Mediodía

mediodía I

Oficio para el Mediodía

Oh Dios, dígnate librarnos.

Señor, apresúrate a socorrernos.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. ¡Aleluia!

Salmo 119    Lucerna pedibus meis

Lámpara es a mis pies tu palabra, *

y lumbrera en mi camino.

He jurado y estoy resuelto *

a guardar tus rectos juicios.

Afligido estoy en gran manera; *

vivifícame, oh Señor, conforme a tu palabra.

Acepta, oh Señor, la ofrenda voluntaria de mis labios, *

y enséñame tus juicios.

Mi vida está siempre en peligro; *

por tanto no olvido tu ley.

Me tendieron lazo los malvados, *

pero yo no me desvié de tus mandamientos.

Son tus decretos mi herencia eterna, *

en verdad, el gozo de mi corazón.

Mi corazón incliné a cumplir tus estatutos, *

eternamente y hasta el fin.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: *

como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado. Romanos 5:5

Demos gracias a Dios.

Señor, ten piedad.

Cristo, ten piedad.

Señor, ten piedad.

Padre nuestro que estás en el cielo,

santificado sea tu Nombre,

venga tu reino,

hágase tu voluntad,

en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día.

Perdona nuestras ofensas,

como también nosotros perdonamos

a los que nos ofenden.

No nos dejes caer en tentación

y líbranos del mal.

Señor, escucha nuestra oración;

Y llegue a ti nuestro clamor.

Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles, “La paz les dejo, mi paz les doy”: No mires nuestros pecados sino la fe de tu Iglesia; y concédenos la paz y la unidad de esa Ciudad celestial; donde con el Padre y el Espíritu Santo tú vives y reinas ahora y por siempre. Amén.

Se puede ofrecer intercesiones libres.

Bendigamos al Señor.

Demos gracias a Dios.

Matutina, el Lunes de la séptima semana después la Epifanía

MatLunEpif7

Oración Matutina Diaria

Andarán las naciones a tu luz, y los reyes al resplandor de tu nacimiento. Isaías 60:3

Invitatorio y Salterio

Señor, abre nuestros labios.

Y nuestra boca proclamará tu alabanza.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. ¡Aleluya!

El Señor ha manifestado su gloria:  vengan y adorémosle.

Venite  Salmo 95:1-7

Vengan, cantemos alegremente al Señor; *

aclamemos con júbilo a la Roca que nos salva.

Lleguemos ante su presencia con alabanza,  *

vitoreándole con cánticos;

Porque el Señor es Dios grande, *

y Rey grande sobre todos los dioses.

En su mano están las profundidades de la tierra, *

y las alturas de los montes son suyas.

Suyo el mar, pues él lo hizo, *

y sus manos formaron la tierra seca.

Vengan, adoremos y postrémonos; *

arrodillémonos delante del Señor nuestro Hacedor;

Porque él es nuestro Dios;

nosotros el pueblo de su dehesa, y ovejas de su mano. *

¡Ojalá escuchen hoy su voz!

Salmo 106:1-18

¡Aleluya!

Den gracias al Señor, porque es bueno, *

porque para siempre es su misericordia.

¿Quién puede declarar las poderosas obras del Señor? *

¿Quién puede contar sus alabanzas?

Dichosos los que respetan el derecho, *

y actúan siempre con justicia.

Acuérdate de mí, oh Señor,

con el favor que muestras para tu pueblo; *

visítame con tu salvación;

Para que yo vea la prosperidad de tus escogidos,

y me alegre con la alegría de tu pueblo, *

y me gloríe con tu heredad.

Hemos pecado como nuestros antepasados; *

hemos hecho lo malo y cometimos iniquidades.

En Egipto no percibieron tus maravillas,

ni se acordaron de tu abundante misericordia; *

se rebelaron contra el Altísimo junto al Mar Rojo;

Pero él los salvó por amor de su Nombre, *

para manifestar su poder.

Reprendió al Mar Rojo y lo secó; *

los condujo por el abismo como por un desierto.

Los salvó de mano del enemigo, *

y los rescató de mano del adversario.

Cubrieron las aguas a sus opresores; *

no quedó ni uno de ellos.

Entonces creyeron sus palabras, *

y cantaron sus alabanzas.

Bien pronto olvidaron sus obras, *

y no aguardaron su consejo.

Ardían de avidez en el desierto, *

y tentaron a Dios en el yermo.

El les dio lo que pidieron, *

pero les envió flaqueza de alma.

Envidiaron a Moisés en el campamento, *

y a Aarón, el consagrado del Señor.

Se abrió la tierra y se tragó a Datán, *

y cubrió a la pandilla de Abiram.

Un fuego abrasó a su banda, *

una llama consumió a los malvados.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: *

como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén.

Proverbios 3:11-20

Hijo mío, no desprecies las advertencias del Señor, no te rebeles contra su reprimenda; porque el Señor corrige al que ama, así como un padre reprende al hijo que quiere.

¡Feliz el mortal que encontró la sabiduría, el hombre que obtuvo la inteligencia! El estar provisto de sabiduría vale más que tener dinero en el banco; te da más utilidades que el oro. Es más preciosa que las perlas, nada de lo que te atrae se le puede igualar. Con su mano derecha te ofrece larga vida, y con la otra, riqueza y gloria. Te llevará por caminos agradables, todas sus sendas son seguras.  Es un árbol de vida para el que se acerca a ella; ¡felices los que encontraron la sabiduría! El Señor ordenó la tierra mediante la sabiduría; con inteligencia estableció el firmamento. Su ciencia dispuso que de las profundidades brotaran las aguas y que las nubes derramaran la lluvia.

Primer Cántico de Isaías   Ecce, Deus

Isaías 12:2-6

He aquí es Dios quien me salva; *

confiaré en él y no temeré.

Mi fortaleza y mi refugio es el Señor; *

él se hizo mi Salvador.

Sacarán ustedes aguas con júbilo *

de las fuentes de salvación.

Aquel día dirán: *

Den gracias al Señor e invoquen su Nombre.

Cuenten a los pueblos sus hazañas; *

pregonen que su Nombre es excelso.

Canten alabanzas al Señor, porque ha hecho cosas sublimes, *

y esto es conocido por toda la tierra.

Vitoreen, habitantes de Sión, con gritos de júbilo, *

porque grande es en medio de ti el Santo de Israel.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: *

como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén.

1 Juan 3:18 – 4:6

Hijitos, no amemos con puras palabras y de labios para afuera, sino de verdad y con hechos. En esto conoceremos que somos de la verdad y se tranquilizará nuestra conciencia ante El. Pues si nuestra conciencia nos reprocha, pensemos que Dios es más grande que nuestra conciencia, y que lo conoce todo. Amadísimos, si nuestra conciencia no nos condena, tenemos plena confianza en Dios. Entonces, todo lo que pidamos nos lo concederá, porque guardamos sus mandatos y hacemos lo que le agrada. ¿Y cuál es su mandato? Que creamos en el Nombre de su Hijo Jesucristo y nos amemos unos a otros, tal como él nos lo ordenó. El que guarda sus mandamientos permanece en Dios y Dios en él. Pues Dios permanece en nosotros, y lo sabemos por el Espíritu que nos ha dado. Queridos míos, no se fíen de cualquier inspiración. Examinen los espíritus para ver si vienen de Dios, porque andan por el mundo muchos falsos profetas. ¿Quieren reconocer al espíritu de Dios? Todo espíritu que reconoce a Jesús como el Mesías que ha venido en la carne, habla de parte de Dios. En cambio, si un inspirado no reconoce a Jesús, ese espíritu no es de Dios; es el mismo espíritu del Anticristo. Han oído que vendría un anticristo; pues bien, ya está en el mundo. Ustedes, hijitos, son de Dios, y ya han logrado la victoria sobre esa gente, pues el que está en ustedes es más poderoso que el que está en el mundo. Ellos son del mundo, por eso su lenguaje es el del mundo, y el mundo los escucha. pastedGraphic.png6 Nosotros, en cambio, somos de Dios; el que conoce a Dios nos escucha, pero el que no conoce a Dios no nos hace caso. Así es como reconocemos el espíritu de la verdad y el espíritu del error.

Cántico de los Redimidos  Magna et mirabilia

Apocalipsis 15:3-4

Grandes y asombrosas son tus obras, *

Señor Dios, Rey del universo;

Justos y fidedignos tus caminos, *

oh Rey de los siglos.

¿Quién no te acatará y bendecirá tu Nombre? *

Tú sólo eres el Santo.

Todas las naciones vendrán y se postrarán ante ti, *

Pues tus hechos justos se hicieron manifiestos.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: *

como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén.

Credo de los Apóstoles

Creo en Dios Padre todopoderoso,

creador del cielo y de la tierra.

Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor.

Fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo

y nació de la Virgen María.

Padeció bajo el poder de Poncio Pilato.

Fue crucificado, muerto y sepultado.

Descendió a los infiernos.

Al tercer día resucitó de entre los muertos.

Subió a los cielos,

y está sentado a la diestra de Dios Padre.

Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos.

Creo en el Espíritu Santo,

la santa Iglesia católica,

la comunión de los santos,

el perdón de los pecados,

la resurrección de los muertos,

y la vida eterna. Amén.

Plegarias

Padre nuestro que estás en el cielo,

santificado sea tu Nombre,

venga tu reino,

hágase tu voluntad,

en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día.

Perdona nuestras ofensas,

como también nosotros perdonamos

a los que nos ofenden.

No nos dejes caer en tentación

y líbranos del mal.

Porque tuyo es el reino,

tuyo es el poder,

y tuya es la gloria,

ahora y por siempre. Amén.

A

V. Señor, muéstranos tu misericordia;

R. Y concédenos tu salvación.

V. Reviste a tus ministros de justicia;

R. Que cante tu pueblo de júbilo.

V. Establece, Señor, la paz en todo el mundo;

R. Porque sólo en ti vivimos seguros.

V. Protege, Señor, a esta nación;

R. Y guíanos por la senda de justicia y de verdad.

V. Que se conozcan en la tierra tus caminos;

R. Y entre los pueblos tu salvación.

V. Señor, que no se olvide a los necesitados;

R. Ni se arranque la esperanza a los pobres.

V. Señor, crea en nosotros un corazón limpio;

R. Y susténtanos con tu Santo Espíritu.

Oh Señor, tú nos has enseñado que todo lo que hacemos sin amor es de ningún valor: Envía tu Espíritu Santo, y derrama en nuestros corazones tu excelentísimo don, que es el amor, el vínculo verdadero de la paz y de todas las virtudes, sin el cual todos aquéllos que viven son considerados como muertos ante ti. Concédenos esto, por amor de tu único Hijo Jesucristo, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.

Oh Dios, autor de la paz y amante de la concordia, conocerte es vida eterna, y servirte, plena libertad: Defiende a estos tus humildes siervos de todos los asaltos de nuestros enemigos; para que, confiados en tu protección, no temamos la fuerza de ningún adversario; por el poder de Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Oh Dios, que has hecho de una sola sangre a todos los pueblos de la tierra, y enviaste a tu bendito Hijo a predicar la paz, tanto a los que están lejos como a los que están cerca: Concede que la gente en todo lugar te busque y te encuentre; trae a las naciones a tu redil; derrama tu Espíritu sobre toda carne; y apresura la venida de tu reino; por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Puede seguir intercesiones y acciones de gracias

Acción de Gracias en General

Dios omnipotente, Padre de toda misericordia, nosotros, indignos siervos tuyos, humildemente te damos gracias por todo tu amor y benignidad a nosotros y a todos los seres humanos. Te bendecimos por nuestra creación, preservación y todas las bendiciones de esta vida; pero sobre todo por tu amor inmensurable en la redención del mundo por nuestro Señor Jesucristo; por los medios de gracia, y la esperanza de gloria. Y te suplicamos nos hagas conscientes de tus bondades de tal manera que, con un corazón verdaderamente agradecido, proclamemos tus alabanzas, no sólo con nuestros labios, sino también con nuestras vidas, entregándonos a tu servicio y caminando en tu presencia, en santidad y justicia, todos los días de nuestra vida; por Jesucristo nuestro Señor, a quien, contigo y el Espíritu Santo, sea todo honor y gloria, por los siglos de los siglos. Amén.

Oración de San Juan Crisóstomo

Dios todopoderoso, que nos diste la gracia para unirnos en este momento, a fin de ofrecerte nuestras súplicas en común; y que, por tu muy amado Hijo, nos prometiste que, cuando dos o tres se congregan en su Nombre, tú estarás en medio de ellos: Realiza ahora, Señor, nuestros deseos y peticiones como mejor nos convenga; y concédenos en este mundo el conocimiento de tu verdad y en el venidero, la vida eterna. Amén.

Bendigamos al Señor.

Demos gracias a Dios.

Gloria a Dios, cuyo poder, actuando en nosotros, puede realizar todas las cosas infinitamente mejor de lo que podemos pedir o pensar: Gloria a él en la Iglesia de generación en generación, y en Cristo Jesús por los siglos de los siglos. Amén. Efesios 3:20, 21

Completas, el Domingo de la séptima semana después la Epifanía

MatVierEpif3

Oficio de Completas

El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y un perfecto fin. Amén.

Nuestro auxilio está en el Nombre del Señor;

Que hizo el cielo y la tierra.

Confesión

Dios todopoderoso, nuestro Padre celestial:

Hemos pecado contra ti,

por nuestra propia culpa,

por pensamiento, palabra y obra,

y por lo que hemos dejado de hacer.

Por amor de tu Hijo nuestro Señor Jesucristo,

perdona nuestras ofensas

y concédenos que te sirvamos

en novedad de vida,

para gloria de tu Nombre. Amén

Que el Dios todopoderoso nos conceda el perdón de todos nuestros pecados, y la gracia y fortaleza del Espíritu Santo. Amén.

Oh Dios, dígnate librarnos.

Señor, apresúrate a socorrernos.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. ¡Aleluya!

Salmo 31  In te, Domine, speravi

En ti, oh Señor, he esperado; *

no sea yo avergonzado jamás;

líbrame en tu justicia.

Inclina a mí tu oído; *

apresúrate a librarme.

Sé tú mi roca fuerte, y fortaleza para salvarme;

porque tú eres mi risco y mi castillo; *

por tu Nombre me guiarás y me encaminarás.

Me sacarás de la red que han escondido para mí, *

pues tú eres mi refugio.

En tu mano encomiendo mi espíritu; *

tú me has redimido, oh Señor, Dios de verdad.

Salmo 134   Ecce nunc

Y ahora bendigan al Señor, siervos todos del Señor, *

los que de noche están de pie en la casa del Señor.

Eleven las manos hacia el santuario, y bendigan al Señor. *

El Señor que hizo los cielos y la tierra, te bendiga desde Sión.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: *

como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén.

Vengan a mí todos los que están trabajados y cargados, y yo los haré descansar. Lleven mi yugo sobre ustedes, y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallarán descanso para sus almas; porque mi yugo es fácil y ligera mi carga. San Mateo 11:28-30

Demos gracias a Dios.

Puede cantarse un himno adecuado para la noche.

En tus manos, oh Señor, encomiendo mi espíritu;

Tú me has redimido, oh Señor, Dios de verdad.

Guárdanos, oh Señor, como a la niña de tus ojos;

Escóndenos bajo la sombra de tus alas.

Señor, ten piedad.

Cristo, ten piedad.

Señor, ten piedad.

Padre nuestro que estás en el cielo,

santificado sea tu Nombre,

venga tu reino,

hágase tu voluntad,

en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día.

Perdona nuestras ofensas,

como también nosotros perdonamos

a los que nos ofenden.

No nos dejes caer en tentación

y líbranos del mal.

Señor, escucha nuestra oración.

Y llegue a ti nuestro clamor.

Visita, oh Señor, este lugar, y ahuyenta de él todas las asechanzas del enemigo; que tus santos ángeles moren con nosotros para preservarnos en paz; y que tu bendición sea siempre sobre nosotros; por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Oh Dios, tu providencia inagotable sustenta al mundo en que vivimos y aun nuestra propia vida: Vela, de día y de noche, por los que trabajan mientras otros duermen, y concede que jamás olvidemos que nuestra vida común depende de nuestras faenas mutuas; por Jesucristo

nuestro Señor. Amén.

Puede observarse una pausa, durante la cual se puede ofrecer intercesiones y acciones de gracias espontáneas.

Guíanos, Señor, despiertos, y guárdanos mientras dormimos; que despiertos velemos con Cristo, y dormidos descansemos en paz.

Ahora despides, Señor, a tu siervo, *

conforme a tu palabra, en paz.

Porque mis ojos han visto a tu Salvador, *

a quien has presentado ante todos los pueblos:

Luz para alumbrar a las naciones, *

y gloria de tu pueblo Israel.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: *

como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén.

Guíanos, Señor, despiertos, y guárdanos mientras dormimos; que despiertos velemos con Cristo, y dormidos descansemos en paz.

Bendigamos al Señor.

Demos gracias a Dios.

Que el Señor omnipotente y misericordioso: Padre, Hijo y Espíritu Santo, nos bendiga y nos guarde. Amén.

Vespertina, el Domingo de la séptima semana después la Epifanía

VesDomEpif7

Oración Vespertina Diaria

Bendeciré al Señor que me aconseja; aun en las noches me enseña mi corazón. Al Señor he puesto siempre delante de mí; porque está a mi diestra no seré conmovido. Salmo 16:7, 8

Confesión de Pecado

Dios de misericordia, confesamos que hemos pecado contra ti por pensamiento, palabra y obra, por lo que hemos hecho y lo que hemos dejado de hacer. No te hemos amado con todo el corazón; no hemos amado a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Sincera y humildemente nos arrepentimos. Por amor de tu Hijo Jesucristo, ten piedad de nosotros y perdónanos; así tu voluntad será nuestra alegría y andaremos por tus caminos, para gloria de tu Nombre. Amén.

Dios omnipotente tenga misericordia de nosotros, perdone todos nuestros pecados por Jesucristo nuestro Señor, nos fortalezca en toda bondad y por el poder del Espíritu Santo, nos conserve en la vida eterna. Amén.

Oh Dios, dígnate librarnos.

Señor, apresúrate a socorrernos.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. ¡Aleluya!

Luz Alegrante   Phos hilaron

Luz alegrante,

claridad pura del sempiterno Padre celestial,

Jesucristo, santo y bendito:

Ahora que hemos llegado al ocaso del sol,

y nuestros ojos miran la luz vespertina,

te alabamos con himnos, oh Dios: Padre,

Hijo y Espíritu Santo.

Digno eres de ser alabado en todos los tiempos

con voces gozosas,

oh Hijo de Dios, Dador de la vida;

por tanto te glorifica el universo entero.

Salmo 145

Te exaltaré, oh Dios, mi Rey, *

y bendeciré tu Nombre por siempre jamás.

Día tras día te bendeciré, *

y alabaré tu Nombre por siempre jamás.

Grande es el Señor, y digno de toda alabanza; *

ilimitable es su grandeza.

Generación a generación loará tus obras, *

y proclamará tus hazañas.

Meditaré en la gloria y el esplendor de tu majestad, *

y en todas tus acciones maravillosas.

Se anunciará el poder de tus hechos temibles, *

y yo cantaré tus grandes proezas.

Se publicará la memoria de tu inmensa bondad; *

se cantará tu justicia.

Clemente y compasivo es el Señor, *

lento para la ira y grande en misericordia.

Amante es el Señor para con todos; *

su compasión está sobre todas sus obras.

Te alaban, oh Señor, todas tus obras, *

y tus fieles siervos te bendicen.

La gloria de tu reino declaran, *

y hablan de tu poder;

Para que sepan los pueblos de tus proezas, *

y de la gloria y magnificencia de tu reino.

Tu reino es reino eterno, *

y tu dominio perdura para siempre.

Fiel es el Señor en todas sus palabras, *

misericordioso en todas sus hazañas.

Sostiene el Señor a los que caen, *

y levanta a todos los oprimidos.

Los ojos de todos esperan en ti, oh Señor, *

y tú les das su comida a su tiempo.

Abres bien tu mano, *

y sacias de favores a todo viviente.

Justo es el Señor en todos sus caminos, *

y bondadoso en todas sus acciones.

Cercano está el Señor a todos los que le invocan, *

a los que le invocan confiadamente.

Satisface los deseos de los que le temen; *

escucha su clamor, y los salva.

El Señor guarda a todos los que le aman, *

mas destruye a los malvados.

Mi boca pronunciará la alabanza del Señor; *

que bendiga toda carne su santo Nombre,

eternamente y para siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo:

como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén.

San Marcos 10:35-45

Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, se acercaron a Jesús y le dijeron: «Maestro, queremos que nos concedas lo que te vamos a pedir.» El les dijo: «¿Qué quieren de mí?» Respondieron: «Concédenos que nos sentemos uno a tu derecha y otro a tu izquierda cuando estés en tu gloria.» Jesús les dijo: «Ustedes no saben lo que piden. ¿Pueden beber la copa que yo estoy bebiendo o ser bautizados como yo soy bautizado?» Ellos contestaron: «Sí, podemos.» Jesús les dijo: «Pues bien, la copa que voy a beber yo, la beberán también ustedes, y serán bautizados con el mismo bautismo que voy a recibir yo; pero el sentarse a mi derecha o a mi izquierda no me corresponde a mí el concederlo; eso ha sido preparado para otros.» Cuando los otros diez oyeron esto, se enojaron con Santiago y Juan. Jesús los llamó y les dijo: «Como ustedes saben, los que se consideran jefes de las naciones actúan como dictadores, y los que ocupan cargos abusan de su autoridad. Pero no será así entre ustedes. Por el contrario, el que quiera ser el más importante entre ustedes, debe hacerse el servidor de todos, y el que quiera ser el primero, se hará esclavo de todos.  Sepan que el Hijo del Hombre no ha venido para ser servido, sino para servir y dar su vida como rescate por una muchedumbre.»

Cántico de María   Magnificat

San Lucas 1:46-55

Proclama mi alma la grandeza del Señor,

se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador, *

porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, *

porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí;

su Nombre es santo.

Su misericordia llega a sus fieles, *

de generación en generación.

El hace proezas con su brazo; *

dispersa a los soberbios de corazón.

Derriba del trono a los poderosos, *

y enaltece a los humildes.

A los hambrientos los colma de bienes, *

y a los ricos despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo, *

acordándose de la misericordia,

Como lo había prometido a nuestros padres, *

en favor de Abrahán y su descendencia para siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: *

como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén.

Credo de los Apóstoles

Creo en Dios Padre todopoderoso,

creador del cielo y de la tierra.

Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor.

Fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo

y nació de la Virgen María.

Padeció bajo el poder de Poncio Pilato.

Fue crucificado, muerto y sepultado.

Descendió a los infiernos.

Al tercer día resucitó de entre los muertos.

Subió a los cielos,

y está sentado a la diestra de Dios Padre.

Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos.

Creo en el Espíritu Santo,

la santa Iglesia católica,

la comunión de los santos,

el perdón de los pecados,

la resurrección de los muertos,

y la vida eterna. Amén.

Plegarias

Padre nuestro que estás en el cielo,

santificado sea tu Nombre,

venga tu reino,

hágase tu voluntad,

en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día.

Perdona nuestras ofensas,

como también nosotros perdonamos

a los que nos ofenden.

No nos dejes caer en tentación

y líbranos del mal.

Porque tuyo es el reino,

tuyo es el poder,

y tuya es la gloria,

ahora y por siempre. Amén.

B

V. Que esta noche sea santa, buena y pacífica,

R. Te rogamos, Señor.

V. Que tus santos ángeles nos conduzcan por los senderos de paz y de benevolencia,

R. Te rogamos, Señor.

V. Que nos perdones y absuelvas de nuestros pecados y ofensas,

R. Te rogamos, Señor.

V. Que haya paz para tu Iglesia y para todo el mundo,

R. Te rogamos, Señor.

V. Que partamos de esta vida en tu fe y temor, y no seamos condenados ante el gran tribunal de Cristo.

R. Te rogamos, Señor.

V. Que tu Espíritu Santo nos una en la comunión de todos tus santos, encomendándonos los unos a los otros y toda nuestra vida a Cristo,

R. Te rogamos, Señor.

Señor Dios, cuyo Hijo nuestro Salvador Jesucristo triunfó sobre los poderes de la muerte, y nos preparó un lugar en la nueva Jerusalén: Concede que nosotros, los que hoy te hemos dado gracias por su resurrección, te alabemos en esa Ciudad en donde él es la luz, y donde vive y reina por los siglos de los siglos. Amén.

Oh Señor, tú nos has enseñado que todo lo que hacemos sin amor es de ningún valor: Envía tu Espíritu Santo, y derrama en nuestros corazones tu excelentísimo don, que es el amor, el vínculo verdadero de la paz y de todas las virtudes, sin el cual todos aquéllos que viven son considerados como muertos ante ti. Concédenos esto, por amor de tu único Hijo Jesucristo, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.

Oh Dios, tú eres la vida de los que viven, la luz de los fieles, la fortaleza de los que trabajan, y el descanso de los muertos: Te damos gracias por las bendiciones del día que termina, y humildemente te suplicamos nos des tu protección durante la noche que comienza. Llévanos en seguridad hasta las horas del alba; por aquél que murió y resucitó por nosotros, tu Hijo nuestro Salvador Jesucristo. Amén.

Quédate con nosotros, Señor Jesús, ahora que la noche se acerca y ha pasado el día. Sé nuestro compañero en el camino, enciende nuestros corazones, y despierta la esperanza, para que te conozcamos tal como te revelas en las Escrituras y en la fracción del pan. Concede esto por amor de tu Nombre. Amén.

Vela, oh amantísimo Señor, con los que trabajan, o velan, o lloran esta noche. A tus ángeles manda que guarden a los que duermen. Cuida a los enfermos, Cristo Señor; otorga reposo a los cansados, bendice a los moribundos, consuela a los que sufren, compadécete de los afligidos, escuda a los gozosos. Todo esto te pedimos por tu gran amor. Amén.

Puede seguir intercesiones y acciones de gracias

Acción de Gracias en General

Dios omnipotente, Padre de toda misericordia, nosotros, indignos siervos tuyos, humildemente te damos gracias por todo tu amor y benignidad a nosotros y a todos los seres humanos. Te bendecimos por nuestra creación, preservación y todas las bendiciones de esta vida; pero sobre todo por tu amor inmensurable en la redención del mundo por nuestro Señor Jesucristo; por los medios de gracia, y la esperanza de gloria. Y te suplicamos nos hagas conscientes de tus bondades de tal manera que, con un corazón verdaderamente agradecido, proclamemos tus alabanzas, no sólo con nuestros labios, sino también con nuestras vidas, entregándonos a tu servicio y caminando en tu presencia, en santidad y justicia, todos los días de nuestra vida; por Jesucristo nuestro Señor, a quien, contigo y el Espíritu Santo, sea todo honor y gloria, por los siglos de los siglos. Amén.

Bendigamos al Señor.

Demos gracias a Dios.

Gloria a Dios, cuyo poder, actuando en nosotros, puede realizar todas las cosas infinitamente mejor de lo que podemos pedir o pensar: Gloria a él en la Iglesia de generación en generación, y en Cristo Jesús por los siglos de los siglos. Amén. Efesios 3:20, 21

Mediodía, el Domingo de la séptima semana después la Epifanía

Mediodía 1

Oficio para el Mediodía

Oh Dios, dígnate librarnos.

Señor, apresúrate a socorrernos.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. ¡Aleluya!

Salmo 119   Lucerna pedibus meis

Lámpara es a mis pies tu palabra, *

y lumbrera en mi camino.

He jurado y estoy resuelto *

a guardar tus rectos juicios.

Afligido estoy en gran manera; *

vivifícame, oh Señor, conforme a tu palabra.

Acepta, oh Señor, la ofrenda voluntaria de mis labios, *

y enséñame tus juicios.

Mi vida está siempre en peligro; *

por tanto no olvido tu ley.

Me tendieron lazo los malvados, *

pero yo no me desvié de tus mandamientos.

Son tus decretos mi herencia eterna, *

en verdad, el gozo de mi corazón.

Mi corazón incliné a cumplir tus estatutos, *

eternamente y hasta el fin.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: *

como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén.

El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado. Romanos 5:5

Demos gracias a Dios.

Señor, ten piedad.

Cristo, ten piedad.

Señor, ten piedad.

Padre nuestro que estás en el cielo,

santificado sea tu Nombre,

venga tu reino,

hágase tu voluntad,

en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día.

Perdona nuestras ofensas,

como también nosotros perdonamos

a los que nos ofenden.

No nos dejes caer en tentación

y líbranos del mal.

Señor, escucha nuestra oración;

Y llegue a ti nuestro clamor.

Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles, “La paz les dejo, mi paz les doy”: No mires nuestros pecados sino la fe de tu Iglesia; y concédenos la paz y la unidad de esa Ciudad celestial; donde con el Padre y el Espíritu Santo tú vives y reinas ahora y por siempre. Amén.

Se puede ofrecer intercesiones libres.

Bendigamos al Señor.

Demos gracias a Dios.

Matutina, el Domingo de la séptima semana después la Epifanía

MatDomEpif7

Oración Matutina Diaria

Andarán las naciones a tu luz, y los reyes al resplandor de tu nacimiento. Isaías 60:3

Invitatorio y Salterio

Señor, abre nuestros labios.

Y nuestra boca proclamará tu alabanza.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. ¡Aleluya!

El Señor ha manifestado su gloria: vengan y adorémosle.

Jubilate  Salmo 100

Regocíjense en el Señor, pueblos todos; *

sirvan al Señor con alegría;

vengan ante su presencia con cánticos.

Sepan que el Señor es Dios; *

él nos hizo y somos suyos,

su pueblo y ovejas de su rebaño.

Entren por sus puertas con acción de gracias,

en sus atrios con alabanza; *

denle gracias, y bendigan su Nombre;

Porque el Señor es bueno;

para siempre es su misericordia; *

su fidelidad perdura de generación en generación.

Salmo 118

Den gracias al Señor, porque él es bueno; *

para siempre es su misericordia.

Diga ahora Israel: *

“Para siempre es su misericordia”.

Diga ahora la casa de Aarón: *

“Para siempre es su misericordia”.

Digan ahora los que veneran al Señor: *

“Para siempre es su misericordia”.

En mi angustia invoqué al Señor; *

me respondió el Señor, poniéndome a salvo.

El Señor está a mi lado; por tanto, no temeré; *

¿quién podrá dañarme?

El Señor está a mi lado para ayudarme; *

triunfaré sobre los que me odian.

Mejor es refugiarse en el Señor, *

que fiarse de los mortales.

Mejor es refugiarse en el Señor, *

que fiarse de los príncipes.

Todos los impíos me rodean; *

en el nombre del Señor les rechazaré.

Me rodean por todas partes; *

en el nombre del Señor les rechazaré.

Me rodean como enjambre de abejas;

arden como fuego de espinas; *

en el nombre del Señor les rechazaré.

Me empujaban con violencia para que cayese, *

pero el Señor me ayudó.

Mi fuerza y mi refugio es el Señor, *

y él me ha sido por salvación.

Hay voz de júbilo y victoria *

en las tiendas de los justos:

“¡La diestra del Señor ha triunfado!  *

¡La diestra del Señor es excelsa!

¡La diestra del Señor ha triunfado!”

No he de morir, sino que viviré. *

y contaré las hazañas del Señor.

Me castigó gravemente el Señor, *

mas no me entregó a la muerte.

Abranme las puertas de justicia; *

entraré por ellas, y daré gracias al Señor.

“Esta es la puerta del Señor; *

por ella entrarán los justos”.

Daré gracias porque me respondiste, *

y me has sido de salvación.

La misma piedra que desecharon los edificadores, *

ha venido a ser la cabeza del ángulo.

Esto es lo que ha hecho el Señor, *

y es maravilloso a nuestros ojos.

Este es el día en que actuó el Señor; *

regocijémonos y alegrémonos en él.

¡Hosanna, oh Señor, hosanna! *

Señor, danos ahora la prosperidad.

Bendito el que viene en nombre del Señor; *

desde la casa del Señor le bendecimos.

Dios es el Señor; nos ha iluminado; *

formen una procesión con ramos

hasta los cuernos del altar.

“Tú eres mi Dios; te daré gracias; *

tú eres mi Dios; te ensalzaré”.

Den gracias al Señor porque es bueno; *

para siempre es su misericordia.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: *

como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén.

Las Lecciones

Proverbos 1:20-33

La sabiduría grita por las calles, levanta su voz en las plazas. Presenta su llamado en las encrucijadas, pronuncia su mensaje en las puertas de la ciudad: ¿Por cuánto tiempo más, gente insignificante, preferirán sus estupideces? ¿Hasta cuándo los burlones se entretendrán con sus mofas y la gente estúpida se negará a saber? Oigan pues mis advertencias y derramaré sobre ustedes mi espíritu. Si los llamo, ¿se alejarán? Si les tiendo la mano, ¿me rechazarán? ¿Acaso no tendrán en cuenta mis consejos y se burlarán de mis advertencias? Entonces yo también me reiré de su miseria, me burlaré cuando sean presa del miedo, cuando les alcance el huracán del terror y se los lleve el torbellino de las desdichas, cuando queden bajo el peso de la miseria y de la angustia. Entonces me llamarán pero no responderé, me buscarán pero no me hallarán. Porque no quisieron el saber, no eligieron el temor de Yavé. La gente que no buscó mis consejos y despreció mis advertencias comerá los frutos de sus errores y de su propio parecer hasta que no pueda más. A los tontos los perderá su porfía, y a los irresponsables su propia dejación, pero el que me escucha dormirá en paz, no tendrá que temer la desgracia.

Cántico de Zacarías  Benedictus Dominus Deus

San Lucas 1:68-79

Bendito sea el Señor, Dios de Israel, *

porque ha visitado y redimido a su pueblo,

Suscitándonos un poderoso Salvador *

en la casa de David su siervo,

Según lo había predicho desde antiguo *

por boca de sus santos profetas.

Es el Salvador que nos libra de nuestros enemigos,

y de la mano de todos los que nos odian,

Realizando la misericordia que tuvo con nuestros padres, *

recordando su santa alianza

y el juramento que juró a nuestro padre Abrahán;

Para concedernos que, libres de temor,

arrancados de la mano de los enemigos, *

le sirvamos con santidad y justicia

en su presencia, todos nuestros días.

Y a ti, niño, te llamarán profeta del Altísimo, *

porque irás delante del Señor a preparar sus caminos, *

Anunciando a su pueblo la salvación, *

el perdón de sus pecados.

Por la entrañable misericordia de nuestro Dios, *

nos visitará el sol que nace de lo alto,

Para iluminar a los que viven en tinieblas y

en sombra de muerte, *

para guiar nuestros pasos por el camino de la paz.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: *

como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén.

2 Corintios 5:11-21

Compenetrados del temor al Señor, procuramos convencer a los hombres viviendo con sinceridad ante Dios, confiando que también ustedes se den cuenta de que no disimulamos nada. No queremos recomendarnos de nuevo ante ustedes, sino que deseamos darles motivo para que se sientan orgullosos de nosotros y para que sepan responder a los que están tan orgullosos de cosas superficiales pero no de lo interior. Si nos hemos sobrepasado, es por Dios; si hemos hablado con sensatez, es por ustedes. El amor de Cristo nos urge, al considerar que si él murió por todos, entonces todos han muerto. El murió por todos, para que los que viven no vivan ya para sí mismos, sino para él, que por ellos murió y resucitó. Así que nosotros no miramos ya a nadie con criterios humanos; aun en el caso de que hayamos conocido a Cristo personalmente, ahora debemos mirarlo de otra manera. Toda persona que está en Cristo es una creación nueva. Lo antiguo ha pasado, lo nuevo ha llegado. Todo eso es obra de Dios, que nos reconcilió con él en Cristo y que a nosotros nos encomienda el mensaje de la reconciliación. Pues en Cristo Dios estaba reconciliando el mundo con él; ya no tomaba en cuenta los pecados de los hombres, sino que a nosotros nos entregaba el mensaje de la reconciliación. Nos presentamos, pues, como embajadores de Cristo, como si Dios mismo les exhortara por nuestra boca. En nombre de Cristo les rogamos: ¡déjense reconciliar con Dios!  Dios hizo cargar con nuestro pecado al que no cometió pecado, para que así nosotros participáramos en él de la justicia y perfección de Dios.

Te Deum   Te Deum laudamus

A ti, como Dios, te alabamos;

a ti, Señor, te reconocemos;

a ti, eterno Padre, te venera toda la tierra.

Los ángeles todos, los cielos y todas

las potestades te honran;

los querubines y serafines te cantan sin cesar:

Santo, santo, santo es el Señor, Dios del universo.

Llenos están el cielo y la tierra de tu gloria.

A ti te ensalza el glorioso coro de los apóstoles,

la multitud admirable de los profetas,

la brillante muchedumbre de los mártires.

A ti te glorifica la santa Iglesia por todo el orbe;

A ti, Padre de majestad inmensa,

a tu adorable, verdadero y único Hijo,

también al Espíritu Santo, el Paráclito.

Tú eres el Rey de la gloria, oh Cristo;

tú eres el Hijo único del Padre;

tú, al hacerte hombre para salvarnos,

no desdeñaste el seno de la Virgen.

Tú, quebrantando el aguijón de la muerte,

abriste a los creyentes el reino del cielo.

Tú estás sentado a la derecha del Padre.

Creemos que un día has de venir como juez.

Te rogamos, pues, que vengas en ayuda de tus siervos,

a quienes redimiste con tu preciosa sangre.

Haz que en la gloria eterna

nos contemos entre tus santos.

Credo de los Apóstoles

Creo en Dios Padre todopoderoso,

creador del cielo y de la tierra.

Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor.

Fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo

y nació de la Virgen María.

Padeció bajo el poder de Poncio Pilato.

Fue crucificado, muerto y sepultado.

Descendió a los infiernos.

Al tercer día resucitó de entre los muertos.

Subió a los cielos,

y está sentado a la diestra de Dios Padre.

Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos.

Creo en el Espíritu Santo,

la santa Iglesia católica,

la comunión de los santos,

el perdón de los pecados,

la resurrección de los muertos,

y la vida eterna. Amén.

Plegarias

Padre nuestro que estás en el cielo,

santificado sea tu Nombre,

venga tu reino,

hágase tu voluntad,

en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día.

Perdona nuestras ofensas,

como también nosotros perdonamos

a los que nos ofenden.

No nos dejes caer en tentación

y líbranos del mal.

Porque tuyo es el reino,

tuyo es el poder,

y tuya es la gloria,

ahora y por siempre. Amén.

A

V. Señor, muéstranos tu misericordia;

R. Y concédenos tu salvación.

V. Reviste a tus ministros de justicia;

R. Que cante tu pueblo de júbilo.

V. Establece, Señor, la paz en todo el mundo;

R. Porque sólo en ti vivimos seguros.

V. Protege, Señor, a esta nación;

R. Y guíanos por la senda de justicia y de verdad.

V. Que se conozcan en la tierra tus caminos;

R. Y entre los pueblos tu salvación.

V. Señor, que no se olvide a los necesitados;

R. Ni se arranque la esperanza a los pobres.

V. Señor, crea en nosotros un corazón limpio;

R. Y susténtanos con tu Santo Espíritu.

Oh Dios, tú nos alegras con el recuerdo semanal de la gloriosa resurrección de tu Hijo nuestro Señor: Concédenos tal bendición en este día, mediante nuestra adoración, que ocupemos todos los días de esta semana en tu favor; por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Oh Señor, tú nos has enseñado que todo lo que hacemos sin amor es de ningún valor: Envía tu Espíritu Santo, y derrama en nuestros corazones tu excelentísimo don, que es el amor, el vínculo verdadero de la paz y de todas las virtudes, sin el cual todos aquéllos que viven son considerados como muertos ante ti. Concédenos esto, por amor de tu único Hijo Jesucristo, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.

Oh Dios, autor de la paz y amante de la concordia, conocerte es vida eterna, y servirte, plena libertad: Defiende a estos tus humildes siervos de todos los asaltos de nuestros enemigos; para que, confiados en tu protección, no temamos la fuerza de ningún adversario; por el poder de Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Señor Jesucristo, tú extendiste tus brazos amorosos sobre el cruel madero de la cruz, para estrechar a todos los seres humanos en tu abrazo salvador: Revístenos con tu Espíritu de tal manera que, extendiendo nuestras manos en amor, llevemos a quienes no te conocen a reconocerte y amarte; por el honor de tu Nombre. Amén.

Puede seguir intercesiones y acciones de gracias

Oración de San Juan Crisóstomo

Dios todopoderoso, que nos diste la gracia para unirnos en este momento, a fin de ofrecerte nuestras súplicas en común; y que, por tu muy amado Hijo, nos prometiste que, cuando dos o tres se congregan en su Nombre, tú estarás en medio de ellos: Realiza ahora, Señor, nuestros deseos y peticiones como mejor nos convenga; y concédenos en este mundo el conocimiento de tu verdad y en el venidero, la vida eterna. Amén.

Bendigamos al Señor.

Demos gracias a Dios.

La gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo sean con todos nosotros, ahora y siempre. Amén. 2 Corintios 13:14

Completas

P1100912

Oficio de Completas

El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y un perfecto fin. Amén.

Nuestro auxilio está en el Nombre del Señor;

Que hizo el cielo y la tierra.

Confesión

Dios todopoderoso, nuestro Padre celestial:

Hemos pecado contra ti,

por nuestra propia culpa,

por pensamiento, palabra y obra,

y por lo que hemos dejado de hacer.

Por amor de tu Hijo nuestro Señor Jesucristo,

perdona nuestras ofensas

y concédenos que te sirvamos

en novedad de vida,

para gloria de tu Nombre. Amén

Que el Dios todopoderoso nos conceda el perdón de todos nuestros pecados, y la gracia y fortaleza del Espíritu Santo. Amén.

Oh Dios, dígnate librarnos.

Señor, apresúrate a socorrernos.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. ¡Aleluia!

Salmo 4   Cum invocarem

Respóndeme cuando clamo, oh Dios de mi justicia; *

cuando estaba en angustia, tú me libraste;

ten misericordia de mí, y escucha mi oración.

“Mortales, ¿hasta cuándo volverán mi honra en infamia, *

amarán la vanidad, y buscarán la mentira?”

Sepan, pues, que el Señor ha escogido a los fieles para sí; *

el Señor oirá cuando yo a él clamare.

Tiemblen y no pequen; *

mediten en su corazón estando en su cama, y callen.

Ofrezcan sacrificios rectos, *

y confíen en el Señor.

Muchos son los que dicen: “¿Quién nos mostrará el bien?” *q

Alza sobre nosotros, oh Señor, la luz de tu rostro.

Tú diste alegría a mi corazón, *

mayor que la de ellos cuando abundaba su grano y su mosto.

En paz me acostaré, y en seguida dormiré; *

porque sólo tú, oh Señor, me haces vivir seguro.

Salmo 134   Ecce nunc

Y ahora bendigan al Señor, siervos todos del Señor, *

los que de noche están de pie en la casa del Señor.

Eleven las manos hacia el santuario, y bendigan al Señor. *

El Señor que hizo los cielos y la tierra, te bendiga desde Sión.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: *

como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Vengan a mí todos los que están trabajados y cargados, y yo los haré descansar. Lleven mi yugo sobre ustedes, y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallarán descanso para sus almas; porque mi yugo es fácil y ligera mi carga. San Mateo 11:28-30

Demos gracias a Dios.

Puede cantarse un himno adecuado para la noche.

En tus manos, oh Señor, encomiendo mi espíritu;

Tú me has redimido, oh Señor, Dios de verdad.

Guárdanos, oh Señor, como a la niña de tus ojos;

Escóndenos bajo la sombra de tus alas.

Señor, ten piedad.

Cristo, ten piedad.

Señor, ten piedad.

Padre nuestro que estás en el cielo,

santificado sea tu Nombre,

venga tu reino,

hágase tu voluntad,

en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día.

Perdona nuestras ofensas,

como también nosotros perdonamos

a los que nos ofenden.

No nos dejes caer en tentación

y líbranos del mal.

Señor, escucha nuestra oración.

Y llegue a ti nuestro clamor.

Visita, oh Señor, este lugar, y ahuyenta de él todas las asechanzas del enemigo; que tus santos ángeles moren con nosotros para preservarnos en paz; y que tu bendición sea siempre sobre nosotros; por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Oh Dios, tu providencia inagotable sustenta al mundo en que vivimos y aun nuestra propia vida: Vela, de día y de noche, por los que trabajan mientras otros duermen, y concede que jamás olvidemos que nuestra vida común depende de nuestras faenas mutuas; por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Puede observarse una pausa, durante la cual se puede ofrecer intercesiones y acciones de gracias espontáneas.

Guíanos, Señor, despiertos, y guárdanos mientras dormimos; que despiertos velemos con Cristo, y dormidos descansemos en paz.

Ahora despides, Señor, a tu siervo, *

conforme a tu palabra, en paz.

Porque mis ojos han visto a tu Salvador, *

a quien has presentado ante todos los pueblos:

Luz para alumbrar a las naciones, *

y gloria de tu pueblo Israel.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: *

como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén.

Guíanos, Señor, despiertos, y guárdanos mientras dormimos; que despiertos velemos con Cristo, y dormidos descansemos en paz.

Bendigamos al Señor.

Demos gracias a Dios.

Que el Señor omnipotente y misericordioso: Padre, Hijo y Espíritu Santo, nos bendiga y nos guarde. Amén.

Vespertina, el Sábado de la sexta semana después la Epifanía

VesSábEpif6

Oración Vespertina Diaria

Tuyo es el día, tuya también la noche; tú estableciste la luna y el sol. Tú fijaste todos los linderos de la tierra; el verano y el invierno tú los formaste. Salmo 74:15, 16

Confesión de Pecado

Dios de misericordia, confesamos que hemos pecado contra ti por pensamiento, palabra y obra, por lo que hemos hecho y lo que hemos dejado de hacer. No te hemos amado con todo el corazón; no hemos amado a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Sincera y humildemente nos arrepentimos. Por amor de tu Hijo Jesucristo, ten piedad de nosotros y perdónanos; así tu voluntad será nuestra alegría y andaremos por tus caminos, para gloria de tu Nombre. Amén.

Dios omnipotente tenga misericordia de nosotros, perdone todos nuestros pecados por Jesucristo nuestro Señor, nos fortalezca en toda bondad y por el poder del Espíritu Santo, nos conserve en la vida eterna. Amén.

Oh Dios, dígnate librarnos.

Señor, apresúrate a socorrernos.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. ¡Aleluya!

Luz Alegrante   Phos hilaron

Luz alegrante,

claridad pura del sempiterno Padre celestial,

Jesucristo, santo y bendito:

Ahora que hemos llegado al ocaso del sol,

y nuestros ojos miran la luz vespertina,

te alabamos con himnos, oh Dios: Padre,

Hijo y Espíritu Santo.

Digno eres de ser alabado en todos los tiempos

con voces gozosas,

oh Hijo de Dios, Dador de la vida;

por tanto te glorifica el universo entero.

Salmo 33

Alégrense, justos, en el Señor; *

a los rectos es conveniente la alabanza,

Celebren al Señor con arpa; *

táñanle con salterio y decacordio.

Cántenle canción nueva; *

toquen la trompeta con destreza;

Porque recta es la palabra del Señor, *

y toda su obra es hecha con fidelidad.

El ama justicia y juicio; *

de la misericordia del Señor está llena la tierra

Por la palabra del Señor fueron hechos los cielos, *

y el ejército de los cielos por el aliento de su boca.

El junta como en un odre las aguas de la mar; *

él pone en depósitos los abismos.

Tema al Señor toda la tierra; *

teman delante de él todos los habitantes del mundo

Porque él dijo, y fue hecho; *

él mandó, y existió.

El Señor hace nula la voluntad de las gentes, *

y frustra las maquinaciones de los pueblos.

Pero la voluntad del Señor permanece para siempre, *

los designios de su corazón por todas las generaciones.

Bienaventurada la nación cuyo Dios es el Señor; *

bienaventurado el pueblo que él escogió para sí.

Desde el cielo mira el Señor, *

y ve a todos los seres humanos.

Desde el lugar de su morada observa *

a todos los moradores de la tierra.

El formó el corazón de todos ellos; *

atento está a todas sus obras.

El rey no se salva por la multitud del ejército, *

ni escapa el valiente por la mucha fuerza.

Vano para salvar es el caballo; *

la grandeza de su fuerza a nadie podrá librar.

He aquí el ojo del Señor sobre los que le temen, *

sobre los que esperan en su misericordia;

Para arrancar sus vidas de la muerte, *

y para sustentarles en tiempo de hambre.

Nuestra alma espera al Señor; *

nuestra ayuda y nuestro escudo es él.

Por tanto en él se alegra nuestro corazón, *

porque en su santo Nombre confiamos.

Sea tu misericordia, oh Señor, sobre nosotros, *

según ponemos nuestra confianza en ti.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo:

como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén.

San Juan 11:1-16

Había un hombre enfermo que se llamaba Lázaro, natural de Betania, el pueblo de María y de su hermana Marta. Esta María, que era hermana de Lázaro, fue la que derramó perfume sobre los pies del Señor y los secó con sus cabellos. Así pues, las dos hermanas mandaron a decir a Jesús: “Señor, tu amigo querido está enfermo.” Jesús, al oírlo, dijo: “Esta enfermedad no va a terminar en muerte, sino que ha de servir para mostrar la gloria de Dios, y también la gloria del Hijo de Dios.” Aunque Jesús quería mucho a Marta, a su hermana y a Lázaro, cuando le dijeron que Lázaro estaba enfermo se quedó dos días más en el lugar donde se encontraba. Después dijo a sus discípulos: “Vamos otra vez a Judea.” Los discípulos le dijeron: “Maestro, hace poco los judíos de esa región trataron de matarte a pedradas, ¿y otra vez quieres ir allá?” Jesús les dijo: “¿No es cierto que el día tiene doce horas? Pues si uno anda de día, no tropieza, porque ve la luz que hay en este mundo; pero si uno anda de noche, tropieza, porque le falta la luz.”  Después añadió: “Nuestro amigo Lázaro se ha dormido, pero voy a despertarlo.” Los discípulos le dijeron: “Señor, si se ha dormido, es señal de que va a sanar.”  Pero lo que Jesús les decía es que Lázaro había muerto, mientras que los discípulos pensaban que se había referido al sueño natural. Entonces Jesús les dijo claramente: “Lázaro ha muerto. Y me alegro de no haber estado allí, porque así es mejor para ustedes, para que crean. Pero vamos a verlo.” Entonces Tomás, al que llamaban el Gemelo, dijo a los otros discípulos: “Vamos también nosotros, para morir con él.”

Cántico de María   Magnificat

San Lucas 1:46-55

Proclama mi alma la grandeza del Señor,

se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador, *

porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, *

porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí;

su Nombre es santo.

Su misericordia llega a sus fieles, *

de generación en generación.

El hace proezas con su brazo; *

dispersa a los soberbios de corazón.

Derriba del trono a los poderosos, *

y enaltece a los humildes.

A los hambrientos los colma de bienes, *

y a los ricos despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo, *

acordándose de la misericordia,

Como lo había prometido a nuestros padres, *

en favor de Abrahán y su descendencia para siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: *

como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén.

Credo de los Apóstoles

Creo en Dios Padre todopoderoso,

creador del cielo y de la tierra.

Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor.

Fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo

y nació de la Virgen María.

Padeció bajo el poder de Poncio Pilato.

Fue crucificado, muerto y sepultado.

Descendió a los infiernos.

Al tercer día resucitó de entre los muertos.

Subió a los cielos,

y está sentado a la diestra de Dios Padre.

Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos.

Creo en el Espíritu Santo,

la santa Iglesia católica,

la comunión de los santos,

el perdón de los pecados,

la resurrección de los muertos,

y la vida eterna. Amén.

Plegarias

Padre nuestro que estás en el cielo,

santificado sea tu Nombre,

venga tu reino,

hágase tu voluntad,

en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día.

Perdona nuestras ofensas,

como también nosotros perdonamos

a los que nos ofenden.

No nos dejes caer en tentación

y líbranos del mal.

Porque tuyo es el reino,

tuyo es el poder,

y tuya es la gloria,

ahora y por siempre. Amén.

B

V. Que esta noche sea santa, buena y pacífica,

R. Te rogamos, Señor.

V. Que tus santos ángeles nos conduzcan por los senderos de paz y de benevolencia,

R. Te rogamos, Señor.

V. Que nos perdones y absuelvas de nuestros pecados y ofensas,

R. Te rogamos, Señor.

V. Que haya paz para tu Iglesia y para todo el mundo,

R. Te rogamos, Señor.

V. Que partamos de esta vida en tu fe y temor, y no seamos condenados ante el gran tribunal de Cristo.

R. Te rogamos, Señor.

V. Que tu Espíritu Santo nos una en la comunión de todos tus santos, encomendándonos los unos a los otros y toda nuestra vida a Cristo,

R. Te rogamos, Señor.

Oh Dios, fuente de luz eterna: Derrama tu día interminable sobre los que aguardamos tu venida, para que nuestros labios te alaben, nuestras vidas te bendigan y nuestra adoración en la mañana te dé gloria; por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Oh Dios, fortaleza de los que ponen su confianza en ti: Acepta con misericordia nuestras súplicas, y puesto que, por nuestra flaqueza, no podemos hacer nada bueno sin ti, danos el auxilio de tu gracia; para que, al guardar tus mandamientos, te agrademos, tanto de voluntad como de hecho; por nuestro Señor Jesucristo, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

Oh Dios, tú eres la vida de los que viven, la luz de los fieles, la fortaleza de los que trabajan, y el descanso de los muertos: Te damos gracias por las bendiciones del día que termina, y humildemente te suplicamos nos des tu protección durante la noche que comienza. Llévanos en seguridad hasta las horas del alba; por aquél que murió y resucitó por nosotros, tu Hijo nuestro Salvador Jesucristo. Amén.

Quédate con nosotros, Señor Jesús, ahora que la noche se acerca y ha pasado el día. Sé nuestro compañero en el camino, enciende nuestros corazones, y despierta la esperanza, para que te conozcamos tal como te revelas en las Escrituras y en la fracción del pan. Concede esto por amor de tu Nombre. Amén.

Vela, oh amantísimo Señor, con los que trabajan, o velan, o lloran esta noche. A tus ángeles manda que guarden a los que duermen. Cuida a los enfermos, Cristo Señor; otorga reposo a los cansados, bendice a los moribundos, consuela a los que sufren, compadécete de los afligidos, escuda a los gozosos. Todo esto te pedimos por tu gran amor. Amén.

Puede seguir intercesiones y acciones de gracias.

Acción de Gracias en General

Dios omnipotente, Padre de toda misericordia, nosotros, indignos siervos tuyos, humildemente te damos gracias por todo tu amor y benignidad a nosotros y a todos los seres humanos. Te bendecimos por nuestra creación, preservación y todas las bendiciones de esta vida; pero sobre todo por tu amor inmensurable en la redención del mundo por nuestro Señor Jesucristo; por los medios de gracia, y la esperanza de gloria. Y te suplicamos nos hagas conscientes de tus bondades de tal manera que, con un corazón verdaderamente agradecido, proclamemos tus alabanzas, no sólo con nuestros labios, sino también con nuestras vidas, entregándonos a tu servicio y caminando en tu presencia, en santidad y justicia, todos los días de nuestra vida; por Jesucristo nuestro Señor, a quien, contigo y el Espíritu Santo, sea todo honor y gloria, por los siglos de los siglos. Amén.

Bendigamos al Señor.

Demos gracias a Dios.

Gloria a Dios, cuyo poder, actuando en nosotros, puede realizar todas las cosas infinitamente mejor de lo que podemos pedir o pensar: Gloria a él en la Iglesia de generación en generación, y en Cristo Jesús por los siglos de los siglos. Amén. Efesios 3:20, 21

Mediodía

Mot mot

Oficio para el Mediodía

Oh Dios, dígnate librarnos.

Señor, apresúrate a socorrernos.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. ¡Aleluia!

Salmo 119 Lucerna pedibus meis

Lámpara es a mis pies tu palabra, *

y lumbrera en mi camino.

He jurado y estoy resuelto *

a guardar tus rectos juicios.

Afligido estoy en gran manera; *

vivifícame, oh Señor, conforme a tu palabra.

Acepta, oh Señor, la ofrenda voluntaria de mis labios, *

y enséñame tus juicios.

Mi vida está siempre en peligro; *

por tanto no olvido tu ley.

Me tendieron lazo los malvados, *

pero yo no me desvié de tus mandamientos.

Son tus decretos mi herencia eterna, *

en verdad, el gozo de mi corazón.

Mi corazón incliné a cumplir tus estatutos, *

eternamente y hasta el fin.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: *

como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado. Romanos 5:5

Demos gracias a Dios.

Señor, ten piedad.

Cristo, ten piedad.

Señor, ten piedad.

Padre nuestro que estás en el cielo,

santificado sea tu Nombre,

venga tu reino,

hágase tu voluntad,

en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día.

Perdona nuestras ofensas,

como también nosotros perdonamos

a los que nos ofenden.

No nos dejes caer en tentación

y líbranos del mal.

Señor, escucha nuestra oración;

Y llegue a ti nuestro clamor.

Padre celestial, envía tu Santo Espíritu a nuestros corazones, para que nos dirija y gobierne según tu voluntad, nos consuele en todas nuestras aflicciones, nos defienda de todo error, y nos conduzca a toda verdad; por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Se puede ofrecer intercesiones libres.

Bendigamos al Señor.

Demos gracias a Dios.

Matutina, el Sábado de la sexta semana después la Epifanía

MatSábEpif6

Oración Matutina Diaria

Desde donde el sol nace hasta donde se pone, es grande mi Nombre entre las naciones; y en todo lugar se ofrece a mi Nombre incienso y ofrenda limpia, porque grande es mi Nombre entre las naciones, dice el Señor de los ejércitos. Malaquías 1:11

Invitatorio y Salterio

Señor, abre nuestros labios.

Y nuestra boca proclamará tu alabanza.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. ¡Aleluya!

El Señor ha manifestado su gloria: vengan y adorémosle.

Venite  Salmo 95:1-7

Vengan, cantemos alegremente al Señor; *

aclamemos con júbilo a la Roca que nos salva.

Lleguemos ante su presencia con alabanza,  *

vitoreándole con cánticos;

Porque el Señor es Dios grande, *

y Rey grande sobre todos los dioses.

En su mano están las profundidades de la tierra, *

y las alturas de los montes son suyas.

Suyo el mar, pues él lo hizo, *

y sus manos formaron la tierra seca.

Vengan, adoremos y postrémonos; *

arrodillémonos delante del Señor nuestro Hacedor;

Porque él es nuestro Dios;

nosotros el pueblo de su dehesa, y ovejas de su mano. *

¡Ojalá escuchen hoy su voz!

Salmo 107:33-43

El Señor convirtió los ríos en desierto, *

y los manantiales de aguas en sequedales,

La tierra fértil en marismas, *

por la maldad de los que la habitan.

Transformó el desierto en estanques, *

y la tierra seca en manantiales de aguas.

Allí estableció a los hambrientos, *

y fundaron ciudad en donde vivir.

Sembraron campos, y plantaron viñas; *

recogieron abundantes cosechas.

Los bendijo, y se multiplicaron en gran manera; *

y no permitió que sus ganados disminuyesen.

Sin embargo, cuando fueron menguados y abatidos *

por el peso de la adversidad y la congoja,

(El esparce menosprecio sobre los príncipes, *

y les hace deambular por yermos, sin senderos)

Levantó a los pobres de la miseria, *

y multiplicó sus familias como rebaños de ovejas.

Los rectos lo verán y se alegrarán, *

pero todos los malvados cerrarán la boca.

El sabio meditará sobre estas cosas, *

y considerará bien la misericordia del Señor.

Salmo 108 1-6

Mi corazón está firme, oh Dios, mi corazón está firme; *

tocaré y cantaré salmos.

Despierta, oh alma mía; despierten, lira y arpa; *

yo mismo despertaré al alba.

Te confesaré entre los pueblos, oh Señor; *

cantaré tus alabanzas entre las naciones;

Porque tu gracia es más grande que los cielos, *

y tu fidelidad alcanza hasta las nubes.

Exáltate sobre los cielos, oh Dios, *

y tu gloria sobre toda la tierra.

Para que sean librados tus amados, *

salva con tu diestra y respóndeme.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: *

como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén.

Las Lecciones

Génesis 35:1-20

Dios le dijo a Jacob: “Levántate y vete a vivir a Betel. En ese lugar harás un altar al Dios que se te apareció cuando huías de tu hermano Esaú.” Entonces Jacob dijo a su familia y a todos los que lo acompañaban: “Saquen todos los dioses extraños que hay entre ustedes, báñense y cámbiense de ropa. Vámonos pronto a Betel, pues allá voy a construir un altar en honor del Dios que me ayudó cuando yo estaba afligido, y que me ha acompañado por dondequiera que he andado.” Ellos le entregaron a Jacob todos los dioses extraños que tenían y los aretes que llevaban en las orejas, y Jacob los enterró debajo de una encina que estaba cerca de Siquem. Cuando ellos salieron, Dios hizo que todos los pueblos vecinos tuvieran mucho miedo, y por eso no persiguieron a los hijos de Jacob. Jacob y toda la gente que iba con él llegaron a Luz, ciudad que también se llama Betel y que está en Canaán. Y construyó un altar, y llamó al lugar El-betel, porque cuando huía de su hermano, Dios se le había aparecido allí. También allí murió Débora, la mujer que había cuidado a Rebeca, y la enterraron debajo de una encina, cerca de Betel. Jacob llamó a este lugar “La encina del llanto”. Cuando Jacob regresaba de Padán-aram, Dios se le apareció otra vez y lo bendijo de esta manera: “Tú te llamas Jacob, pero ya no te llamarás así; desde hoy tu nombre será Israel.”Después que Dios le cambió el nombre, le dijo: “Yo soy el Dios todopoderoso; ten muchos hijos y descendientes. De ti saldrá una nación y muchos pueblos, y entre tus descendientes habrá reyes. La tierra que les di a Abraham y a Isaac, también te la doy a ti, y después de ti se la daré a tus descendientes.”  Cuando Dios se fue del lugar en donde había hablado con Jacob, este tomó una piedra y la puso de pie, como un pilar, en el lugar donde Dios le había hablado; luego la consagró derramando aceite y vino sobre ella, y llamó Betel a aquel lugar. Después se fueron de Betel; pero todavía estaban un poco lejos de Efrata cuando Raquel dio a luz, y tuvo un parto muy difícil. En el momento más difícil, la partera le dijo: “No tengas miedo, que has dado a luz otro varón.” Pero ella estaba a punto de morir, y en sus últimos suspiros llamó Ben-oní al niño, aunque su padre lo llamó Benjamín. Así fue como Raquel murió, y la enterraron en el camino de Efrata, que ahora es Belén. Jacob levantó un monumento sobre su sepulcro, y este es el monumento que todavía señala el sepulcro de Raquel.

Cántico de la Creación  Benedicite, omnia opera Domini

Daniel (dc) 3:57-87

Invocación

Bendigan al Señor, obras todas del Señor, *

alábenle y exáltenle sobre todo para siempre.

En la bóveda celeste, bendigan al Señor, *

alábenle y exáltenle sobre todo para siempre.

I El Orden Cósmico

Bendigan al Señor, ángeles y potestades del Señor, *

cielos y aguas que están sobre los cielos.

Sol y luna, y estrellas del cielo, bendigan al Señor, *

alábenle y exáltenle sobre todo para siempre.

Bendigan al Señor, lluvias todas y rocío, *

vientos todos, fuego y calor.

Inviernos y veranos, bendigan al Señor, *

alábenle y exáltenle sobre todo para siempre.

Bendigan al Señor, fríos y heladas, *

gotas de rocío y copos de nieve.

Escarchas y fríos, hielos y celliscas, bendigan al Señor, *

alábenle y exáltenle sobre todo para siempre.

Bendigan al Señor, noches y días, *

luz radiante y oscuridad acogedora.

Rayos y nubes, bendigan al Señor, *

alábenle y exáltenle sobre todo para siempre.

II La Tierra y sus Criaturas

Bendiga la tierra al Señor, *

alábele y exáltele sobre todo para siempre.

Montes y colinas y cuanto germina en la tierra,

bendigan al Señor, *

alábenle y exáltenle sobre todo para siempre.

Bendigan al Señor, manantiales y fuentes, mares y ríos, *

cetáceos y cuanto se mueve en las aguas.

Aves del cielo, bendigan al Señor, *

alábenle y exáltenle sobre todo para siempre.

Bendigan al Señor, bestias silvestres, *

y todos los rebaños y ganados.

Hombres y mujeres de todos los lugares, bendigan al Señor, *

alábenle y exáltenle sobre todo para siempre.

III El Pueblo de Dios

Bendiga al Señor el pueblo de Dios, *

alábele y exáltele sobre todo para siempre.

Sacerdotes y siervos del Señor, bendigan al Señor, *

alábenle y exáltenle sobre todo para siempre.

Bendigan al Señor, espíritus y almas de los justos, *

alábenle y exáltenle sobre todo para siempre.

Santos y humildes de corazón, bendigan al Señor, *

alábenle y exáltenle sobre todo para siempre.

Doxología

Bendigamos al Señor: Padre, Hijo y Espíritu Santo, *

alabémosle y exaltémosle sobre todo para siempre.

En la bóveda celeste, bendito sea el Señor, *

alabado y exaltado sobre todo para siempre.

1 San Juan 3:11-18

Este es el mensaje que han oído ustedes desde el principio: que nos amemos unos a otros. No seamos como Caín, que era del maligno y mató a su hermano. ¿Y por qué lo mató? Pues porque los hechos de Caín eran malos, y los de su hermano, buenos. Hermanos míos, no se extrañen si los que son del mundo los odian. Nosotros hemos pasado de la muerte a la vida, y lo sabemos porque amamos a nuestros hermanos. El que no ama, aún está muerto. Todo el que odia a su hermano es un asesino, y ustedes saben que ningún asesino puede tener vida eterna en sí mismo. Conocemos lo que es el amor porque Jesucristo dio su vida por nosotros; así también, nosotros debemos dar la vida por nuestros hermanos. Pues si uno es rico y ve que su hermano necesita ayuda, pero no se la da, ¿cómo puede tener amor de Dios en su corazón? Hijitos míos, que nuestro amor no sea solamente de palabra, sino que se demuestre con hechos.

Cántico de los Redimidos  Magna et mirabilia

Apocalipsis 15:3-4

Grandes y asombrosas son tus obras, *

Señor Dios, Rey del universo;

Justos y fidedignos tus caminos, *

oh Rey de los siglos.

¿Quién no te acatará y bendecirá tu Nombre? *

Tú sólo eres el Santo.

Todas las naciones vendrán y se postrarán ante ti, *

Pues tus hechos justos se hicieron manifiestos.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: *

como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén.

Credo de los Apóstoles

Creo en Dios Padre todopoderoso,

creador del cielo y de la tierra.

Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor.

Fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo

y nació de la Virgen María.

Padeció bajo el poder de Poncio Pilato.

Fue crucificado, muerto y sepultado.

Descendió a los infiernos.

Al tercer día resucitó de entre los muertos.

Subió a los cielos,

y está sentado a la diestra de Dios Padre.

Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos.

Creo en el Espíritu Santo,

la santa Iglesia católica,

la comunión de los santos,

el perdón de los pecados,

la resurrección de los muertos,

y la vida eterna. Amén.

Plegarias

Padre nuestro que estás en el cielo,

santificado sea tu Nombre,

venga tu reino,

hágase tu voluntad,

en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día.

Perdona nuestras ofensas,

como también nosotros perdonamos

a los que nos ofenden.

No nos dejes caer en tentación

y líbranos del mal.

Porque tuyo es el reino,

tuyo es el poder,

y tuya es la gloria,

ahora y por siempre. Amén.

A

V. Señor, muéstranos tu misericordia;

R. Y concédenos tu salvación.

V. Reviste a tus ministros de justicia;

R. Que cante tu pueblo de júbilo.

V. Establece, Señor, la paz en todo el mundo;

R. Porque sólo en ti vivimos seguros.

V. Protege, Señor, a esta nación;

R. Y guíanos por la senda de justicia y de verdad.

V. Que se conozcan en la tierra tus caminos;

R. Y entre los pueblos tu salvación.

V. Señor, que no se olvide a los necesitados;

R. Ni se arranque la esperanza a los pobres.

V. Señor, crea en nosotros un corazón limpio;

R. Y susténtanos con tu Santo Espíritu.

Oh Dios, fortaleza de los que ponen su confianza en ti: Acepta con misericordia nuestras súplicas, y puesto que, por nuestra flaqueza, no podemos hacer nada bueno sin ti, danos el auxilio de tu gracia; para que, al guardar tus mandamientos, te agrademos, tanto de voluntad como de hecho; por nuestro Señor Jesucristo, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

Dios todopoderoso, que después de la creación del mundo descansaste de todos tus trabajos, y santificaste un día de reposo para todas tus criaturas: Concede que nosotros, apartando toda ansiedad terrenal, nos dispongamos debidamente para el servicio de tu santuario, y que nuestro descanso aquí en la tierra sea una preparación para el reposo eterno en el cielo, que has prometido a tu pueblo; por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Oh Dios, autor de la paz y amante de la concordia, conocerte es vida eterna, y servirte, plena libertad: Defiende a estos tus humildes siervos de todos los asaltos de nuestros enemigos; para que, confiados en tu protección, no temamos la fuerza de ningún adversario; por el poder de Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Señor Jesucristo, tú extendiste tus brazos amorosos sobre el cruel madero de la cruz, para estrechar a todos los seres humanos en tu abrazo salvador: Revístenos con tu Espíritu de tal manera que, extendiendo nuestras manos en amor, llevemos a quienes no te conocen a reconocerte y amarte; por el honor de tu Nombre. Amén.

Puede seguir intercesiones y acciones de gracias

Oración de San Juan Crisóstomo

Dios todopoderoso, que nos diste la gracia para unirnos en este momento, a fin de ofrecerte nuestras súplicas en común; y que, por tu muy amado Hijo, nos prometiste que, cuando dos o tres se congregan en su Nombre, tú estarás en medio de ellos: Realiza ahora, Señor, nuestros deseos y peticiones como mejor nos convenga; y concédenos en este mundo el conocimiento de tu verdad y en el venidero, la vida eterna. Amén.

Bendigamos al Señor.

Demos gracias a Dios.

La gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo sean con todos nosotros, ahora y siempre. Amén. 2 Corintios 13:14