Completas, el Domingo de la cuarta semana de Pascua

ComDomPascuaII

Oficio de Completas

El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y un perfecto fin. Amén.

Nuestro auxilio está en el Nombre del Señor;

Que hizo el cielo y la tierra.

Confesión

Dios todopoderoso, nuestro Padre celestial:

Hemos pecado contra ti,

por nuestra propia culpa,

por pensamiento, palabra y obra,

y por lo que hemos dejado de hacer.

Por amor de tu Hijo nuestro Señor Jesucristo,

perdona nuestras ofensas

y concédenos que te sirvamos

en novedad de vida,

para gloria de tu Nombre. Amén

Que el Dios todopoderoso nos conceda el perdón de todos nuestros pecados, y la gracia y fortaleza del Espíritu Santo. Amén.

Oh Dios, dígnate librarnos.

Señor, apresúrate a socorrernos.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. ¡Aleluya!

Salmo 31  In te, Domine, speravi

En ti, oh Señor, he esperado; *

no sea yo avergonzado jamás;

líbrame en tu justicia.

Inclina a mí tu oído; *

apresúrate a librarme.

Sé tú mi roca fuerte, y fortaleza para salvarme;

porque tú eres mi risco y mi castillo; *

por tu Nombre me guiarás y me encaminarás.

Me sacarás de la red que han escondido para mí, *

pues tú eres mi refugio.

En tu mano encomiendo mi espíritu; *

tú me has redimido, oh Señor, Dios de verdad.

Salmo 134   Ecce nunc

Y ahora bendigan al Señor, siervos todos del Señor, *

los que de noche están de pie en la casa del Señor.

Eleven las manos hacia el santuario, y bendigan al Señor. *

El Señor que hizo los cielos y la tierra, te bendiga desde Sión.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: *

como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Vengan a mí todos los que están trabajados y cargados, y yo los haré descansar. Lleven mi yugo sobre ustedes, y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallarán descanso para sus almas; porque mi yugo es fácil y ligera mi carga. San Mateo 11:28-30

Demos gracias a Dios.

Puede cantarse un himno adecuado para la noche.

En tus manos, oh Señor, encomiendo mi espíritu;

Tú me has redimido, oh Señor, Dios de verdad.

Guárdanos, oh Señor, como a la niña de tus ojos;

Escóndenos bajo la sombra de tus alas.

Señor, ten piedad.

Cristo, ten piedad.

Señor, ten piedad.

Padre nuestro que estás en el cielo,

santificado sea tu Nombre,

venga tu reino,

hágase tu voluntad,

en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día.

Perdona nuestras ofensas,

como también nosotros perdonamos

a los que nos ofenden.

No nos dejes caer en tentación

y líbranos del mal.

Señor, escucha nuestra oración.

Y llegue a ti nuestro clamor.

Visita, oh Señor, este lugar, y ahuyenta de él todas las asechanzas del enemigo; que tus santos ángeles moren con nosotros para preservarnos en paz; y que tu bendición sea siempre sobre nosotros; por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Oh Dios, tu providencia inagotable sustenta al mundo en que vivimos y aun nuestra propia vida: Vela, de día y de noche, por los que trabajan mientras otros duermen, y concede que jamás olvidemos que nuestra vida común depende de nuestras faenas mutuas; por Jesucristo

nuestro Señor. Amén.

Puede observarse una pausa, durante la cual se puede ofrecer intercesiones y acciones de gracias espontáneas.

Guíanos, Señor, despiertos, y guárdanos mientras dormimos; que despiertos velemos con Cristo, y dormidos descansemos en paz.

Ahora despides, Señor, a tu siervo, *

conforme a tu palabra, en paz.

Porque mis ojos han visto a tu Salvador, *

a quien has presentado ante todos los pueblos:

Luz para alumbrar a las naciones, *

y gloria de tu pueblo Israel.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: *

como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Guíanos, Señor, despiertos, y guárdanos mientras dormimos; que despiertos velemos con Cristo, y dormidos descansemos en paz.

Bendigamos al Señor.

Demos gracias a Dios.

Que el Señor omnipotente y misericordioso: Padre, Hijo y Espíritu Santo, nos bendiga y nos guarde. Amén.

Vespertina, el Domingo de la cuarta semana de Pascua

VesDomPascuaIV

Oración Vespertina Diaria

¡Aleluya! Cristo ha resucitado

¡Es verdad! El Señor ha resucitado. ¡Aleluya!

Confesión de Pecado

Dios de misericordia, confesamos que hemos pecado contra ti por pensamiento, palabra y obra, por lo que hemos hecho y lo que hemos dejado de hacer. No te hemos amado con todo el corazón; no hemos amado a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Sincera y humildemente nos arrepentimos. Por amor de tu Hijo Jesucristo, ten piedad de nosotros y perdónanos; así tu voluntad será nuestra alegría y andaremos por tus caminos, para gloria de tu Nombre. Amén.

Dios omnipotente tenga misericordia de nosotros, perdone todos nuestros pecados por Jesucristo nuestro Señor, nos fortalezca en toda bondad y por el poder del Espíritu Santo, nos conserve en la vida eterna. Amén.

Oh Dios, dígnate librarnos.

Señor, apresúrate a socorrernos.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. ¡Aleluya!

Luz Alegrante   Phos hilaron

Luz alegrante,

claridad pura del sempiterno Padre celestial,

Jesucristo, santo y bendito:

Ahora que hemos llegado al ocaso del sol,

y nuestros ojos miran la luz vespertina,

te alabamos con himnos, oh Dios: Padre,

Hijo y Espíritu Santo.

Digno eres de ser alabado en todos los tiempos

con voces gozosas,

oh Hijo de Dios, Dador de la vida;

por tanto te glorifica el universo entero.

Salmo 103

Bendice, alma mía, al Señor, *

y todo mi ser bendiga su santo Nombre.

Bendice, alma mía, al Señor, *

y no olvides ninguno de sus beneficios.

El perdona todas tus iniquidades, *

y sana todas tus dolencias.

El rescata del sepulcro tu vida, *

y te corona de favor y misericordia.

El sacia de bien tus anhelos, *

y como el águila se renueva tu juventud.

El Señor hace justicia, *

y defiende a todos los oprimidos.

Dio a conocer sus caminos a Moisés, *

y al pueblo de Israel sus obras.

Misericordioso y compasivo es el Señor, *

lento para la ira y rico en clemencia.

No nos acusará para siempre, *

ni para siempre guardará su enojo.

No nos ha tratado conforme a nuestros pecados, *

ni nos ha pagado conforme a nuestras maldades.

Así como se levantan los cielos sobre la tierra, *

así se levanta su misericordia sobre sus fieles.

Como dista el oriente del occidente, *

así aleja de nosotros nuestras rebeliones.

Como un padre cuida de sus hijos, *

así cuida el Señor a los que le veneran;

Porque él sabe de qué estamos hechos; *

se acuerda de que no somos más que barro.

Como la hierba son nuestros días; *

florecemos como la flor del campo,

Que pasa el viento por ella, y ya no existe, *

y su lugar no la conocerá más;

Empero la misericordia del Señor perdura para siempre

sobre los que le veneran, *

y su rectitud sobre los hijos de los hijos;

Sobre los que guardan su pacto, *

y se acuerdan de sus mandatos y los cumplen.

El Señor estableció en los cielos su trono, *

y su soberanía domina sobre todos.

Bendigan al Señor, ustedes sus ángeles,

potestades que ejecutan sus órdenes, *

obedeciendo a la voz de su palabra.

Bendigan al Señor, ustedes sus huestes, *

ministros suyos que hacen su voluntad.

Bendigan al Señor, ustedes sus obras,

en todos los lugares de su dominio. *

Bendice, alma mía, al Señor.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo:

como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

San Mateo 7:15-29

Jesús dijo: ”Cuídense de esos mentirosos que pretenden hablar de parte de Dios. Vienen a ustedes disfrazados de ovejas, pero por dentro son lobos feroces. Ustedes los pueden reconocer por sus acciones, pues no se cosechan uvas de los espinos ni higos de los cardos. Así, todo árbol bueno da fruto bueno, pero el árbol malo da fruto malo. El árbol bueno no puede dar fruto malo, ni el árbol malo dar fruto bueno. Todo árbol que no da buen fruto, se corta y se echa al fuego. De modo que ustedes los reconocerán por sus acciones. No todos los que me dicen: ‘Señor, Señor’, entrarán en el reino de los cielos, sino solamente los que hacen la voluntad de mi Padre celestial. Aquel día muchos me dirán: ‘Señor, Señor, nosotros comunicamos mensajes en tu nombre, y en tu nombre expulsamos demonios, y en tu nombre hicimos muchos milagros.’ Pero entonces les contestaré: ‘Nunca los conocí; ¡aléjense de mí, malhechores!’ Por tanto, el que me oye y hace lo que yo digo, es como un hombre prudente que construyó su casa sobre la roca. Vino la lluvia, crecieron los ríos y soplaron los vientos contra la casa; pero no cayó, porque tenía su base sobre la roca. Pero el que me oye y no hace lo que yo digo, es como un tonto que construyó su casa sobre la arena. Vino la lluvia, crecieron los ríos, soplaron los vientos y la casa se vino abajo. ¡Fue un gran desastre!” Cuando Jesús terminó de hablar, toda la gente estaba admirada de cómo les enseñaba, porque lo hacía con plena autoridad, y no como sus maestros de la ley.

Cántico de María   Magnificat

San Lucas 1:46-55

Proclama mi alma la grandeza del Señor,

se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador, *

porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, *

porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí;

su Nombre es santo.

Su misericordia llega a sus fieles, *

de generación en generación.

El hace proezas con su brazo; *

dispersa a los soberbios de corazón.

Derriba del trono a los poderosos, *

y enaltece a los humildes.

A los hambrientos los colma de bienes, *

y a los ricos despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo, *

acordándose de la misericordia,

Como lo había prometido a nuestros padres, *

en favor de Abrahán y su descendencia para siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: *

como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Credo de los Apóstoles

Creo en Dios Padre todopoderoso,

creador del cielo y de la tierra.

Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor.

Fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo

y nació de la Virgen María.

Padeció bajo el poder de Poncio Pilato.

Fue crucificado, muerto y sepultado.

Descendió a los infiernos.

Al tercer día resucitó de entre los muertos.

Subió a los cielos,

y está sentado a la diestra de Dios Padre.

Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos.

Creo en el Espíritu Santo,

la santa Iglesia católica,

la comunión de los santos,

el perdón de los pecados,

la resurrección de los muertos,

y la vida eterna. Amén.

Plegarias

Padre nuestro que estás en el cielo,

santificado sea tu Nombre,

venga tu reino,

hágase tu voluntad,

en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día.

Perdona nuestras ofensas,

como también nosotros perdonamos

a los que nos ofenden.

No nos dejes caer en tentación

y líbranos del mal.

Porque tuyo es el reino,

tuyo es el poder,

y tuya es la gloria,

ahora y por siempre. Amén.

B

V. Que esta noche sea santa, buena y pacífica,

R. Te rogamos, Señor.

V. Que tus santos ángeles nos conduzcan por los senderos de paz y de benevolencia,

R. Te rogamos, Señor.

V. Que nos perdones y absuelvas de nuestros pecados y ofensas,

R. Te rogamos, Señor.

V. Que haya paz para tu Iglesia y para todo el mundo,

R. Te rogamos, Señor.

V. Que partamos de esta vida en tu fe y temor, y no seamos condenados ante el gran tribunal de Cristo.

R. Te rogamos, Señor.

V. Que tu Espíritu Santo nos una en la comunión de todos tus santos, encomendándonos los unos a los otros y toda nuestra vida a Cristo,

R. Te rogamos, Señor.

Señor Dios, cuyo Hijo nuestro Salvador Jesucristo triunfó sobre los poderes de la muerte, y nos preparó un lugar en la nueva Jerusalén: Concede que nosotros, los que hoy te hemos dado gracias por su resurrección, te alabemos en esa Ciudad en donde él es la luz, y donde vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.

Oh Dios, cuyo Hijo Jesús es el buen pastor de tu pueblo: Concede que, al escuchar su voz, reconozcamos a aquél que llama a cada uno de nosotros por su nombre, y le sigamos a donde nos guíe; quien contigo y el Espíritu Santo vive y reina, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

Oh Dios, tú eres la vida de los que viven, la luz de los fieles, la fortaleza de los que trabajan, y el descanso de los muertos: Te damos gracias por las bendiciones del día que termina, y humildemente te suplicamos nos des tu protección durante la noche que comienza. Llévanos en seguridad hasta las horas del alba; por aquél que murió y resucitó por nosotros, tu Hijo nuestro Salvador Jesucristo. Amén.

Quédate con nosotros, Señor Jesús, ahora que la noche se acerca y ha pasado el día. Sé nuestro compañero en el camino, enciende nuestros corazones, y despierta la esperanza, para que te conozcamos tal como te revelas en las Escrituras y en la fracción del pan. Concede esto por amor de tu Nombre. Amén.

Vela, oh amantísimo Señor, con los que trabajan, o velan, o lloran esta noche. A tus ángeles manda que guarden a los que duermen. Cuida a los enfermos, Cristo Señor; otorga reposo a los cansados, bendice a los moribundos, consuela a los que sufren, compadécete de los afligidos, escuda a los gozosos. Todo esto te pedimos por tu gran amor. Amén.

Puede seguir intercesiones y acciones de gracias.

Acción de Gracias en General

Dios omnipotente, Padre de toda misericordia, nosotros, indignos siervos tuyos, humildemente te damos gracias por todo tu amor y benignidad a nosotros y a todos los seres humanos. Te bendecimos por nuestra creación, preservación y todas las bendiciones de esta vida; pero sobre todo por tu amor inmensurable en la redención del mundo por nuestro Señor Jesucristo; por los medios de gracia, y la esperanza de gloria. Y te suplicamos nos hagas conscientes de tus bondades de tal manera que, con un corazón verdaderamente agradecido, proclamemos tus alabanzas, no sólo con nuestros labios, sino también con nuestras vidas, entregándonos a tu servicio y caminando en tu presencia, en santidad y justicia, todos los días de nuestra vida; por Jesucristo nuestro Señor, a quien, contigo y el Espíritu Santo, sea todo honor y gloria, por los siglos de los siglos. Amén.

Bendigamos al Señor.

Demos gracias a Dios.

Gloria a Dios, cuyo poder, actuando en nosotros, puede realizar todas las cosas infinitamente mejor de lo que podemos pedir o pensar: Gloria a él en la Iglesia de generación en generación, y en Cristo Jesús por los siglos de los siglos. Amén. Efesios 3:20, 21

Mediodía, el Domingo de la cuarta semana de Pascua

MedDomPascuaII

Oficio para el Mediodía

Oh Dios, dígnate librarnos.

Señor, apresúrate a socorrernos.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. ¡Aleluya!

Salmo 119  Lucerna pedibus meis

Lámpara es a mis pies tu palabra, *

y lumbrera en mi camino.

He jurado y estoy resuelto *

a guardar tus rectos juicios.

Afligido estoy en gran manera; *

vivifícame, oh Señor, conforme a tu palabra.

Acepta, oh Señor, la ofrenda voluntaria de mis labios, *

y enséñame tus juicios.

Mi vida está siempre en peligro; *

por tanto no olvido tu ley.

Me tendieron lazo los malvados, *

pero yo no me desvié de tus mandamientos.

Son tus decretos mi herencia eterna, *

en verdad, el gozo de mi corazón.

Mi corazón incliné a cumplir tus estatutos, *

eternamente y hasta el fin.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: *

como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado. Romanos 5:5

Demos gracias a Dios.

Señor, ten piedad.

Cristo, ten piedad.

Señor, ten piedad.

Padre nuestro que estás en el cielo,

santificado sea tu Nombre,

venga tu reino,

hágase tu voluntad,

en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día.

Perdona nuestras ofensas,

como también nosotros perdonamos

a los que nos ofenden.

No nos dejes caer en tentación

y líbranos del mal.

Señor, escucha nuestra oración;

Y llegue a ti nuestro clamor.

Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles, “La paz les dejo, mi paz les doy”: No mires nuestros pecados sino la fe de tu Iglesia; y concédenos la paz y la unidad de esa Ciudad celestial; donde con el Padre y el Espíritu Santo tú vives y reinas ahora y por siempre. Amén.

Se puede ofrecer intercesiones libres.

Bendigamos al Señor.

Demos gracias a Dios.

Matutina, el Domingo de la cuarta semana de Pascua

MatDomPascuaIV

Oración Matutina Diaria

¡Aleluya! Cristo ha resucitado

¡Es verdad! El Señor ha resucitado. ¡Aleluya!

Invitatorio y Salterio

Señor, abre nuestros labios.

Y nuestra boca proclamará tu alabanza.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. ¡Aleluya!

¡Aleluya! Es verdad, el Señor ha resucitado: vengan y adorémosle. ¡Aleluya!

Cristo Nuestra Pascua    Pascha nostrum

Corintios 5:7-8; Romanos 6:9-11; Corintios 15:20-22

¡Aleluya!

Cristo, nuestra Pascua, se ha sacrificado por nosotros. *

¡Celebremos la fiesta!

No con la vieja levadura, la levadura de malicia y de maldad, *

sino con el pan ázimo de sinceridad y verdad. ¡Aleluya!

Cristo, siendo resucitado de los muertos, ya no muere; *

la muerte ya no tiene señorío sobre él.

Su muerte fue un morir al pecado de una vez para siempre, *

mas su vida es un vivir para Dios.

Así también ustedes, considérense muertos al pecado, *

pero vivos para Dios en Jesucristo nuestro Señor.

¡Aleluya!

Cristo ha sido resucitado de los muertos, *

primicia de los que durmieron;

Porque habiendo venido por un hombre la muerte, *

también por un hombre vino la resurrección de los muertos.

Pues así como en Adán mueren todos, *

así también en Cristo todos serán vivificados. ¡Aleluya!

Salmo 63

Oh Dios, tú eres mi Dios; ardientemente te busco; *

mi alma tiene sed de ti, mi carne te anhela,

como tierra seca y árida donde no hay agua.

¡Oh, que pudiera yo contemplarte en tu santuario! *

¡Que pudiera ver tu poder y tu gloria!

Porque mejor es tu gracia que la vida; *

te alabarán mis labios.

Te bendeciré mientras viva; *

en tu Nombre alzaré mis manos.

Mi alma será saciada como de meollo y grosura, *

y con labios de júbilo te alabará mi boca,

Cuando me acuerde de ti en mi lecho, *

cuando medite en ti en las vigilias de la noche;

Porque tú has sido mi socorro; *

y a la sombra de tus alas me regocijaré.

Mi alma está apegada a ti; *

tu diestra me sostiene.

Salmo 98 

Canten al Señor cántico nuevo, *

porque ha hecho maravillas.

Con su diestra, y con su santo brazo, *

ha alcanzado la victoria.

El Señor ha dado a conocer su victoria; *

a la vista de las naciones ha descubierto su justicia.

Se acuerda de su misericordia y su fidelidad

para con la casa de Israel; *

los confines de la tierra

han visto la victoria de nuestro Dios.

Aclamen con júbilo al Señor, pueblos todos; *

levanten la voz, gócense y canten.

Canten al Señor con el arpa, *

con el arpa y la voz de cántico.

Con trompetas y al son de clarines, *

aclamen con júbilo ante el Rey, el Señor.

Ruja el mar y cuanto contiene, *

el mundo y los que en él habitan.

Den palmadas los ríos, aclamen los montes al Señor, *

cuando llegue para juzgar la tierra.

Juzgará al mundo con justicia, *

y a los pueblos con equidad.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: *

como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Las Lecciones

Sabiduría 1:1-15

Gobernantes de la tierra, amen la justicia, 

tengan buena idea del Señor 

y búsquenlo con corazón sincero. 

Los que no le exigen pruebas pueden encontrarlo; 

él se manifiesta a los que no desconfían de él. 

Los pensamientos torcidos alejan de Dios. 

Su poder, cuando es puesto a prueba, 

deja sin palabras a los insensatos. 

La sabiduría no entra en un alma perversa, 

ni vive en un cuerpo entregado al pecado. 

El santo espíritu, que es maestro de los hombres, 

nada tiene que ver con el engaño; 

se aparta de los pensamientos insensatos 

y se retira cuando está presente la injusticia. 

La sabiduría es un espíritu amigo de los hombres, 

que no perdona al que injuria a Dios con sus palabras; 

Dios es testigo de lo más íntimo del hombre, 

es vigilante sincero de su corazón 

y escucha todo lo que dice. 

En efecto, el espíritu del Señor llena la tierra, 

da consistencia al universo 

y conoce lo que dice el hombre. 

Por eso, quien dice cosas malas no puede esconderse, 

ni podrá escapar del juicio y de la acusación de Dios. 

Los pensamientos del malo serán investigados, 

y, como prueba de sus malas acciones, 

llegará hasta el Señor el informe de lo que haya dicho. 

Dios lo escucha todo con oído atento; 

ni aun lo dicho en voz baja por el hombre se le escapa. 

Eviten, por tanto, las murmuraciones inútiles 

y no digan nada malo, 

porque aun lo dicho en secreto trae sus consecuencias, 

y una boca mentirosa lleva al hombre a la muerte. 

No busquen la muerte con una vida extraviada, 

ni, por sus acciones, atraigan sobre ustedes la perdición. 

Pues Dios no hizo la muerte 

ni se alegra destruyendo a los seres vivientes. 

Todo lo creó para que existiera; 

lo que el mundo produce es saludable, 

y en ello no hay veneno mortal; 

la muerte no reina en la tierra, 

porque la justicia es inmortal.

Cántico de Zacarías  Benedictus Dominus Deus

San Lucas 1:68-79

Bendito sea el Señor, Dios de Israel, *

porque ha visitado y redimido a su pueblo,

Suscitándonos un poderoso Salvador *

en la casa de David su siervo,

Según lo había predicho desde antiguo *

por boca de sus santos profetas.

Es el Salvador que nos libra de nuestros enemigos,

y de la mano de todos los que nos odian,

Realizando la misericordia que tuvo con nuestros padres, *

recordando su santa alianza

y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán;

Para concedernos que, libres de temor,

arrancados de la mano de los enemigos, *

le sirvamos con santidad y justicia

en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo, *

porque irás delante del Señor a preparar sus caminos, *

Anunciando a su pueblo la salvación, *

el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, *

nos visitará el sol que nace de lo alto,

Para iluminar a los que viven en tinieblas y

en sombra de muerte, *

para guiar nuestros pasos por el camino de la paz.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: *

como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

1 Pedro 5:1-11

Quiero aconsejar ahora a los ancianos de las congregaciones de ustedes, yo que soy anciano como ellos y testigo de los sufrimientos de Cristo, y que también voy a tener parte en la gloria que ha de manifestarse. Cuiden de las ovejas de Dios que han sido puestas a su cargo; háganlo de buena voluntad, como Dios quiere, y no forzadamente ni por ambición de dinero, sino de buena gana. Compórtense no como si ustedes fueran los dueños de los que están a su cuidado, sino procurando ser un ejemplo para ellos. Así, cuando aparezca el Pastor principal, ustedes recibirán la corona de la gloria, una corona que jamás se marchitará. De la misma manera, ustedes los jóvenes sométanse a la autoridad de los ancianos. Todos deben someterse unos a otros con humildad, porque: 

“Dios se opone a los orgullosos, 

pero ayuda con su bondad a los humildes.”

Humíllense, pues, bajo la poderosa mano de Dios, para que él los enaltezca a su debido tiempo. Dejen todas sus preocupaciones a Dios, porque él se interesa por ustedes. Sean prudentes y manténganse despiertos, porque su enemigo el diablo, como un león rugiente, anda buscando a quien devorar. Resístanle, firmes en la fe, sabiendo que en todas partes del mundo los hermanos de ustedes están sufriendo las mismas cosas. Pero después que ustedes hayan sufrido por un poco de tiempo, Dios los hará perfectos, firmes, fuertes y seguros. Es el mismo Dios que en su gran amor nos ha llamado a tener parte en su gloria eterna en unión con Jesucristo. A él sea el poder para siempre. Amén.

Te Deum   Te Deum laudamus

A ti, como Dios, te alabamos;

a ti, Señor, te reconocemos;

a ti, eterno Padre, te venera toda la tierra.

Los ángeles todos, los cielos y todas

las potestades te honran;

los querubines y serafines te cantan sin cesar:

Santo, santo, santo es el Señor, Dios del universo.

Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.

A ti te ensalza el glorioso coro de los apóstoles,

la multitud admirable de los profetas,

la brillante muchedumbre de los mártires.

A ti te glorifica la santa Iglesia por todo el orbe;

A ti, Padre de majestad inmensa,

a tu adorable, verdadero y único Hijo,

también al Espíritu Santo, el Paráclito.

Tú eres el Rey de la gloria, oh Cristo;

tú eres el Hijo único del Padre;

tú, al hacerte hombre para salvarnos,

no desdeñaste el seno de la Virgen.

Tú, quebrantando el aguijón de la muerte,

abriste a los creyentes el reino del cielo.

Tú estás sentado a la derecha del Padre.

Creemos que un día has de venir como juez.

Te rogamos, pues, que vengas en ayuda de tus siervos,

a quienes redimiste con tu preciosa sangre.

Haz que en la gloria eterna

nos contemos entre tus santos.

Credo de los Apóstoles

Creo en Dios Padre todopoderoso,

creador del cielo y de la tierra.

Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor.

Fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo

y nació de la Virgen María.

Padeció bajo el poder de Poncio Pilato.

Fue crucificado, muerto y sepultado.

Descendió a los infiernos.

Al tercer día resucitó de entre los muertos.

Subió a los cielos,

y está sentado a la diestra de Dios Padre.

Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos.

Creo en el Espíritu Santo,

la santa Iglesia católica,

la comunión de los santos,

el perdón de los pecados,

la resurrección de los muertos,

y la vida eterna. Amén.

Plegarias

Padre nuestro que estás en el cielo,

santificado sea tu Nombre,

venga tu reino,

hágase tu voluntad,

en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día.

Perdona nuestras ofensas,

como también nosotros perdonamos

a los que nos ofenden.

No nos dejes caer en tentación

y líbranos del mal.

Porque tuyo es el reino,

tuyo es el poder,

y tuya es la gloria,

ahora y por siempre. Amén.

A

V. Señor, muéstranos tu misericordia;

R. Y concédenos tu salvación.

V. Reviste a tus ministros de justicia;

R. Que cante tu pueblo de júbilo.

V. Establece, Señor, la paz en todo el mundo;

R. Porque sólo en ti vivimos seguros.

V. Protege, Señor, a esta nación;

R. Y guíanos por la senda de justicia y de verdad.

V. Que se conozcan en la tierra tus caminos;

R. Y entre los pueblos tu salvación.

V. Señor, que no se olvide a los necesitados;

R. Ni se arranque la esperanza a los pobres.

V. Señor, crea en nosotros un corazón limpio;

R. Y susténtanos con tu Santo Espíritu.

Oh Dios, tú nos alegras con el recuerdo semanal de la gloriosa resurrección de tu Hijo nuestro Señor: Concédenos tal bendición en este día, mediante nuestra adoración, que ocupemos todos los días de esta semana en tu favor; por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Oh Dios, cuyo Hijo Jesús es el buen pastor de tu pueblo: Concede que, al escuchar su voz, reconozcamos a aquél que llama a cada uno de nosotros por su nombre, y le sigamos a donde nos guíe; quien contigo y el Espíritu Santo vive y reina, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

Oh Dios, autor de la paz y amante de la concordia, conocerte es vida eterna, y servirte, plena libertad: Defiende a estos tus humildes siervos de todos los asaltos de nuestros enemigos; para que, confiados en tu protección, no temamos la fuerza de ningún adversario; por el poder de Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Señor Jesucristo, tú extendiste tus brazos amorosos sobre el cruel madero de la cruz, para estrechar a todos los seres humanos en tu abrazo salvador: Revístenos con tu Espíritu de tal manera que, extendiendo nuestras manos en amor, llevemos a quienes no te conocen a reconocerte y amarte; por el honor de tu Nombre. Amén.

Puede seguir intercesiones y acciones de gracias

Oración de San Juan Crisóstomo

Dios todopoderoso, que nos diste la gracia para unirnos en este momento, a fin de ofrecerte nuestras súplicas en común; y que, por tu muy amado Hijo, nos prometiste que, cuando dos o tres se congregan en su Nombre, tú estarás en medio de ellos: Realiza ahora, Señor, nuestros deseos y peticiones como mejor nos convenga; y concédenos en este mundo el conocimiento de tu verdad y en el venidero, la vida eterna. Amén.

Bendigamos al Señor.

Demos gracias a Dios.

La gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo sean con todos nosotros, ahora y siempre. Amén. 2 Corintios 13:14

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Oración Vespertina Diaria

Tuyo es el día, tuya también la noche; tú estableciste la luna y el sol. Tú fijaste todos los linderos de la tierra; el verano y el invierno tú los formaste. Salmo 74:15, 16

Confesión de Pecado

Dios de misericordia, confesamos que hemos pecado contra ti por pensamiento, palabra y obra, por lo que hemos hecho y lo que hemos dejado de hacer. No te hemos amado con todo el corazón; no hemos amado a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Sincera y humildemente nos arrepentimos. Por amor de tu Hijo Jesucristo, ten piedad de nosotros y perdónanos; así tu voluntad será nuestra alegría y andaremos por tus caminos, para gloria de tu Nombre. Amén.

Dios omnipotente tenga misericordia de nosotros, perdone todos nuestros pecados por Jesucristo nuestro Señor, nos fortalezca en toda bondad y por el poder del Espíritu Santo, nos conserve en la vida eterna. Amén.

Oh Dios, dígnate librarnos.

Señor, apresúrate a socorrernos.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. ¡Aleluya!

Luz Alegrante   Phos hilaron

Luz alegrante,

claridad pura del sempiterno Padre celestial,

Jesucristo, santo y bendito:

Ahora que hemos llegado al ocaso del sol,

y nuestros ojos miran la luz vespertina,

te alabamos con himnos, oh Dios: Padre,

Hijo y Espíritu Santo.

Digno eres de ser alabado en todos los tiempos

con voces gozosas,

oh Hijo de Dios, Dador de la vida;

por tanto te glorifica el universo entero.

Salmo 42

Como anhela el ciervo las corrientes de aguas, *

así te anhela, oh Dios, el alma mía.

Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo; *

¿cuándo vendré, y me presentaré delante de Dios?

Fueron mis lágrimas mi alimento de día y de noche, *

mientras me dicen todos los días:

“¿Dónde está tu Dios?”

Doy rienda suelta a mi dolor, cuando pienso en estas cosas: *

de cómo fui con la multitud, y la conduje hasta la casa de Dios,

Con voz de alegría y de alabanza, *

haciendo fiesta la multitud.

¿Por qué te abates, oh alma mía, *

y te turbas dentro de mí?

Pon tu confianza en Dios, *

porque aún he de alabarle, Salvador, Presencia y Dios mío.

Mi alma está abatida dentro de mí; *

me acordaré, por tanto, de ti desde la tierra del Jordán, desde

la cima de Mizhar entre las cumbres de Hermón.

Un abismo clama a otro a la voz de tus cascadas; *

todos tus torrentes y riadas sobre mí han pasado.

De día otorga el Señor su gracia; *

de noche su cántico está conmigo,

oración al Dios de mi vida.

Diré a Dios, Roca mía:

“¿Por qué te has olvidado de mí? *

¿Por qué he de andar enlutado por la opresión

de mis enemigos?”

Mientras me están quebrantando los huesos, *

mis adversarios me afrentan.

Todo el día se burlan de mí, diciendo: *

“¿Dónde está tu Dios?”

¿Por qué te abates, oh alma mía,

y te turbas dentro de mí?”

Pon tu confianza en Dios, *

porque aún he de alabarle, Salvador, Presencia y Dios mío.

Salmo 43

Hazme justicia, oh Dios, y aboga mi causa

contra la gente impía; *

líbrame de los mentirosos y los inicuos.

Tú eres el Dios de mi fortaleza;¿por qué me has desechado? *

¿Por qué he de andar enlutado por la opresión de mis enemigos?

Envía tu luz y tu verdad; que éstas me guíen, *

y me conduzcan a tu santo monte, a tus moradas;

Para que me acerque al altar de Dios,

al Dios de mi alegría y de mi gozo; *

y te alabe con arpa, oh Dios, Dios mío.

¿Por qué te abates, oh alma mía, *

y te turbas dentro de mí?

Pon tu confianza en Dios, *

porque aún he de alabarle, Salvador, Presencia y Dios mío.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo:

como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

San Lucas 5:27-39

Después de esto, Jesús salió y se fijó en uno de los que cobraban impuestos para Roma. Se llamaba Leví, y estaba sentado en el lugar donde cobraba los impuestos. Jesús le dijo: “Sígueme.” Entonces Leví se levantó, y dejándolo todo siguió a Jesús. Más tarde, Leví hizo en su casa una gran fiesta en honor de Jesús; y muchos de los que cobraban impuestos para Roma, junto con otras personas, estaban sentados con ellos a la mesa. Pero los fariseos y los maestros de la ley del mismo partido comenzaron a criticar a los discípulos de Jesús. Les dijeron: “¿Por qué comen y beben ustedes con cobradores de impuestos y pecadores?” Jesús les contestó: “Los que están buenos y sanos no necesitan médico, sino los enfermos. Yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores, para que se vuelvan a Dios.” Le dijeron a Jesús: “Los seguidores de Juan y de los fariseos ayunan mucho y hacen muchas oraciones, pero tus discípulos siempre comen y beben.” Jesús les contestó: “¿Acaso pueden ustedes hacer ayunar a los invitados a una boda, mientras el novio está con ellos?  Pero llegará el momento en que se lleven al novio; cuando llegue ese día, entonces sí ayunarán.” También les puso esta comparación: “Nadie corta un pedazo de un vestido nuevo para remendar un vestido viejo. Si lo hace así, echa a perder el vestido nuevo; además, el pedazo nuevo no quedará bien con el vestido viejo. Ni tampoco se echa vino nuevo en cueros viejos, porque el vino nuevo hace que se revienten los cueros, y tanto el vino como los cueros se pierden. Por eso hay que echar el vino nuevo en cueros nuevos. Y nadie que toma el vino añejo quiere después el nuevo, porque dice: ‘El añejo es más sabroso.’”

Cántico de María  Magnificat

San Lucas 1:46-55

Proclama mi alma la grandeza del Señor,

se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador, *

porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, *

porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí;

su Nombre es santo.

Su misericordia llega a sus fieles, *

de generación en generación.

El hace proezas con su brazo; *

dispersa a los soberbios de corazón.

Derriba del trono a los poderosos, *

y enaltece a los humildes.

A los hambrientos los colma de bienes, *

y a los ricos despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo, *

acordándose de la misericordia,

Como lo había prometido a nuestros padres, *

en favor de Abrahán y su descendencia para siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: *

como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Credo de los Apóstoles

Creo en Dios Padre todopoderoso,

creador del cielo y de la tierra.

Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor.

Fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo

y nació de la Virgen María.

Padeció bajo el poder de Poncio Pilato.

Fue crucificado, muerto y sepultado.

Descendió a los infiernos.

Al tercer día resucitó de entre los muertos.

Subió a los cielos,

y está sentado a la diestra de Dios Padre.

Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos.

Creo en el Espíritu Santo,

la santa Iglesia católica,

la comunión de los santos,

el perdón de los pecados,

la resurrección de los muertos,

y la vida eterna. Amén.

Plegarias

Padre nuestro que estás en el cielo,

santificado sea tu Nombre,

venga tu reino,

hágase tu voluntad,

en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día.

Perdona nuestras ofensas,

como también nosotros perdonamos

a los que nos ofenden.

No nos dejes caer en tentación

y líbranos del mal.

Porque tuyo es el reino,

tuyo es el poder,

y tuya es la gloria,

ahora y por siempre. Amén.

B

V. Que esta noche sea santa, buena y pacífica,

R. Te rogamos, Señor.

V. Que tus santos ángeles nos conduzcan por los senderos de paz y de benevolencia,

R. Te rogamos, Señor.

V. Que nos perdones y absuelvas de nuestros pecados y ofensas,

R. Te rogamos, Señor.

V. Que haya paz para tu Iglesia y para todo el mundo,

R. Te rogamos, Señor.

V. Que partamos de esta vida en tu fe y temor, y no seamos condenados ante el gran tribunal de Cristo.

R. Te rogamos, Señor.

V. Que tu Espíritu Santo nos una en la comunión de todos tus santos, encomendándonos los unos a los otros y toda nuestra vida a Cristo,

R. Te rogamos, Señor.

Oh Dios, fuente de luz eterna: Derrama tu día interminable sobre los que aguardamos tu venida, para que nuestros labios te alaben, nuestras vidas te bendigan y nuestra adoración en la mañana te dé gloria; por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Oh Dios, cuyo bendito Hijo se dio a conocer a sus discípulos en la fracción del pan: Abre los ojos de nuestra fe, para que podamos contemplarle en toda su obra redentora; quien vive y reina contigo, en la unidad del Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.

Oh Dios, tú eres la vida de los que viven, la luz de los fieles, la fortaleza de los que trabajan, y el descanso de los muertos: Te damos gracias por las bendiciones del día que termina, y humildemente te suplicamos nos des tu protección durante la noche que comienza. Llévanos en seguridad hasta las horas del alba; por aquél que murió y resucitó por nosotros, tu Hijo nuestro Salvador Jesucristo. Amén.

Quédate con nosotros, Señor Jesús, ahora que la noche se acerca y ha pasado el día. Sé nuestro compañero en el camino, enciende nuestros corazones, y despierta la esperanza, para que te conozcamos tal como te revelas en las Escrituras y en la fracción del pan. Concede esto por amor de tu Nombre. Amén.

Vela, oh amantísimo Señor, con los que trabajan, o velan, o lloran esta noche. A tus ángeles manda que guarden a los que duermen. Cuida a los enfermos, Cristo Señor; otorga reposo a los cansados, bendice a los moribundos, consuela a los que sufren, compadécete de los afligidos, escuda a los gozosos. Todo esto te pedimos por tu gran amor. Amén.

Puede seguir intercesiones y acciones de gracias.

Acción de Gracias en General

Dios omnipotente, Padre de toda misericordia, nosotros, indignos siervos tuyos, humildemente te damos gracias por todo tu amor y benignidad a nosotros y a todos los seres humanos. Te bendecimos por nuestra creación, preservación y todas las bendiciones de esta vida; pero sobre todo por tu amor inmensurable en la redención del mundo por nuestro Señor Jesucristo; por los medios de gracia, y la esperanza de gloria. Y te suplicamos nos hagas conscientes de tus bondades de tal manera que, con un corazón verdaderamente agradecido, proclamemos tus alabanzas, no sólo con nuestros labios, sino también con nuestras vidas, entregándonos a tu servicio y caminando en tu presencia, en santidad y justicia, todos los días de nuestra vida; por Jesucristo nuestro Señor, a quien, contigo y el Espíritu Santo, sea todo honor y gloria, por los siglos de los siglos. Amén.

Bendigamos al Señor.

Demos gracias a Dios.

Gloria a Dios, cuyo poder, actuando en nosotros, puede realizar todas las cosas infinitamente mejor de lo que podemos pedir o pensar: Gloria a él en la Iglesia de generación en generación, y en Cristo Jesús por los siglos de los siglos. Amén.    Efesios 3:20, 21

Vespertina, el Sábado de la tercera semana de Pascua

VesSábPascuaIII

Oración Vespertina Diaria

Tuyo es el día, tuya también la noche; tú estableciste la luna y el sol. Tú fijaste todos los linderos de la tierra; el verano y el invierno tú los formaste. Salmo 74:15, 16

Confesión de Pecado

Dios de misericordia, confesamos que hemos pecado contra ti por pensamiento, palabra y obra, por lo que hemos hecho y lo que hemos dejado de hacer. No te hemos amado con todo el corazón; no hemos amado a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Sincera y humildemente nos arrepentimos. Por amor de tu Hijo Jesucristo, ten piedad de nosotros y perdónanos; así tu voluntad será nuestra alegría y andaremos por tus caminos, para gloria de tu Nombre. Amén.

Dios omnipotente tenga misericordia de nosotros, perdone todos nuestros pecados por Jesucristo nuestro Señor, nos fortalezca en toda bondad y por el poder del Espíritu Santo, nos conserve en la vida eterna. Amén.

Oh Dios, dígnate librarnos.

Señor, apresúrate a socorrernos.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. ¡Aleluya!

Luz Alegrante   Phos hilaron

Luz alegrante,

claridad pura del sempiterno Padre celestial,

Jesucristo, santo y bendito:

Ahora que hemos llegado al ocaso del sol,

y nuestros ojos miran la luz vespertina,

te alabamos con himnos, oh Dios: Padre,

Hijo y Espíritu Santo.

Digno eres de ser alabado en todos los tiempos

con voces gozosas,

oh Hijo de Dios, Dador de la vida;

por tanto te glorifica el universo entero.

Salmo 42

Como anhela el ciervo las corrientes de aguas, *

así te anhela, oh Dios, el alma mía.

Mi alma tiene sed de Dios, del Dios vivo; *

¿cuándo vendré, y me presentaré delante de Dios?

Fueron mis lágrimas mi alimento de día y de noche, *

mientras me dicen todos los días:

“¿Dónde está tu Dios?”

Doy rienda suelta a mi dolor, cuando pienso en estas cosas: *

de cómo fui con la multitud, y la conduje hasta la casa de Dios,

Con voz de alegría y de alabanza, *

haciendo fiesta la multitud.

¿Por qué te abates, oh alma mía, *

y te turbas dentro de mí?

Pon tu confianza en Dios, *

porque aún he de alabarle, Salvador, Presencia y Dios mío.

Mi alma está abatida dentro de mí; *

me acordaré, por tanto, de ti desde la tierra del Jordán, desde

la cima de Mizhar entre las cumbres de Hermón.

Un abismo clama a otro a la voz de tus cascadas; *

todos tus torrentes y riadas sobre mí han pasado.

De día otorga el Señor su gracia; *

de noche su cántico está conmigo,

oración al Dios de mi vida.

Diré a Dios, Roca mía:

“¿Por qué te has olvidado de mí? *

¿Por qué he de andar enlutado por la opresión

de mis enemigos?”

Mientras me están quebrantando los huesos, *

mis adversarios me afrentan.

Todo el día se burlan de mí, diciendo: *

“¿Dónde está tu Dios?”

¿Por qué te abates, oh alma mía,

y te turbas dentro de mí?”

Pon tu confianza en Dios, *

porque aún he de alabarle, Salvador, Presencia y Dios mío.

Salmo 43

Hazme justicia, oh Dios, y aboga mi causa

contra la gente impía; *

líbrame de los mentirosos y los inicuos.

Tú eres el Dios de mi fortaleza;¿por qué me has desechado? *

¿Por qué he de andar enlutado por la opresión de mis enemigos?

Envía tu luz y tu verdad; que éstas me guíen, *

y me conduzcan a tu santo monte, a tus moradas;

Para que me acerque al altar de Dios,

al Dios de mi alegría y de mi gozo; *

y te alabe con arpa, oh Dios, Dios mío.

¿Por qué te abates, oh alma mía, *

y te turbas dentro de mí?

Pon tu confianza en Dios, *

porque aún he de alabarle, Salvador, Presencia y Dios mío.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo:

como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

San Lucas 5:27-39

Después de esto, Jesús salió y se fijó en uno de los que cobraban impuestos para Roma. Se llamaba Leví, y estaba sentado en el lugar donde cobraba los impuestos. Jesús le dijo: “Sígueme.” Entonces Leví se levantó, y dejándolo todo siguió a Jesús. Más tarde, Leví hizo en su casa una gran fiesta en honor de Jesús; y muchos de los que cobraban impuestos para Roma, junto con otras personas, estaban sentados con ellos a la mesa. Pero los fariseos y los maestros de la ley del mismo partido comenzaron a criticar a los discípulos de Jesús. Les dijeron: “¿Por qué comen y beben ustedes con cobradores de impuestos y pecadores?” Jesús les contestó: “Los que están buenos y sanos no necesitan médico, sino los enfermos. Yo no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores, para que se vuelvan a Dios.” Le dijeron a Jesús: “Los seguidores de Juan y de los fariseos ayunan mucho y hacen muchas oraciones, pero tus discípulos siempre comen y beben.” Jesús les contestó: “¿Acaso pueden ustedes hacer ayunar a los invitados a una boda, mientras el novio está con ellos?  Pero llegará el momento en que se lleven al novio; cuando llegue ese día, entonces sí ayunarán.” También les puso esta comparación: “Nadie corta un pedazo de un vestido nuevo para remendar un vestido viejo. Si lo hace así, echa a perder el vestido nuevo; además, el pedazo nuevo no quedará bien con el vestido viejo. Ni tampoco se echa vino nuevo en cueros viejos, porque el vino nuevo hace que se revienten los cueros, y tanto el vino como los cueros se pierden. Por eso hay que echar el vino nuevo en cueros nuevos. Y nadie que toma el vino añejo quiere después el nuevo, porque dice: ‘El añejo es más sabroso.’”

Cántico de María  Magnificat

San Lucas 1:46-55

Proclama mi alma la grandeza del Señor,

se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador, *

porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, *

porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí;

su Nombre es santo.

Su misericordia llega a sus fieles, *

de generación en generación.

El hace proezas con su brazo; *

dispersa a los soberbios de corazón.

Derriba del trono a los poderosos, *

y enaltece a los humildes.

A los hambrientos los colma de bienes, *

y a los ricos despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo, *

acordándose de la misericordia,

Como lo había prometido a nuestros padres, *

en favor de Abrahán y su descendencia para siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: *

como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Credo de los Apóstoles

Creo en Dios Padre todopoderoso,

creador del cielo y de la tierra.

Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor.

Fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo

y nació de la Virgen María.

Padeció bajo el poder de Poncio Pilato.

Fue crucificado, muerto y sepultado.

Descendió a los infiernos.

Al tercer día resucitó de entre los muertos.

Subió a los cielos,

y está sentado a la diestra de Dios Padre.

Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos.

Creo en el Espíritu Santo,

la santa Iglesia católica,

la comunión de los santos,

el perdón de los pecados,

la resurrección de los muertos,

y la vida eterna. Amén.

Plegarias

Padre nuestro que estás en el cielo,

santificado sea tu Nombre,

venga tu reino,

hágase tu voluntad,

en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día.

Perdona nuestras ofensas,

como también nosotros perdonamos

a los que nos ofenden.

No nos dejes caer en tentación

y líbranos del mal.

Porque tuyo es el reino,

tuyo es el poder,

y tuya es la gloria,

ahora y por siempre. Amén.

B

V. Que esta noche sea santa, buena y pacífica,

R. Te rogamos, Señor.

V. Que tus santos ángeles nos conduzcan por los senderos de paz y de benevolencia,

R. Te rogamos, Señor.

V. Que nos perdones y absuelvas de nuestros pecados y ofensas,

R. Te rogamos, Señor.

V. Que haya paz para tu Iglesia y para todo el mundo,

R. Te rogamos, Señor.

V. Que partamos de esta vida en tu fe y temor, y no seamos condenados ante el gran tribunal de Cristo.

R. Te rogamos, Señor.

V. Que tu Espíritu Santo nos una en la comunión de todos tus santos, encomendándonos los unos a los otros y toda nuestra vida a Cristo,

R. Te rogamos, Señor.

Oh Dios, fuente de luz eterna: Derrama tu día interminable sobre los que aguardamos tu venida, para que nuestros labios te alaben, nuestras vidas te bendigan y nuestra adoración en la mañana te dé gloria; por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Oh Dios, cuyo bendito Hijo se dio a conocer a sus discípulos en la fracción del pan: Abre los ojos de nuestra fe, para que podamos contemplarle en toda su obra redentora; quien vive y reina contigo, en la unidad del Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.

Oh Dios, tú eres la vida de los que viven, la luz de los fieles, la fortaleza de los que trabajan, y el descanso de los muertos: Te damos gracias por las bendiciones del día que termina, y humildemente te suplicamos nos des tu protección durante la noche que comienza. Llévanos en seguridad hasta las horas del alba; por aquél que murió y resucitó por nosotros, tu Hijo nuestro Salvador Jesucristo. Amén.

Quédate con nosotros, Señor Jesús, ahora que la noche se acerca y ha pasado el día. Sé nuestro compañero en el camino, enciende nuestros corazones, y despierta la esperanza, para que te conozcamos tal como te revelas en las Escrituras y en la fracción del pan. Concede esto por amor de tu Nombre. Amén.

Vela, oh amantísimo Señor, con los que trabajan, o velan, o lloran esta noche. A tus ángeles manda que guarden a los que duermen. Cuida a los enfermos, Cristo Señor; otorga reposo a los cansados, bendice a los moribundos, consuela a los que sufren, compadécete de los afligidos, escuda a los gozosos. Todo esto te pedimos por tu gran amor. Amén.

Puede seguir intercesiones y acciones de gracias.

Acción de Gracias en General

Dios omnipotente, Padre de toda misericordia, nosotros, indignos siervos tuyos, humildemente te damos gracias por todo tu amor y benignidad a nosotros y a todos los seres humanos. Te bendecimos por nuestra creación, preservación y todas las bendiciones de esta vida; pero sobre todo por tu amor inmensurable en la redención del mundo por nuestro Señor Jesucristo; por los medios de gracia, y la esperanza de gloria. Y te suplicamos nos hagas conscientes de tus bondades de tal manera que, con un corazón verdaderamente agradecido, proclamemos tus alabanzas, no sólo con nuestros labios, sino también con nuestras vidas, entregándonos a tu servicio y caminando en tu presencia, en santidad y justicia, todos los días de nuestra vida; por Jesucristo nuestro Señor, a quien, contigo y el Espíritu Santo, sea todo honor y gloria, por los siglos de los siglos. Amén.

Bendigamos al Señor.

Demos gracias a Dios.

Gloria a Dios, cuyo poder, actuando en nosotros, puede realizar todas las cosas infinitamente mejor de lo que podemos pedir o pensar: Gloria a él en la Iglesia de generación en generación, y en Cristo Jesús por los siglos de los siglos. Amén.    Efesios 3:20, 21

Mediodía

mediodía

Oficio para el Mediodía

Oh Dios, dígnate librarnos.

Señor, apresúrate a socorrernos.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. ¡Aleluya!

Salmo 119    Lucerna pedibus meis

Lámpara es a mis pies tu palabra, *

y lumbrera en mi camino.

He jurado y estoy resuelto *

a guardar tus rectos juicios.

Afligido estoy en gran manera; *

vivifícame, oh Señor, conforme a tu palabra.

Acepta, oh Señor, la ofrenda voluntaria de mis labios, *

y enséñame tus juicios.

Mi vida está siempre en peligro; *

por tanto no olvido tu ley.

Me tendieron lazo los malvados, *

pero yo no me desvié de tus mandamientos.

Son tus decretos mi herencia eterna, *

en verdad, el gozo de mi corazón.

Mi corazón incliné a cumplir tus estatutos, *

eternamente y hasta el fin.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: *

como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado. Romanos 5:5

Demos gracias a Dios.

Señor, ten piedad.

Cristo, ten piedad.

Señor, ten piedad.

Padre nuestro que estás en el cielo,

santificado sea tu Nombre,

venga tu reino,

hágase tu voluntad,

en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día.

Perdona nuestras ofensas,

como también nosotros perdonamos

a los que nos ofenden.

No nos dejes caer en tentación

y líbranos del mal.

Señor, escucha nuestra oración;

Y llegue a ti nuestro clamor.

Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles, “La paz les dejo, mi paz les doy”: No mires nuestros pecados sino la fe de tu Iglesia; y concédenos la paz y la unidad de esa Ciudad celestial; donde con el Padre y el Espíritu Santo tú vives y reinas ahora y por siempre. Amén.

Se puede ofrecer intercesiones libres.

Bendigamos al Señor.

Demos gracias a Dios.

Matutina, el Sábado de la tercera semana de Pascua

MatSábPascuaIII

Oración Matutina Diaria

¡Aleluya! Cristo ha resucitado

¡Es verdad! El Señor ha resucitado. ¡Aleluya!

Invitatorio y Salterio

Señor, abre nuestros labios.

Y nuestra boca proclamará tu alabanza.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. ¡Aleluya!

¡Aleluya! Es verdad, el Señor ha resucitado: vengan y adorémosle. ¡Aleluya!

Cristo Nuestra Pascua   Pascha nostrum

Corintios 5:7-8; Romanos 6:9-11; Corintios 15:20-22

¡Aleluya!

Cristo, nuestra Pascua, se ha sacrificado por nosotros. *

¡Celebremos la fiesta!

No con la vieja levadura, la levadura de malicia y de maldad, *

sino con el pan ázimo de sinceridad y verdad. ¡Aleluya!

Cristo, siendo resucitado de los muertos, ya no muere; *

la muerte ya no tiene señorío sobre él.

Su muerte fue un morir al pecado de una vez para siempre, *

mas su vida es un vivir para Dios.

Así también ustedes, considérense muertos al pecado, *

pero vivos para Dios en Jesucristo nuestro Señor.

¡Aleluya!

Cristo ha sido resucitado de los muertos, *

primicia de los que durmieron;

Porque habiendo venido por un hombre la muerte, *

también por un hombre vino la resurrección de los muertos.

Pues así como en Adán mueren todos, *

así también en Cristo todos serán vivificados. ¡Aleluya!

Salmo 30 

Te ensalzaré, oh Señor, porque me has alzado, *

y no permitiste que mis enemigos triunfaran sobre mí.

Oh Señor Dios mío, a ti clamé, *

y tú me sanaste.

Oh Señor, me sacaste del abismo; *

me hiciste revivir, para que no descendiese a la sepultura.

Canten al Señor, ustedes sus fieles, *

y celebren su santo Nombre;

Porque sólo un momento dura su ira, *

pero su favor toda la vida.

Aunque al anochecer nos visite el llanto, *

en la mañana vendrá la alegría.

Dije yo en mi comodidad,

“No seré jamás conmovido; *

tú, oh Señor, con tu favor

me afirmaste como monte fuerte”.

Luego escondiste tu rostro, *

y fui muy turbado.

A ti, oh Señor, clamé, *

y a mi Soberano supliqué, diciendo:

“¿Qué provecho hay en mi muerte,

cuando yo descienda a la fosa? *

¿Te alabará el polvo? ¿Anunciará tu fidelidad?

Escucha, oh Señor, y ten misericordia de mí;

oh Señor sé tú mi ayudador.”

Has cambiado mi lamento en danzas; *

me has quitado el luto, y me has vestido de fiesta.

Por tanto a ti canta mi corazón, y no llora más; *

oh Señor Dios mío, te daré gracias para siempre.

Salmo 32

Bienaventurados aquéllos cuyas transgresiones son perdonadas, *

y quitados sus pecados.

Bienaventurados a quienes no atribuye culpa el Señor, *

y en cuyo espíritu no hay engaño.

Mientras callé, se envejecieron mis huesos *

porque gemí todo el día;

Porque de día y de noche pesó sobre mí tu mano; *

se volvió mi verdor en sequedad de verano.

Mi pecado entonces te declaré, *

y no encubrí mi culpa.

Dije: “Confesaré a ti mis transgresiones”; *

y luego tú perdonaste la culpa de mi pecado

Por ello orarán los fieles en tiempo de necesidad * 

ciertamente en la inundación de muchas aguas

no llegará ésta a ellos.

Tú eres mi escondite; me guardarás de angustias; *

con gritos de liberación me rodearás.

“Te instruiré, y te enseñaré el camino en que debes andar;*

sobre ti fijaré mis ojos.

No seas como el caballo, o como el mulo, sin entendimiento; *

que ha de ser sujetado con cabestro y con freno,

porque si no, no se acerca a ti”.

Muchos dolores habrá para los malvados, *

mas a los que esperan en el Señor,

los abraza la misericordia.

Alégrense en el Señor, y gócense, justos; *

vitoreen con júbilo, todos los rectos de corazón.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: *

como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Las Lecciones

Daniel 6:16-28

Entonces el rey ordenó que trajeran a Daniel y lo echaran al foso de los leones. Pero antes que se cumpliera la sentencia, el rey le dijo a Daniel: “¡Que tu Dios, a quien sirves con tanta fidelidad, te salve!” En cuanto Daniel estuvo en el foso, trajeron una piedra y la pusieron sobre la boca del foso, y el rey la selló con su sello real y con el sello de las altas personalidades de su gobierno, para que también en el caso de Daniel se cumpliera estrictamente lo establecido por la ley. Después el rey se fue a su palacio y se acostó sin cenar y sin entregarse a sus distracciones habituales; además, no pudo dormir en toda la noche. Tan pronto como amaneció, se levantó y fue a toda prisa al foso de los leones. Cuando el rey estuvo cerca, llamó con voz triste a Daniel, diciendo: “Daniel, siervo del Dios viviente, ¿pudo tu Dios, a quien sirves con tanta fidelidad, librarte de los leones?” Y Daniel le respondió: “¡Que viva Su Majestad para siempre! Mi Dios envió su ángel, el cual cerró la boca de los leones para que no me hicieran ningún daño, pues Dios sabe que soy inocente y que no he hecho nada malo contra Su Majestad.” Entonces el rey se alegró mucho y ordenó que sacaran del foso a Daniel. Cuando lo sacaron, no le encontraron ninguna herida, porque tuvo confianza en su Dios. Después, por orden del rey, fueron traídos los hombres que habían acusado a Daniel, y junto con sus mujeres y sus hijos fueron echados al foso de los leones; y aún no habían llegado al fondo cuando ya los leones se habían lanzado sobre ellos y los habían despedazado. Entonces el rey Darío escribió a la gente de todas las naciones y lenguas de la tierra, diciéndoles: “Deseo a ustedes paz y prosperidad, y ordeno y mando que en todo mi imperio se respete y reverencie al Dios de Daniel. 

“Porque él es el Dios viviente, 

y permanece para siempre. 

Su reino no será jamás destruido 

ni su poder tendrá fin. 

Él es el salvador y el libertador; 

el que hace señales maravillosas 

en el cielo y en la tierra. 

Él ha salvado a Daniel 

de las garras de los leones.”

Y Daniel siguió siendo una alta personalidad del gobierno en el reinado de Darío, y también en el reinado de Ciro, rey de Persia.

Cántico de la Creación  Benedicite, omnia opera Domini

Daniel (dc) 3:57-87

Invocación

Bendigan al Señor, obras todas del Señor, *

alábenle y exáltenle sobre todo para siempre.

En la bóveda celeste, bendigan al Señor, *

alábenle y exáltenle sobre todo para siempre.

I El Orden Cósmico

Bendigan al Señor, ángeles y potestades del Señor, *

cielos y aguas que están sobre los cielos.

Sol y luna, y estrellas del cielo, bendigan al Señor, *

alábenle y exáltenle sobre todo para siempre.

Bendigan al Señor, lluvias todas y rocío, *

vientos todos, fuego y calor.

Inviernos y veranos, bendigan al Señor, *

alábenle y exáltenle sobre todo para siempre.

Bendigan al Señor, fríos y heladas, *

gotas de rocío y copos de nieve.

Escarchas y fríos, hielos y celliscas, bendigan al Señor, *

alábenle y exáltenle sobre todo para siempre.

Bendigan al Señor, noches y días, *

luz radiante y oscuridad acogedora.

Rayos y nubes, bendigan al Señor, *

alábenle y exáltenle sobre todo para siempre.

II La Tierra y sus Criaturas

Bendiga la tierra al Señor, *

alábele y exáltele sobre todo para siempre.

Montes y colinas y cuanto germina en la tierra,

bendigan al Señor, *

alábenle y exáltenle sobre todo para siempre.

Bendigan al Señor, manantiales y fuentes, mares y ríos, *

cetáceos y cuanto se mueve en las aguas.

Aves del cielo, bendigan al Señor, *

alábenle y exáltenle sobre todo para siempre.

Bendigan al Señor, bestias silvestres, *

y todos los rebaños y ganados.

Hombres y mujeres de todos los lugares, bendigan al Señor, *

alábenle y exáltenle sobre todo para siempre.

III El Pueblo de Dios

Bendiga al Señor el pueblo de Dios, *

alábele y exáltele sobre todo para siempre.

Sacerdotes y siervos del Señor, bendigan al Señor, *

alábenle y exáltenle sobre todo para siempre.

Bendigan al Señor, espíritus y almas de los justos, *

alábenle y exáltenle sobre todo para siempre.

Santos y humildes de corazón, bendigan al Señor, *

alábenle y exáltenle sobre todo para siempre.

Doxología

Bendigamos al Señor: Padre, Hijo y Espíritu Santo, *

alabémosle y exaltémosle sobre todo para siempre.

En la bóveda celeste, bendito sea el Señor, *

alabado y exaltado sobre todo para siempre.

3 San Juan 1-15

El anciano saluda al querido Gayo, a quien ama en verdad. Querido hermano, pido a Dios que, así como te va bien espiritualmente, te vaya bien en todo y tengas buena salud. Me alegré mucho cuando algunos hermanos vinieron y me contaron que te mantienes fiel a la verdad. No hay para mí mayor alegría que saber que mis hijos viven de acuerdo con la verdad. Querido hermano, te estás portando fielmente en el servicio que prestas a los demás hermanos, especialmente a los que llegan de otros lugares. Delante de la comunidad han hablado ellos de cuánto los amas. Por favor, ayúdalos en lo que necesiten para seguir su viaje, de manera agradable a Dios. Pues ellos han emprendido su viaje en el servicio de Jesucristo, y no han aceptado ninguna ayuda de gente pagana. Por eso nosotros debemos hacernos cargo de ellos, para ayudarlos en la predicación de la verdad. Yo escribí una carta a la comunidad, pero Diótrefes no acepta nuestra autoridad porque le gusta mandar. Por eso, cuando yo vaya le llamaré la atención, pues anda contando chismes y mentiras contra nosotros. Y, no contento con esto, no recibe a los hermanos que llegan, y a quienes quieren recibirlos les prohíbe hacerlo y los expulsa de la comunidad. Querido hermano, no sigas los malos ejemplos, sino los buenos. El que hace lo bueno es de Dios, pero el que hace lo malo no ha visto a Dios.  Todos, incluso la verdad misma, hablan bien de Demetrio. También nosotros hablamos en favor suyo, y tú sabes que decimos la verdad. Yo tenía mucho que decirte, pero no quiero hacerlo por escrito, porque espero verte pronto y hablar contigo personalmente.  Que tengas paz. Los amigos te mandan saludos. Por favor, saluda a cada uno de nuestros amigos.

Cántico de los Redimidos  Magna et mirabilia

Apocalipsis 15:3-4

Grandes y asombrosas son tus obras, *

Señor Dios, Rey del universo;

Justos y fidedignos tus caminos, *

oh Rey de los siglos.

¿Quién no te acatará y bendecirá tu Nombre? *

Tú sólo eres el Santo.

Todas las naciones vendrán y se postrarán ante ti, *

Pues tus hechos justos se hicieron manifiestos.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: *

como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Credo de los Apóstoles

Creo en Dios Padre todopoderoso,

creador del cielo y de la tierra.

Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor.

Fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo

y nació de la Virgen María.

Padeció bajo el poder de Poncio Pilato.

Fue crucificado, muerto y sepultado.

Descendió a los infiernos.

Al tercer día resucitó de entre los muertos.

Subió a los cielos,

y está sentado a la diestra de Dios Padre.

Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos.

Creo en el Espíritu Santo,

la santa Iglesia católica,

la comunión de los santos,

el perdón de los pecados,

la resurrección de los muertos,

y la vida eterna. Amén.

Plegarias

Padre nuestro que estás en el cielo,

santificado sea tu Nombre,

venga tu reino,

hágase tu voluntad,

en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día.

Perdona nuestras ofensas,

como también nosotros perdonamos

a los que nos ofenden.

No nos dejes caer en tentación

y líbranos del mal.

Porque tuyo es el reino,

tuyo es el poder,

y tuya es la gloria,

ahora y por siempre. Amén.

A

V. Señor, muéstranos tu misericordia;

R. Y concédenos tu salvación.

V. Reviste a tus ministros de justicia;

R. Que cante tu pueblo de júbilo.

V. Establece, Señor, la paz en todo el mundo;

R. Porque sólo en ti vivimos seguros.

V. Protege, Señor, a esta nación;

R. Y guíanos por la senda de justicia y de verdad.

V. Que se conozcan en la tierra tus caminos;

R. Y entre los pueblos tu salvación.

V. Señor, que no se olvide a los necesitados;

R. Ni se arranque la esperanza a los pobres.

V. Señor, crea en nosotros un corazón limpio;

R. Y susténtanos con tu Santo Espíritu.

Oh Dios, cuyo bendito Hijo se dio a conocer a sus discípulos en la fracción del pan: Abre los ojos de nuestra fe, para que podamos contemplarle en toda su obra redentora; quien vive y reina contigo, en la unidad del Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.

Dios todopoderoso, que después de la creación del mundo descansaste de todos tus trabajos, y santificaste un día de reposo para todas tus criaturas: Concede que nosotros, apartando toda ansiedad terrenal, nos dispongamos debidamente para el servicio de tu santuario, y que nuestro descanso aquí en la tierra sea una preparación para el reposo eterno en el cielo, que has prometido a tu pueblo; por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Oh Dios, autor de la paz y amante de la concordia, conocerte es vida eterna, y servirte, plena libertad: Defiende a estos tus humildes siervos de todos los asaltos de nuestros enemigos; para que, confiados en tu protección, no temamos la fuerza de ningún adversario; por el poder de Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Señor Jesucristo, tú extendiste tus brazos amorosos sobre el cruel madero de la cruz, para estrechar a todos los seres humanos en tu abrazo salvador: Revístenos con tu Espíritu de tal manera que, extendiendo nuestras manos en amor, llevemos a quienes no te conocen a reconocerte y amarte; por el honor de tu Nombre. Amén.

Puede seguir intercesiones y acciones de gracias

Oración de San Juan Crisóstomo

Dios todopoderoso, que nos diste la gracia para unirnos en este momento, a fin de ofrecerte nuestras súplicas en común; y que, por tu muy amado Hijo, nos prometiste que, cuando dos o tres se congregan en su Nombre, tú estarás en medio de ellos: Realiza ahora, Señor, nuestros deseos y peticiones como mejor nos convenga; y concédenos en este mundo el conocimiento de tu verdad y en el venidero, la vida eterna. Amén.

Bendigamos al Señor.

Demos gracias a Dios.

La gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo sean con todos nosotros, ahora y siempre. Amén. 2 Corintios 13:14

Completas

completas2

Oficio de Completas

El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y un perfecto fin. Amén.

Nuestro auxilio está en el Nombre del Señor;

Que hizo el cielo y la tierra.

Confesión

Dios todopoderoso, nuestro Padre celestial:

Hemos pecado contra ti,

por nuestra propia culpa,

por pensamiento, palabra y obra,

y por lo que hemos dejado de hacer.

Por amor de tu Hijo nuestro Señor Jesucristo,

perdona nuestras ofensas

y concédenos que te sirvamos

en novedad de vida,

para gloria de tu Nombre. Amén

Que el Dios todopoderoso nos conceda el perdón de todos nuestros pecados, y la gracia y fortaleza del Espíritu Santo. Amén.

Oh Dios, dígnate librarnos.

Señor, apresúrate a socorrernos.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. ¡Aleluya!

Salmo 4   Cum invocarem

Respóndeme cuando clamo, oh Dios de mi justicia; *

cuando estaba en angustia, tú me libraste;

ten misericordia de mí, y escucha mi oración.

“Mortales, ¿hasta cuándo volverán mi honra en infamia, *

amarán la vanidad, y buscarán la mentira?”

Sepan, pues, que el Señor ha escogido a los fieles para sí; *

el Señor oirá cuando yo a él clamare.

Tiemblen y no pequen; *

mediten en su corazón estando en su cama, y callen.

Ofrezcan sacrificios rectos, *

y confíen en el Señor.

Muchos son los que dicen: “¿Quién nos mostrará el bien?” *q

Alza sobre nosotros, oh Señor, la luz de tu rostro.

Tú diste alegría a mi corazón, *

mayor que la de ellos cuando abundaba su grano y su mosto.

En paz me acostaré, y en seguida dormiré; *

porque sólo tú, oh Señor, me haces vivir seguro.

Salmo 134   Ecce nunc

Y ahora bendigan al Señor, siervos todos del Señor, *

los que de noche están de pie en la casa del Señor.

Eleven las manos hacia el santuario, y bendigan al Señor. *

El Señor que hizo los cielos y la tierra, te bendiga desde Sión.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: *

como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Vengan a mí todos los que están trabajados y cargados, y yo los haré descansar. Lleven mi yugo sobre ustedes, y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallarán descanso para sus almas; porque mi yugo es fácil y ligera mi carga. San Mateo 11:28-30

Demos gracias a Dios.

Puede cantarse un himno adecuado para la noche.

En tus manos, oh Señor, encomiendo mi espíritu;

Tú me has redimido, oh Señor, Dios de verdad.

Guárdanos, oh Señor, como a la niña de tus ojos;

Escóndenos bajo la sombra de tus alas.

Señor, ten piedad.

Cristo, ten piedad.

Señor, ten piedad.

Padre nuestro que estás en el cielo,

santificado sea tu Nombre,

venga tu reino,

hágase tu voluntad,

en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día.

Perdona nuestras ofensas,

como también nosotros perdonamos

a los que nos ofenden.

No nos dejes caer en tentación

y líbranos del mal.

Señor, escucha nuestra oración.

Y llegue a ti nuestro clamor.

Visita, oh Señor, este lugar, y ahuyenta de él todas las asechanzas del enemigo; que tus santos ángeles moren con nosotros para preservarnos en paz; y que tu bendición sea siempre sobre nosotros; por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Oh Dios, tu providencia inagotable sustenta al mundo en que vivimos y aun nuestra propia vida: Vela, de día y de noche, por los que trabajan mientras otros duermen, y concede que jamás olvidemos que nuestra vida común depende de nuestras faenas mutuas; por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Puede observarse una pausa, durante la cual se puede ofrecer intercesiones y acciones de gracias espontáneas.

Guíanos, Señor, despiertos, y guárdanos mientras dormimos; que despiertos velemos con Cristo, y dormidos descansemos en paz.

Ahora despides, Señor, a tu siervo, *

conforme a tu palabra, en paz.

Porque mis ojos han visto a tu Salvador, *

a quien has presentado ante todos los pueblos:

Luz para alumbrar a las naciones, *

y gloria de tu pueblo Israel.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: *

como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén.

Guíanos, Señor, despiertos, y guárdanos mientras dormimos; que despiertos velemos con Cristo, y dormidos descansemos en paz.

Bendigamos al Señor.

Demos gracias a Dios.

Que el Señor omnipotente y misericordioso: Padre, Hijo y Espíritu Santo, nos bendiga y nos guarde. Amén.

Vespertina, el Viernes de la tercera semana de Pascua

VesVierPascuaIII

Oración Vespertina Diaria

¡Aleluya! Cristo ha resucitado

¡Es verdad! El Señor ha resucitado. ¡Aleluya!

Confesión de Pecado

Dios de misericordia, confesamos que hemos pecado contra ti por pensamiento, palabra y obra, por lo que hemos hecho y lo que hemos dejado de hacer. No te hemos amado con todo el corazón; no hemos amado a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Sincera y humildemente nos arrepentimos. Por amor de tu Hijo Jesucristo, ten piedad de nosotros y perdónanos; así tu voluntad será nuestra alegría y andaremos por tus caminos, para gloria de tu Nombre. Amén.

Dios omnipotente tenga misericordia de nosotros, perdone todos nuestros pecados por Jesucristo nuestro Señor, nos fortalezca en toda bondad y por el poder del Espíritu Santo, nos conserve en la vida eterna. Amén.

Oh Dios, dígnate librarnos.

Señor, apresúrate a socorrernos.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. ¡Aleluya!

Luz Alegrante   Phos hilaron

Luz alegrante,

claridad pura del sempiterno Padre celestial,

Jesucristo, santo y bendito:

Ahora que hemos llegado al ocaso del sol,

y nuestros ojos miran la luz vespertina,

te alabamos con himnos, oh Dios: Padre,

Hijo y Espíritu Santo.

Digno eres de ser alabado en todos los tiempos

con voces gozosas,

oh Hijo de Dios, Dador de la vida;

por tanto te glorifica el universo entero.

Salmo 105:23-45

Israel entró en Egipto, *

y Jacob se hospedó en la tierra de Cam.

El Señor hizo a su pueblo sumamente fecundo; *

lo hizo más fuerte que sus enemigos.

Les cambió el corazón para que aborreciesen a su pueblo,

y trataron injustamente a sus siervos.

Envió a Moisés, su siervo, *

y a Aarón, al cual escogió.

Hicieron contra ellos las señales de Dios, *

y sus prodigios en la tierra de Cam.

Envió tinieblas, y oscureció, *

pero los egipcios se rebelaron contra sus palabras.

Volvió sus aguas en sangre, *

e hizo morir sus peces.

Su tierra se infestó de ranas, *

hasta en las cámaras de sus reyes.

Habló, y vinieron enjambres de moscas, *

piojos por todo su territorio.

Les dio granizo por lluvia, *

y llamas de fuego en toda la tierra.

Asoló sus viñas y sus higueras, *

y destrozó todos los árboles del país.

Habló, y vinieron langostas, *

y saltamontes sin número;

Comieron toda la hierba de su país, *

y devoraron el fruto de sus campos.

Hirió de muerte a los primogénitos de su tierra, *

a las primicias de todo su vigor.

Sacó a su pueblo con plata y oro; *

entre sus tribus nadie tropezaba.

Egipto se alegró de su éxodo, *

porque pavor cayó sobre ellos.

Puso el Señor una nube por cubierta, *

y fuego para alumbrar la noche.

Pidieron, e hizo venir codornices; *

los sació de pan del cielo.

Abrió la peña, y fluyeron aguas; *

corrieron como un río por los sequedales.

Se acordó de su santo pacto, *

y de Abrahán, su siervo.

Así sacó a su pueblo con gozo, *

con júbilo a sus escogidos.

Les dio las tierras de las naciones, *

y el fruto del trabajo de otros pueblos,

Para que guardasen sus estatutos *

y cumpliesen sus leyes.

¡Aleluya!

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo:

como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

San Lucas 5:12-26

Un día, estando Jesús en un pueblo, llegó un hombre enfermo de lepra; al ver a Jesús, se inclinó hasta el suelo y le rogó: “Señor, si quieres, puedes limpiarme de mi enfermedad.” Jesús lo tocó con la mano, diciendo: “Quiero. ¡Queda limpio!” Al momento se le quitó la lepra al enfermo, y Jesús le ordenó: “No se lo digas a nadie; solamente ve y preséntate al sacerdote, y lleva por tu purificación la ofrenda que ordenó Moisés, para que conste ante los sacerdotes.” Sin embargo, la fama de Jesús aumentaba cada vez más, y mucha gente se juntaba para oírlo y para que curara sus enfermedades.  Pero Jesús se retiraba a orar a lugares donde no había nadie. Un día en que Jesús estaba enseñando, se habían sentado por allí algunos fariseos y maestros de la ley venidos de todas las aldeas de Galilea, y de Judea y Jerusalén. Y el poder del Señor se mostraba en Jesús sanando a los enfermos. Entonces llegaron unos hombres que llevaban en una camilla a uno que estaba paralítico. Querían llevarlo adentro de la casa y ponerlo delante de Jesús, pero no encontraban por dónde meterlo, porque había mucha gente; así que subieron al techo y, abriendo un hueco entre las tejas, bajaron al enfermo en la camilla, allí en medio de todos, delante de Jesús. Cuando Jesús vio la fe que tenían, le dijo al enfermo: “Amigo, tus pecados quedan perdonados.”  Entonces los maestros de la ley y los fariseos comenzaron a pensar: “¿Quién es este que se atreve a decir palabras ofensivas contra Dios? Solo Dios puede perdonar pecados.” Pero Jesús se dio cuenta de lo que estaban pensando, y les preguntó: “¿Por qué piensan ustedes así? ¿Qué es más fácil, decir: ‘Tus pecados quedan perdonados’, o decir: ‘Levántate y anda’? Pues voy a demostrarles que el Hijo del hombre tiene autoridad en la tierra para perdonar pecados.” Entonces le dijo al paralítico: “A ti te digo, levántate, toma tu camilla y vete a tu casa.” Al momento, el paralítico se levantó delante de todos, tomó la camilla en que estaba acostado y se fue a su casa alabando a Dios. Todos se quedaron admirados y alabaron a Dios, y llenos de miedo dijeron: “Hoy hemos visto cosas maravillosas.”

Cántico de Simeón  Nunc dimittis

San Lucas 2:29-32

Ahora despides, Señor, a tu siervo, *

conforme a tu palabra, en paz.

Porque mis ojos han visto a tu Salvador, *

a quien has presentado ante todos los pueblos:

Luz para alumbrar a las naciones, *

y gloria de tu pueblo Israel.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: *

como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Credo de los Apóstoles

Creo en Dios Padre todopoderoso,

creador del cielo y de la tierra.

Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor.

Fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo

y nació de la Virgen María.

Padeció bajo el poder de Poncio Pilato.

Fue crucificado, muerto y sepultado.

Descendió a los infiernos.

Al tercer día resucitó de entre los muertos.

Subió a los cielos,

y está sentado a la diestra de Dios Padre.

Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos.

Creo en el Espíritu Santo,

la santa Iglesia católica,

la comunión de los santos,

el perdón de los pecados,

la resurrección de los muertos,

y la vida eterna. Amén.

Plegarias

Padre nuestro que estás en el cielo,

santificado sea tu Nombre,

venga tu reino,

hágase tu voluntad,

en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día.

Perdona nuestras ofensas,

como también nosotros perdonamos

a los que nos ofenden.

No nos dejes caer en tentación

y líbranos del mal.

Porque tuyo es el reino,

tuyo es el poder,

y tuya es la gloria,

ahora y por siempre. Amén.

B

V. Que esta noche sea santa, buena y pacífica,

R. Te rogamos, Señor.

V. Que tus santos ángeles nos conduzcan por los senderos de paz y de benevolencia,

R. Te rogamos, Señor.

V. Que nos perdones y absuelvas de nuestros pecados y ofensas,

R. Te rogamos, Señor.

V. Que haya paz para tu Iglesia y para todo el mundo,

R. Te rogamos, Señor.

V. Que partamos de esta vida en tu fe y temor, y no seamos condenados ante el gran tribunal de Cristo.

R. Te rogamos, Señor.

V. Que tu Espíritu Santo nos una en la comunión de todos tus santos, encomendándonos los unos a los otros y toda nuestra vida a Cristo,

R. Te rogamos, Señor

Señor Jesucristo, por tu muerte quitaste el aguijón de la muerte: Concede a tus siervos que caminemos de tal modo en la fe hacia el lugar a donde tú nos has precedido, que al fin durmamos apaciblemente en ti, y despertemos a tu semejanza; por amor de tu tierna misericordia. Amén.

Oh Dios, cuyo bendito Hijo se dio a conocer a sus discípulos en la fracción del pan: Abre los ojos de nuestra fe, para que podamos contemplarle en toda su obra redentora; quien vive y reina contigo, en la unidad del Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.

Oh Dios, tú eres la vida de los que viven, la luz de los fieles, la fortaleza de los que trabajan, y el descanso de los muertos: Te damos gracias por las bendiciones del día que termina, y humildemente te suplicamos nos des tu protección durante la noche que comienza. Llévanos en seguridad hasta las horas del alba; por aquél que murió y resucitó por nosotros, tu Hijo nuestro Salvador Jesucristo. Amén.

Quédate con nosotros, Señor Jesús, ahora que la noche se acerca y ha pasado el día. Sé nuestro compañero en el camino, enciende nuestros corazones, y despierta la esperanza, para que te conozcamos tal como te revelas en las Escrituras y en la fracción del pan. Concede esto por amor de tu Nombre. Amén.

Vela, oh amantísimo Señor, con los que trabajan, o velan, o lloran esta noche. A tus ángeles manda que guarden a los que duermen. Cuida a los enfermos, Cristo Señor; otorga reposo a los cansados, bendice a los moribundos, consuela a los que sufren, compadécete de los afligidos, escuda a los gozosos. Todo esto te pedimos por tu gran amor. Amén.

Puede seguir intercesiones y acciones de gracias.

Acción de Gracias en General

Dios omnipotente, Padre de toda misericordia, nosotros, indignos siervos tuyos, humildemente te damos gracias por todo tu amor y benignidad a nosotros y a todos los seres humanos. Te bendecimos por nuestra creación, preservación y todas las bendiciones de esta vida; pero sobre todo por tu amor inmensurable en la redención del mundo por nuestro Señor Jesucristo; por los medios de gracia, y la esperanza de gloria. Y te suplicamos nos hagas conscientes de tus bondades de tal manera que, con un corazón verdaderamente agradecido, proclamemos tus alabanzas, no sólo con nuestros labios, sino también con nuestras vidas, entregándonos a tu servicio y caminando en tu presencia, en santidad y justicia, todos los días de nuestra vida; por Jesucristo nuestro Señor, a quien, contigo y el Espíritu Santo, sea todo honor y gloria, por los siglos de los siglos. Amén.

Bendigamos al Señor.

Demos gracias a Dios.

Gloria a Dios, cuyo poder, actuando en nosotros, puede realizar todas las cosas infinitamente mejor de lo que podemos pedir o pensar: Gloria a él en la Iglesia de generación en generación, y en Cristo Jesús por los siglos de los siglos. Amén. 

 Efesios 3:20, 21