengan cuidado, porque si ustedes se muerden y se comen unos a otros, llegarán a destruirse entre ustedes mismos.

Gloria a Dios    Gloria in excelsis

Gloria a Dios en el cielo,

y en la tierra paz a quienes ama el Señor.

Por tu inmensa gloria

te alabamos,

te bendicimos,

te adoramos,

te glorificamos,

te damos gracias,

Señor Dios, Rey celestial,

Dios Padre todopoderoso.

Señor, Hijo único Jesucristo,

Señor Dios, Cordero de Dios,

Hijo del Padre:

Tú que quitas el pecado del mundo,

ten piedad de nosotros;

Tú que quitas el pecado del mundo,

atiende nuestra súplica;

Tú que estás sentado a la derecha del Padre,

ten piedad de nosotros:

Porque sólo tú eres Santo,

sólo tú Señor,

sólo tú Altísimo, Jesucristo,

con el Espíritu Santo

en la gloria de Dios Padre. Amén.

Credo de los Apóstoles

Creo en Dios Padre todopoderoso,

creador del cielo y de la tierra.

Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor.

Fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo

y nació de la Virgen María.

Padeció bajo el poder de Poncio Pilato.

Fue crucificado, muerto y sepultado.

Descendió a los infiernos.

Al tercer día resucitó de entre los muertos.

Subió a los cielos,

y está sentado a la diestra de Dios Padre.

Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos.

Creo en el Espíritu Santo,

la santa Iglesia católica,

la comunión de los santos,

el perdón de los pecados,

la resurrección de los muertos,

y la vida eterna. Amén.

Plegarias

Padre nuestro que estás en el cielo,

santificado sea tu Nombre,

venga tu reino,

hágase tu voluntad,

en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día.

Perdona nuestras ofensas,

como también nosotros perdonamos

a los que nos ofenden.

No nos dejes caer en tentación

y líbranos del mal.

Porque tuyo es el reino,

tuyo es el poder,

y tuya es la gloria,

ahora y por siempre. Amén.

A

V. Señor, muéstranos tu misericordia;

R. Y concédenos tu salvación.

V. Reviste a tus ministros de justicia;

R. Que cante tu pueblo de júbilo.

V. Establece, Señor, la paz en todo el mundo;

R. Porque sólo en ti vivimos seguros.

V. Protege, Señor, a esta nación;

R. Y guíanos por la senda de justicia y de verdad.

V. Que se conozcan en la tierra tus caminos;

R. Y entre los pueblos tu salvación.

V. Señor, que no se olvide a los necesitados;

R. Ni se arranque la esperanza a los pobres.

V. Señor, crea en nosotros un corazón limpio;

R. Y susténtanos con tu Santo Espíritu.

Dios todopoderoso y eterno, tú riges todas las cosas tanto en el cielo como en la tierra: Escucha con misericordia las súplicas de tu pueblo, y en nuestro tiempo concédenos tu paz; por nuestro Señor Jesucristo, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

Oh Dios, autor de la paz y amante de la concordia, conocerte es vida eterna, y servirte, plena libertad: Defiende a estos tus humildes siervos de todos los asaltos de nuestros enemigos; para que, confiados en tu protección, no temamos la fuerza de ningún adversario; por el poder de Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Señor Jesucristo, tú extendiste tus brazos amorosos sobre el cruel madero de la cruz, para estrechar a todos los seres humanos en tu abrazo salvador: Revístenos con tu Espíritu de tal manera que, extendiendo nuestras manos en amor, llevemos a quienes no te conocen a reconocerte y amarte; por el honor de tu Nombre. Amén.

Puede seguir intercesiones y acciones de gracias

Oración de San Juan Crisóstomo

Dios todopoderoso, que nos diste la gracia para unirnos en este momento, a fin de ofrecerte nuestras súplicas en común; y que, por tu muy amado Hijo, nos prometiste que, cuando dos o tres se congregan en su Nombre, tú estarás en medio de ellos: Realiza ahora, Señor, nuestros deseos y peticiones como mejor nos convenga; y concédenos en este mundo el conocimiento de tu verdad y en el venidero, la vida eterna. Amén.

Bendigamos al Señor.

Demos gracias a Dios.

La gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo sean con todos nosotros, ahora y siempre. Amén. 2 Corintios 13:14