Mediodía

mediodc3ada

Oficio para el Mediodía

Oh Dios, dígnate librarnos.

Señor, apresúrate a socorrernos.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. ¡Aleluya!

Salmo 119 Lucerna pedibus meis

Lámpara es a mis pies tu palabra, *

y lumbrera en mi camino.

He jurado y estoy resuelto *

a guardar tus rectos juicios.

Afligido estoy en gran manera; *

vivifícame, oh Señor, conforme a tu palabra.

Acepta, oh Señor, la ofrenda voluntaria de mis labios, *

y enséñame tus juicios.

Mi vida está siempre en peligro; *

por tanto no olvido tu ley.

Me tendieron lazo los malvados, *

pero yo no me desvié de tus mandamientos.

Son tus decretos mi herencia eterna, *

en verdad, el gozo de mi corazón.

Mi corazón incliné a cumplir tus estatutos, *

eternamente y hasta el fin.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: *

como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado. Romanos 5:5

Demos gracias a Dios.

Señor, ten piedad.

Cristo, ten piedad.

Señor, ten piedad.

Padre nuestro que estás en el cielo,

santificado sea tu Nombre,

venga tu reino,

hágase tu voluntad,

en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día.

Perdona nuestras ofensas,

como también nosotros perdonamos

a los que nos ofenden.

No nos dejes caer en tentación

y líbranos del mal.

Señor, escucha nuestra oración;

Y llegue a ti nuestro clamor.

Padre celestial, envía tu Santo Espíritu a nuestros corazones, para que nos dirija y gobierne según tu voluntad, nos consuele en todas nuestras aflicciones, nos defienda de todo error, y nos conduzca a toda verdad; por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Se puede ofrecer intercesiones libres.

Bendigamos al Señor.

Demos gracias a Dios.

Matutina, el Sábado de la cuarta semana después Pentecostés

MatSábProp9

Oración Matutina Diaria

No entró Cristo en el santuario hecho de mano, figura del verdadero, sino en el cielo mismo para presentarse ahora por nosotros ante Dios. Hebreos 9:24

Invitatorio y Salterio

Señor, abre nuestros labios.

Y nuestra boca proclamará tu alabanza.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. ¡Aleluya!

La tierra es del Señor, pues él la hizo: vengan y adorémosle.

Venite  Salmo 95:1-7

Vengan, cantemos alegremente al Señor; *

aclamemos con júbilo a la Roca que nos salva.

Lleguemos ante su presencia con alabanza,  *

vitoreándole con cánticos;

Porque el Señor es Dios grande, *

y Rey grande sobre todos los dioses.

En su mano están las profundidades de la tierra, *

y las alturas de los montes son suyas.

Suyo el mar, pues él lo hizo, *

y sus manos formaron la tierra seca.

Vengan, adoremos y postrémonos; *

arrodillémonos delante del Señor nuestro Hacedor;

Porque él es nuestro Dios;

nosotros el pueblo de su dehesa, y ovejas de su mano. *

¡Ojalá escuchen hoy su voz!

Salmo 20

Que Dios te escuche en el día de asedio, *

el Nombre del Dios de Jacob sea tu baluarte;

Te envíe ayuda desde su santuario, *

y te sostenga desde Sión;

Haga memoria de todas tus ofrendas, *

y acepte tu holocausto;

Te dé conforme al deseo de tu corazón, *

y cumpla todos tus designios.

Nos alegraremos en tu victoria,

y alzaremos pendón en Nombre de nuestro Dios; *

que el Señor conceda todas tus peticiones.

Ahora sé que el Señor ha dado la victoria a su ungido; *

lo ha escuchado desde su santo cielo

con la fuerza victoriosa de su diestra.

Unos confían en carros de guerra, y otros en caballos, *

mas nosotros invocaremos el Nombre del Señor nuestro Dios.

Ellos se hunden y caen, *

mas nosotros nos levantamos y estamos de pie.

Otorga victoria al rey, oh Señor, *

y escúchanos cuando te invocamos.

Salmo 21 

El rey se alegra en tu poder, oh Señor; *

en tu victoria, ¡cómo se goza!

Le has concedido el deseo de su corazón, *

y no le negaste la petición de sus labios.

Pues le has salido al encuentro

con bendiciones de prosperidad; *

corona de oro fino has puesto sobre su cabeza.

Vida te demandó, y se la diste: *

largura de días, por los siglos de los siglos.

Grande es su gloria por tu victoria, *

honra y majestad has puesto sobre él;

Porque lo bendecirás para siempre; *

lo llenarás de alegría con tu presencia.

Por cuanto el rey confía en el Señor, *

y en la misericordia del Altísimo no será conmovido.

Alcanzó tu izquierda a todos tus enemigos, *

tu diestra alcanzó a los que te aborrecen.

Los pusiste como en horno ardiente, *

en el tiempo de tu ira, oh Señor.

Los deshiciste en tu furor; *

el fuego los consumió.

Su fruto destruiste de la tierra, *

y su descendencia de entre los pueblos;

Porque intentaron el mal contra ti; fraguaron maquinaciones; *

mas no prevalecían.

Pues tú los pusiste en fuga; *

en tus cuerdas dispusiste saetas contra sus rostros.

Ensálzate, oh Señor, en tu poder; *

cantaremos y alabaremos tu poderío.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: *

como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén.

Las Lecciones

Deuteronomio 34:1-12

Moisés subió del llano estéril de Moab al cerro de Nebo, a la cumbre de Pisga, frente a Jericó, y el Señor le mostró toda la Tierra: de Galaad hasta Dan, todo Neftalí, la tierra de Efraím y de Manasés, toda la tierra de Judá, hasta el mar occidental, el Negueb, la llanura, el valle de Jericó, ciudad de las Palmeras, hasta Soar. Y le dijo el Señor: “Esta es la tierra que prometí a Abrahán, a Isaac y a Jacob, y juré que se la daría a su descendencia. Dejo que la veas con tus propios ojos, pero no entrarás en ella.” Allí murió Moisés, siervo de el Señor, en el país de Moab, conforme el Señor lo había dispuesto. Lo sepultaron en el valle, en el país de Moab frente a Baal Peor, pero nadie hasta hoy ha conocido su tumba. Tenía Moisés ciento veinte años cuando murió. No había perdido su vigor y sus ojos veían aún claramente. Los hijos de Israel hicieron duelo por él en los campos de Moab; durante treinta días estuvieron en duelo. Pero tenían a Josué, hijo de Nun, el cual quedó lleno del espíritu de sabiduría porque Moisés había puesto sus manos sobre él. Los hijos de Israel le obedecieron y actuaron en todo según el Señor había ordenado a Moisés. No ha vuelto a surgir en Israel profeta semejante a Moisés. Con él, el Señor había tratado cara a cara. ¡Cuántos milagros y maravillas hizo en Egipto contra Faraón, contra su gente y todo su país! ¡Qué mano tan poderosa y qué autoridad para obrar estos prodigios a los ojos de todo Israel!

Cántico de la Creación  Benedicite, omnia opera Domini

Daniel (dc) 3:57-87

Invocación

Bendigan al Señor, obras todas del Señor, *

alábenle y exáltenle sobre todo para siempre.

En la bóveda celeste, bendigan al Señor, *

alábenle y exáltenle sobre todo para siempre.

I El Orden Cósmico

Bendigan al Señor, ángeles y potestades del Señor, *

cielos y aguas que están sobre los cielos.

Sol y luna, y estrellas del cielo, bendigan al Señor, *

alábenle y exáltenle sobre todo para siempre.

Bendigan al Señor, lluvias todas y rocío, *

vientos todos, fuego y calor.

Inviernos y veranos, bendigan al Señor, *

alábenle y exáltenle sobre todo para siempre.

Bendigan al Señor, fríos y heladas, *

gotas de rocío y copos de nieve.

Escarchas y fríos, hielos y celliscas, bendigan al Señor, *

alábenle y exáltenle sobre todo para siempre.

Bendigan al Señor, noches y días, *

luz radiante y oscuridad acogedora.

Rayos y nubes, bendigan al Señor, *

alábenle y exáltenle sobre todo para siempre.

II La Tierra y sus Criaturas

Bendiga la tierra al Señor, *

alábele y exáltele sobre todo para siempre.

Montes y colinas y cuanto germina en la tierra,

bendigan al Señor, *

alábenle y exáltenle sobre todo para siempre.

Bendigan al Señor, manantiales y fuentes, mares y ríos, *

cetáceos y cuanto se mueve en las aguas.

Aves del cielo, bendigan al Señor, *

alábenle y exáltenle sobre todo para siempre.

Bendigan al Señor, bestias silvestres, *

y todos los rebaños y ganados.

Hombres y mujeres de todos los lugares, bendigan al Señor, *

alábenle y exáltenle sobre todo para siempre.

III El Pueblo de Dios

Bendiga al Señor el pueblo de Dios, *

alábele y exáltele sobre todo para siempre.

Sacerdotes y siervos del Señor, bendigan al Señor, *

alábenle y exáltenle sobre todo para siempre.

Bendigan al Señor, espíritus y almas de los justos, *

alábenle y exáltenle sobre todo para siempre.

Santos y humildes de corazón, bendigan al Señor, *

alábenle y exáltenle sobre todo para siempre.

Doxología

Bendigamos al Señor: Padre, Hijo y Espíritu Santo, *

alabémosle y exaltémosle sobre todo para siempre.

En la bóveda celeste, bendito sea el Señor, *

alabado y exaltado sobre todo para siempre.

Romanos 10:14-21

Pero ¿cómo invocarán al Señor sin haber creído en él? Y ¿cómo podrán creer si no han oído hablar de él? Y ¿cómo oirán si no hay quien lo proclame? Y ¿cómo lo proclamarán si no son enviados? Como dice la Escritura: Qué bienvenidos los pies de los que traen buenas noticias. Pero es un hecho que no todos aceptaron la Buena Noticia, como decía Isaías: Señor, ¿quién nos ha escuchado y ha creído? Así, pues, la fe nace de una proclamación, y lo que se proclama es el mensaje cristiano. Me pregunto: ¿Será porque no oyeron? ¡Claro que oyeron! Esta voz resonó en toda la tierra y sus palabras se oyeron hasta en el último rincón del mundo. Y sigo preguntando: ¿Cómo puede ser que Israel no entendiera? Y de inmediato Moisés nos dice: Yo haré que te pongas celoso de una nación que ni siquiera es nación, excitaré tu enojo contra una nación insensata. Isaías luego se atreve a decir: Fui hallado por los que no me buscaban y me manifesté a quienes no preguntaban por mí. Pero añade, y se refiere a Israel: Todo el día extendí mis manos hacia un pueblo desobediente y rebelde.

Cántico de los Redimidos   Magna et mirabilia

Apocalipsis 15:3-4

Grandes y asombrosas son tus obras, *

Señor Dios, Rey del universo;

Justos y fidedignos tus caminos, *

oh Rey de los siglos.

¿Quién no te acatará y bendecirá tu Nombre? *

Tú sólo eres el Santo.

Todas las naciones vendrán y se postrarán ante ti, *

Pues tus hechos justos se hicieron manifiestos.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: *

como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén.

Credo de los Apóstoles

Creo en Dios Padre todopoderoso,

creador del cielo y de la tierra.

Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor.

Fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo

y nació de la Virgen María.

Padeció bajo el poder de Poncio Pilato.

Fue crucificado, muerto y sepultado.

Descendió a los infiernos.

Al tercer día resucitó de entre los muertos.

Subió a los cielos,

y está sentado a la diestra de Dios Padre.

Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos.

Creo en el Espíritu Santo,

la santa Iglesia católica,

la comunión de los santos,

el perdón de los pecados,

la resurrección de los muertos,

y la vida eterna. Amén.

Plegarias

Padre nuestro que estás en el cielo,

santificado sea tu Nombre,

venga tu reino,

hágase tu voluntad,

en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día.

Perdona nuestras ofensas,

como también nosotros perdonamos

a los que nos ofenden.

No nos dejes caer en tentación

y líbranos del mal.

Porque tuyo es el reino,

tuyo es el poder,

y tuya es la gloria,

ahora y por siempre. Amén.

A

V. Señor, muéstranos tu misericordia;

R. Y concédenos tu salvación.

V. Reviste a tus ministros de justicia;

R. Que cante tu pueblo de júbilo.

V. Establece, Señor, la paz en todo el mundo;

R. Porque sólo en ti vivimos seguros.

V. Protege, Señor, a esta nación;

R. Y guíanos por la senda de justicia y de verdad.

V. Que se conozcan en la tierra tus caminos;

R. Y entre los pueblos tu salvación.

V. Señor, que no se olvide a los necesitados;

R. Ni se arranque la esperanza a los pobres.

V. Señor, crea en nosotros un corazón limpio;

R. Y susténtanos con tu Santo Espíritu.

Oh Dios, tú nos has enseñado a guardar tus mandamientos amándote a ti y a nuestro prójimo: Danos la gracia de tu Espíritu Santo para que nos consagremos a ti de todo corazón, y nos unamos unos a otros con afecto puro; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

Dios todopoderoso, que después de la creación del mundo descansaste de todos tus trabajos, y santificaste un día de reposo para todas tus criaturas: Concede que nosotros, apartando toda ansiedad terrenal, nos dispongamos debidamente para el servicio de tu santuario, y que nuestro descanso aquí en la tierra sea una preparación para el reposo eterno en el cielo, que has prometido a tu pueblo; por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Oh Dios, autor de la paz y amante de la concordia, conocerte es vida eterna, y servirte, plena libertad: Defiende a estos tus humildes siervos de todos los asaltos de nuestros enemigos; para que, confiados en tu protección, no temamos la fuerza de ningún adversario; por el poder de Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Señor Jesucristo, tú extendiste tus brazos amorosos sobre el cruel madero de la cruz, para estrechar a todos los seres humanos en tu abrazo salvador: Revístenos con tu Espíritu de tal manera que, extendiendo nuestras manos en amor, llevemos a quienes no te conocen a reconocerte y amarte; por el honor de tu Nombre. Amén.

Puede seguir intercesiones y acciones de gracias

Oración de San Juan Crisóstomo

Dios todopoderoso, que nos diste la gracia para unirnos en este momento, a fin de ofrecerte nuestras súplicas en común; y que, por tu muy amado Hijo, nos prometiste que, cuando dos o tres se congregan en su Nombre, tú estarás en medio de ellos: Realiza ahora, Señor, nuestros deseos y peticiones como mejor nos convenga; y concédenos en este mundo el conocimiento de tu verdad y en el venidero, la vida eterna. Amén.

Bendigamos al Señor.

Demos gracias a Dios.

La gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo sean con todos nosotros, ahora y siempre. Amén. 2 Corintios 13:14

Completas

Completas 1

Oficio de Completas

El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y un perfecto fin. Amén.

Nuestro auxilio está en el Nombre del Señor;

Que hizo el cielo y la tierra.

Confesión

Dios todopoderoso, nuestro Padre celestial:

Hemos pecado contra ti,

por nuestra propia culpa,

por pensamiento, palabra y obra,

y por lo que hemos dejado de hacer.

Por amor de tu Hijo nuestro Señor Jesucristo,

perdona nuestras ofensas

y concédenos que te sirvamos

en novedad de vida,

para gloria de tu Nombre. Amén

Que el Dios todopoderoso nos conceda el perdón de todos nuestros pecados, y la gracia y fortaleza del Espíritu Santo. Amén.

Oh Dios, dígnate librarnos.

Señor, apresúrate a socorrernos.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. ¡Aleluya!

Salmo 4   Cum invocarem

Respóndeme cuando clamo, oh Dios de mi justicia; *

cuando estaba en angustia, tú me libraste;

ten misericordia de mí, y escucha mi oración.

“Mortales, ¿hasta cuándo volverán mi honra en infamia, *

amarán la vanidad, y buscarán la mentira?”

Sepan, pues, que el Señor ha escogido a los fieles para sí; *

el Señor oirá cuando yo a él clamare.

Tiemblen y no pequen; *

mediten en su corazón estando en su cama, y callen.

Ofrezcan sacrificios rectos, *

y confíen en el Señor.

Muchos son los que dicen: “¿Quién nos mostrará el bien?” *

Alza sobre nosotros, oh Señor, la luz de tu rostro.

Tú diste alegría a mi corazón, *

mayor que la de ellos cuando abundaba su grano y su mosto.

En paz me acostaré, y en seguida dormiré; *

porque sólo tú, oh Señor, me haces vivir seguro.

Salmo 134   Ecce nunc

Y ahora bendigan al Señor, siervos todos del Señor, *

los que de noche están de pie en la casa del Señor.

Eleven las manos hacia el santuario, y bendigan al Señor. *

El Señor que hizo los cielos y la tierra, te bendiga desde Sión.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: *

como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Vengan a mí todos los que están trabajados y cargados, y yo los haré descansar. Lleven mi yugo sobre ustedes, y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallarán descanso para sus almas; porque mi yugo es fácil y ligera mi carga. San Mateo 11:28-30

Demos gracias a Dios.

Puede cantarse un himno adecuado para la noche.

En tus manos, oh Señor, encomiendo mi espíritu;

Tú me has redimido, oh Señor, Dios de verdad.

Guárdanos, oh Señor, como a la niña de tus ojos;

Escóndenos bajo la sombra de tus alas.

Señor, ten piedad.

Cristo, ten piedad.

Señor, ten piedad.

Padre nuestro que estás en el cielo,

santificado sea tu Nombre,

venga tu reino,

hágase tu voluntad,

en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día.

Perdona nuestras ofensas,

como también nosotros perdonamos

a los que nos ofenden.

No nos dejes caer en tentación

y líbranos del mal.

Señor, escucha nuestra oración.

Y llegue a ti nuestro clamor.

Visita, oh Señor, este lugar, y ahuyenta de él todas las asechanzas del enemigo; que tus santos ángeles moren con nosotros para preservarnos en paz; y que tu bendición sea siempre sobre nosotros; por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Oh Dios, tu providencia inagotable sustenta al mundo en que vivimos y aun nuestra propia vida: Vela, de día y de noche, por los que trabajan mientras otros duermen, y concede que jamás olvidemos que nuestra vida común depende de nuestras faenas mutuas; por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Puede observarse una pausa, durante la cual se puede ofrecer intercesiones y acciones de gracias espontáneas.

Guíanos, Señor, despiertos, y guárdanos mientras dormimos; que despiertos velemos con Cristo, y dormidos descansemos en paz.

Ahora despides, Señor, a tu siervo, *

conforme a tu palabra, en paz.

Porque mis ojos han visto a tu Salvador, *

a quien has presentado ante todos los pueblos:

Luz para alumbrar a las naciones, *

y gloria de tu pueblo Israel.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: *

como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Guíanos, Señor, despiertos, y guárdanos mientras dormimos; que despiertos velemos con Cristo, y dormidos descansemos en paz.

Bendigamos al Señor.

Demos gracias a Dios.

Que el Señor omnipotente y misericordioso: Padre, Hijo y Espíritu Santo, nos bendiga y nos guarde. Amén.

Vespertina, el Viernes de la cuarta semana después Pentecostés

VesVierProp9

Oración Vespertina Diaria

Adoren al Señor en la hermosura de la santidad; tiemble delante de él toda la tierra. Salmo 96:9

Confesión de Pecado

Dios de misericordia, confesamos que hemos pecado contra ti por pensamiento, palabra y obra, por lo que hemos hecho y lo que hemos dejado de hacer. No te hemos amado con todo el corazón; no hemos amado a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Sincera y humildemente nos arrepentimos. Por amor de tu Hijo Jesucristo, ten piedad de nosotros y perdónanos; así tu voluntad será nuestra alegría y andaremos por tus caminos, para gloria de tu Nombre. Amén.

Dios omnipotente tenga misericordia de nosotros, perdone todos nuestros pecados por Jesucristo nuestro Señor, nos fortalezca en toda bondad y por el poder del Espíritu Santo, nos conserve en la vida eterna. Amén.

Oh Dios, dígnate librarnos.

Señor, apresúrate a socorrernos.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. ¡Aleluya!

Luz Alegrante   Phos hilaron

Luz alegrante,

claridad pura del sempiterno Padre celestial,

Jesucristo, santo y bendito:

Ahora que hemos llegado al ocaso del sol,

y nuestros ojos miran la luz vespertina,

te alabamos con himnos, oh Dios: Padre,

Hijo y Espíritu Santo.

Digno eres de ser alabado en todos los tiempos

con voces gozosas,

oh Hijo de Dios, Dador de la vida;

por tanto te glorifica el universo entero.

Salmo 22

Dios mío, Dios mío, ¿Por qué me has desamparado? *

¿Por qué estás lejos de mi súplica,

y de las palabras de mi clamor?

Dios mío, clamo de día, y no respondes; *

de noche también, y no hay para mí reposo.

Pero tú eres el Santo, *

entronizado sobre las alabanzas de Israel.

En ti esperaron nuestros antepasados; *

esperaron, y tú los libraste.

Clamaron a ti, y fueron librados; *

confiaron en ti, y no fueron avergonzados.

Mas yo soy gusano, y no hombre, *

oprobio de todos y desprecio del pueblo.

Todos los que me ven, escarnecen de mí; *

estiran los labios y menean la cabeza, diciendo:

“Acudió al Señor, líbrele él; *

sálvele, si tanto lo quiere”.

Pero tú eres el que me sacó del vientre, *

y me tenías confiado en los pechos de mi madre.

A ti fui entregado antes de nacer, *

desde el vientre de mi madre, tú eres mi Dios.

No te alejes de mí, porque la angustia está cerca, *

porque no hay quien ayude.

Me rodean muchos novillos; *

fuertes toros de Basán me circundan.

Abren sobre mí las bocas, *

como león rapante y rugiente.

Soy derramado como aguas;

todos mis huesos se descoyuntan; *

mi corazón, como cera, se derrite en mis entrañas.

Como un tiesto está seca mi boca;

mi lengua se pega al paladar; *

y me has puesto en el polvo de la muerte;

Porque jaurías de perros me rodean,

y pandillas de malignos me cercan; *

horadan mis manos y mis pies;

contar puedo todos mis huesos.

Me miran de hito en hito, y con satisfacción maligna; *

reparten entre sí mis vestidos; sobre mi ropa echan suertes.

Mas tú, oh Señor, no te alejes; *

fortaleza mía, apresúrate a socorrerme.

Salva de la espada mi garganta, *

mi faz del filo del hacha.

Sálvame de la boca del león, *

a este pobre, de los cuernos del búfalo.

Proclamaré tu Nombre a mis hermanos; *

en medio de la congregación te alabaré.

Los que temen al Señor, alábenle; *

glorifíquenle, oh vástago de Jacob;

tengan miedo de él, oh descendencia de Israel;

Porque no menospreció ni abominó la aflicción de los afligidos,

ni de ellos escondió su rostro; *

sino que cuando clamaron a él, los oyó.

De ti será mi alabanza en la gran congregación; *

mis votos pagaré delante de los que le temen.

Comerán los pobres, y serán saciados,

alabarán al Señor los que le buscan: *

Viva su corazón para siempre!

Se acordarán y se volverán al Señor todos los confines de la tierra, *

y todas las familias de las naciones delante de ti se inclinan

Porque del Señor es el reino, *

y él rige las naciones.

Sólo ante él se postrarán los que duermen en la tierra; *

delante de él doblarán la rodilla todos los que bajan al polvo.

Me hará vivir para él; mi descendencia le servirá; *

será contada como suya para siempre.

Vendrán y anunciarán al pueblo aún no nacido *

los hechos asombrosos que hizo.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo:

como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén.

San Mateo  24:15-31 

Jesús dijo: “Cuando ustedes vean lo anunciado por el profeta Daniel: el ídolo del invasor instalado en el Templo (que el lector sepa entender), entonces los que estén en Judea huyan a los montes.  Si estás en la azotea de tu casa, no te demores ni bajes a buscar tus cosas. Si te hallas en el campo, no vuelvas a buscar tu manto. ¡Pobres de las que en aquellos días estén embarazadas o criando! Rueguen para que no les toque huir en invierno o en día sábado. Porque será una prueba tan enorme como no ha habido igual desde el principio del mundo hasta ahora, ni jamás la volverá a haber. Y si ese tiempo no fuera acortado, nadie saldría con vida. Pero Dios lo acortará en consideración a sus elegidos. Entonces, si alguien les dice: Miren, el Mesías está aquí o está allá, no le crean. Porque se presentarán falsos mesías y falsos profetas, que harán cosas maravillosas y prodigios capaces de engañar, si fuera posible, aun a los elegidos de Dios. Miren que yo se lo he advertido de antemano. Por tanto, si alguien les dice: ¡Está en el desierto!, no vayan. Si dicen: ¡Está en tal lugar retirado!, no lo crean. Pues así como refulge el relámpago desde el oriente e inflama el cielo hasta el poniente, así será la venida del Hijo del Hombre. En otras palabras: «Donde hay un cadáver, allí se juntan los buitres.» Después de esos días de angustia, el sol se oscurecerá, la luna perderá su brillo, caerán las estrellas del cielo y se bambolearán los mecanismos del universo. Entonces aparecerá en el cielo la señal del Hijo del Hombre. Mientras todas las razas de la tierra se golpearán el pecho, verán al Hijo del Hombre viniendo sobre las nubes del cielo con el poder divino y la plenitud de la gloria. Enviará a sus ángeles, que tocarán la trompeta y reunirán a los elegidos de los cuatro puntos cardinales, de un extremo al otro del mundo.”

Cántico de María  Magnificat

San Lucas 1:46-55

Proclama mi alma la grandeza del Señor,

se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador, *

porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, *

porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí;

su Nombre es santo.

Su misericordia llega a sus fieles, *

de generación en generación.

El hace proezas con su brazo; *

dispersa a los soberbios de corazón.

Derriba del trono a los poderosos, *

y enaltece a los humildes.

A los hambrientos los colma de bienes, *

y a los ricos despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo, *

acordándose de la misericordia,

Como lo había prometido a nuestros padres, *

en favor de Abrahán y su descendencia para siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: *

como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén.

Credo de los Apóstoles

Creo en Dios Padre todopoderoso,

creador del cielo y de la tierra.

Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor.

Fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo

y nació de la Virgen María.

Padeció bajo el poder de Poncio Pilato.

Fue crucificado, muerto y sepultado.

Descendió a los infiernos.

Al tercer día resucitó de entre los muertos.

Subió a los cielos,

y está sentado a la diestra de Dios Padre.

Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos.

Creo en el Espíritu Santo,

la santa Iglesia católica,

la comunión de los santos,

el perdón de los pecados,

la resurrección de los muertos,

y la vida eterna. Amén.

Plegarias

Padre nuestro que estás en el cielo,

santificado sea tu Nombre,

venga tu reino,

hágase tu voluntad,

en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día.

Perdona nuestras ofensas,

como también nosotros perdonamos

a los que nos ofenden.

No nos dejes caer en tentación

y líbranos del mal.

Porque tuyo es el reino,

tuyo es el poder,

y tuya es la gloria,

ahora y por siempre. Amén.

B

V. Que esta noche sea santa, buena y pacífica,

R. Te rogamos, Señor.

V. Que tus santos ángeles nos conduzcan por los senderos de paz y de benevolencia,

R. Te rogamos, Señor.

V. Que nos perdones y absuelvas de nuestros pecados y ofensas,

R. Te rogamos, Señor.

V. Que haya paz para tu Iglesia y para todo el mundo,

R. Te rogamos, Señor.

V. Que partamos de esta vida en tu fe y temor, y no seamos condenados ante el gran tribunal de Cristo.

R. Te rogamos, Señor.

V. Que tu Espíritu Santo nos una en la comunión de todos tus santos, encomendándonos los unos a los otros y toda nuestra vida a Cristo,

R. Te rogamos, Señor.

Señor Jesucristo, por tu muerte quitaste el aguijón de la muerte: Concede a tus siervos que caminemos de tal modo en la fe hacia el lugar a donde tú nos has precedido, que al fin durmamos apaciblemente en ti, y despertemos a tu semejanza; por amor de tu tierna misericordia. Amén.

Oh Dios, tú nos has enseñado a guardar tus mandamientos amándote a ti y a nuestro prójimo: Danos la gracia de tu Espíritu Santo para que nos consagremos a ti de todo corazón, y nos unamos unos a otros con afecto puro; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

Oh Dios, tú eres la vida de los que viven, la luz de los fieles, la fortaleza de los que trabajan, y el descanso de los muertos: Te damos gracias por las bendiciones del día que termina, y humildemente te suplicamos nos des tu protección durante la noche que comienza. Llévanos en seguridad hasta las horas del alba; por aquél que murió y resucitó por nosotros, tu Hijo nuestro Salvador Jesucristo. Amén.

Quédate con nosotros, Señor Jesús, ahora que la noche se acerca y ha pasado el día. Sé nuestro compañero en el camino, enciende nuestros corazones, y despierta la esperanza, para que te conozcamos tal como te revelas en las Escrituras y en la fracción del pan. Concede esto por amor de tu Nombre. Amén.

Vela, oh amantísimo Señor, con los que trabajan, o velan, o lloran esta noche. A tus ángeles manda que guarden a los que duermen. Cuida a los enfermos, Cristo Señor; otorga reposo a los cansados, bendice a los moribundos, consuela a los que sufren, compadécete de los afligidos, escuda a los gozosos. Todo esto te pedimos por tu gran amor. Amén.

Puede seguir intercesiones y acciones de gracias.

Acción de Gracias en General

Dios omnipotente, Padre de toda misericordia, nosotros, indignos siervos tuyos, humildemente te damos gracias por todo tu amor y benignidad a nosotros y a todos los seres humanos. Te bendecimos por nuestra creación, preservación y todas las bendiciones de esta vida; pero sobre todo por tu amor inmensurable en la redención del mundo por nuestro Señor Jesucristo; por los medios de gracia, y la esperanza de gloria. Y te suplicamos nos hagas conscientes de tus bondades de tal manera que, con un corazón verdaderamente agradecido, proclamemos tus alabanzas, no sólo con nuestros labios, sino también con nuestras vidas, entregándonos a tu servicio y caminando en tu presencia, en santidad y justicia, todos los días de nuestra vida; por Jesucristo nuestro Señor, a quien, contigo y el Espíritu Santo, sea todo honor y gloria, por los siglos de los siglos. Amén.

Bendigamos al Señor.

Demos gracias a Dios.

Gloria a Dios, cuyo poder, actuando en nosotros, puede realizar todas las cosas infinitamente mejor de lo que podemos pedir o pensar: Gloria a él en la Iglesia de generación en generación, y en Cristo Jesús por los siglos de los siglos. Amén. Efesios 3:20, 21

Mediodía

Mediodía 1

Oficio para el Mediodía

Oh Dios, dígnate librarnos.

Señor, apresúrate a socorrernos.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. ¡Aleluya!

Salmo 119    Lucerna pedibus meis

Lámpara es a mis pies tu palabra, *

y lumbrera en mi camino.

He jurado y estoy resuelto *

a guardar tus rectos juicios.

Afligido estoy en gran manera; *

vivifícame, oh Señor, conforme a tu palabra.

Acepta, oh Señor, la ofrenda voluntaria de mis labios, *

y enséñame tus juicios.

Mi vida está siempre en peligro; *

por tanto no olvido tu ley.

Me tendieron lazo los malvados, *

pero yo no me desvié de tus mandamientos.

Son tus decretos mi herencia eterna, *

en verdad, el gozo de mi corazón.

Mi corazón incliné a cumplir tus estatutos, *

eternamente y hasta el fin.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: *

como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado. Romanos 5:5

Demos gracias a Dios.

Señor, ten piedad.

Cristo, ten piedad.

Señor, ten piedad.

Padre nuestro que estás en el cielo,

santificado sea tu Nombre,

venga tu reino,

hágase tu voluntad,

en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día.

Perdona nuestras ofensas,

como también nosotros perdonamos

a los que nos ofenden.

No nos dejes caer en tentación

y líbranos del mal.

Señor, escucha nuestra oración;

Y llegue a ti nuestro clamor.

Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles, “La paz les dejo, mi paz les doy”: No mires nuestros pecados sino la fe de tu Iglesia; y concédenos la paz y la unidad de esa Ciudad celestial; donde con el Padre y el Espíritu Santo tú vives y reinas ahora y por siempre. Amén.

Se puede ofrecer intercesiones libres.

Bendigamos al Señor.

Demos gracias a Dios.

Matutina, el Viernes de la cuarta semana después Pentecostés

MatVierProp9

Oración Matutina Diaria

No entró Cristo en el santuario hecho de mano, figura del verdadero, sino en el cielo mismo para presentarse ahora por nosotros ante Dios. Hebreos 9:24

Invitatorio y Salterio

Señor, abre nuestros labios.

Y nuestra boca proclamará tu alabanza.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. ¡Aleluya!

La tierra es del Señor, pues él la hizo: vengan y adorémosle.

Venite  Salmo 95:1-7

Vengan, cantemos alegremente al Señor; *

aclamemos con júbilo a la Roca que nos salva.

Lleguemos ante su presencia con alabanza,  *

vitoreándole con cánticos;

Porque el Señor es Dios grande, *

y Rey grande sobre todos los dioses.

En su mano están las profundidades de la tierra, *

y las alturas de los montes son suyas.

Suyo el mar, pues él lo hizo, *

y sus manos formaron la tierra seca.

Vengan, adoremos y postrémonos; *

arrodillémonos delante del Señor nuestro Hacedor;

Porque él es nuestro Dios;

nosotros el pueblo de su dehesa, y ovejas de su mano. *

¡Ojalá escuchen hoy su voz!

Salmo 16

Guárdame, oh Dios, porque a ti me acojo; *

dije al Señor: “Tú eres mi Soberano;

no hay para mí bien fuera de ti”.

Para los santos que están en la tierra, *

y para los íntegros, es toda mi complacencia.

Se multiplicarán los dolores, *

de aquéllos que sirven diligentes a otros dioses.

No ofreceré yo sus libaciones de sangre, *

ni en mis labios tomaré los nombres de sus dioses

Tú, oh Señor, eres la porción de mi herencia y de mi copa; *

tú sustentarás mi suerte.

Me toca una parcela hermosa; *

en verdad, una heredad magnífica.

Bendeciré al Señor que me aconseja; *

aun en las noches me enseña mi corazón.

Al Señor he puesto siempre delante de mí; *

porque está a mi diestra no seré conmovido.

Por tanto se alegra mi corazón, y se goza mi espíritu; *

también mi carne reposará segura;

Porque no me dejarás al sepulcro; *

ni permitirás que tu santo vea la fosa.

Me mostrarás la senda de la vida; *

en tu presencia hay plenitud de gozo,

deleites a tu diestra para siempre.

Salmo 17

Oye, oh Señor, mi causa justa; atiende a mi clamor; *

escucha mi oración que no brota de labios mentirosos.

De tu presencia proceda mi vindicación; *

vean tus ojos la rectitud.

Aunque ensayes mi corazón, visitándolo de noche, *

aunque me sometas a pruebas de fuego,

no encontrarás Impureza en mi.

Mi boca no hace transgresión como suelen los hombres; *

he guardado los mandamientos de tus labios.

Me he mantenido en la senda de tu ley; *

mis pisadas están firmes en tus senderos,

y no vacilarán mis pasos.

Yo te invoco, oh Dios, por cuanto tú me oirás; *

inclina a mí tu oído, escucha mi palabra.

Muestra tus maravillosas misericordias, *

tú que salvas a los que se refugian a tu diestra

de los que se levantan contra ellos.

Guárdame como a la niña de tus ojos; *

escóndeme bajo la sombra de tus alas;

De los malos que me asaltan, *

de mis enemigos que buscan mi vida.

Han cerrado su corazón a la compasión, *

con su boca hablan arrogantemente.

Han cercado ahora mis pasos; *

tienen puestos sus ojos para echarme por tierra.

Son como león que desea hacer presa, *

y como leoncillo que está en su escondite.

¡Levántate, oh Señor; sal a su encuentro; póstrales! *

Librame de los malos con tu espada.

Con tu mano, oh Señor, líbrame, *

de aquellos cuya porción en esta vida, es el mundo;

Cuyo vientre tú llenas de tu tesoro; *

sacian a sus hijos, y aún sobra para sus pequeñuelos.

Pero yo, por mi rectitud, veré tu rostro; *

al despertar, me saciaré de tu semejanza.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: *

como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén.

Las Lecciones

Deuteronomio 31:7-13, 24 – 32:4

Después de esto, Moisés llamó a Josué y le dijo en presencia de todo Israel: “Sé valiente y firme, tú entrarás con este pueblo en la tierra que el Señor, hablando a sus padres, juró darles; y sortearás la parte que le corresponderá a cada uno. El Señor irá delante de ti. El estará contigo; no te dejará ni te abandonará. No temas, pues, ni te desanimes.” Moisés puso esta Ley por escrito y se la entregó a los sacerdotes, hijos de Leví, que llevaban el Arca de la Alianza del Señor, así como también a todos los jefes de Israel, dándoles esta orden: “Cada siete años, en el año de la Remisión, en el tiempo fijado que es la fiesta de las Tiendas, cuando todo Israel se junte para presentarse ante el Señor en el lugar elegido por él, ustedes leerán esta Ley en presencia de todo Israel. Reúne al pueblo, hombres, mujeres y niños, y al forastero que vive en tus ciudades, para que escuchen, aprendan a temer al Señor y cuiden de poner en práctica todas las palabras de esta Ley. Tus hijos, que todavía no la conocen, la oirán y aprenderán a temer al Señor, tu Dios, todos los días que vivan en el país que vas a conquistar después de pasar el Jordán. Cuando terminó de escribir en un libro las palabras de esta Ley, Moisés dio esta orden a los levitas que llevaban el Arca de la Alianza del Señor:  “Tomen el libro de esta Ley y pónganlo al lado del Arca de la Alianza del Señor, nuestro Dios. Allí quedará como testimonio contra ustedes. Porque yo conozco su espíritu rebelde y su cabeza dura. Si hoy, que vivo yo entre ustedes, son rebeldes al Señor, ¿cuánto más lo serán después de mi muerte?

Reúnan junto a mí a todos los ancianos y los oficiales de todas las tribus, que voy a pronunciar en sus oídos estas palabras, y pediré al cielo y la tierra que sean testigos contra ellos. Porque sé que después de mi muerte obrarán perversamente y se apartarán del camino que les he señalado, y la desgracia vendrá sobre ustedes en el futuro por haber hecho lo que es malo a los ojos del Señor, enojándolo con sus obras.”

Luego, ante toda la asamblea de Israel, Moisés recitó este cántico hasta el fin: “Cielos, presten oídos, que voy a hablar, y la tierra toda escuche las palabras de mi boca. Como lluvia se derrame mi doctrina, caiga como rocío mi palabra, como suave lluvia sobre la verde hierba, como aguacero sobre el césped. Voy a proclamar el nombre del Señor:¡alaben a nuestro Dios! El es la Roca, cuya obra es perfecta.”

Segundo Cántico de Isaías   Quaerite Dominum

Isaías 55:6-11

Busquen al Señor mientras se deja encontrar; *

llámenle mientras se acerca.

Dejen los malos su camino, *

y los inicuos sus pensamientos.

Vuélvanse al Señor, y tendrá compasión de ellos, *

a nuestro Dios, porque es rico en perdón.

Pues mis pensamientos no son sus pensamientos, *

ni sus caminos, mis caminos, dice el Señor.

Porque así como los cielos son más altos que la tierra, *

así mis caminos son más altos que sus caminos,

y mis pensamientos más que sus pensamientos.

Como la lluvia y la nieve descienden del firmamento, *

y no vuelven allá sin empapar la tierra,

Haciéndola germinar y crecer, *

y produciendo simiente al sembrador y pan al que come,

Así será mi palabra, la que sale de mi boca: *

no regresará a mi vacía;

Sino que realizará mi propósito, *

y cumplirá aquello para lo cual la envié.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: *

como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén.

Romanos 10:1-13

Hermanos, deseo de todo corazón y pido a Dios que los judíos se salven. Declaro en su favor que sienten celo por el servicio de Dios, pero en una forma equivocada. No entienden cómo Dios nos da la verdadera “justicia” y se empeñan en construir la suya, y por esta razón no hicieron caso del camino de Dios. Porque la Ley lleva a Cristo, y es entonces cuando por la fe se llega a ser justo. Moisés habla de ser justo en base a la Ley, pues escribe: Quien la cumpla, hallará por ella la vida. Pero hay otra justicia que es fruto de la fe, y dice así: No digas en tu corazón: ¿quién subirá al cielo? (era una manera de decir que Cristo bajaría de allí). Y luego: ¿Quién bajará al abismo? (es una manera de decir que Cristo subiría de entre los muertos). Y luego se dice: Muy cerca de ti está la Palabra, ya está en tus labios y en tu corazón. Ahí tienen nuestro mensaje, y es la fe. Porque te salvarás si confiesas con tu boca que Jesús es Señor y crees en tu corazón que Dios lo resucitó de entre los muertos. La fe del corazón te procura la “justicia”, y tu boca, que lo proclama, te consigue la salvación. La Escritura ya lo dijo: El que cree en él no quedará defraudado. Así que no hay diferencia entre judío y griego; todos tienen el mismo Señor, que es muy generoso con todo el que lo invoca; porque todo el que invoque el Nombre del Señor se salvará.

Cántico al Cordero  Dignus es

Apocalipsis 4:11; 5:9-10, 13

Digno es, Señor nuestro Dios, *

atribuirte la gloria, el honor y el poder;

Porque tú has creado el universo, *

y por tu voluntad existió y fue creado.

Y digno es atribuir lo mismo a ti, Cordero inmolado, *

porque con tu sangre compraste para Dios,

De toda raza, lengua, pueblo y nación, *

un reino de sacerdotes para servir a nuestro Dios.

Por tanto, al que está sentado en el trono, *

y a Cristo el Cordero,

Sean adoración y honor, gloria y señorío, *

por los siglos de los siglos. Amén.

Credo de los Apóstoles

Creo en Dios Padre todopoderoso,

creador del cielo y de la tierra.

Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor.

Fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo

y nació de la Virgen María.

Padeció bajo el poder de Poncio Pilato.

Fue crucificado, muerto y sepultado.

Descendió a los infiernos.

Al tercer día resucitó de entre los muertos.

Subió a los cielos,

y está sentado a la diestra de Dios Padre.

Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos.

Creo en el Espíritu Santo,

la santa Iglesia católica,

la comunión de los santos,

el perdón de los pecados,

la resurrección de los muertos,

y la vida eterna. Amén.

Plegarias

Padre nuestro que estás en el cielo,

santificado sea tu Nombre,

venga tu reino,

hágase tu voluntad,

en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día.

Perdona nuestras ofensas,

como también nosotros perdonamos

a los que nos ofenden.

No nos dejes caer en tentación

y líbranos del mal.

Porque tuyo es el reino,

tuyo es el poder,

y tuya es la gloria,

ahora y por siempre. Amén.

A

V. Señor, muéstranos tu misericordia;

R. Y concédenos tu salvación.

V. Reviste a tus ministros de justicia;

R. Que cante tu pueblo de júbilo.

V. Establece, Señor, la paz en todo el mundo;

R. Porque sólo en ti vivimos seguros.

V. Protege, Señor, a esta nación;

R. Y guíanos por la senda de justicia y de verdad.

V. Que se conozcan en la tierra tus caminos;

R. Y entre los pueblos tu salvación.

V. Señor, que no se olvide a los necesitados;

R. Ni se arranque la esperanza a los pobres.

V. Señor, crea en nosotros un corazón limpio;

R. Y susténtanos con tu Santo Espíritu.

Oh Dios, tú nos has enseñado a guardar tus mandamientos amándote a ti y a nuestro prójimo: Danos la gracia de tu Espíritu Santo para que nos consagremos a ti de todo corazón, y nos unamos unos a otros con afecto puro; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

Dios todopoderoso, cuyo muy amado Hijo no ascendió al gozo de tu presencia sin antes padecer, ni entró en gloria sin antes ser crucificado: Concédenos, por tu misericordia, que nosotros, caminando por la vía de la cruz, encontremos que ésta es la vía de la vida y de la paz; por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Oh Dios, autor de la paz y amante de la concordia, conocerte es vida eterna, y servirte, plena libertad: Defiende a estos tus humildes siervos de todos los asaltos de nuestros enemigos; para que, confiados en tu protección, no temamos la fuerza de ningún adversario; por el poder de Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Señor Jesucristo, tú extendiste tus brazos amorosos sobre el cruel madero de la cruz, para estrechar a todos los seres humanos en tu abrazo salvador: Revístenos con tu Espíritu de tal manera que, extendiendo nuestras manos en amor, llevemos a quienes no te conocen a reconocerte y amarte; por el honor de tu Nombre. Amén.

Puede seguir intercesiones y acciones de gracias

Oración de San Juan Crisóstomo

Dios todopoderoso, que nos diste la gracia para unirnos en este momento, a fin de ofrecerte nuestras súplicas en común; y que, por tu muy amado Hijo, nos prometiste que, cuando dos o tres se congregan en su Nombre, tú estarás en medio de ellos: Realiza ahora, Señor, nuestros deseos y peticiones como mejor nos convenga; y concédenos en este mundo el conocimiento de tu verdad y en el venidero, la vida eterna. Amén.

Bendigamos al Señor.

Demos gracias a Dios.

La gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo sean con todos nosotros, ahora y siempre. Amén. 2 Corintios 13:14

Completas

completas2

Oficio de Completas

El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y un perfecto fin. Amén.

Nuestro auxilio está en el Nombre del Señor;

Que hizo el cielo y la tierra.

Confesión

Dios todopoderoso, nuestro Padre celestial:

Hemos pecado contra ti,

por nuestra propia culpa,

por pensamiento, palabra y obra,

y por lo que hemos dejado de hacer.

Por amor de tu Hijo nuestro Señor Jesucristo,

perdona nuestras ofensas

y concédenos que te sirvamos

en novedad de vida,

para gloria de tu Nombre. Amén

Que el Dios todopoderoso nos conceda el perdón de todos nuestros pecados, y la gracia y fortaleza del Espíritu Santo. Amén.

Oh Dios, dígnate librarnos.

Señor, apresúrate a socorrernos.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. ¡Aleluya!

Salmo 4   Cum invocarem

Respóndeme cuando clamo, oh Dios de mi justicia; *

cuando estaba en angustia, tú me libraste;

ten misericordia de mí, y escucha mi oración.

“Mortales, ¿hasta cuándo volverán mi honra en infamia, *

amarán la vanidad, y buscarán la mentira?”

Sepan, pues, que el Señor ha escogido a los fieles para sí; *

el Señor oirá cuando yo a él clamare.

Tiemblen y no pequen; *

mediten en su corazón estando en su cama, y callen.

Ofrezcan sacrificios rectos, *

y confíen en el Señor.

Muchos son los que dicen: “¿Quién nos mostrará el bien?” *q

Alza sobre nosotros, oh Señor, la luz de tu rostro.

Tú diste alegría a mi corazón, *

mayor que la de ellos cuando abundaba su grano y su mosto.

En paz me acostaré, y en seguida dormiré; *

porque sólo tú, oh Señor, me haces vivir seguro.

Salmo 134   Ecce nunc

Y ahora bendigan al Señor, siervos todos del Señor, *

los que de noche están de pie en la casa del Señor.

Eleven las manos hacia el santuario, y bendigan al Señor. *

El Señor que hizo los cielos y la tierra, te bendiga desde Sión.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: *

como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Vengan a mí todos los que están trabajados y cargados, y yo los haré descansar. Lleven mi yugo sobre ustedes, y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallarán descanso para sus almas; porque mi yugo es fácil y ligera mi carga. San Mateo 11:28-30

Demos gracias a Dios.

Puede cantarse un himno adecuado para la noche.

En tus manos, oh Señor, encomiendo mi espíritu;

Tú me has redimido, oh Señor, Dios de verdad.

Guárdanos, oh Señor, como a la niña de tus ojos;

Escóndenos bajo la sombra de tus alas.

Señor, ten piedad.

Cristo, ten piedad.

Señor, ten piedad.

Padre nuestro que estás en el cielo,

santificado sea tu Nombre,

venga tu reino,

hágase tu voluntad,

en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día.

Perdona nuestras ofensas,

como también nosotros perdonamos

a los que nos ofenden.

No nos dejes caer en tentación

y líbranos del mal.

Señor, escucha nuestra oración.

Y llegue a ti nuestro clamor.

Visita, oh Señor, este lugar, y ahuyenta de él todas las asechanzas del enemigo; que tus santos ángeles moren con nosotros para preservarnos en paz; y que tu bendición sea siempre sobre nosotros; por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Oh Dios, tu providencia inagotable sustenta al mundo en que vivimos y aun nuestra propia vida: Vela, de día y de noche, por los que trabajan mientras otros duermen, y concede que jamás olvidemos que nuestra vida común depende de nuestras faenas mutuas; por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Puede observarse una pausa, durante la cual se puede ofrecer intercesiones y acciones de gracias espontáneas.

Guíanos, Señor, despiertos, y guárdanos mientras dormimos; que despiertos velemos con Cristo, y dormidos descansemos en paz.

Ahora despides, Señor, a tu siervo, *

conforme a tu palabra, en paz.

Porque mis ojos han visto a tu Salvador, *

a quien has presentado ante todos los pueblos:

Luz para alumbrar a las naciones, *

y gloria de tu pueblo Israel.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: *

como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén.

Guíanos, Señor, despiertos, y guárdanos mientras dormimos; que despiertos velemos con Cristo, y dormidos descansemos en paz.

Bendigamos al Señor.

Demos gracias a Dios.

Que el Señor omnipotente y misericordioso: Padre, Hijo y Espíritu Santo, nos bendiga y nos guarde. Amén.

Vespertina, el Jueves de la cuarta semana después Pentecostés

VesJuevProp9

Oración Vespertina Diaria

Gracia y paz a ustedes, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo. Filipenses 1:2

Confesión de Pecado

Dios de misericordia, confesamos que hemos pecado contra ti por pensamiento, palabra y obra, por lo que hemos hecho y lo que hemos dejado de hacer. No te hemos amado con todo el corazón; no hemos amado a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Sincera y humildemente nos arrepentimos. Por amor de tu Hijo Jesucristo, ten piedad de nosotros y perdónanos; así tu voluntad será nuestra alegría y andaremos por tus caminos, para gloria de tu Nombre. Amén.

Dios omnipotente tenga misericordia de nosotros, perdone todos nuestros pecados por Jesucristo nuestro Señor, nos fortalezca en toda bondad y por el poder del Espíritu Santo, nos conserve en la vida eterna. Amén.

Oh Dios, dígnate librarnos.

Señor, apresúrate a socorrernos.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. ¡Aleluya!

Luz Alegrante   Phos hilaron

Luz alegrante,

claridad pura del sempiterno Padre celestial,

Jesucristo, santo y bendito:

Ahora que hemos llegado al ocaso del sol,

y nuestros ojos miran la luz vespertina,

te alabamos con himnos, oh Dios: Padre,

Hijo y Espíritu Santo.

Digno eres de ser alabado en todos los tiempos

con voces gozosas,

oh Hijo de Dios, Dador de la vida;

por tanto te glorifica el universo entero.

Salmo 18:21-50

El Señor me ha premiado conforme a mi justicia; *

conforme a la limpieza de mis manos me ha recompensado;

Porque yo he guardado los caminos del Señor, *

y no me aparté impíamente de mi Dios.

Pues todos sus juicios estuvieron delante de mí, *

y no me he apartado de sus estatutos.

Fui íntegro para con él, *

y me he apartado de iniquidad;

Por lo cual me ha recompensado el Señor conforme a mi justicia, *

conforme a la limpieza de mis manos delante de su vista.

Con el fiel te mostrarás fiel, *

con el íntegro tú eres íntegro.

Con el sincero tú eres sincero; *

pero con el astuto tú eres sagaz.

Tú salvarás al pueblo humilde, *

y humillarás los ojos altivos.

Oh Señor, tú eres mi lámpara; *

Dios mío, tú alumbras mis tinieblas.

Contigo abatiré cualquier baluarte; *

con mi Dios puedo escalar cualquier muralla.

Dios, perfecto su camino;

acrisoladas las palabras del Señor; *

escudo a todos los que en él esperan;

Porque ¿quién es Dios sino sólo el Señor?  *

¿Qué Roca hay fuera de nuestro Dios?

Dios es el que me inviste de fuerza, *

quien hace perfecto mi camino.

El hace mis pies como pies de ciervos, *

y me hace estar firme sobre las alturas.

El adiestra mis manos para la batalla, *

y mis brazos para tensar un arco de bronce.

Me diste asimismo el escudo de tu victoria; *

tu diestra me sustentó, y tu benignidad me ha engrandecido.

Ensanchaste mis pasos debajo de mí, *

y no flaquearon mis tobillos.

Perseguí a mis enemigos, y los alcancé, *

y no volví hasta acabarlos.

Los herí de modo que no se levantasen; *

cayeron debajo de mis pies.

Me investiste de fuerzas para la pelea; *

has humillado a mis enemigos debajo de mí;

has hecho que mis enemigos me vuelvan las espaldas.

Destruí a los que me aborrecían;

clamaron, y no hubo quien los salvase; *

aun al Señor, pero no los oyó.

Los molí como polvo delante del viento; *

los pisoteé como lodo de las calles.

Me has librado de las contiendas del pueblo; *

me has hecho cabeza de las naciones.

Pueblo que yo no conocía me sirvió;

al oír de mí, me obedecieron; *

extranjeros se acobardaron delante de mí.

Los extranjeros flaquearon, *

y salieron temblando de sus encierros.

¡Viva el Señor! ¡Bendita sea mi Roca!  *

¡Ensalzado sea el Dios de mi salvación!

Es el Dios que me dio el desquite, *

y sometió pueblos debajo de mí;

El que me libra de mis enemigos,

y aun me eleva sobre los que se levantan contra mí; *

me libraste del varón violento.

Por tanto yo te confesaré entre las naciones, oh Señor, *

y cantaré himnos a tu Nombre.

Grandes triunfos da a su rey; *

hace misericordia a su ungido,

a David y a su descendencia para siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: *

como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén.

San Mateo  24:1-14

Jesús salió del Templo, y mientras caminaba, sus discípulos le hacían notar las imponentes construcciones del Templo. Jesús les dijo: «¿Ven todo eso? En verdad les digo: no quedará ahí piedra sobre piedra. Todo será destruido.» Como Jesús después se sentara en el monte de los Olivos, los discípulos se acercaron y le preguntaron en privado: «Dinos cuándo ocurrirá todo eso. ¿Qué señales anunciarán tu venida y el fin de la historia?» Jesús les contestó: «No se dejen engañar cuando varios usurpen mi nombre y digan: Yo soy el Mesías. Pues engañarán a mucha gente. Ustedes oirán hablar de guerras y de rumores de guerra. Pero no se alarmen; todo eso tiene que pasar, pero no será todavía el fin. Unas naciones lucharán contra otras y se levantará un reino contra otro reino habrá hambre y terremotos en diversos lugares. Esos serán los primeros dolores del parto. Entonces los denunciarán a ustedes y serán torturados y asesinados. Todas las naciones los odiarán por mi causa. En esos días muchos tropezarán y caerán; de repente se odiarán y se traicionarán unos a otros. Aparecerán falsos profetas, que engañarán a mucha gente, y tanta será la maldad, que el amor se enfriará en muchos. Pero el que se mantenga firme hasta el fin se salvará. Esta Buena Nueva del Reino será proclamada en el mundo entero, y todas las naciones oirán el mensaje; después vendrá el fin.»

Cántico de María   Magnificat

San Lucas 1:46-55

Proclama mi alma la grandeza del Señor,

se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador, *

porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, *

porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí;

su Nombre es santo.

Su misericordia llega a sus fieles, *

de generación en generación.

El hace proezas con su brazo; *

dispersa a los soberbios de corazón.

Derriba del trono a los poderosos, *

y enaltece a los humildes.

A los hambrientos los colma de bienes, *

y a los ricos despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo, *

acordándose de la misericordia,

Como lo había prometido a nuestros padres, *

en favor de Abrahán y su descendencia para siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: *

como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén.

Credo de los Apóstoles

Creo en Dios Padre todopoderoso,

creador del cielo y de la tierra.

Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor.

Fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo

y nació de la Virgen María.

Padeció bajo el poder de Poncio Pilato.

Fue crucificado, muerto y sepultado.

Descendió a los infiernos.

Al tercer día resucitó de entre los muertos.

Subió a los cielos,

y está sentado a la diestra de Dios Padre.

Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos.

Creo en el Espíritu Santo,

la santa Iglesia católica,

la comunión de los santos,

el perdón de los pecados,

la resurrección de los muertos,

y la vida eterna. Amén.

Plegarias

Padre nuestro que estás en el cielo,

santificado sea tu Nombre,

venga tu reino,

hágase tu voluntad,

en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día.

Perdona nuestras ofensas,

como también nosotros perdonamos

a los que nos ofenden.

No nos dejes caer en tentación

y líbranos del mal.

Porque tuyo es el reino,

tuyo es el poder,

y tuya es la gloria,

ahora y por siempre. Amén.

B

V. Que esta noche sea santa, buena y pacífica,

R. Te rogamos, Señor.

V. Que tus santos ángeles nos conduzcan por los senderos de paz y de benevolencia,

R. Te rogamos, Señor.

V. Que nos perdones y absuelvas de nuestros pecados y ofensas,

R. Te rogamos, Señor.

V. Que haya paz para tu Iglesia y para todo el mundo,

R. Te rogamos, Señor.

V. Que partamos de esta vida en tu fe y temor, y no seamos condenados ante el gran tribunal de Cristo.

R. Te rogamos, Señor.

V. Que tu Espíritu Santo nos una en la comunión de todos tus santos, encomendándonos los unos a los otros y toda nuestra vida a Cristo,

R. Te rogamos, Señor.

Oh Dios, tú nos has enseñado a guardar tus mandamientos amándote a ti y a nuestro prójimo: Danos la gracia de tu Espíritu Santo para que nos consagremos a ti de todo corazón, y nos unamos unos a otros con afecto puro; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

Quédate con nosotros, Señor Jesús, ahora que la noche se acerca y ha pasado el día. Sé nuestro compañero en el camino, enciende nuestros corazones, y despierta la esperanza, para que te conozcamos tal como te revelas en las Escrituras y en la fracción del pan. Concede esto por amor de tu Nombre. Amén.

Vela, oh amantísimo Señor, con los que trabajan, o velan, o lloran esta noche. A tus ángeles manda que guarden a los que duermen. Cuida a los enfermos, Cristo Señor; otorga reposo a los cansados, bendice a los moribundos, consuela a los que sufren, compadécete de los afligidos, escuda a los gozosos. Todo esto te pedimos por tu gran amor. Amén.

Puede seguir intercesiones y acciones de gracias.

Acción de Gracias en General

Dios omnipotente, Padre de toda misericordia, nosotros, indignos siervos tuyos, humildemente te damos gracias por todo tu amor y benignidad a nosotros y a todos los seres humanos. Te bendecimos por nuestra creación, preservación y todas las bendiciones de esta vida; pero sobre todo por tu amor inmensurable en la redención del mundo por nuestro Señor Jesucristo; por los medios de gracia, y la esperanza de gloria. Y te suplicamos nos hagas conscientes de tus bondades de tal manera que, con un corazón verdaderamente agradecido, proclamemos tus alabanzas, no sólo con nuestros labios, sino también con nuestras vidas, entregándonos a tu servicio y caminando en tu presencia, en santidad y justicia, todos los días de nuestra vida; por Jesucristo nuestro Señor, a quien, contigo y el Espíritu Santo, sea todo honor y gloria, por los siglos de los siglos. Amén.

Bendigamos al Señor.

Demos gracias a Dios.

Gloria a Dios, cuyo poder, actuando en nosotros, puede realizar todas las cosas infinitamente mejor de lo que podemos pedir o pensar: Gloria a él en la Iglesia de generación en generación, y en Cristo Jesús por los siglos de los siglos. Amén. Efesios 3:20, 21

Mediodía

mediodc3ada

Oficio para el Mediodía

Oh Dios, dígnate librarnos.

Señor, apresúrate a socorrernos.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. ¡Aleluya!

Salmo 119 Lucerna pedibus meis

Lámpara es a mis pies tu palabra, *

y lumbrera en mi camino.

He jurado y estoy resuelto *

a guardar tus rectos juicios.

Afligido estoy en gran manera; *

vivifícame, oh Señor, conforme a tu palabra.

Acepta, oh Señor, la ofrenda voluntaria de mis labios, *

y enséñame tus juicios.

Mi vida está siempre en peligro; *

por tanto no olvido tu ley.

Me tendieron lazo los malvados, *

pero yo no me desvié de tus mandamientos.

Son tus decretos mi herencia eterna, *

en verdad, el gozo de mi corazón.

Mi corazón incliné a cumplir tus estatutos, *

eternamente y hasta el fin.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: *

como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado. Romanos 5:5

Demos gracias a Dios.

Señor, ten piedad.

Cristo, ten piedad.

Señor, ten piedad.

Padre nuestro que estás en el cielo,

santificado sea tu Nombre,

venga tu reino,

hágase tu voluntad,

en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día.

Perdona nuestras ofensas,

como también nosotros perdonamos

a los que nos ofenden.

No nos dejes caer en tentación

y líbranos del mal.

Señor, escucha nuestra oración;

Y llegue a ti nuestro clamor.

Padre celestial, envía tu Santo Espíritu a nuestros corazones, para que nos dirija y gobierne según tu voluntad, nos consuele en todas nuestras aflicciones, nos defienda de todo error, y nos conduzca a toda verdad; por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Se puede ofrecer intercesiones libres.

Bendigamos al Señor.

Demos gracias a Dios.

Matutina, el Jueves de la cuarta semana después Pentecostés

MatJuevProp9

Oración Matutina Diaria

No entró Cristo en el santuario hecho de mano, figura del verdadero, sino en el cielo mismo para presentarse ahora por nosotros ante Dios. Hebreos 9:24

Invitatorio y Salterio

Señor, abre nuestros labios.

Y nuestra boca proclamará tu alabanza.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. ¡Aleluya!

La tierra es del Señor, pues él la hizo: vengan y adorémosle.

Venite  Salmo 95:1-7

Vengan, cantemos alegremente al Señor; *

aclamemos con júbilo a la Roca que nos salva.

Lleguemos ante su presencia con alabanza,  *

vitoreándole con cánticos;

Porque el Señor es Dios grande, *

y Rey grande sobre todos los dioses.

En su mano están las profundidades de la tierra, *

y las alturas de los montes son suyas.

Suyo el mar, pues él lo hizo, *

y sus manos formaron la tierra seca.

Vengan, adoremos y postrémonos; *

arrodillémonos delante del Señor nuestro Hacedor;

Porque él es nuestro Dios;

nosotros el pueblo de su dehesa, y ovejas de su mano. *

¡Ojalá escuchen hoy su voz!

Salmo 18:1-20 

Te amo, oh Señor, fortaleza mía, *

oh Señor, castillo mío, mi risco y mi abrigo.

Dios mío, roca mía en quien confiaré, *

mi escudo, el cuerno de mi salvación y mi alto refugio,

eres digno de ser alabado.

Invocaré al Señor, *

y seré salvo de mis enemigos.

Me sumergieron las olas de muerte, *

y torrentes del abismo me atemorizaron.

Ligaduras infernales me rodearon, *

previniéronme lazos de muerte.

En mi angustia invoqué al Señor, *

y clamé a mi Dios.

El oyó mi voz desde su templo, *

y mi clamor llegó delante de él, a sus oídos.

Se sacudió y tembló la tierra, *

temblaron los cimientos de los montes,

se sacudieron, porque él se indignó.

Humo subió de su nariz

y de su boca fuego consumidor; *

carbones fueron por él encendidos.

Partió los cielos, y descendió; *

y había densas tinieblas debajo de sus pies.

Cabalgó sobre un querubín, y voló; *

sobre las alas del viento se abalanzó.

Puso tinieblas por su escondedero,

su pabellón en derredor de sí; *

oscuridad de aguas, nubes de los cielos.

Por el resplandor de su presencia, sus nubes pasaron; *

granizo y carbones ardientes.

Tronó en los cielos el Señor; *

el Altísimo dio su voz.

Envió sus saetas, y los disperso; *

lanzó relámpagos, y los destruyó.

Aparecieron las honduras de las aguas,

y se descubrieron los cimientos del mundo, *

a tu grito de guerra, oh Señor,

por la ráfaga del aliento de tu nariz.

Alargó la mano desde lo alto, y me agarró; *

me sacó de las aguas profundas.

Me libró de mi poderoso enemigo,

y de los que me aborrecían, *

pues eran más fuertes que yo.

Me asaltaron en el día de mi quebranto, *

mas el Señor fue mi apoyo.

Me sacó a un lugar espacioso; *

me libró porque se agradó de mí.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: *

como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén.

Las Lecciones

Deuteronomio 3:18-28

Moises dijo: Entonces yo les di estas órdenes: “el Señor, nuestro Dios, les ha dado esta tierra en propiedad. Y mientras los guerreros, todos los hombres valientes, irán armados al frente de sus hermanos israelitas, sus mujeres, sus hijos y sus rebaños, sus numerosos rebaños, se quedarán en los pueblos que yo les he dado. En cuanto el Señor haya dado a sus hermanos un lugar de descanso, como ya hizo para ustedes, y se hayan adueñado de la tierra que les daré al otro lado del Jordán, entonces cada uno de ustedes volverá aquí a la heredad que les he dado. En aquel tiempo di también instrucciones a Josué. Le dije: “Con tus propios ojos has visto lo que el Señor ha hecho con estos dos reyes: así lo harás con todos los reinos donde has de pasar; no los teman, porque el Señor combate por ustedes.”

Entonces supliqué así al Señor: “El Señor, mi señor, tú has comenzado a manifestar tu grandeza y tu mano fuerte; pues ¿qué Dios hay en los cielos o en la tierra que pueda hacer obras y hazañas como las tuyas?  Déjame, por favor, pasar y ver esta espléndida tierra del otro lado del Jordán, aquellos espléndidos cerros y también el Líbano.” Pero el Señor se había enojado conmigo por culpa de ustedes y no me escuchó, antes bien me dijo: “Basta ya, no me hables más de eso, pero sube a la cumbre del Pisga y desde allí mira al oeste y al norte, al sur y al oriente. Tú verás la tierra, pero no pasarás ese Jordán. Da tus órdenes a Josué, dale autoridad y dale ánimo, pues él es quien ha de encabezar a ese pueblo y le distribuirá la tierra que vas a ver.”

Cántico de Moisés  Cantemus Domino

Exodo 15:1-6, 11-13, 17-18

Cantaré al Señor, porque es excelso y sublime; *

caballos y jinetes ha arrojado en el mar.

Mi fuerza y mi refugio es el Señor; *

él se hizo mi Salvador.

El es mi Dios; yo lo alabaré; *

el Dios de mis padres; yo lo ensalzaré.

El Señor es valiente en la batalla: *

su Nombre es YAHVÉ.

Los carros de Faraón y su ejército precipitó en el mar; *

lo mejor de los escuderos se lo tragó el Mar Rojo.

Los cubrió el abismo; *

hasta el fondo cayeron como piedra.

Tu diestra, Señor, es gloriosa en su fuerza; *

tu diestra, Señor, aplasta al enemigo.

¿Quién como tú, Señor, entre los dioses?

¿Quién como tú, glorioso en santidad, *

venerado por sus hazañas loables, hacedor de maravillas?

Tendiste tu diestra; *

se los tragó la tierra.

Guiaste con tu misericordia al pueblo rescatado: *

lo llevaste con tu poder hasta tu santa morada.

Lo introduces y lo plantas *

en el monte de tu heredad,

El lugar de descanso que te has preparado, *

el santuario, Señor, que tus manos fundaron.

El Señor reinará *

ahora y por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: *

como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén.

Romanos 9:19-33

Tú me vas a decir: Dios no tiene por qué reprocharme, dado que nadie puede oponerse a su voluntad. Pero, amigo, ¿quién eres tú para pedir cuentas a Dios? ¿Acaso dirá la arcilla al que la modeló: Por qué me hiciste así? ¿No dispone el alfarero de su barro y hace con el mismo barro una vasija preciosa o una para el menaje? Dios ha aguantado con mucha paciencia vasijas que solamente merecían su ira y que después de hacerlas serían reducidas a pedazos; con ellas quería manifestar su justicia y dar a conocer su poder. Asimismo quiere manifestar las riquezas de su gloria con otras vasijas, las vasijas de la misericordia, que ha preparado de antemano para la gloria. Así nos ha llamado Dios, no sólo de entre los judíos, sino también de entre los paganos. Lo dijo con el profeta Oseas: Llamaré “pueblo mío” al que no es mi pueblo, y “amada mía” a la que no es mi amada. Así como se les dijo: “Ustedes no son mi pueblo”, serán llamados “hijos del Dios vivo”. Respecto a Israel, Isaías dice sin vacilar: Aunque los hijos de Is rael fueran tan numerosos como la arena del mar, sólo un resto se salvará. El Señor lo hará en esta tierra sin fallar y sin demora. También Isaías anunció: Si el Señor de los Ejércitos no nos hubiera dejado alguna descendencia, seríamos como Sodoma, parecidos a Gomorra.

Entonces, ¿en qué quedamos? En que los paganos, que no buscaban el camino de “justicia”, lo encontraron (hablo de la “justicia” que es fruto de la fe). Israel, en cambio, que buscaba en la Ley un camino de “justicia”, no alcanzó la finalidad de la Ley. ¿Y por qué? Porque se ataba a las observancias y no a la fe. Y tropezaron con Aquel que es la piedra de tropiezo, como está escrito: Mira que pongo en Sión una piedra para tropezar, una roca que hace caer, pero el que crea en él no será confundido.

Gloria a Dios   Gloria in excelsis

Gloria a Dios en el cielo,

y en la tierra paz a quienes ama el Señor.

Por tu inmensa gloria

te alabamos,

te bendicimos,

te adoramos,

te glorificamos,

te damos gracias,

Señor Dios, Rey celestial,

Dios Padre todopoderoso.

Señor, Hijo único Jesucristo,

Señor Dios, Cordero de Dios,

Hijo del Padre:

Tú que quitas el pecado del mundo,

ten piedad de nosotros;

Tú que quitas el pecado del mundo,

atiende nuestra súplica;

Tú que estás sentado a la derecha del Padre,

ten piedad de nosotros:

Porque sólo tú eres Santo,

sólo tú Señor,

sólo tú Altísimo, Jesucristo,

con el Espíritu Santo

en la gloria de Dios Padre. Amén.

Credo de los Apóstoles

Creo en Dios Padre todopoderoso,

creador del cielo y de la tierra.

Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor.

Fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo

y nació de la Virgen María.

Padeció bajo el poder de Poncio Pilato.

Fue crucificado, muerto y sepultado.

Descendió a los infiernos.

Al tercer día resucitó de entre los muertos.

Subió a los cielos,

y está sentado a la diestra de Dios Padre.

Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos.

Creo en el Espíritu Santo,

la santa Iglesia católica,

la comunión de los santos,

el perdón de los pecados,

la resurrección de los muertos,

y la vida eterna. Amén.

Plegarias

Padre nuestro que estás en el cielo,

santificado sea tu Nombre,

venga tu reino,

hágase tu voluntad,

en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día.

Perdona nuestras ofensas,

como también nosotros perdonamos

a los que nos ofenden.

No nos dejes caer en tentación

y líbranos del mal.

Porque tuyo es el reino,

tuyo es el poder,

y tuya es la gloria,

ahora y por siempre. Amén.

A

V. Señor, muéstranos tu misericordia;

R. Y concédenos tu salvación.

V. Reviste a tus ministros de justicia;

R. Que cante tu pueblo de júbilo.

V. Establece, Señor, la paz en todo el mundo;

R. Porque sólo en ti vivimos seguros.

V. Protege, Señor, a esta nación;

R. Y guíanos por la senda de justicia y de verdad.

V. Que se conozcan en la tierra tus caminos;

R. Y entre los pueblos tu salvación.

V. Señor, que no se olvide a los necesitados;

R. Ni se arranque la esperanza a los pobres.

V. Señor, crea en nosotros un corazón limpio;

R. Y susténtanos con tu Santo Espíritu.

Oh Dios, tú nos has enseñado a guardar tus mandamientos amándote a ti y a nuestro prójimo: Danos la gracia de tu Espíritu Santo para que nos consagremos a ti de todo corazón, y nos unamos unos a otros con afecto puro; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

Oh Dios, autor de la paz y amante de la concordia, conocerte es vida eterna, y servirte, plena libertad: Defiende a estos tus humildes siervos de todos los asaltos de nuestros enemigos; para que, confiados en tu protección, no temamos la fuerza de ningún adversario; por el poder de Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Señor Jesucristo, tú extendiste tus brazos amorosos sobre el cruel madero de la cruz, para estrechar a todos los seres humanos en tu abrazo salvador: Revístenos con tu Espíritu de tal manera que, extendiendo nuestras manos en amor, llevemos a quienes no te conocen a reconocerte y amarte; por el honor de tu Nombre. Amén.

Puede seguir intercesiones y acciones de gracias

Oración de San Juan Crisóstomo

Dios todopoderoso, que nos diste la gracia para unirnos en este momento, a fin de ofrecerte nuestras súplicas en común; y que, por tu muy amado Hijo, nos prometiste que, cuando dos o tres se congregan en su Nombre, tú estarás en medio de ellos: Realiza ahora, Señor, nuestros deseos y peticiones como mejor nos convenga; y concédenos en este mundo el conocimiento de tu verdad y en el venidero, la vida eterna. Amén.

Bendigamos al Señor.

Demos gracias a Dios.

La gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo sean con todos nosotros, ahora y siempre. Amén. 2 Corintios 13:14