Completas

Completas 2

Oficio de Completas

El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y un perfecto fin. Amén.

Nuestro auxilio está en el Nombre del Señor;

Que hizo el cielo y la tierra.

Confesión

Dios todopoderoso, nuestro Padre celestial:

Hemos pecado contra ti,

por nuestra propia culpa,

por pensamiento, palabra y obra,

y por lo que hemos dejado de hacer.

Por amor de tu Hijo nuestro Señor Jesucristo,

perdona nuestras ofensas

y concédenos que te sirvamos

en novedad de vida,

para gloria de tu Nombre. Amén

Que el Dios todopoderoso nos conceda el perdón de todos nuestros pecados, y la gracia y fortaleza del Espíritu Santo. Amén.

Oh Dios, dígnate librarnos.

Señor, apresúrate a socorrernos.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. ¡Aleluya!

Salmo 4   Cum invocarem

Respóndeme cuando clamo, oh Dios de mi justicia; *

cuando estaba en angustia, tú me libraste;

ten misericordia de mí, y escucha mi oración.

“Mortales, ¿hasta cuándo volverán mi honra en infamia, *

amarán la vanidad, y buscarán la mentira?”

Sepan, pues, que el Señor ha escogido a los fieles para sí; *

el Señor oirá cuando yo a él clamare.

Tiemblen y no pequen; *

mediten en su corazón estando en su cama, y callen.

Ofrezcan sacrificios rectos, *

y confíen en el Señor.

Muchos son los que dicen: “¿Quién nos mostrará el bien?” *q

Alza sobre nosotros, oh Señor, la luz de tu rostro.

Tú diste alegría a mi corazón, *

mayor que la de ellos cuando abundaba su grano y su mosto.

En paz me acostaré, y en seguida dormiré; *

porque sólo tú, oh Señor, me haces vivir seguro.

Salmo 134   Ecce nunc

Y ahora bendigan al Señor, siervos todos del Señor, *

los que de noche están de pie en la casa del Señor.

Eleven las manos hacia el santuario, y bendigan al Señor. *

El Señor que hizo los cielos y la tierra, te bendiga desde Sión.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: *

como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Vengan a mí todos los que están trabajados y cargados, y yo los haré descansar. Lleven mi yugo sobre ustedes, y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallarán descanso para sus almas; porque mi yugo es fácil y ligera mi carga. San Mateo 11:28-30

Demos gracias a Dios.

Puede cantarse un himno adecuado para la noche.

En tus manos, oh Señor, encomiendo mi espíritu;

Tú me has redimido, oh Señor, Dios de verdad.

Guárdanos, oh Señor, como a la niña de tus ojos;

Escóndenos bajo la sombra de tus alas.

Señor, ten piedad.

Cristo, ten piedad.

Señor, ten piedad.

Padre nuestro que estás en el cielo,

santificado sea tu Nombre,

venga tu reino,

hágase tu voluntad,

en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día.

Perdona nuestras ofensas,

como también nosotros perdonamos

a los que nos ofenden.

No nos dejes caer en tentación

y líbranos del mal.

Señor, escucha nuestra oración.

Y llegue a ti nuestro clamor.

Visita, oh Señor, este lugar, y ahuyenta de él todas las asechanzas del enemigo; que tus santos ángeles moren con nosotros para preservarnos en paz; y que tu bendición sea siempre sobre nosotros; por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Oh Dios, tu providencia inagotable sustenta al mundo en que vivimos y aun nuestra propia vida: Vela, de día y de noche, por los que trabajan mientras otros duermen, y concede que jamás olvidemos que nuestra vida común depende de nuestras faenas mutuas; por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Puede observarse una pausa, durante la cual se puede ofrecer intercesiones y acciones de gracias espontáneas.

Guíanos, Señor, despiertos, y guárdanos mientras dormimos; que despiertos velemos con Cristo, y dormidos descansemos en paz.

Ahora despides, Señor, a tu siervo, *

conforme a tu palabra, en paz.

Porque mis ojos han visto a tu Salvador, *

a quien has presentado ante todos los pueblos:

Luz para alumbrar a las naciones, *

y gloria de tu pueblo Israel.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: *

como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén.

Guíanos, Señor, despiertos, y guárdanos mientras dormimos; que despiertos velemos con Cristo, y dormidos descansemos en paz.

Bendigamos al Señor.

Demos gracias a Dios.

Que el Señor omnipotente y misericordioso: Padre, Hijo y Espíritu Santo, nos bendiga y nos guarde. Amén.

Vespertina, el Sábado de la decimoséptima semana después Pentecostés

VesSábProp20 año 1

Oración Vespertina Diaria

Tuyo es el día, tuya también la noche; tú estableciste la luna y el sol. Tú fijaste todos los linderos de la tierra; el verano y el invierno tú los formaste. Salmo 74:15, 16

Confesión de Pecado

Dios de misericordia, confesamos que hemos pecado contra ti por pensamiento, palabra y obra, por lo que hemos hecho y lo que hemos dejado de hacer. No te hemos amado con todo el corazón; no hemos amado a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Sincera y humildemente nos arrepentimos. Por amor de tu Hijo Jesucristo, ten piedad de nosotros y perdónanos; así tu voluntad será nuestra alegría y andaremos por tus caminos, para gloria de tu Nombre. Amén.

Dios omnipotente tenga misericordia de nosotros, perdone todos nuestros pecados por Jesucristo nuestro Señor, nos fortalezca en toda bondad y por el poder del Espíritu Santo, nos conserve en la vida eterna. Amén.

Oh Dios, dígnate librarnos.

Señor, apresúrate a socorrernos.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. ¡Aleluya!

Luz Alegrante   Phos hilaron

Luz alegrante,

claridad pura del sempiterno Padre celestial,

Jesucristo, santo y bendito:

Ahora que hemos llegado al ocaso del sol,

y nuestros ojos miran la luz vespertina,

te alabamos con himnos, oh Dios: Padre,

Hijo y Espíritu Santo.

Digno eres de ser alabado en todos los tiempos

con voces gozosas,

oh Hijo de Dios, Dador de la vida;

por tanto te glorifica el universo entero.

Salmo 136

Den gracias al Señor, porque es bueno, *

porque para siempre es su misericordia.

Den gracias al Dios de los dioses, *

porque para siempre es su misericordia.

Den gracias al Señor de los señores, *

porque para siempre es su misericordia.

Al único que hace grandes maravillas, *

porque para siempre es su misericordia;

Al que hizo los cielos con sabiduría, *

porque para siempre es su misericordia;

Al que extendió la tierra sobre las aguas, *

porque para siempre es su misericordia;

Al que hizo las grandes lumbreras, *

porque para siempre es su misericordia:

El sol para que señorease de día, *

porque para siempre es su misericordia;

La luna y las estrellas para que señoreasen de noche, *

porque para siempre es su misericordia.

Al que hirió a los primogénitos de Egipto, *

porque para siempre es su misericordia;

Al que sacó a Israel de en medio de ellos, *

porque para siempre es su misericordia,

Con mano fuerte, y brazo extendido, *

porque para siempre es su misericordia;

Al que dividió en dos el Mar Rojo, *

porque para siempre es su misericordia,

E hizo pasar a Israel por en medio de él, *

porque para siempre es su misericordia,

Pero arrojó a Faraón y a su ejército en el Mar Rojo, *

porque para siempre es su misericordia;

Al que condujo a su pueblo por el desierto, *

porque para siempre es su misericordia.

Al que derribó a grandes reinos, *

porque para siempre es su misericordia,

Y mató a reyes poderosos, *

porque para siempre es su misericordia:

A Sehón, rey amorreo, *

porque para siempre es su misericordia,

Y a Og, rey de Basán, *

porque para siempre es su misericordia;

Y dio la tierra de ellos en heredad, *

porque para siempre es su misericordia,

En heredad a Israel su siervo, *

porque para siempre es su misericordia.

Al que se acordó de nosotros en nuestro abatimiento, *

porque para siempre es su misericordia,

Y nos libró de nuestros enemigos, *

porque para siempre es su misericordia;

Al que da alimento a toda criatura, *

porque para siempre es su misericordia.

Den gracias al Dios de los cielos, *

porque para siempre es su misericordia.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo:

como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

San Mateo 6:19-24

Jesús les dijo: ”No amontonen riquezas aquí en la tierra, donde la polilla destruye y las cosas se echan a perder, y donde los ladrones entran a robar. Más bien amontonen riquezas en el cielo, donde la polilla no destruye ni las cosas se echan a perder ni los ladrones entran a robar. Pues donde esté tu riqueza, allí estará también tu corazón. Los ojos son la lámpara del cuerpo; así que, si tus ojos son buenos, todo tu cuerpo tendrá luz; pero si tus ojos son malos, todo tu cuerpo estará en oscuridad. Y si la luz que hay en ti resulta ser oscuridad, ¡qué negra será la oscuridad misma! Nadie puede servir a dos amos, porque odiará a uno y querrá al otro, o será fiel a uno y despreciará al otro. No se puede servir a Dios y a las riquezas.”

Cántico de María  Magnificat

San Lucas 1:46-55

Proclama mi alma la grandeza del Señor,

se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador, *

porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, *

porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí;

su Nombre es santo.

Su misericordia llega a sus fieles, *

de generación en generación.

El hace proezas con su brazo; *

dispersa a los soberbios de corazón.

Derriba del trono a los poderosos, *

y enaltece a los humildes.

A los hambrientos los colma de bienes, *

y a los ricos despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo, *

acordándose de la misericordia,

Como lo había prometido a nuestros padres, *

en favor de Abrahán y su descendencia para siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: *

como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Credo de los Apóstoles

Creo en Dios Padre todopoderoso,

creador del cielo y de la tierra.

Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor.

Fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo

y nació de la Virgen María.

Padeció bajo el poder de Poncio Pilato.

Fue crucificado, muerto y sepultado.

Descendió a los infiernos.

Al tercer día resucitó de entre los muertos.

Subió a los cielos,

y está sentado a la diestra de Dios Padre.

Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos.

Creo en el Espíritu Santo,

la santa Iglesia católica,

la comunión de los santos,

el perdón de los pecados,

la resurrección de los muertos,

y la vida eterna. Amén.

Plegarias

Padre nuestro que estás en el cielo,

santificado sea tu Nombre,

venga tu reino,

hágase tu voluntad,

en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día.

Perdona nuestras ofensas,

como también nosotros perdonamos

a los que nos ofenden.

No nos dejes caer en tentación

y líbranos del mal.

Porque tuyo es el reino,

tuyo es el poder,

y tuya es la gloria,

ahora y por siempre. Amén.

B

V. Que esta noche sea santa, buena y pacífica,

R. Te rogamos, Señor.

V. Que tus santos ángeles nos conduzcan por los senderos de paz y de benevolencia,

R. Te rogamos, Señor.

V. Que nos perdones y absuelvas de nuestros pecados y ofensas,

R. Te rogamos, Señor.

V. Que haya paz para tu Iglesia y para todo el mundo,

R. Te rogamos, Señor.

V. Que partamos de esta vida en tu fe y temor, y no seamos condenados ante el gran tribunal de Cristo.

R. Te rogamos, Señor.

V. Que tu Espíritu Santo nos una en la comunión de todos tus santos, encomendándonos los unos a los otros y toda nuestra vida a Cristo,

R. Te rogamos, Señor.

Oh Dios, fuente de luz eterna: Derrama tu día interminable sobre los que aguardamos tu venida, para que nuestros labios te alaben, nuestras vidas te bendigan y nuestra adoración en la mañana te dé gloria; por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Concede, oh Señor, que no nos afanemos por las cosas terrenales, sino que amemos las celestiales, y aun ahora que estamos inmersos en cosas transitorias, haz que anhelemos lo que permanece para siempre; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

Oh Dios, tú eres la vida de los que viven, la luz de los fieles, la fortaleza de los que trabajan, y el descanso de los muertos: Te damos gracias por las bendiciones del día que termina, y humildemente te suplicamos nos des tu protección durante la noche que comienza. Llévanos en seguridad hasta las horas del alba; por aquél que murió y resucitó por nosotros, tu Hijo nuestro Salvador Jesucristo. Amén.

Quédate con nosotros, Señor Jesús, ahora que la noche se acerca y ha pasado el día. Sé nuestro compañero en el camino, enciende nuestros corazones, y despierta la esperanza, para que te conozcamos tal como te revelas en las Escrituras y en la fracción del pan. Concede esto por amor de tu Nombre. Amén.

Vela, oh amantísimo Señor, con los que trabajan, o velan, o lloran esta noche. A tus ángeles manda que guarden a los que duermen. Cuida a los enfermos, Cristo Señor; otorga reposo a los cansados, bendice a los moribundos, consuela a los que sufren, compadécete de los afligidos, escuda a los gozosos. Todo esto te pedimos por tu gran amor. Amén.

Puede seguir intercesiones y acciones de gracias.

Acción de Gracias en General

Dios omnipotente, Padre de toda misericordia, nosotros, indignos siervos tuyos, humildemente te damos gracias por todo tu amor y benignidad a nosotros y a todos los seres humanos. Te bendecimos por nuestra creación, preservación y todas las bendiciones de esta vida; pero sobre todo por tu amor inmensurable en la redención del mundo por nuestro Señor Jesucristo; por los medios de gracia, y la esperanza de gloria. Y te suplicamos nos hagas conscientes de tus bondades de tal manera que, con un corazón verdaderamente agradecido, proclamemos tus alabanzas, no sólo con nuestros labios, sino también con nuestras vidas, entregándonos a tu servicio y caminando en tu presencia, en santidad y justicia, todos los días de nuestra vida; por Jesucristo nuestro Señor, a quien, contigo y el Espíritu Santo, sea todo honor y gloria, por los siglos de los siglos. Amén.

Bendigamos al Señor.

Demos gracias a Dios.

Gloria a Dios, cuyo poder, actuando en nosotros, puede realizar todas las cosas infinitamente mejor de lo que podemos pedir o pensar: Gloria a él en la Iglesia de generación en generación, y en Cristo Jesús por los siglos de los siglos. Amén. Efesios 3:20, 21

Mediodía

Mediodía 2

Oficio para el Mediodía

Oh Dios, dígnate librarnos.

Señor, apresúrate a socorrernos.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Salmo 119 Lucerna pedibus meis

Lámpara es a mis pies tu palabra, *

y lumbrera en mi camino.

He jurado y estoy resuelto *

a guardar tus rectos juicios.

Afligido estoy en gran manera; *

vivifícame, oh Señor, conforme a tu palabra.

Acepta, oh Señor, la ofrenda voluntaria de mis labios, *

y enséñame tus juicios.

Mi vida está siempre en peligro; *

por tanto no olvido tu ley.

Me tendieron lazo los malvados, *

pero yo no me desvié de tus mandamientos.

Son tus decretos mi herencia eterna, *

en verdad, el gozo de mi corazón.

Mi corazón incliné a cumplir tus estatutos, *

eternamente y hasta el fin.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: *

como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. ¡Aleluya!

El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado. Romanos 5:5

Demos gracias a Dios.

Señor, ten piedad.

Cristo, ten piedad.

Señor, ten piedad.

Padre nuestro que estás en el cielo,

santificado sea tu Nombre,

venga tu reino,

hágase tu voluntad,

en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día.

Perdona nuestras ofensas,

como también nosotros perdonamos

a los que nos ofenden.

No nos dejes caer en tentación

y líbranos del mal.

Señor, escucha nuestra oración;

Y llegue a ti nuestro clamor.

Padre celestial, envía tu Santo Espíritu a nuestros corazones, para que nos dirija y gobierne según tu voluntad, nos consuele en todas nuestras aflicciones, nos defienda de todo error, y nos conduzca a toda verdad; por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Se puede ofrecer intercesiones libres.

Bendigamos al Señor.

Demos gracias a Dios.

Matutina, el Sábado de la decimoséptima semana después Pentecostés

MatSábProp20

Oración Matutina Diaria

Recibirán poder, cuando haya venido sobre ustedes el Espíritu Santo, y me serán testigos en Jerusalén, en toda Judea, en Samaria, y hasta lo último de la tierra. Hechos 1:8

Invitatorio y Salterio

Señor, abre nuestros labios.

Y nuestra boca proclamará tu alabanza.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. ¡Aleluya!

La misericordia del Señor es para siempre: vengan y adorémosle.

Venite   Salmo 95:1-7

Vengan, cantemos alegremente al Señor; *

aclamemos con júbilo a la Roca que nos salva.

Lleguemos ante su presencia con alabanza,  *

vitoreándole con cánticos;

Porque el Señor es Dios grande, *

y Rey grande sobre todos los dioses.

En su mano están las profundidades de la tierra, *

y las alturas de los montes son suyas.

Suyo el mar, pues él lo hizo, *

y sus manos formaron la tierra seca.

Vengan, adoremos y postrémonos; *

arrodillémonos delante del Señor nuestro Hacedor;

Porque él es nuestro Dios;

nosotros el pueblo de su dehesa, y ovejas de su mano. *

¡Ojalá escuchen hoy su voz!

Salmo 87

En el monte santo está la ciudad que él fundó; *

ama el Señor las puertas de Sión más que todas las moradas de Jacob.

De ti se dicen cosas gloriosas, *

oh ciudad de nuestro Dios.

Cuento a Egipto y a Babilonia entre los que me conocen; *

he aquí, Filistea, Tiro y Etiopía: en Sión fueron nacidos.

De Sión se dirá: “Todos han nacido en ella, *

y el Altísimo mismo la sostendrá”.

El Señor escribirá en el registro de los pueblos: *

“Estos también nacieron allí”.

Los cantores y los que danzan dirán: *

“Todas mis fuentes están en ti”.

Salmo 90

Oh Soberano mío, tú has sido nuestro refugio *

de generación en generación.

Antes que naciesen los montes, o fueran engendrados la tierra y el mundo, *

desde el siglo y hasta el siglo, tú eres Dios.

Devuelves el hombre al polvo, diciendo: *

“Retorna, hijo de Adán”.

Porque mil años delante de tus ojos son como el ayer, que pasó, *

y como una vigilia en la noche.

Nos arrebatas como en un sueño, *

como la hierba que pronto se marchita:

Por la mañana florece y crece; *

por la tarde es cortada y se seca;

Porque en tu furor somos consumidos, *

y por tu indignación somos conturbados.

Pusiste nuestras iniquidades ante ti, *

nuestros pecados secretos a la luz de tu rostro.

Todos nuestros días fallecen a causa de tu ira; *

acabamos nuestros años como un suspiro.

Los días de nuestra vida son setenta años,

y quizás en los más robustos hasta ochenta; *

con todo, la suma de ellos es sólo pesar y trabajo,

porque pronto pasan, y desaparecemos.

¿Quién conoce la vehemencia de tu ira? *

¿Quién teme debidamente tu indignación?

Enséñanos de tal modo a contar nuestros días, *

que traigamos al corazón sabiduría.

Vuélvete, oh Señor, ¿hasta cuándo tardarás?  *

Ten compasión de tus siervos.

Por la mañana sácianos de tu misericordia, *

y así cantaremos y nos alegraremos todos nuestros días.

Alégranos conforme a los días que nos afligiste, *

y a los años en que sufrimos desdichas.

Que tus siervos vean tus obras, *

y su descendencia tu gloria.

Sea la bondad del Señor nuestro Dios sobre nosotros, *

0y haga prosperar las obras de nuestras manos; 

sí, haga prosperar nuestras obras.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: *

como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Las Lecciones

2 Reyes 11:1-20a

Cuando Atalía, madre de Ocozías, supo que su hijo había muerto, fue y eliminó a toda la familia real. Pero Joseba, hija del rey Joram y hermana de Ocozías, apartó a Joás, hijo de Ocozías, de los otros hijos del rey a los que estaban matando, y lo escondió de Atalía, junto con su nodriza, en un dormitorio. Así que no lo mataron, y Joás estuvo escondido con su nodriza en el templo del Señor durante seis años. Mientras tanto, Atalía gobernó el país. Al séptimo año, Joiadá mandó llamar a los capitanes, y a los quereteos y los guardias, y los hizo entrar en el templo del Señor, donde él estaba. Allí hizo con ellos un pacto bajo juramento, y les mostró al príncipe Joás. Luego les ordenó: “Esto es lo que van a hacer ustedes: una tercera parte de ustedes estará de guardia en el palacio en el sábado; otra tercera parte estará en la puerta de Sur; y la otra tercera parte en la puerta posterior del cuartel de la guardia. Así cubrirán ustedes por turnos la guardia del palacio. Ahora bien, las dos secciones que salen de guardia el sábado, montarán la guardia en el templo del Señor, junto al rey. Ustedes formarán un círculo alrededor del rey, cada uno con sus armas en la mano, y el que intente penetrar en las filas, morirá. Ustedes acompañarán al rey dondequiera que él vaya.” Los capitanes hicieron todo lo que el sacerdote Joiadá les había ordenado. Cada cual tomó el mando de sus hombres, tanto los que entraban de guardia en sábado como los que salían, y se presentaron al sacerdote Joiadá. Entonces el sacerdote entregó a los capitanes las lanzas y los escudos que habían pertenecido al rey David, y que estaban en el templo del Señor. Los guardias tomaron sus puestos, desde el ala derecha hasta el ala izquierda del templo, y alrededor del altar, cada cual con su arma en la mano para proteger al rey. Entonces Joiadá sacó al hijo del rey, le puso la corona y las insignias reales, y después de derramar aceite sobre él lo proclamó rey. Luego todos aplaudieron y gritaron: “¡Viva el rey!”  Cuando Atalía oyó las aclamaciones de los guardias y de la gente, fue al templo del Señor, donde estaban todos. Vio allí al rey, de pie junto a la columna, según era la costumbre. A su lado estaban los jefes y la banda de música, y la gente muy alegre y tocando trompetas. Entonces Atalía rasgó sus vestidos, y gritó:

–¡Traición! ¡Traición!

Pero el sacerdote Joiadá ordenó a los capitanes que estaban al mando del ejército:

–¡Sáquenla de entre las filas, y pasen a cuchillo al que la siga!

Como el sacerdote había ordenado que no la mataran en el templo del Señor, la apresaron y la sacaron por la entrada de la caballería al palacio real, y allí la mataron. Después Joiadá hizo una alianza entre el Señor, el rey y el pueblo, de que ellos serían el pueblo del Señor, y también entre el rey y el pueblo. Luego fueron todos al templo de Baal y lo derribaron, destrozando por completo sus altares y sus ídolos. En cuanto a Matán, el sacerdote de Baal, lo degollaron ante los altares. A continuación, el sacerdote puso una guardia en el templo del Señor; luego tomó a los capitanes, a los quereteos, a los guardias y a toda la gente, y juntos acompañaron al rey desde el templo del Señor hasta el palacio real, entrando por la puerta de la guardia. Joás se sentó en el trono, y todo el pueblo se alegró.

Cántico de la Creación  Benedicite, omnia opera Domini

Daniel (dc) 3:57-87

Invocación

Bendigan al Señor, obras todas del Señor, *

alábenle y exáltenle sobre todo para siempre.

En la bóveda celeste, bendigan al Señor, *

alábenle y exáltenle sobre todo para siempre.

I El Orden Cósmico

Bendigan al Señor, ángeles y potestades del Señor, *

cielos y aguas que están sobre los cielos.

Sol y luna, y estrellas del cielo, bendigan al Señor, *

alábenle y exáltenle sobre todo para siempre.

Bendigan al Señor, lluvias todas y rocío, *

vientos todos, fuego y calor.

Inviernos y veranos, bendigan al Señor, *

alábenle y exáltenle sobre todo para siempre.

Bendigan al Señor, fríos y heladas, *

gotas de rocío y copos de nieve.

Escarchas y fríos, hielos y celliscas, bendigan al Señor, *

alábenle y exáltenle sobre todo para siempre.

Bendigan al Señor, noches y días, *

luz radiante y oscuridad acogedora.

Rayos y nubes, bendigan al Señor, *

alábenle y exáltenle sobre todo para siempre.

II La Tierra y sus Criaturas

Bendiga la tierra al Señor, *

alábele y exáltele sobre todo para siempre.

Montes y colinas y cuanto germina en la tierra,

bendigan al Señor, *

alábenle y exáltenle sobre todo para siempre.

Bendigan al Señor, manantiales y fuentes, mares y ríos, *

cetáceos y cuanto se mueve en las aguas.

Aves del cielo, bendigan al Señor, *

alábenle y exáltenle sobre todo para siempre.

Bendigan al Señor, bestias silvestres, *

y todos los rebaños y ganados.

Hombres y mujeres de todos los lugares, bendigan al Señor, *

alábenle y exáltenle sobre todo para siempre.

III El Pueblo de Dios

Bendiga al Señor el pueblo de Dios, *

alábele y exáltele sobre todo para siempre.

Sacerdotes y siervos del Señor, bendigan al Señor, *

alábenle y exáltenle sobre todo para siempre.

Bendigan al Señor, espíritus y almas de los justos, *

alábenle y exáltenle sobre todo para siempre.

Santos y humildes de corazón, bendigan al Señor, *

alábenle y exáltenle sobre todo para siempre.

Doxología

Bendigamos al Señor: Padre, Hijo y Espíritu Santo, *

alabémosle y exaltémosle sobre todo para siempre.

En la bóveda celeste, bendito sea el Señor, *

alabado y exaltado sobre todo para siempre.

1 Corintios 7:10-27

Pero a los que ya están casados, les doy este mandato, que no es mío, sino del Señor: que la esposa no se separe de su esposo. Ahora bien, en caso de que la esposa se separe de su esposo, deberá quedarse sin casar o reconciliarse con él. De la misma manera, el esposo no debe divorciarse de su esposa. En cuanto a los demás, les digo, como cosa mía y no del Señor, que si la mujer de algún hermano no es creyente pero está de acuerdo en seguir viviendo con él, el hermano no debe divorciarse de ella. Y si una mujer creyente está casada con un hombre no creyente que está de acuerdo en seguir viviendo con ella, no deberá divorciarse de él. Pues el esposo no creyente queda santificado por su unión con una mujer creyente; y la mujer no creyente queda santificada por su unión con un esposo creyente. De otra manera, los hijos de ustedes serían impuros; pero, de hecho, pertenecen al pueblo santo. Ahora bien, si el esposo o la esposa no creyentes insisten en separarse, que lo hagan. En estos casos, el hermano o la hermana quedan en libertad, porque Dios los ha llamado a ustedes a vivir en paz. Pues ¿cómo sabes tú, esposa, si acaso puedes salvar a tu esposo? ¿O cómo sabes tú, esposo, si acaso puedes salvar a tu esposa?  Como quiera que sea, cada uno debe vivir según los dones que el Señor le ha dado, y tal como era cuando Dios lo llamó. Esta es la norma que doy a todas las iglesias. Si Dios llama a alguno que ha sido circuncidado, no trate de disimular su circuncisión; y si llama a uno que no ha sido circuncidado, no debe circuncidarse. Porque lo que importa no es estar o no estar circuncidado, sino obedecer los mandatos de Dios. Cada uno debe quedarse en la condición en que estaba cuando Dios lo llamó. Si cuando fuiste llamado eras esclavo, no te preocupes; aunque si tienes oportunidad de conseguir tu libertad, debes aprovecharla. Pues el que era esclavo cuando fue llamado a la fe, ahora es un hombre libre al servicio del Señor; y, de la misma manera, el que era hombre libre cuando fue llamado, ahora es esclavo de Cristo. Dios los ha comprado a ustedes; no permitan que otros hombres los hagan esclavos. Así pues, hermanos, que cada cual permanezca delante de Dios en la condición en que estaba cuando fue llamado. En cuanto a las mujeres no casadas, no tengo ningún mandato especial del Señor; pero doy mi opinión, como uno que es digno de confianza por la misericordia del Señor. A mí me parece que es preferible que cada uno se quede tal como está, por causa de los tiempos difíciles en que vivimos. Si tienes mujer, no la abandones; y si no tienes, no la busques.

Cántico de los Redimidos  Magna et mirabilia

Apocalipsis 15:3-4

Grandes y asombrosas son tus obras, *

Señor Dios, Rey del universo;

Justos y fidedignos tus caminos, *

oh Rey de los siglos.

¿Quién no te acatará y bendecirá tu Nombre? *

Tú sólo eres el Santo.

Todas las naciones vendrán y se postrarán ante ti, *

Pues tus hechos justos se hicieron manifiestos.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: *

como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Credo de los Apóstoles

Creo en Dios Padre todopoderoso,

creador del cielo y de la tierra.

Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor.

Fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo

y nació de la Virgen María.

Padeció bajo el poder de Poncio Pilato.

Fue crucificado, muerto y sepultado.

Descendió a los infiernos.

Al tercer día resucitó de entre los muertos.

Subió a los cielos,

y está sentado a la diestra de Dios Padre.

Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos.

Creo en el Espíritu Santo,

la santa Iglesia católica,

la comunión de los santos,

el perdón de los pecados,

la resurrección de los muertos,

y la vida eterna. Amén.

Plegarias

Padre nuestro que estás en el cielo,

santificado sea tu Nombre,

venga tu reino,

hágase tu voluntad,

en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día.

Perdona nuestras ofensas,

como también nosotros perdonamos

a los que nos ofenden.

No nos dejes caer en tentación

y líbranos del mal.

Porque tuyo es el reino,

tuyo es el poder,

y tuya es la gloria,

ahora y por siempre. Amén.

A

V. Señor, muéstranos tu misericordia;

R. Y concédenos tu salvación.

V. Reviste a tus ministros de justicia;

R. Que cante tu pueblo de júbilo.

V. Establece, Señor, la paz en todo el mundo;

R. Porque sólo en ti vivimos seguros.

V. Protege, Señor, a esta nación;

R. Y guíanos por la senda de justicia y de verdad.

V. Que se conozcan en la tierra tus caminos;

R. Y entre los pueblos tu salvación.

V. Señor, que no se olvide a los necesitados;

R. Ni se arranque la esperanza a los pobres.

V. Señor, crea en nosotros un corazón limpio;

R. Y susténtanos con tu Santo Espíritu.

Concede, oh Señor, que no nos afanemos por las cosas terrenales, sino que amemos las celestiales, y aun ahora que estamos inmersos en cosas transitorias, haz que anhelemos lo que permanece para siempre; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

Dios todopoderoso, que después de la creación del mundo descansaste de todos tus trabajos, y santificaste un día de reposo para todas tus criaturas: Concede que nosotros, apartando toda ansiedad terrenal, nos dispongamos debidamente para el servicio de tu santuario, y que nuestro descanso aquí en la tierra sea una preparación para el reposo eterno en el cielo, que has prometido a tu pueblo; por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Oh Dios, autor de la paz y amante de la concordia, conocerte es vida eterna, y servirte, plena libertad: Defiende a estos tus humildes siervos de todos los asaltos de nuestros enemigos; para que, confiados en tu protección, no temamos la fuerza de ningún adversario; por el poder de Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Señor Jesucristo, tú extendiste tus brazos amorosos sobre el cruel madero de la cruz, para estrechar a todos los seres humanos en tu abrazo salvador: Revístenos con tu Espíritu de tal manera que, extendiendo nuestras manos en amor, llevemos a quienes no te conocen a reconocerte y amarte; por el honor de tu Nombre. Amén.

Puede seguir intercesiones y acciones de gracias

Oración de San Juan Crisóstomo

Dios todopoderoso, que nos diste la gracia para unirnos en este momento, a fin de ofrecerte nuestras súplicas en común; y que, por tu muy amado Hijo, nos prometiste que, cuando dos o tres se congregan en su Nombre, tú estarás en medio de ellos: Realiza ahora, Señor, nuestros deseos y peticiones como mejor nos convenga; y concédenos en este mundo el conocimiento de tu verdad y en el venidero, la vida eterna. Amén.

Bendigamos al Señor.

Demos gracias a Dios.

La gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo sean con todos nosotros, ahora y siempre. Amén. 2 Corintios 13:14

Completas, la Fiesta de San Miguel y Todos los Ángeles

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Oficio de Completas 

El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y un perfecto fin. Amén. 

Nuestro auxilio está en el Nombre del Señor; 

Que hizo el cielo y la tierra. 

Confesión 

Dios todopoderoso, nuestro Padre celestial: 

Hemos pecado contra ti, 

por nuestra propia culpa, 

por pensamiento, palabra y obra, 

y por lo que hemos dejado de hacer. 

Por amor de tu Hijo nuestro Señor Jesucristo, 

perdona nuestras ofensas 

y concédenos que te sirvamos 

en novedad de vida, 

para gloria de tu Nombre. Amén 

Que el Dios todopoderoso nos conceda el perdón de todos nuestros pecados, y la gracia y fortaleza del Espíritu Santo. Amén. 

Oh Dios, dígnate librarnos. 

Señor, apresúrate a socorrernos. 

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. ¡Aleluya! 

Salmo 31  In te, Domine, speravi 

En ti, oh Señor, he esperado; * 

no sea yo avergonzado jamás; 

líbrame en tu justicia. 

Inclina a mí tu oído; * 

apresúrate a librarme. 

Sé tú mi roca fuerte, y fortaleza para salvarme; 

porque tú eres mi risco y mi castillo; * 

por tu Nombre me guiarás y me encaminarás. 

Me sacarás de la red que han escondido para mí, * 

pues tú eres mi refugio. 

En tu mano encomiendo mi espíritu; * 

tú me has redimido, oh Señor, Dios de verdad. 

Salmo 134   Ecce nunc 

Y ahora bendigan al Señor, siervos todos del Señor, * 

los que de noche están de pie en la casa del Señor. 

Eleven las manos hacia el santuario, y bendigan al Señor. * 

El Señor que hizo los cielos y la tierra, te bendiga desde Sión. 

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: * 

como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. 

Sean sobrios, y velen; porque su adversario el diablo, como león rugiente, anda alrededor buscando a quien devorar; al cual resistan firmes en la fe. <i>1 San Pedro 5:8-9a</i> 

Demos gracias a Dios. 

Puede cantarse un himno adecuado para la noche

En tus manos, oh Señor, encomiendo mi espíritu; 

Tú me has redimido, oh Señor, Dios de verdad. 

Guárdanos, oh Señor, como a la niña de tus ojos; 

Escóndenos bajo la sombra de tus alas. 

Señor, ten piedad. 

Cristo, ten piedad. 

Señor, ten piedad. 

Padre nuestro que estás en el cielo, 

santificado sea tu Nombre, 

venga tu reino, 

hágase tu voluntad, 

en la tierra como en el cielo. 

Danos hoy nuestro pan de cada día. 

Perdona nuestras ofensas, 

como también nosotros perdonamos 

a los que nos ofenden. 

No nos dejes caer en tentación 

y líbranos del mal. 

Señor, escucha nuestra oración. 

Y llegue a ti nuestro clamor. 

Visita, oh Señor, este lugar, y ahuyenta de él todas las asechanzas del enemigo; que tus santos ángeles moren con nosotros para preservarnos en paz; y que tu bendición sea siempre sobre nosotros; por Jesucristo nuestro Señor. Amén. 

Oh Dios, tu providencia inagotable sustenta al mundo en que vivimos y aun nuestra propia vida: Vela, de día y de noche, por los que trabajan mientras otros duermen, y concede que jamás olvidemos que nuestra vida común depende de nuestras faenas mutuas; por Jesucristo 

nuestro Señor. Amén. 

Puede observarse una pausa, durante la cual se puede ofrecer intercesiones y acciones de gracias espontáneas. 

Guíanos, Señor, despiertos, y guárdanos mientras dormimos; que despiertos velemos con Cristo, y dormidos descansemos en paz. 

Ahora despides, Señor, a tu siervo, * 

conforme a tu palabra, en paz. 

Porque mis ojos han visto a tu Salvador, * 

a quien has presentado ante todos los pueblos: 

Luz para alumbrar a las naciones, * 

y gloria de tu pueblo Israel. 

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: * 

como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. 

Guíanos, Señor, despiertos, y guárdanos mientras dormimos; que despiertos velemos con Cristo, y dormidos descansemos en paz. 

Bendigamos al Señor. 

Demos gracias a Dios. 

Que el Señor omnipotente y misericordioso: Padre, Hijo y Espíritu Santo, nos bendiga y nos guarde. Amén. 

Vespertina, la Fiesta de San Miguel y Todos los Ángeles

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Oración Vespertina Diaria 

Gracia y paz a ustedes, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo. Filipenses 1:2 

Confesión de Pecado 

Dios de misericordia, confesamos que hemos pecado contra ti por pensamiento, palabra y obra, por lo que hemos hecho y lo que hemos dejado de hacer. No te hemos amado con todo el corazón; no hemos amado a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Sincera y humildemente nos arrepentimos. Por amor de tu Hijo Jesucristo, ten piedad de nosotros y perdónanos; así tu voluntad será nuestra alegría y andaremos por tus caminos, para gloria de tu Nombre. Amén. 

Dios omnipotente tenga misericordia de nosotros, perdone todos nuestros pecados por Jesucristo nuestro Señor, nos fortalezca en toda bondad y por el poder del Espíritu Santo, nos conserve en la vida eterna. Amén. 

Oh Dios, dígnate librarnos. 

Señor, apresúrate a socorrernos. 

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. ¡Aleluya! 

Luz Alegrante   Phos hilaron 

Luz alegrante, 

claridad pura del sempiterno Padre celestial, 

Jesucristo, santo y bendito: 

Ahora que hemos llegado al ocaso del sol, 

y nuestros ojos miran la luz vespertina, 

te alabamos con himnos, oh Dios: Padre, 

Hijo y Espíritu Santo. 

Digno eres de ser alabado en todos los tiempos 

con voces gozosas, 

oh Hijo de Dios, Dador de la vida; 

por tanto te glorifica el universo entero. 

Salmo 34 

Bendeciré al Señor en todo tiempo; * 

su alabanza estará siempre en mi boca. 

En el Señor me gloriaré; * 

lo oigan los mansos y se regocijen. 

Proclamen conmigo la grandeza del Señor; * 

ensalcemos a una su Nombre. 

Busqué al Señor y él me respondió, * 

y me libró de todos mis temores. 

A él miren y sean alumbrados, * 

y sus rostros no se avergÅencen. 

Este pobre clamó, y el Señor le oyó, * 

y lo libró de todas sus angustias. 

El ángel del Señor acampa en derredor de los que le temen,* 

y los libertará. 

Gusten, y vean que es bueno el Señor; * 

dichosos los que en el confían. 

Teman al Señor, ustedes sus santos, * 

pues nada falta a los que le temen. 

Los leoncillos necesitan, y tienen hambre, * 

pero los que buscan al Señor no tendrán falta de ningún bien. 

Vengan, hijos, y escúchenme; * 

el temor del Señor les enseñaré. 

¿Hay alguien que ame la vida, * 

y desee muchos días para ver el bien ? 

Guarda tu lengua del mal, * 

y tus labios de hablar engaño. 

Apártate del mal, y haz el bien; * 

busca la paz, y síguela. 

Los ojos del Señor están sobre los justos, * 

y atentos sus oídos a su clamor. 

La ira del Señor contra los que mal hacen, * 

para borrar de la tierra su memoria. 

Claman los justos, y el Señor escucha, * 

y los libra de todas sus angustias. 

Cercano está el Señor a los quebrantados de corazón, * 

y salvará a los humildes de espíritu. 

Muchos son las aflicciones de los justos, * 

pero de todas ellas les librará el Señor. 

El guarda todos sus huesos; * 

ni uno de ellos será quebrantado. 

Matará al malo la maldad, * 

y los que aborrecen al justo serán condenados. 

El Señor redime la vida de sus siervos, * 

y no serán condenados los que en él confían. 

Salmo150  

¡Aleluya! 

Alaben a Dios en su santo templo; * 

alábenle en la bóveda de su poder. 

Alábenle por sus proezas; * 

alábenle por su inmensa grandeza. 

Alábenle con el bramido del corno; * 

alábenle con lira y arpa. 

Alábenle con tambores y danzas; * 

alábenle con cuerdas y caramillo. 

Alábenle con címbalos resonantes; * 

alábenle con címbalos clamorosos. 

Todo lo que respira, * 

alabe al Señor. 

¡Aleluya! 

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: * 

como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. 

Daniel 12:1-3 

En ese momento aparecerá Miguel, el gran ángel protector que defiende a tu pueblo. ‘Será un momento angustioso, un momento como no ha habido otro desde que existen las naciones. Cuando ese momento llegue, se salvarán todos los de tu pueblo que tienen su nombre escrito en el libro. Muchos de los que duermen en la tumba, despertarán: unos para vivir eternamente,  y otros para la vergüenza y el horror eternos. Los hombres sabios, los que guiaron a muchos por el camino recto, brillarán como la bóveda celeste; ¡brillarán por siempre, como las estrellas! 

Cántico de María    Magnificat 

San Lucas 1:46-55 

Proclama mi alma la grandeza del Señor, 

se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador, * 

porque ha mirado la humillación de su esclava. 

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, * 

porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí; 

su Nombre es santo. 

Su misericordia llega a sus fieles, * 

de generación en generación. 

El hace proezas con su brazo; * 

dispersa a los soberbios de corazón. 

Derriba del trono a los poderosos, * 

y enaltece a los humildes. 

A los hambrientos los colma de bienes, * 

y a los ricos despide vacíos. 

Auxilia a Israel, su siervo, * 

acordándose de la misericordia, 

Como lo había prometido a nuestros padres, * 

en favor de Abrahán y su descendencia para siempre. 

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: * 

como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. 

San Marcos 13:21-27 

Jesús les dijo: ”Si entonces alguien les dice a ustedes: ‘Miren, aquí está el Mesías’, o ‘Miren, allí está’, no lo crean. Pues vendrán falsos mesías y falsos profetas; y harán señales y milagros, para engañar, de ser posible, hasta a los que Dios mismo ha escogido. ¡Tengan cuidado! Todo esto ya se lo he advertido a ustedes de antemano. Pero en aquellos días, pasado el tiempo de sufrimiento, el sol se oscurecerá, la luna dejará de dar su luz, las estrellas caerán del cielo y las fuerzas celestiales temblarán. Entonces se verá al Hijo del hombre venir en las nubes con gran poder y gloria. Él mandará a los ángeles, y reunirá a sus escogidos de los cuatro puntos cardinales, desde el último rincón de la tierra hasta el último rincón del cielo.” 

Cántico de Simeón   Nunc dimittis 

San Lucas 2:29-32 

Ahora despides, Señor, a tu siervo, * 

conforme a tu palabra, en paz. 

Porque mis ojos han visto a tu Salvador, * 

a quien has presentado ante todos los pueblos: 

Luz para alumbrar a las naciones, * 

y gloria de tu pueblo Israel. 

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: * 

como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. 

Credo de los Apóstoles 

Creo en Dios Padre todopoderoso, 

creador del cielo y de la tierra. 

Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor. 

Fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo 

y nació de la Virgen María. 

Padeció bajo el poder de Poncio Pilato. 

Fue crucificado, muerto y sepultado. 

Descendió a los infiernos. 

Al tercer día resucitó de entre los muertos. 

Subió a los cielos, 

y está sentado a la diestra de Dios Padre. 

Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos. 

Creo en el Espíritu Santo, 

la santa Iglesia católica, 

la comunión de los santos, 

el perdón de los pecados, 

la resurrección de los muertos, 

y la vida eterna. Amén. 

Plegarias 

Padre nuestro que estás en el cielo, 

santificado sea tu Nombre, 

venga tu reino, 

hágase tu voluntad, 

en la tierra como en el cielo. 

Danos hoy nuestro pan de cada día. 

Perdona nuestras ofensas, 

como también nosotros perdonamos 

a los que nos ofenden. 

No nos dejes caer en tentación 

y líbranos del mal. 

Porque tuyo es el reino, 

tuyo es el poder, 

y tuya es la gloria, 

ahora y por siempre. Amén. 

B

V. Que esta noche sea santa, buena y pacífica,

R. Te rogamos, Señor.

V. Que tus santos ángeles nos conduzcan por los senderos de paz y de benevolencia,

R. Te rogamos, Señor.

V. Que nos perdones y absuelvas de nuestros pecados y ofensas,

R. Te rogamos, Señor.

V. Que haya paz para tu Iglesia y para todo el mundo,

R. Te rogamos, Señor.

V. Que partamos de esta vida en tu fe y temor, y no seamos condenados ante el gran tribunal de Cristo.

R. Te rogamos, Señor.

V. Que tu Espíritu Santo nos una en la comunión de todos tus santos, encomendándonos los unos a los otros y toda nuestra vida a Cristo,

R. Te rogamos, Señor. 

Oh Dios eterno, que has establecido y constituido en orden maravilloso los ministerios de los ángeles y los mortales: Concede, en tu misericordia, que así como tus santos ángeles continuamente te sirven y adoran en el cielo, asimismo, por tu mandato, nos socorran y defiendan en la tierra; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén. 

Quédate con nosotros, Señor Jesús, ahora que la noche se acerca y ha pasado el día. Sé nuestro compañero en el camino, enciende nuestros corazones, y despierta la esperanza, para que te conozcamos tal como te revelas en las Escrituras y en la fracción del pan. Concede esto por amor de tu Nombre. Amén. 

Vela, oh amantísimo Señor, con los que trabajan, o velan, o lloran esta noche. A tus ángeles manda que guarden a los que duermen. Cuida a los enfermos, Cristo Señor; otorga reposo a los cansados, bendice a los moribundos, consuela a los que sufren, compadécete de los afligidos, escuda a los gozosos. Todo esto te pedimos por tu gran amor. Amén. 

Puede seguir intercesiones y acciones de gracias. 

Acción de Gracias en General 

Dios omnipotente, Padre de toda misericordia, nosotros, indignos siervos tuyos, humildemente te damos gracias por todo tu amor y benignidad a nosotros y a todos los seres humanos. Te bendecimos por nuestra creación, preservación y todas las bendiciones de esta vida; pero sobre todo por tu amor inmensurable en la redención del mundo por nuestro Señor Jesucristo; por los medios de gracia, y la esperanza de gloria. Y te suplicamos nos hagas conscientes de tus bondades de tal manera que, con un corazón verdaderamente agradecido, proclamemos tus alabanzas, no sólo con nuestros labios, sino también con nuestras vidas, entregándonos a tu servicio y caminando en tu presencia, en santidad y justicia, todos los días de nuestra vida; por Jesucristo nuestro Señor, a quien, contigo y el Espíritu Santo, sea todo honor y gloria, por los siglos de los siglos. Amén. 

Bendigamos al Señor. 

Demos gracias a Dios. 

Gloria a Dios, cuyo poder, actuando en nosotros, puede realizar todas las cosas infinitamente mejor de lo que podemos pedir o pensar: Gloria a él en la Iglesia de generación en generación, y en Cristo Jesús por los siglos de los siglos. Amén. Efesios 3:20, 21 

Mediodía, la Fiesta de San Miguel y Todos los Ángeles

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Oficio para el Mediodía 

Oh Dios, dígnate librarnos. 

Señor, apresúrate a socorrernos. 

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. ¡Aleluya! 

Salmo 119    Lucerna pedibus meis 

Lámpara es a mis pies tu palabra, * 

y lumbrera en mi camino. 

He jurado y estoy resuelto * 

a guardar tus rectos juicios. 

Afligido estoy en gran manera; * 

vivifícame, oh Señor, conforme a tu palabra. 

Acepta, oh Señor, la ofrenda voluntaria de mis labios, * 

y enséñame tus juicios. 

Mi vida está siempre en peligro; * 

por tanto no olvido tu ley. 

Me tendieron lazo los malvados, * 

pero yo no me desvié de tus mandamientos. 

Son tus decretos mi herencia eterna, * 

en verdad, el gozo de mi corazón. 

Mi corazón incliné a cumplir tus estatutos, * 

eternamente y hasta el fin. 

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: * 

como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. 

El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado. Romanos 5:5 

Demos gracias a Dios. 

Señor, ten piedad. 

Cristo, ten piedad. 

Señor, ten piedad. 

Padre nuestro que estás en el cielo, 

santificado sea tu Nombre, 

venga tu reino, 

hágase tu voluntad, 

en la tierra como en el cielo. 

Danos hoy nuestro pan de cada día. 

Perdona nuestras ofensas, 

como también nosotros perdonamos 

a los que nos ofenden. 

No nos dejes caer en tentación 

y líbranos del mal. 

Señor, escucha nuestra oración; 

Y llegue a ti nuestro clamor. 

Salvador todopoderoso, que al mediodía llamaste a tu siervo San Pablo para ser un apóstol a los gentiles: Te rogamos que ilumines al mundo con el resplandor de tu gloria, para que todas las naciones vengan y te adoren; tú que vives y reinas por los siglos de los siglos. Amén. 

Se puede ofrecer intercesiones libres. 

Bendigamos al Señor. 

Demos gracias a Dios. 

Matutina, la Fiesta de San Miguel y Todos los Ángeles

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Oración Matutina Diaria 

Por toda la tierra salió su sonido, y hasta el extremo del mundo su mensaje. Salmo 19:4 

Invitatorio y Salterio 

Señor, abre nuestros labios. 

Y nuestra boca proclamará tu alabanza. 

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. ¡Aleluya! 

La tierra es del Señor, pues él la hizo: vengan y adorémosle. 

Venite    Salmo 95:1-7 

Vengan, cantemos alegremente al Señor; * 

aclamemos con júbilo a la Roca que nos salva. 

Lleguemos ante su presencia con alabanza,  * 

vitoreándole con cánticos; 

Porque el Señor es Dios grande, * 

y Rey grande sobre todos los dioses. 

En su mano están las profundidades de la tierra, * 

y las alturas de los montes son suyas. 

Suyo el mar, pues él lo hizo, * 

y sus manos formaron la tierra seca. 

Vengan, adoremos y postrémonos; * 

arrodillémonos delante del Señor nuestro Hacedor; 

Porque él es nuestro Dios; 

nosotros el pueblo de su dehesa, y ovejas de su mano. * 

¡Ojalá escuchen hoy su voz! 

Salmo 8 

Oh Señor, soberano nuestro, * 

¡cuán glorioso es tu Nombre en toda la tierra! 

Alabadá es tu gloria sobre los cielos, * 

por la boca de los ninos y de los que maman. 

Has fundado la fortaleza, a causa de tus enemigos, * 

para hacer callar al enemigo y al vengador. 

Cuando contemplo tus cielos, obra de tus dedos, * 

la luna y las estrellas que tú formaste, 

Digo: “¿Qué es el hombre, para que tengas de él memoria, 

el hijo del hombre, que lo ampares?” 

Le has hecho poco menor que los ángeles, * 

y lo coronaste de gloria y honra. 

Lo hiciste señorear sobre las obras de tus manos; * 

todo lo pusiste debajo de sus pies: 

Ovejas y bueyes, todo ello, * 

y asimismo las bestias del campo; 

Las aves de los cielos y los peces del mar, * 

todo cuanto pasa por los senderos del mar. 

Oh Señor, soberano nuestro, * 

¡cuán glorioso es tu Nombre en toda la tierra! 

Salmo 148 

¡Aleluya! 

Alaben al Señor desde los cielos; * 

alábenle en las alturas. 

Alábenle, todos sus ángeles; * 

alábenle, toda su hueste. 

Alábenle, sol y luna; * 

alábenle, todas las estrellas lucientes. 

Alábenle, cielos de los cielos; * 

alábenle, aguas que están sobre los cielos. 

Alaben el Nombre del Señor, * 

porque él mandó, y fueron creados. 

Los afirmó eternamente y para siempre; * 

les dio una ley que no pasará. 

Alaben al Señor desde la tierra, * 

monstruos marinos y todos los abismos; 

Fuego y granizo, nieve y bruma, * 

viento tempestuoso que ejecuta su voluntad; 

Montes y todas las colinas, * 

árboles frutales y todos los cedros; 

Bestias silvestres y todo ganado, * 

reptiles y aves aladas; 

Reyes de la tierra y todos los pueblos, * 

príncipes y jefes del mundo; 

Mozos y doncellas, * 

viejos y jóvenes juntos. 

Alaben el Nombre del Señor, * 

porque sólo su Nombre es excelso, 

su gloria sobre la tierra y los cielos. 

Ha alzado el cuerno de su pueblo, 

y alabanza para todos sus fieles, * 

los hijos de Israel, el pueblo cercano a él. 

¡Aleluya! 

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: * 

como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. 

Las Lecciones 

Job 38:1-7 

Entonces el Señor le habló a Job de en medio de la tempestad. 

El Señor: ¿Quién eres tú para dudar de mi providencia y mostrar con tus palabras tu ignorancia? Muéstrame ahora tu valentía, y respóndeme a estas preguntas: ¿Dónde estabas cuando yo afirmé la tierra? ¡Dímelo, si de veras sabes tanto! ¿Sabes quién decidió cuánto habría de medir, y quién fue el arquitecto que la hizo? ¿Sobre qué descansan sus cimientos? ¿Quién le puso la piedra principal de apoyo, mientras cantaban a coro las estrellas de la aurora entre la alegría de mis servidores celestiales? 

Cántico de Moisés   Cantemus Domino 

Exodo 15:1-6, 11-13, 17-18 

Cantaré al Señor, porque es excelso y sublime; * 

caballos y jinetes ha arrojado en el mar. 

Mi fuerza y mi refugio es el Señor; * 

él se hizo mi Salvador. 

El es mi Dios; yo lo alabaré; * 

el Dios de mis padres; yo lo ensalzaré. 

El Señor es valiente en la batalla: * 

su Nombre es YAHVÉ. 

Los carros de Faraón y su ejército precipitó en el mar; * 

lo mejor de los escuderos se lo tragó el Mar Rojo. 

Los cubrió el abismo; * 

hasta el fondo cayeron como piedra. 

Tu diestra, Señor, es gloriosa en su fuerza; * 

tu diestra, Señor, aplasta al enemigo. 

¿Quién como tú, Señor, entre los dioses? 

¿Quién como tú, glorioso en santidad, * 

venerado por sus hazañas loables, hacedor de maravillas? 

Tendiste tu diestra; * 

se los tragó la tierra. 

Guiaste con tu misericordia al pueblo rescatado: * 

lo llevaste con tu poder hasta tu santa morada. 

Lo introduces y lo plantas * 

en el monte de tu heredad, 

El lugar de descanso que te has preparado, * 

el santuario, Señor, que tus manos fundaron. 

El Señor reinará * 

ahora y por siempre. 

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: * 

como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. 

Hebreos 1:1-14 

En tiempos antiguos Dios habló a nuestros antepasados muchas veces y de muchas maneras por medio de los profetas. Ahora, en estos tiempos últimos, nos ha hablado por su Hijo, mediante el cual creó los mundos y al cual ha hecho heredero de todas las cosas. Él es el resplandor glorioso de Dios, la imagen misma de lo que Dios es y el que sostiene todas las cosas con su palabra poderosa. Después de limpiarnos de nuestros pecados, se ha sentado en el cielo, a la derecha del trono de Dios, y ha llegado a ser superior a los ángeles, pues ha recibido en herencia un título mucho más importante que el de ellos. Porque Dios nunca dijo a ningún ángel: “Tú eres mi Hijo; yo te he engendrado hoy.”Ni dijo tampoco de ningún ángel: “Yo seré un padre para él, y él será un hijo para mí.” Pero en otro lugar, al presentar a su Hijo primogénito al mundo, dice: “Que todos los ángeles de Dios lo adoren.” Respecto a los ángeles, Dios dice: “Hace que sus ángeles sean como vientos, y como llamas de fuego sus servidores.” Pero respecto al Hijo, dice: “Tu reinado, oh Dios, es eterno, y es un reinado de justicia. Has amado lo bueno y odiado lo malo; por eso te ha escogido Dios, tu Dios, y te ha colmado de alegría más que a tus compañeros.” También dice: “Tú, oh Señor, afirmaste la tierra desde el principio; tú mismo hiciste el cielo. Todo ello dejará de existir, pero tú permaneces para siempre. Todo ello se gastará como la ropa; ¡lo doblarás como se dobla un vestido, lo cambiarás como quien se cambia de ropa! Pero tú eres el mismo; tu vida no terminará.” Dios nunca dijo a ninguno de los ángeles: “Siéntate a mi derecha, hasta que yo haga de tus enemigos el estrado de tus pies.” Porque todos los ángeles son espíritus al servicio de Dios, enviados en ayuda de quienes han de recibir en herencia la salvación. 

Gloria a Dios    Gloria in excelsis 

Gloria a Dios en el cielo, 

y en la tierra paz a quienes ama el Señor. 

Por tu inmensa gloria 

te alabamos, 

te bendicimos, 

te adoramos, 

te glorificamos, 

te damos gracias, 

Señor Dios, Rey celestial, 

Dios Padre todopoderoso. 

Señor, Hijo único Jesucristo, 

Señor Dios, Cordero de Dios, 

Hijo del Padre: 

Tú que quitas el pecado del mundo, 

ten piedad de nosotros; 

Tú que quitas el pecado del mundo, 

atiende nuestra súplica; 

Tú que estás sentado a la derecha del Padre, 

ten piedad de nosotros: 

Porque sólo tú eres Santo, 

sólo tú Señor, 

sólo tú Altísimo, Jesucristo, 

con el Espíritu Santo 

en la gloria de Dios Padre. Amén. 

Credo de los Apóstoles 

Creo en Dios Padre todopoderoso, 

creador del cielo y de la tierra. 

Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor. 

Fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo 

y nació de la Virgen María. 

Padeció bajo el poder de Poncio Pilato. 

Fue crucificado, muerto y sepultado. 

Descendió a los infiernos. 

Al tercer día resucitó de entre los muertos. 

Subió a los cielos, 

y está sentado a la diestra de Dios Padre. 

Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos. 

Creo en el Espíritu Santo, 

la santa Iglesia católica, 

la comunión de los santos, 

el perdón de los pecados, 

la resurrección de los muertos, 

y la vida eterna. Amén. 

Plegarias 

Padre nuestro que estás en el cielo, 

santificado sea tu Nombre, 

venga tu reino, 

hágase tu voluntad, 

en la tierra como en el cielo. 

Danos hoy nuestro pan de cada día. 

Perdona nuestras ofensas, 

como también nosotros perdonamos 

a los que nos ofenden. 

No nos dejes caer en tentación 

y líbranos del mal. 

Porque tuyo es el reino, 

tuyo es el poder, 

y tuya es la gloria, 

ahora y por siempre. Amén. 

A

V. Señor, muéstranos tu misericordia;

R. Y concédenos tu salvación.

V. Reviste a tus ministros de justicia;

R. Que cante tu pueblo de júbilo.

V. Establece, Señor, la paz en todo el mundo;

R. Porque sólo en ti vivimos seguros.

V. Protege, Señor, a esta nación;

R. Y guíanos por la senda de justicia y de verdad.

V. Que se conozcan en la tierra tus caminos;

R. Y entre los pueblos tu salvación.

V. Señor, que no se olvide a los necesitados;

R. Ni se arranque la esperanza a los pobres.

V. Señor, crea en nosotros un corazón limpio;

R. Y susténtanos con tu Santo Espíritu. 

Oh Dios eterno, que has establecido y constituido en orden maravilloso los ministerios de los ángeles y los mortales: Concede, en tu misericordia, que así como tus santos ángeles continuamente te sirven y adoran en el cielo, asimismo, por tu mandato, nos socorran y defiendan en la tierra; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén. 

Oh Dios, autor de la paz y amante de la concordia, conocerte es vida eterna, y servirte, plena libertad: Defiende a estos tus humildes siervos de todos los asaltos de nuestros enemigos; para que, confiados en tu protección, no temamos la fuerza de ningún adversario; por el poder de Jesucristo nuestro Señor. Amén. 

Señor Jesucristo, tú extendiste tus brazos amorosos sobre el cruel madero de la cruz, para estrechar a todos los seres humanos en tu abrazo salvador: Revístenos con tu Espíritu de tal manera que, extendiendo nuestras manos en amor, llevemos a quienes no te conocen a reconocerte y amarte; por el honor de tu Nombre. Amén. 

Puede seguir intercesiones y acciones de gracias 

Oración de San Juan Crisóstomo 

Dios todopoderoso, que nos diste la gracia para unirnos en este momento, a fin de ofrecerte nuestras súplicas en común; y que, por tu muy amado Hijo, nos prometiste que, cuando dos o tres se congregan en su Nombre, tú estarás en medio de ellos: Realiza ahora, Señor, nuestros deseos y peticiones como mejor nos convenga; y concédenos en este mundo el conocimiento de tu verdad y en el venidero, la vida eterna. Amén. 

Bendigamos al Señor. 

Demos gracias a Dios. 

La gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo sean con todos nosotros, ahora y siempre. Amén. Corintios 13:14

Completas

Completas 2

Oficio de Completas

El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y un perfecto fin. Amén.

Nuestro auxilio está en el Nombre del Señor;

Que hizo el cielo y la tierra.

Confesión

Dios todopoderoso, nuestro Padre celestial:

Hemos pecado contra ti,

por nuestra propia culpa,

por pensamiento, palabra y obra,

y por lo que hemos dejado de hacer.

Por amor de tu Hijo nuestro Señor Jesucristo,

perdona nuestras ofensas

y concédenos que te sirvamos

en novedad de vida,

para gloria de tu Nombre. Amén

Que el Dios todopoderoso nos conceda el perdón de todos nuestros pecados, y la gracia y fortaleza del Espíritu Santo. Amén.

Oh Dios, dígnate librarnos.

Señor, apresúrate a socorrernos.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. ¡Aleluya!

Salmo 4   Cum invocarem

Respóndeme cuando clamo, oh Dios de mi justicia; *

cuando estaba en angustia, tú me libraste;

ten misericordia de mí, y escucha mi oración.

“Mortales, ¿hasta cuándo volverán mi honra en infamia, *

amarán la vanidad, y buscarán la mentira?”

Sepan, pues, que el Señor ha escogido a los fieles para sí; *

el Señor oirá cuando yo a él clamare.

Tiemblen y no pequen; *

mediten en su corazón estando en su cama, y callen.

Ofrezcan sacrificios rectos, *

y confíen en el Señor.

Muchos son los que dicen: “¿Quién nos mostrará el bien?” *q

Alza sobre nosotros, oh Señor, la luz de tu rostro.

Tú diste alegría a mi corazón, *

mayor que la de ellos cuando abundaba su grano y su mosto.

En paz me acostaré, y en seguida dormiré; *

porque sólo tú, oh Señor, me haces vivir seguro.

Salmo 134   Ecce nunc

Y ahora bendigan al Señor, siervos todos del Señor, *

los que de noche están de pie en la casa del Señor.

Eleven las manos hacia el santuario, y bendigan al Señor. *

El Señor que hizo los cielos y la tierra, te bendiga desde Sión.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: *

como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Vengan a mí todos los que están trabajados y cargados, y yo los haré descansar. Lleven mi yugo sobre ustedes, y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallarán descanso para sus almas; porque mi yugo es fácil y ligera mi carga. San Mateo 11:28-30

Demos gracias a Dios.

Puede cantarse un himno adecuado para la noche.

En tus manos, oh Señor, encomiendo mi espíritu;

Tú me has redimido, oh Señor, Dios de verdad.

Guárdanos, oh Señor, como a la niña de tus ojos;

Escóndenos bajo la sombra de tus alas.

Señor, ten piedad.

Cristo, ten piedad.

Señor, ten piedad.

Padre nuestro que estás en el cielo,

santificado sea tu Nombre,

venga tu reino,

hágase tu voluntad,

en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día.

Perdona nuestras ofensas,

como también nosotros perdonamos

a los que nos ofenden.

No nos dejes caer en tentación

y líbranos del mal.

Señor, escucha nuestra oración.

Y llegue a ti nuestro clamor.

Visita, oh Señor, este lugar, y ahuyenta de él todas las asechanzas del enemigo; que tus santos ángeles moren con nosotros para preservarnos en paz; y que tu bendición sea siempre sobre nosotros; por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Oh Dios, tu providencia inagotable sustenta al mundo en que vivimos y aun nuestra propia vida: Vela, de día y de noche, por los que trabajan mientras otros duermen, y concede que jamás olvidemos que nuestra vida común depende de nuestras faenas mutuas; por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Puede observarse una pausa, durante la cual se puede ofrecer intercesiones y acciones de gracias espontáneas.

Guíanos, Señor, despiertos, y guárdanos mientras dormimos; que despiertos velemos con Cristo, y dormidos descansemos en paz.

Ahora despides, Señor, a tu siervo, *

conforme a tu palabra, en paz.

Porque mis ojos han visto a tu Salvador, *

a quien has presentado ante todos los pueblos:

Luz para alumbrar a las naciones, *

y gloria de tu pueblo Israel.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: *

como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén.

Guíanos, Señor, despiertos, y guárdanos mientras dormimos; que despiertos velemos con Cristo, y dormidos descansemos en paz.

Bendigamos al Señor.

Demos gracias a Dios.

Que el Señor omnipotente y misericordioso: Padre, Hijo y Espíritu Santo, nos bendiga y nos guarde. Amén.

Vespertina, el Jueves de la decimoséptima semana después Pentecostés

VesJuevProp 20 año 1

Oración Vespertina Diaria

Gracia y paz a ustedes, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo. Filipenses 1:2

Confesión de Pecado

Dios de misericordia, confesamos que hemos pecado contra ti por pensamiento, palabra y obra, por lo que hemos hecho y lo que hemos dejado de hacer. No te hemos amado con todo el corazón; no hemos amado a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Sincera y humildemente nos arrepentimos. Por amor de tu Hijo Jesucristo, ten piedad de nosotros y perdónanos; así tu voluntad será nuestra alegría y andaremos por tus caminos, para gloria de tu Nombre. Amén.

Dios omnipotente tenga misericordia de nosotros, perdone todos nuestros pecados por Jesucristo nuestro Señor, nos fortalezca en toda bondad y por el poder del Espíritu Santo, nos conserve en la vida eterna. Amén.

Oh Dios, dígnate librarnos.

Señor, apresúrate a socorrernos.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. ¡Aleluya!

Luz Alegrante   Phos hilaron

Luz alegrante,

claridad pura del sempiterno Padre celestial,

Jesucristo, santo y bendito:

Ahora que hemos llegado al ocaso del sol,

y nuestros ojos miran la luz vespertina,

te alabamos con himnos, oh Dios: Padre,

Hijo y Espíritu Santo.

Digno eres de ser alabado en todos los tiempos

con voces gozosas,

oh Hijo de Dios, Dador de la vida;

por tanto te glorifica el universo entero.

Salmo 85

Fuiste propicio a tu tierra, oh Señor; *

restauraste la suerte de Jacob.

Perdonaste la iniquidad de tu pueblo; *

todos sus pecados cubriste.

Reprimiste todo tu enojo; *

te apartaste del ardor de tu ira.

Restáuranos, oh Dios nuestro Salvador, *

y haz cesar tu cólera contra nosotros.

¿Estarás siempre enojado contra nosotros? *

¿Prolongarás tu ira de edad en edad?

¿No volverás a darnos vida, *

para que tu pueblo se regocije en ti?

Señor, muéstranos tu misericordia, *

y concédenos tu salvación.

Escucharé lo que dice el Señor Dios; *

porque anuncia paz a su pueblo fiel,

a los que se convierten de corazón.

Ciertamente cercana está su salvación a cuantos le temen,*

para que habite su gloria en nuestra tierra.

La misericordia y la verdad se encontraron; *

la justicia y la paz se besaron.

La verdad brotará de la tierra, *

y la justicia mirará desde los cielos.

En verdad el Señor dará la lluvia, *

y nuestra tierra dará su fruto.

La justicia irá delante de él, *

y la paz será senda para sus pasos.

Salmo 86

Inclina, oh Señor, tu oído, y respóndeme, *

porque estoy afligido y menesteroso.

Guarda mi vida, pues te soy fiel; *

salva a tu siervo que en ti confía.

Ten misericordia de mí, porque tú eres mi Dios; *

a ti clamo todo el día.

Alegra el alma de tu siervo, *

porque a ti, oh Señor, levanto mi alma;

Porque tú, oh Señor, eres bueno y clemente, *

y rico en misericordia con los que te invocan.

Escucha, oh Señor, mi oración; *

atiende a la voz de mi súplica.

En el día de mi angustia te llamaré, *

porque tú me responderás.

Oh Señor, ninguno hay como tú entre los dioses, *

ni nada que iguale tus obras.

Todas las naciones que hiciste, oh Señor,

vendrán a adorarte, *

y glorificarán tu Nombre;

Porque tú eres grande, y hacedor de maravillas; *

sólo tú eres Dios.

Enséñame, oh Señor, tu camino,

para que siga yo en tu verdad; *

afirma mi corazón, para que tema tu Nombre.

Te daré gracias de todo corazón, oh Señor mi Dios; *

glorificaré tu Nombre para siempre;

Porque grande es tu misericordia para conmigo; *

me has librado del Abismo profundo.

Oh Dios, los soberbios se levantan contra mí;

una banda de hombres violentos busca mi vida; *

no te han puesto delante de sus ojos;

Mas tú, oh Señor, eres misericordioso y clemente, *

tardo para la ira, y rico en gracia y verdad.

Mírame, y ten misericordia de mí; *

da de tu fuerza a tu siervo,

y salva al hijo de tu sierva.

Dame una señal de tu favor,

para que la vean los que me odian, y se avergüencen; *

porque tú, oh Señor, me ayudaste y me consolaste.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: *

como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

San Mateo 6:1-6, 16-18

Jesús les dijo: ”No hagan sus buenas obras delante de la gente solo para que los demás los vean. Si lo hacen así, su Padre que está en el cielo no les dará ningún premio. Por eso, cuando ayudes a los necesitados, no lo publiques a los cuatro vientos, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles para que la gente hable bien de ellos. Les aseguro que con eso ya tienen su premio. Cuando tú ayudes a los necesitados, no se lo cuentes ni siquiera a tu amigo más íntimo; hazlo en secreto. Y tu Padre, que ve lo que haces en secreto, te dará tu premio. Cuando ustedes oren, no sean como los hipócritas, a quienes les gusta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las plazas para que la gente los vea. Les aseguro que con eso ya tienen su premio. Pero tú, cuando ores, entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre en secreto. Y tu Padre, que ve lo que haces en secreto, te dará tu premio. “Cuando ustedes ayunen, no pongan cara triste, como los hipócritas, que aparentan tristeza para que la gente vea que están ayunando. Les aseguro que con eso ya tienen su premio. Tú, cuando ayunes, lávate la cara y arréglate bien, para que la gente no note que estás ayunando. Solamente lo notará tu Padre, que está en lo oculto, y tu Padre que ve en lo oculto te dará tu recompensa.”

Cántico de María   Magnificat

San Lucas 1:46-55

Proclama mi alma la grandeza del Señor,

se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador, *

porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, *

porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí;

su Nombre es santo.

Su misericordia llega a sus fieles, *

de generación en generación.

El hace proezas con su brazo; *

dispersa a los soberbios de corazón.

Derriba del trono a los poderosos, *

y enaltece a los humildes.

A los hambrientos los colma de bienes, *

y a los ricos despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo, *

acordándose de la misericordia,

Como lo había prometido a nuestros padres, *

en favor de Abrahán y su descendencia para siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: *

como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Credo de los Apóstoles

Creo en Dios Padre todopoderoso,

creador del cielo y de la tierra.

Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor.

Fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo

y nació de la Virgen María.

Padeció bajo el poder de Poncio Pilato.

Fue crucificado, muerto y sepultado.

Descendió a los infiernos.

Al tercer día resucitó de entre los muertos.

Subió a los cielos,

y está sentado a la diestra de Dios Padre.

Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos.

Creo en el Espíritu Santo,

la santa Iglesia católica,

la comunión de los santos,

el perdón de los pecados,

la resurrección de los muertos,

y la vida eterna. Amén.

Plegarias

Padre nuestro que estás en el cielo,

santificado sea tu Nombre,

venga tu reino,

hágase tu voluntad,

en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día.

Perdona nuestras ofensas,

como también nosotros perdonamos

a los que nos ofenden.

No nos dejes caer en tentación

y líbranos del mal.

Porque tuyo es el reino,

tuyo es el poder,

y tuya es la gloria,

ahora y por siempre. Amén.

B

V. Que esta noche sea santa, buena y pacífica,

R. Te rogamos, Señor.

V. Que tus santos ángeles nos conduzcan por los senderos de paz y de benevolencia,

R. Te rogamos, Señor.

V. Que nos perdones y absuelvas de nuestros pecados y ofensas,

R. Te rogamos, Señor.

V. Que haya paz para tu Iglesia y para todo el mundo,

R. Te rogamos, Señor.

V. Que partamos de esta vida en tu fe y temor, y no seamos condenados ante el gran tribunal de Cristo.

R. Te rogamos, Señor.

V. Que tu Espíritu Santo nos una en la comunión de todos tus santos, encomendándonos los unos a los otros y toda nuestra vida a Cristo,

R. Te rogamos, Señor.

Concede, oh Señor, que no nos afanemos por las cosas terrenales, sino que amemos las celestiales, y aun ahora que estamos inmersos en cosas transitorias, haz que anhelemos lo que permanece para siempre; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

Quédate con nosotros, Señor Jesús, ahora que la noche se acerca y ha pasado el día. Sé nuestro compañero en el camino, enciende nuestros corazones, y despierta la esperanza, para que te conozcamos tal como te revelas en las Escrituras y en la fracción del pan. Concede esto por amor de tu Nombre. Amén.

Vela, oh amantísimo Señor, con los que trabajan, o velan, o lloran esta noche. A tus ángeles manda que guarden a los que duermen. Cuida a los enfermos, Cristo Señor; otorga reposo a los cansados, bendice a los moribundos, consuela a los que sufren, compadécete de los afligidos, escuda a los gozosos. Todo esto te pedimos por tu gran amor. Amén.

Puede seguir intercesiones y acciones de gracias.

Acción de Gracias en General

Dios omnipotente, Padre de toda misericordia, nosotros, indignos siervos tuyos, humildemente te damos gracias por todo tu amor y benignidad a nosotros y a todos los seres humanos. Te bendecimos por nuestra creación, preservación y todas las bendiciones de esta vida; pero sobre todo por tu amor inmensurable en la redención del mundo por nuestro Señor Jesucristo; por los medios de gracia, y la esperanza de gloria. Y te suplicamos nos hagas conscientes de tus bondades de tal manera que, con un corazón verdaderamente agradecido, proclamemos tus alabanzas, no sólo con nuestros labios, sino también con nuestras vidas, entregándonos a tu servicio y caminando en tu presencia, en santidad y justicia, todos los días de nuestra vida; por Jesucristo nuestro Señor, a quien, contigo y el Espíritu Santo, sea todo honor y gloria, por los siglos de los siglos. Amén.

Bendigamos al Señor.

Demos gracias a Dios.

Gloria a Dios, cuyo poder, actuando en nosotros, puede realizar todas las cosas infinitamente mejor de lo que podemos pedir o pensar: Gloria a él en la Iglesia de generación en generación, y en Cristo Jesús por los siglos de los siglos. Amén. Efesios 3:20, 21