Mediodía

Mediodía II

Oficio para el Mediodía

Oh Dios, dígnate librarnos.

Señor, apresúrate a socorrernos.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. ¡Aleluya!

Salmo 119    Lucerna pedibus meis

Lámpara es a mis pies tu palabra, *

y lumbrera en mi camino.

He jurado y estoy resuelto *

a guardar tus rectos juicios.

Afligido estoy en gran manera; *

vivifícame, oh Señor, conforme a tu palabra.

Acepta, oh Señor, la ofrenda voluntaria de mis labios, *

y enséñame tus juicios.

Mi vida está siempre en peligro; *

por tanto no olvido tu ley.

Me tendieron lazo los malvados, *

pero yo no me desvié de tus mandamientos.

Son tus decretos mi herencia eterna, *

en verdad, el gozo de mi corazón.

Mi corazón incliné a cumplir tus estatutos, *

eternamente y hasta el fin.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: *

como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado. Romanos 5:5

Demos gracias a Dios.

Señor, ten piedad.

Cristo, ten piedad.

Señor, ten piedad.

Padre nuestro que estás en el cielo,

santificado sea tu Nombre,

venga tu reino,

hágase tu voluntad,

en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día.

Perdona nuestras ofensas,

como también nosotros perdonamos

a los que nos ofenden.

No nos dejes caer en tentación

y líbranos del mal.

Señor, escucha nuestra oración;

Y llegue a ti nuestro clamor.

Señor Jesucristo, que dijiste a tus apóstoles, “La paz les dejo, mi paz les doy”: No mires nuestros pecados sino la fe de tu Iglesia; y concédenos la paz y la unidad de esa Ciudad celestial; donde con el Padre y el Espíritu Santo tú vives y reinas ahora y por siempre. Amén.

Se puede ofrecer intercesiones libres.

Bendigamos al Señor.

Demos gracias a Dios.

Matutina, el Sábado de la vigésima primera semana después Pentecostés

MatSábPropio23

Oración Matutina Diaria
Si han resucitado con Cristo, busquen las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Colosenses 3:1

Invitatorio y Salterio
Señor, abre nuestros labios.
Y nuestra boca proclamará tu alabanza.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. ¡Aleluya!

La misericordia del Señor es para siempre: vengan y adorémosle.

Venite    Salmo 95:1-7
Vengan, cantemos alegremente al Señor; *
aclamemos con júbilo a la Roca que nos salva.
Lleguemos ante su presencia con alabanza,  *
vitoreándole con cánticos;
Porque el Señor es Dios grande, *
y Rey grande sobre todos los dioses.
En su mano están las profundidades de la tierra, *
y las alturas de los montes son suyas.
Suyo el mar, pues él lo hizo, *
y sus manos formaron la tierra seca.
Vengan, adoremos y postrémonos; *
arrodillémonos delante del Señor nuestro Hacedor;
Porque él es nuestro Dios;
nosotros el pueblo de su dehesa, y ovejas de su mano. *
¡Ojalá escuchen hoy su voz!

Salmo 20
Que Dios te escuche en el día de asedio, *
el Nombre del Dios de Jacob sea tu baluarte;
Te envíe ayuda desde su santuario, *
y te sostenga desde Sión;
Haga memoria de todas tus ofrendas, *
y acepte tu holocausto;
Te dé conforme al deseo de tu corazón, *
y cumpla todos tus designios.
Nos alegraremos en tu victoria,
y alzaremos pendón en Nombre de nuestro Dios; *
que el Señor conceda todas tus peticiones.
Ahora sé que el Señor ha dado la victoria a su ungido; *
lo ha escuchado desde su santo cielo
con la fuerza victoriosa de su diestra.
Unos confían en carros de guerra, y otros en caballos, *
mas nosotros invocaremos el Nombre del Señor nuestro Dios.
Ellos se hunden y caen, *
mas nosotros nos levantamos y estamos de pie.
Otorga victoria al rey, oh Señor, *
y escúchanos cuando te invocamos.

Salmo 21 
El rey se alegra en tu poder, oh Señor; *
en tu victoria, ¡cómo se goza!
Le has concedido el deseo de su corazón, *
y no le negaste la petición de sus labios.
Pues le has salido al encuentro
con bendiciones de prosperidad; *
corona de oro fino has puesto sobre su cabeza.
Vida te demandó, y se la diste: *
largura de días, por los siglos de los siglos.
Grande es su gloria por tu victoria, *
honra y majestad has puesto sobre él;
Porque lo bendecirás para siempre; *
lo llenarás de alegría con tu presencia.
Por cuanto el rey confía en el Señor, *
y en la misericordia del Altísimo no será conmovido.
Alcanzó tu izquierda a todos tus enemigos, *
tu diestra alcanzó a los que te aborrecen.
Los pusiste como en horno ardiente, *
en el tiempo de tu ira, oh Señor.
Los deshiciste en tu furor; *
el fuego los consumió.
Su fruto destruiste de la tierra, *
y su descendencia de entre los pueblos;
Porque intentaron el mal contra ti; fraguaron maquinaciones; *
mas no prevalecían.
Pues tú los pusiste en fuga; *
en tus cuerdas dispusiste saetas contra sus rostros.
Ensálzate, oh Señor, en tu poder; *
cantaremos y alabaremos tu poderío.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: *
como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Las Lecciones

Eclesiástico 3:17-31
Hijo mío, actúa con tacto en todo, y serás amado por los amigos de Dios. Mientras más grande seas, más debes humillarte; así obtendrás la benevolencia del Señor. Porque si hay alguien realmente poderoso, ése es el Señor, y los humildes son los que lo honran. No aspires a algo superior a tus fuerzas, ni te lances a investigar lo que sobrepasa tus capacidades. Profundiza lo que se te ha mandado, no tienes necesidad alguna de conocer los misterios ocultos. No te canses resolviendo problemas inútiles, el saber que te ha sido entregado desborda lo que una persona puede comprender. Piensa que muchos se han extraviado con sus teorías, su seguridad mal fundada les falseó el raciocinio. El obstinado acabará en el fracaso; el que ama el peligro dejará en él la vida. El obstinado se verá colmado de pruebas; es pecador y acumula pecados y más pecados. No hay remedio para la miseria del orgulloso: el mal ha echado raíces en él. El hombre sabio medita las máximas en su corazón; todo lo que el sabio desea es hallar a alguien que lo escuche. El agua apaga las llamas de la hoguera; la limosna borra los pecados. El que responde de manera generosa asegura su porvenir: cuando esté a punto de caer encontrará un apoyo.

Cántico de la Creación  Benedicite, omnia opera Domini
Daniel (dc) 3:57-87
Invocación
Bendigan al Señor, obras todas del Señor, *
alábenle y exáltenle sobre todo para siempre.
En la bóveda celeste, bendigan al Señor, *
alábenle y exáltenle sobre todo para siempre.

I El Orden Cósmico
Bendigan al Señor, ángeles y potestades del Señor, *
cielos y aguas que están sobre los cielos.
Sol y luna, y estrellas del cielo, bendigan al Señor, *
alábenle y exáltenle sobre todo para siempre.

Bendigan al Señor, lluvias todas y rocío, *
vientos todos, fuego y calor.
Inviernos y veranos, bendigan al Señor, *
alábenle y exáltenle sobre todo para siempre.

Bendigan al Señor, fríos y heladas, *
gotas de rocío y copos de nieve.
Escarchas y fríos, hielos y celliscas, bendigan al Señor, *
alábenle y exáltenle sobre todo para siempre.

Bendigan al Señor, noches y días, *
luz radiante y oscuridad acogedora.
Rayos y nubes, bendigan al Señor, *
alábenle y exáltenle sobre todo para siempre.

II La Tierra y sus Criaturas
Bendiga la tierra al Señor, *
alábele y exáltele sobre todo para siempre.
Montes y colinas y cuanto germina en la tierra,
bendigan al Señor, *
alábenle y exáltenle sobre todo para siempre.

Bendigan al Señor, manantiales y fuentes, mares y ríos, *
cetáceos y cuanto se mueve en las aguas.
Aves del cielo, bendigan al Señor, *
alábenle y exáltenle sobre todo para siempre.

Bendigan al Señor, bestias silvestres, *
y todos los rebaños y ganados.
Hombres y mujeres de todos los lugares, bendigan al Señor, *
alábenle y exáltenle sobre todo para siempre.

III El Pueblo de Dios
Bendiga al Señor el pueblo de Dios, *
alábele y exáltele sobre todo para siempre.
Sacerdotes y siervos del Señor, bendigan al Señor, *
alábenle y exáltenle sobre todo para siempre.

Bendigan al Señor, espíritus y almas de los justos, *
alábenle y exáltenle sobre todo para siempre.
Santos y humildes de corazón, bendigan al Señor, *
alábenle y exáltenle sobre todo para siempre.

Doxología
Bendigamos al Señor: Padre, Hijo y Espíritu Santo, *
alabémosle y exaltémosle sobre todo para siempre.
En la bóveda celeste, bendito sea el Señor, *
alabado y exaltado sobre todo para siempre.

Hechos 28:17-31
Tres días después Pablo convocó a los judíos principales. Una vez reunidos, les dijo: «Hermanos, acaban de traerme preso de Jerusalén. He sido entregado a los romanos sin que yo haya ofendido a las autoridades de nuestro pueblo ni las tradiciones de nuestros padres. Los romanos querían dejarme en libertad después de haberme interrogado, pues no encontraban en mí nada que mereciera la muerte. Pero los judíos se opusieron y me vi obligado a apelar al César, sin la menor intención de acusar a las autoridades de mi pueblo. Por este motivo yo quise poder verlos y conversar con ustedes, pues en realidad, por la esperanza de Israel yo llevo estas cadenas.» Le respondieron: «Nosotros no hemos recibido ninguna carta de Judea referente a ti, y ninguno de los hermanos que han venido de allá nos ha dicho o transmitido mensaje alguno contra ti. Pero nos gustaría escuchar de ti mismo cómo te defines, pues sabemos que esa secta encuentra oposición en todas partes.»
Fijaron con él un día y vinieron en gran número donde se hospedaba. Pablo les hizo una exposición; desde la mañana hasta la noche les habló del Reino de Dios, partiendo de la Ley de Moisés y los Profetas, y trataba de convencerlos acerca de Jesús. Unos se convencían por sus palabras y otros no. Al final los judíos se retiraron muy divididos. Pablo los despidió con estas palabras: «Es muy acertado lo que dijo el Espíritu Santo cuando hablaba a sus padres por boca del profeta Isaías: “Ve al encuentro de este pueblo y dile: Por más que oigan no entenderán, y por más que miren no verán. El corazón de este pueblo se ha endurecido. Se han tapado los oídos y cerrado los ojos; tienen miedo de ver con sus ojos y de oír con sus oídos, pues entonces comprenderían y se convertirían, y yo los sanaría.” Por eso sepan que esta salvación de Dios ya ha sido proclamada a los paganos; ellos la escucharán.»  Pablo, pues, arrendaba esta vivienda privada y permaneció allí dos años enteros. Recibía a todos los que lo venían a ver, proclamaba el Reino de Dios y les enseñaba con mucha seguridad lo referente a Cristo Jesús, el Señor, y nadie le ponía trabas.

Cántico de los Redimidos    Magna et mirabilia
Apocalipsis 15:3-4
Grandes y asombrosas son tus obras, *
Señor Dios, Rey del universo;
Justos y fidedignos tus caminos, *
oh Rey de los siglos.
¿Quién no te acatará y bendecirá tu Nombre? *
Tú sólo eres el Santo.
Todas las naciones vendrán y se postrarán ante ti, *
Pues tus hechos justos se hicieron manifiestos.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: *
como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Credo de los Apóstoles
Creo en Dios Padre todopoderoso,
creador del cielo y de la tierra.
Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor.
Fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo
y nació de la Virgen María.
Padeció bajo el poder de Poncio Pilato.
Fue crucificado, muerto y sepultado.
Descendió a los infiernos.
Al tercer día resucitó de entre los muertos.
Subió a los cielos,
y está sentado a la diestra de Dios Padre.
Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos.
Creo en el Espíritu Santo,
la santa Iglesia católica,
la comunión de los santos,
el perdón de los pecados,
la resurrección de los muertos,
y la vida eterna. Amén.

Plegarias

Padre nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu Nombre,
venga tu reino,
hágase tu voluntad,
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan de cada día.
Perdona nuestras ofensas,
como también nosotros perdonamos
a los que nos ofenden.
No nos dejes caer en tentación
y líbranos del mal.
Porque tuyo es el reino,
tuyo es el poder,
y tuya es la gloria,
ahora y por siempre. Amén.

A
V. Señor, muéstranos tu misericordia;
R. Y concédenos tu salvación.
V. Reviste a tus ministros de justicia;
R. Que cante tu pueblo de júbilo.
V. Establece, Señor, la paz en todo el mundo;
R. Porque sólo en ti vivimos seguros.
V. Protege, Señor, a esta nación;
R. Y guíanos por la senda de justicia y de verdad.
V. Que se conozcan en la tierra tus caminos;
R. Y entre los pueblos tu salvación.
V. Señor, que no se olvide a los necesitados;
R. Ni se arranque la esperanza a los pobres.
V. Señor, crea en nosotros un corazón limpio;
R. Y susténtanos con tu Santo Espíritu.

Te rogamos, oh Señor, que tu gracia siempre nos preceda y acompañe, para que continuamente nos dediquemos a buenas obras; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.

Dios todopoderoso, que después de la creación del mundo descansaste de todos tus trabajos, y santificaste un día de reposo para todas tus criaturas: Concede que nosotros, apartando toda ansiedad terrenal, nos dispongamos debidamente para el servicio de tu santuario, y que nuestro descanso aquí en la tierra sea una preparación para el reposo eterno en el cielo, que has prometido a tu pueblo; por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Oh Dios, autor de la paz y amante de la concordia, conocerte es vida eterna, y servirte, plena libertad: Defiende a estos tus humildes siervos de todos los asaltos de nuestros enemigos; para que, confiados en tu protección, no temamos la fuerza de ningún adversario; por el poder de Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Señor Jesucristo, tú extendiste tus brazos amorosos sobre el cruel madero de la cruz, para estrechar a todos los seres humanos en tu abrazo salvador: Revístenos con tu Espíritu de tal manera que, extendiendo nuestras manos en amor, llevemos a quienes no te conocen a reconocerte y amarte; por el honor de tu Nombre. Amén.

Puede seguir intercesiones y acciones de gracias

Oración de San Juan Crisóstomo
Dios todopoderoso, que nos diste la gracia para unirnos en este momento, a fin de ofrecerte nuestras súplicas en común; y que, por tu muy amado Hijo, nos prometiste que, cuando dos o tres se congregan en su Nombre, tú estarás en medio de ellos: Realiza ahora, Señor, nuestros deseos y peticiones como mejor nos convenga; y concédenos en este mundo el conocimiento de tu verdad y en el venidero, la vida eterna. Amén.

Bendigamos al Señor.
Demos gracias a Dios.

La gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo sean con todos nosotros, ahora y siempre. Amén. 2 Corintios 13:14

Completas, la Fiesta de San Lucas, Evangelista

sanlucasevangelista

Oficio de Completas

El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y un perfecto fin. Amén.

Nuestro auxilio está en el Nombre del Señor;

Que hizo el cielo y la tierra.

Confesión

Dios todopoderoso, nuestro Padre celestial:

Hemos pecado contra ti,

por nuestra propia culpa,

por pensamiento, palabra y obra,

y por lo que hemos dejado de hacer.

Por amor de tu Hijo nuestro Señor Jesucristo,

perdona nuestras ofensas

y concédenos que te sirvamos

en novedad de vida,

para gloria de tu Nombre. Amén

Que el Dios todopoderoso nos conceda el perdón de todos nuestros pecados, y la gracia y fortaleza del Espíritu Santo. Amén.

Oh Dios, dígnate librarnos.

Señor, apresúrate a socorrernos.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. ¡Aleluya!

Salmo 91  Qui habitat

El que habita al abrigo del Altísimo, *

mora bajo la sombra del Omnipotente.

Dirá al Señor: “Refugio mío y castillo mío, *

mi Dios, en quien confío”.

El te librará del lazo del cazador, *

de la peste destructora.

Con sus plumas te cubrirá,

y debajo de sus alas estarás seguro; *

escudo y adarga será su fidelidad.

No temerás espanto nocturno, *

ni saeta que vuele de día;

Ni pestilencia que acecha en la oscuridad, *

ni enfermedad que a mediodía desola.

Caerán a tu lado mil, y diez mil a tu diestra, *

mas a ti no te alcanzará.

Ciertamente con tus ojos mirarás, *

y verás la recompensa de los malvados;

Porque hiciste del Señor tu refugio, *

del Altísimo, tu habitación,

No te sobrevendrá mal alguno, *

ni plaga tocará tu morada.

Pues a sus ángeles mandará cerca de ti, *

que te guarden en todos tus caminos.

En las manos te llevarán, *

para que tu pie no tropiece en piedra.

Sobre el león y el áspid pisarás; *

hollarás al cachorro del león y a la serpiente.

“Por cuanto ha hecho pacto de amor conmigo, yo lo libraré; *

lo protegeré, por cuanto ha conocido mi Nombre.

Me invocará, y yo le responderé; *

con él estaré en la angustia; lo libraré, y le glorificaré.

Lo saciaré de largos días, *

y le mostraré mi salvación”.

Salmo 134   Ecce nunc

Y ahora bendigan al Señor, siervos todos del Señor, *

los que de noche están de pie en la casa del Señor.

Eleven las manos hacia el santuario, y bendigan al Señor. *

El Señor que hizo los cielos y la tierra, te bendiga desde Sión.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: *

como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Tú estás entre nosotros, oh Señor, y sobre nosotros es invocado tu Nombre; no nos desampares, Señor nuestro Dios. Jeremías 14:9, 22

Demos gracias a Dios.

Puede cantarse un himno adecuado para la noche.

En tus manos, oh Señor, encomiendo mi espíritu;

Tú me has redimido, oh Señor, Dios de verdad.

Guárdanos, oh Señor, como a la niña de tus ojos;

Escóndenos bajo la sombra de tus alas.

Señor, ten piedad.

Cristo, ten piedad.

Señor, ten piedad.

Padre nuestro que estás en el cielo,

santificado sea tu Nombre,

venga tu reino,

hágase tu voluntad,

en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día.

Perdona nuestras ofensas,

como también nosotros perdonamos

a los que nos ofenden.

No nos dejes caer en tentación

y líbranos del mal.

Señor, escucha nuestra oración.

Y llegue a ti nuestro clamor.

Visita, oh Señor, este lugar, y ahuyenta de él todas las asechanzas del enemigo; que tus santos ángeles moren con nosotros para preservarnos en paz; y que tu bendición sea siempre sobre nosotros; por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Oh Dios, tu providencia inagotable sustenta al mundo en que vivimos y aun nuestra propia vida: Vela, de día y de noche, por los que trabajan mientras otros duermen, y concede que jamás olvidemos que nuestra vida común depende de nuestras faenas mutuas; por Jesucristo

nuestro Señor. Amén.

Puede observarse una pausa, durante la cual se puede ofrecer intercesiones y acciones de gracias espontáneas.

Guíanos, Señor, despiertos, y guárdanos mientras dormimos; que despiertos velemos con Cristo, y dormidos descansemos en paz.

Ahora despides, Señor, a tu siervo, *

conforme a tu palabra, en paz.

Porque mis ojos han visto a tu Salvador, *

a quien has presentado ante todos los pueblos:

Luz para alumbrar a las naciones, *

y gloria de tu pueblo Israel.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: *

como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Guíanos, Señor, despiertos, y guárdanos mientras dormimos; que despiertos velemos con Cristo, y dormidos descansemos en paz.

Bendigamos al Señor.

Demos gracias a Dios.

Que el Señor omnipotente y misericordioso: Padre, Hijo y Espíritu Santo, nos bendiga y nos guarde. Amén.

Vespertina, la Fiesta de San Lucas, Evangelista

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Oración Vespertina Diaria

Ascienda mi oración como incienso ante tu presencia, el alzar de mis manos como el sacrificio vespertino. Salmo 141:2

Confesión de Pecado

Dios de misericordia, confesamos que hemos pecado contra ti por pensamiento, palabra y obra, por lo que hemos hecho y lo que hemos dejado de hacer. No te hemos amado con todo el corazón; no hemos amado a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Sincera y humildemente nos arrepentimos. Por amor de tu Hijo Jesucristo, ten piedad de nosotros y perdónanos; así tu voluntad será nuestra alegría y andaremos por tus caminos, para gloria de tu Nombre. Amén.

Dios omnipotente tenga misericordia de nosotros, perdone todos nuestros pecados por Jesucristo nuestro Señor, nos fortalezca en toda bondad y por el poder del Espíritu Santo, nos conserve en la vida eterna. Amén.

Oh Dios, dígnate librarnos.

Señor, apresúrate a socorrernos.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. ¡Aleluya!

Luz Alegrante   Phos hilaron

Luz alegrante,

claridad pura del sempiterno Padre celestial,

Jesucristo, santo y bendito:

Ahora que hemos llegado al ocaso del sol,

y nuestros ojos miran la luz vespertina,

te alabamos con himnos, oh Dios: Padre,

Hijo y Espíritu Santo.

Digno eres de ser alabado en todos los tiempos

con voces gozosas,

oh Hijo de Dios, Dador de la vida;

por tanto te glorifica el universo entero.

Salmo 67

Dios tenga misericordia de nosotros, y nos bendiga, *

haga resplandecer su rostro y venga a nosotros.

Sean conocidos en la tierra tus caminos, *

en todas las naciones tu salvación.

Te alaben los pueblos, oh Dios; *

todos los pueblos te alaben.

Alégrense las naciones y aclamen con júbilo, *

porque juzgas los pueblos con equidad, y diriges todas las naciones de la tierra.

Te alaben los pueblos, oh Dios; *

todos los pueblos te alaben.

La tierra ha dado su fruto; *

nos bendiga Dios, el Dios nuestro.

Dios nos bendiga; *

témanlo todos los confines de la tierra.

Salmo 96

Canten al Señor cántico nuevo;*

canten al Señor, toda la tierra.

Canten al Señor, bendigan su Nombre; *

proclamen de día en día su victoria.

Pregonen entre las naciones su gloria, *

en todos los pueblos sus maravillas;

Porque grande es el Señor, y muy digno de alabanza; *

más temible es que todos los dioses;

Porque todos los dioses de los pueblos son ídolos; *

pero es el Señor que ha hecho los cielos.

¡Oh, la majestad y la magnificencia de su presencia! *

¡Oh, la fuerza y el esplendor de su santuario!

Rindan al Señor, oh familias de los pueblos, *

rindan al Señor la honra y el poder.

Rindan al Señor la gloria debida a su Nombre; *

traigan ofrendas, y entren en sus atrios.

Adoren al Señor en la hermosura de la santidad; *

tiemble delante de él toda la tierra.

Pregonen entre las naciones: “El Señor es Rey; *

de tal manera ha afirmado el orbe que no será conmovido;

juzgará a los pueblos con equidad”.

Alégrense los cielos, y gócese la tierra;

truene la mar y su plenitud; *

regocíjese el campo, y todo lo que en él está.

Entonces aclamarán con júbilo todos los árboles del bosque,

delante del Señor cuando llegue, *

cuando llegue a juzgar la tierra.

Juzgará al mundo con justicia, *

y a los pueblos con SU verdad.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: *

como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Isaías 52:7-10

En un monte alto y empinado pusiste tu cama, y allá también has subido a ofrecer sacrificios. Detrás de la puerta de tu casa pusiste tus ídolos obscenos. Te olvidaste de mí, te desnudaste y te acostaste en tu ancha cama; hiciste tratos con los hombres con quienes querías acostarte, y mirabas al ídolo. “Corriste hacia el dios Mélec llevando aceite y gran cantidad de perfumes; enviaste mensajeros hasta muy lejos, los hiciste bajar hasta el reino de la muerte. Te cansaste de tantos viajes, pero no reconociste que todo era inútil. Tenías a la mano el sustento, y por eso no te cansabas.”

Cántico de María   Magnificat

San Lucas 1:46-55

Proclama mi alma la grandeza del Señor,

se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador, *

porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, *

porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí;

su Nombre es santo.

Su misericordia llega a sus fieles, *

de generación en generación.

El hace proezas con su brazo; *

dispersa a los soberbios de corazón.

Derriba del trono a los poderosos, *

y enaltece a los humildes.

A los hambrientos los colma de bienes, *

y a los ricos despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo, *

acordándose de la misericordia,

Como lo había prometido a nuestros padres, *

en favor de Abrahán y su descendencia para siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: *

como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Hechos 1:1-8

En mi primer libro, excelentísimo Teófilo, escribí acerca de todo lo que Jesús había hecho y enseñado desde el principio y hasta el día en que subió al cielo. Antes de irse, por medio del Espíritu Santo dio instrucciones a los apóstoles que había escogido respecto a lo que debían hacer. Y después de muerto se les presentó en persona, dándoles así claras pruebas de que estaba vivo. Durante cuarenta días se dejó ver de ellos y les estuvo hablando del reino de Dios. Cuando todavía estaba con los apóstoles, Jesús les advirtió que no debían irse de Jerusalén. Les dijo: “Esperen a que se cumpla la promesa que mi Padre les hizo, de la cual yo les hablé. Es cierto que Juan bautizó con agua, pero dentro de pocos días ustedes serán bautizados con el Espíritu Santo.” Los que estaban reunidos con Jesús, le preguntaron: “Señor, ¿vas a restablecer en este momento el reino de Israel?” Jesús les contestó: “No les corresponde a ustedes conocer el día o el momento que el Padre ha fijado con su propia autoridad; pero cuando el Espíritu Santo venga sobre ustedes, recibirán poder y saldrán a dar testimonio de mí, en Jerusalén, en toda la región de Judea y de Samaria, y hasta en las partes más lejanas de la tierra.”

Cántico de Simeón    Nunc dimittis

San Lucas 2:29-32

Ahora despides, Señor, a tu siervo, *

conforme a tu palabra, en paz.

Porque mis ojos han visto a tu Salvador, *

a quien has presentado ante todos los pueblos:

Luz para alumbrar a las naciones, *

y gloria de tu pueblo Israel.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: *

como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Credo de los Apóstoles

Creo en Dios Padre todopoderoso,

creador del cielo y de la tierra.

Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor.

Fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo

y nació de la Virgen María.

Padeció bajo el poder de Poncio Pilato.

Fue crucificado, muerto y sepultado.

Descendió a los infiernos.

Al tercer día resucitó de entre los muertos.

Subió a los cielos,

y está sentado a la diestra de Dios Padre.

Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos.

Creo en el Espíritu Santo,

la santa Iglesia católica,

la comunión de los santos,

el perdón de los pecados,

la resurrección de los muertos,

y la vida eterna. Amén.

Plegarias

Padre nuestro que estás en el cielo,

santificado sea tu Nombre,

venga tu reino,

hágase tu voluntad,

en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día.

Perdona nuestras ofensas,

como también nosotros perdonamos

a los que nos ofenden.

No nos dejes caer en tentación

y líbranos del mal.

Porque tuyo es el reino,

tuyo es el poder,

y tuya es la gloria,

ahora y por siempre. Amén.

B

V. Que esta noche sea santa, buena y pacífica,

R. Te rogamos, Señor.

V. Que tus santos ángeles nos conduzcan por los senderos de paz y de benevolencia,

R. Te rogamos, Señor.

V. Que nos perdones y absuelvas de nuestros pecados y ofensas,

R. Te rogamos, Señor.

V. Que haya paz para tu Iglesia y para todo el mundo,

R. Te rogamos, Señor.

V. Que partamos de esta vida en tu fe y temor, y no seamos condenados ante el gran tribunal de Cristo.

R. Te rogamos, Señor.

V. Que tu Espíritu Santo nos una en la comunión de todos tus santos, encomendándonos los unos a los otros y toda nuestra vida a Cristo,

R. Te rogamos, Señor.

Dios omnipotente, que inspiraste a tu siervo Lucas el médico a manifestar en el Evangelio el amor y poder sanativo de tu Hijo: Continúa en tu Iglesia, por tu gracia, el mismo amor y poder de sanidad, para alabanza y gloria de tu Nombre; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo, en la unidad del Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.

Oh Dios, tú eres la vida de los que viven, la luz de los fieles, la fortaleza de los que trabajan, y el descanso de los muertos: Te damos gracias por las bendiciones del día que termina, y humildemente te suplicamos nos des tu protección durante la noche que comienza. Llévanos en seguridad hasta las horas del alba; por aquél que murió y resucitó por nosotros, tu Hijo nuestro Salvador Jesucristo. Amén.

Quédate con nosotros, Señor Jesús, ahora que la noche se acerca y ha pasado el día. Sé nuestro compañero en el camino, enciende nuestros corazones, y despierta la esperanza, para que te conozcamos tal como te revelas en las Escrituras y en la fracción del pan. Concede esto por amor de tu Nombre. Amén.

Vela, oh amantísimo Señor, con los que trabajan, o velan, o lloran esta noche. A tus ángeles manda que guarden a los que duermen. Cuida a los enfermos, Cristo Señor; otorga reposo a los cansados, bendice a los moribundos, consuela a los que sufren, compadécete de los afligidos, escuda a los gozosos. Todo esto te pedimos por tu gran amor. Amén.

Puede seguir intercesiones y acciones de gracias.

Acción de Gracias en General

Dios omnipotente, Padre de toda misericordia, nosotros, indignos siervos tuyos, humildemente te damos gracias por todo tu amor y benignidad a nosotros y a todos los seres humanos. Te bendecimos por nuestra creación, preservación y todas las bendiciones de esta vida; pero sobre todo por tu amor inmensurable en la redención del mundo por nuestro Señor Jesucristo; por los medios de gracia, y la esperanza de gloria. Y te suplicamos nos hagas conscientes de tus bondades de tal manera que, con un corazón verdaderamente agradecido, proclamemos tus alabanzas, no sólo con nuestros labios, sino también con nuestras vidas, entregándonos a tu servicio y caminando en tu presencia, en santidad y justicia, todos los días de nuestra vida; por Jesucristo nuestro Señor, a quien, contigo y el Espíritu Santo, sea todo honor y gloria, por los siglos de los siglos. Amén.

Bendigamos al Señor.

Demos gracias a Dios.

Gloria a Dios, cuyo poder, actuando en nosotros, puede realizar todas las cosas infinitamente mejor de lo que podemos pedir o pensar: Gloria a él en la Iglesia de generación en generación, y en Cristo Jesús por los siglos de los siglos. Amén. Efesios 3:20, 21

Mediodía, la Fiesta de San Lucas, Evangelista

SAN LUCAS

Oficio para el Mediodía

Oh Dios, dígnate librarnos.

Señor, apresúrate a socorrernos.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. ¡Aleluya!

Salmo 121   Levavi oculos

Levanto mis ojos a los montes; *

¿de dónde vendrá mi socorro?

Mi socorro viene del Señor, *

que hizo los cielos y la tierra.

No permitirá que resbale tu pie, *

ni se dormirá el que te guarda.

He aquí, el que guarda a Israel *

no se adormecerá ni dormirá.

El Señor es tu guardián, *

el Señor es tu sombra a tu diestra.

El sol no te hará daño de día, *

ni la luna de noche.

El Señor te guardará de todo mal; *

él guardará tu vida.

El Señor guardará tu salida y tu entrada, *

desde ahora y para siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: *

como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Si alguno está en Cristo, nueva criatura es; las cosas viejas pasaron; he aquí todas son hechas nuevas. Y todo esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio el ministerio de la reconciliación. 2 Corintios 5:17-18

Demos gracias a Dios.

Señor, ten piedad.

Cristo, ten piedad.

Señor, ten piedad.

Padre nuestro que estás en el cielo,

santificado sea tu Nombre,

venga tu reino,

hágase tu voluntad,

en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día.

Perdona nuestras ofensas,

como también nosotros perdonamos

a los que nos ofenden.

No nos dejes caer en tentación

y líbranos del mal.

Señor, escucha nuestra oración;

Y llegue a ti nuestro clamor.

Bendito Salvador, en esta hora colgabas en la cruz, extendiendo tus brazos amorosos: Concede que todos los pueblos de la tierra miren hacia ti y sean salvos; por tu entrañable misericordia. Amén.

Se puede ofrecer intercesiones libres.

Bendigamos al Señor.

Demos gracias a Dios.

Matutina, la Fiesta de San Lucas, Evangelista

Lucas_18Octubre

Oración Matutina Diaria

Damos gracias al Padre que nos hizo aptos para participar de la herencia de los santos en luz. Colosenses 1:12

Invitatorio y Salterio

Señor, abre nuestros labios.

Y nuestra boca proclamará tu alabanza.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: 

como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. ¡Aleluya!

¡Aleluya! El Señor es glorioso en sus santos: vengan y adorémosle. ¡Aleluya!

Venite    Salmo 95:1-7

Vengan, cantemos alegremente al Señor; *

aclamemos con júbilo a la Roca que nos salva.

Lleguemos ante su presencia con alabanza,  *

vitoreándole con cánticos;

Porque el Señor es Dios grande, *

y Rey grande sobre todos los dioses.

En su mano están las profundidades de la tierra, *

y las alturas de los montes son suyas.

Suyo el mar, pues él lo hizo, *

y sus manos formaron la tierra seca.

Vengan, adoremos y postrémonos; *

arrodillémonos delante del Señor nuestro Hacedor;

Porque él es nuestro Dios;

nosotros el pueblo de su dehesa, y ovejas de su mano. *

¡Ojalá escuchen hoy su voz!

Salmo 103

Bendice, alma mía, al Señor, *

y todo mi ser bendiga su santo Nombre.

Bendice, alma mía, al Señor, *

y no olvides ninguno de sus beneficios.

El perdona todas tus iniquidades, *

y sana todas tus dolencias.

El rescata del sepulcro tu vida, *

y te corona de favor y misericordia.

El sacia de bien tus anhelos, *

y como el águila se renueva tu juventud.

El Señor hace justicia, *

y defiende a todos los oprimidos.

Dio a conocer sus caminos a Moisés, *

y al pueblo de Israel sus obras.

Misericordioso y compasivo es el Señor, *

lento para la ira y rico en clemencia.

No nos acusará para siempre, *

ni para siempre guardará su enojo.

No nos ha tratado conforme a nuestros pecados, *

ni nos ha pagado conforme a nuestras maldades.

Así como se levantan los cielos sobre la tierra, *

así se levanta su misericordia sobre sus fieles.

Como dista el oriente del occidente, *

así aleja de nosotros nuestras rebeliones.

Como un padre cuida de sus hijos, *

así cuida el Señor a los que le veneran;

Porque él sabe de qué estamos hechos; *

se acuerda de que no somos más que barro.

Como la hierba son nuestros días; *

florecemos como la flor del campo,

Que pasa el viento por ella, y ya no existe, *

y su lugar no la conocerá más;

Empero la misericordia del Señor perdura para siempre

sobre los que le veneran, *

y su rectitud sobre los hijos de los hijos;

Sobre los que guardan su pacto, *

y se acuerdan de sus mandatos y los cumplen.

El Señor estableció en los cielos su trono, *

y su soberanía domina sobre todos.

Bendigan al Señor, ustedes sus ángeles,

potestades que ejecutan sus órdenes, *

obedeciendo a la voz de su palabra.

Bendigan al Señor, ustedes sus huestes, *

ministros suyos que hacen su voluntad.

Bendigan al Señor, ustedes sus obras,

en todos los lugares de su dominio. *

Bendice, alma mía, al Señor.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: *

como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Las Lecciones

Ezequiel 47:1-12

El hombre me hizo volver después a la entrada del templo. Entonces vi que por debajo de la puerta brotaba agua, y que corría hacia el oriente, hacia donde estaba orientado el templo. El agua bajaba por el lado derecho del templo, al lado sur del altar. Luego me hizo salir del terreno del templo por la puerta norte, y me hizo dar la vuelta por fuera hasta la entrada exterior que miraba al oriente. Un pequeño chorro de agua brotaba por el lado sur de la entrada. El hombre salió hacia el oriente con una cuerda en la mano, midió quinientos metros y me hizo cruzar la corriente; el agua me llegaba a los tobillos. Luego midió otros quinientos metros y me hizo cruzar la corriente; el agua me llegaba entonces hasta las rodillas. Midió otros quinientos metros y me hizo cruzar la corriente; el agua me llegaba ya a la cintura. Midió otros quinientos metros y la corriente era ya un río que no pude atravesar; se había convertido en un río tan hondo que solo se podía cruzar a nado. Entonces me dijo: “Fíjate bien en lo que has visto.” Después me hizo volver por la orilla del río, y vi que en las dos orillas había muchos árboles. Entonces me dijo: “Esta agua corre hacia la región oriental y llega hasta la cuenca del Jordán, de donde desembocará en el Mar Muerto. Cuando llegue allá, el agua del mar se volverá dulce. En cualquier parte a donde llegue esta corriente, podrán vivir animales de todas clases y muchísimos peces. Porque el agua de este río convertirá el agua amarga en agua dulce, y habrá todo género de vida. Desde En-gadi hasta En-eglaim habrá pescadores, y ahí pondrán a secar sus redes. Y habrá allí tanta abundancia y variedad de peces como en el mar Mediterráneo. Pero en las ciénagas y pantanos no habrá agua dulce; allí quedará agua salada, que servirá para sacar sal. En las dos orillas del río crecerá toda clase de árboles frutales. Sus hojas no se caerán nunca, ni dejarán de dar fruto jamás. Cada mes tendrán fruto, porque estarán regados con el agua que sale del templo. Los frutos servirán de alimento y las hojas de medicina.

Cántico de Alabanza    Benedictus es, Domine

Daniel (dc) 3:26, 52-56

Bendito eres tú, Señor Dios de nuestros padres; *

digno de alabanza, eres bendito.

Bendito el fulgor de tu santo Nombre, *

alabado y exaltado sobre todo para siempre.

Bendito eres en el templo de tu santa gloria, *

en el trono de tu reino eres bendito.

Bendito eres, sentado sobre querubines, *

alabado y exaltado sobre todo para siempre.

Bendito tú, que sondeas los abismos; *

en la bóveda celeste eres bendito.

Bendito tú: Padre, Hijo y Espíritu Santo, *

alabado y exaltado sobre todo para siempre.

San Lucas 1:1-4

Muchos han emprendido la tarea de escribir la historia de los hechos que Dios ha llevado a cabo entre nosotros, según nos los transmitieron quienes desde el comienzo fueron testigos presenciales y después recibieron el encargo de anunciar el mensaje. Yo también, excelentísimo Teófilo, lo he investigado todo con cuidado desde el principio, y me ha parecido conveniente escribirte estas cosas ordenadamente, para que conozcas bien la verdad de lo que te han enseñado.

Cántico al Cordero    Dignus es

Apocalipsis 4:11; 5:9-10, 13

Digno es, Señor nuestro Dios, *

atribuirte la gloria, el honor y el poder;

Porque tú has creado el universo, *

y por tu voluntad existió y fue creado.

Y digno es atribuir lo mismo a ti, Cordero inmolado, *

porque con tu sangre compraste para Dios,

De toda raza, lengua, pueblo y nación, *

un reino de sacerdotes para servir a nuestro Dios.

Por tanto, al que está sentado en el trono, *

y a Cristo el Cordero,

Sean adoración y honor, gloria y señorío, *

por los siglos de los siglos. Amén.

Credo de los Apóstoles

Creo en Dios Padre todopoderoso,

creador del cielo y de la tierra.

Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor.

Fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo

y nació de la Virgen María.

Padeció bajo el poder de Poncio Pilato.

Fue crucificado, muerto y sepultado.

Descendió a los infiernos.

Al tercer día resucitó de entre los muertos.

Subió a los cielos,

y está sentado a la diestra de Dios Padre.

Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos.

Creo en el Espíritu Santo,

la santa Iglesia católica,

la comunión de los santos,

el perdón de los pecados,

la resurrección de los muertos,

y la vida eterna. Amén.

Plegarias

Padre nuestro que estás en el cielo,

santificado sea tu Nombre,

venga tu reino,

hágase tu voluntad,

en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día.

Perdona nuestras ofensas,

como también nosotros perdonamos

a los que nos ofenden.

No nos dejes caer en tentación

y líbranos del mal.

Porque tuyo es el reino,

tuyo es el poder,

y tuya es la gloria,

ahora y por siempre. Amén.

A

V. Señor, muéstranos tu misericordia;

R. Y concédenos tu salvación.

V. Reviste a tus ministros de justicia;

R. Que cante tu pueblo de júbilo.

V. Establece, Señor, la paz en todo el mundo;

R. Porque sólo en ti vivimos seguros.

V. Protege, Señor, a esta nación;

R. Y guíanos por la senda de justicia y de verdad.

V. Que se conozcan en la tierra tus caminos;

R. Y entre los pueblos tu salvación.

V. Señor, que no se olvide a los necesitados;

R. Ni se arranque la esperanza a los pobres.

V. Señor, crea en nosotros un corazón limpio;

R. Y susténtanos con tu Santo Espíritu.

Dios omnipotente, que inspiraste a tu siervo Lucas el médico a manifestar en el Evangelio el amor y poder sanativo de tu Hijo: Continúa en tu Iglesia, por tu gracia, el mismo amor y poder de sanidad, para alabanza y gloria de tu Nombre; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo, en la unidad del Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.

Oh Dios, autor de la paz y amante de la concordia, conocerte es vida eterna, y servirte, plena libertad: Defiende a estos tus humildes siervos de todos los asaltos de nuestros enemigos; para que, confiados en tu protección, no temamos la fuerza de ningún adversario; por el poder de Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Señor Jesucristo, tú extendiste tus brazos amorosos sobre el cruel madero de la cruz, para estrechar a todos los seres humanos en tu abrazo salvador: Revístenos con tu Espíritu de tal manera que, extendiendo nuestras manos en amor, llevemos a quienes no te conocen a reconocerte y amarte; por el honor de tu Nombre. Amén.

Puede seguir intercesiones y acciones de gracias

Oración de San Juan Crisóstomo

Dios todopoderoso, que nos diste la gracia para unirnos en este momento, a fin de ofrecerte nuestras súplicas en común; y que, por tu muy amado Hijo, nos prometiste que, cuando dos o tres se congregan en su Nombre, tú estarás en medio de ellos: Realiza ahora, Señor, nuestros deseos y peticiones como mejor nos convenga; y concédenos en este mundo el conocimiento de tu verdad y en el venidero, la vida eterna. Amén.

Bendigamos al Señor.

Demos gracias a Dios.

La gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo sean con todos nosotros, ahora y siempre. Amén. 2 Corintios 13:14

Completas

completas II

Oficio de Completas

El Señor todopoderoso nos conceda una noche tranquila y un perfecto fin. Amén.

Nuestro auxilio está en el Nombre del Señor;

Que hizo el cielo y la tierra.

Confesión

Dios todopoderoso, nuestro Padre celestial:

Hemos pecado contra ti,

por nuestra propia culpa,

por pensamiento, palabra y obra,

y por lo que hemos dejado de hacer.

Por amor de tu Hijo nuestro Señor Jesucristo,

perdona nuestras ofensas

y concédenos que te sirvamos

en novedad de vida,

para gloria de tu Nombre. Amén

Que el Dios todopoderoso nos conceda el perdón de todos nuestros pecados, y la gracia y fortaleza del Espíritu Santo. Amén.

Oh Dios, dígnate librarnos.

Señor, apresúrate a socorrernos.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. ¡Aleluya!

Salmo 4   Cum invocarem

Respóndeme cuando clamo, oh Dios de mi justicia; *

cuando estaba en angustia, tú me libraste;

ten misericordia de mí, y escucha mi oración.

“Mortales, ¿hasta cuándo volverán mi honra en infamia, *

amarán la vanidad, y buscarán la mentira?”

Sepan, pues, que el Señor ha escogido a los fieles para sí; *

el Señor oirá cuando yo a él clamare.

Tiemblen y no pequen; *

mediten en su corazón estando en su cama, y callen.

Ofrezcan sacrificios rectos, *

y confíen en el Señor.

Muchos son los que dicen: “¿Quién nos mostrará el bien?” *q

Alza sobre nosotros, oh Señor, la luz de tu rostro.

Tú diste alegría a mi corazón, *

mayor que la de ellos cuando abundaba su grano y su mosto.

En paz me acostaré, y en seguida dormiré; *

porque sólo tú, oh Señor, me haces vivir seguro.

Salmo 134   Ecce nunc

Y ahora bendigan al Señor, siervos todos del Señor, *

los que de noche están de pie en la casa del Señor.

Eleven las manos hacia el santuario, y bendigan al Señor. *

El Señor que hizo los cielos y la tierra, te bendiga desde Sión.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: *

como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Vengan a mí todos los que están trabajados y cargados, y yo los haré descansar. Lleven mi yugo sobre ustedes, y aprendan de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallarán descanso para sus almas; porque mi yugo es fácil y ligera mi carga. San Mateo 11:28-30

Demos gracias a Dios.

Puede cantarse un himno adecuado para la noche.

En tus manos, oh Señor, encomiendo mi espíritu;

Tú me has redimido, oh Señor, Dios de verdad.

Guárdanos, oh Señor, como a la niña de tus ojos;

Escóndenos bajo la sombra de tus alas.

Señor, ten piedad.

Cristo, ten piedad.

Señor, ten piedad.

Padre nuestro que estás en el cielo,

santificado sea tu Nombre,

venga tu reino,

hágase tu voluntad,

en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día.

Perdona nuestras ofensas,

como también nosotros perdonamos

a los que nos ofenden.

No nos dejes caer en tentación

y líbranos del mal.

Señor, escucha nuestra oración.

Y llegue a ti nuestro clamor.

Visita, oh Señor, este lugar, y ahuyenta de él todas las asechanzas del enemigo; que tus santos ángeles moren con nosotros para preservarnos en paz; y que tu bendición sea siempre sobre nosotros; por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Oh Dios, tu providencia inagotable sustenta al mundo en que vivimos y aun nuestra propia vida: Vela, de día y de noche, por los que trabajan mientras otros duermen, y concede que jamás olvidemos que nuestra vida común depende de nuestras faenas mutuas; por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Puede observarse una pausa, durante la cual se puede ofrecer intercesiones y acciones de gracias espontáneas.

Guíanos, Señor, despiertos, y guárdanos mientras dormimos; que despiertos velemos con Cristo, y dormidos descansemos en paz.

Ahora despides, Señor, a tu siervo, *

conforme a tu palabra, en paz.

Porque mis ojos han visto a tu Salvador, *

a quien has presentado ante todos los pueblos:

Luz para alumbrar a las naciones, *

y gloria de tu pueblo Israel.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: *

como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén.

Guíanos, Señor, despiertos, y guárdanos mientras dormimos; que despiertos velemos con Cristo, y dormidos descansemos en paz.

Bendigamos al Señor.

Demos gracias a Dios.

Que el Señor omnipotente y misericordioso: Padre, Hijo y Espíritu Santo, nos bendiga y nos guarde. Amén.

Vespertina, el Jueves de la vigésima primera semana después Pentecostés

VespJuevesPropio23

Oración Vespertina Diaria

Gracia y paz a ustedes, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo. Filipenses 1:2

Confesión de Pecado

Dios de misericordia, confesamos que hemos pecado contra ti por pensamiento, palabra y obra, por lo que hemos hecho y lo que hemos dejado de hacer. No te hemos amado con todo el corazón; no hemos amado a nuestro prójimo como a nosotros mismos. Sincera y humildemente nos arrepentimos. Por amor de tu Hijo Jesucristo, ten piedad de nosotros y perdónanos; así tu voluntad será nuestra alegría y andaremos por tus caminos, para gloria de tu Nombre. Amén.

Dios omnipotente tenga misericordia de nosotros, perdone todos nuestros pecados por Jesucristo nuestro Señor, nos fortalezca en toda bondad y por el poder del Espíritu Santo, nos conserve en la vida eterna. Amén.

Oh Dios, dígnate librarnos.

Señor, apresúrate a socorrernos.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. ¡Aleluya!

Luz Alegrante   Phos hilaron

Luz alegrante,

claridad pura del sempiterno Padre celestial,

Jesucristo, santo y bendito:

Ahora que hemos llegado al ocaso del sol,

y nuestros ojos miran la luz vespertina,

te alabamos con himnos, oh Dios: Padre,

Hijo y Espíritu Santo.

Digno eres de ser alabado en todos los tiempos

con voces gozosas,

oh Hijo de Dios, Dador de la vida;

por tanto te glorifica el universo entero.

Salmo 18:21-50

El Señor me ha premiado conforme a mi justicia; *

conforme a la limpieza de mis manos me ha recompensado;

Porque yo he guardado los caminos del Señor, *

y no me aparté impíamente de mi Dios.

Pues todos sus juicios estuvieron delante de mí, *

y no me he apartado de sus estatutos.

Fui íntegro para con él, *

y me he apartado de iniquidad;

Por lo cual me ha recompensado el Señor conforme a mi justicia, *

conforme a la limpieza de mis manos delante de su vista.

Con el fiel te mostrarás fiel, *

con el íntegro tú eres íntegro.

Con el sincero tú eres sincero; *

pero con el astuto tú eres sagaz.

Tú salvarás al pueblo humilde, *

y humillarás los ojos altivos.

Oh Señor, tú eres mi lámpara; *

Dios mío, tú alumbras mis tinieblas.

Contigo abatiré cualquier baluarte; *

con mi Dios puedo escalar cualquier muralla.

Dios, perfecto su camino;

acrisoladas las palabras del Señor; *

escudo a todos los que en él esperan;

Porque ¿quién es Dios sino sólo el Señor?  *

¿Qué Roca hay fuera de nuestro Dios?

Dios es el que me inviste de fuerza, *

quien hace perfecto mi camino.

El hace mis pies como pies de ciervos, *

y me hace estar firme sobre las alturas.

El adiestra mis manos para la batalla, *

y mis brazos para tensar un arco de bronce.

Me diste asimismo el escudo de tu victoria; *

tu diestra me sustentó, y tu benignidad me ha engrandecido.

Ensanchaste mis pasos debajo de mí, *

y no flaquearon mis tobillos.

Perseguí a mis enemigos, y los alcancé, *

y no volví hasta acabarlos.

Los herí de modo que no se levantasen; *

cayeron debajo de mis pies.

Me investiste de fuerzas para la pelea; *

has humillado a mis enemigos debajo de mí;

has hecho que mis enemigos me vuelvan las espaldas.

Destruí a los que me aborrecían;

clamaron, y no hubo quien los salvase; *

aun al Señor, pero no los oyó.

Los molí como polvo delante del viento; *

los pisoteé como lodo de las calles.

Me has librado de las contiendas del pueblo; *

me has hecho cabeza de las naciones.

Pueblo que yo no conocía me sirvió;

al oír de mí, me obedecieron; *

extranjeros se acobardaron delante de mí.

Los extranjeros flaquearon, *

y salieron temblando de sus encierros.

¡Viva el Señor! ¡Bendita sea mi Roca!  *

¡Ensalzado sea el Dios de mi salvación!

Es el Dios que me dio el desquite, *

y sometió pueblos debajo de mí;

El que me libra de mis enemigos,

y aun me eleva sobre los que se levantan contra mí; *

me libraste del varón violento.

Por tanto yo te confesaré entre las naciones, oh Señor, *

y cantaré himnos a tu Nombre.

Grandes triunfos da a su rey; *

hace misericordia a su ungido,

a David y a su descendencia para siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: *

como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

San Lucas 9:18-27

Un día Jesús se había apartado un poco para orar, pero sus discípulos estaban con él. Entonces les preguntó: «Según el parecer de la gente, ¿quién soy yo?» Ellos contestaron: «Unos dicen que eres Juan Bautista, otros que Elías, y otros que eres alguno de los profetas antiguos que ha resucitado.» Entonces les preguntó: «Y ustedes, ¿quién dicen que soy yo?» Pedro respondió: «Tú eres el Cristo de Dios.» Jesús les hizo esta advertencia: «No se lo digan a nadie». Y les decía: «El Hijo del Hombre tiene que sufrir mucho y ser rechazado por las autoridades judías, por los jefes de los sacerdotes y por los maestros de la Ley. Lo condenarán a muerte, pero tres días después resucitará.» También Jesús decía a toda la gente: «Si alguno quiere seguirme, que se niegue a sí mismo, que cargue con su cruz de cada día y que me siga. Les digo: el que quiera salvarse a sí mismo, se perderá; y el que pierda su vida por causa mía, se salvará. ¿De qué le sirve al hombre ganar el mundo entero si se pierde o se disminuye a sí mismo? Si alguien se avergüenza de mí y de mis palabras, también el Hijo del Hombre se avergonzará de él cuando venga en su gloria y en la gloria de su Padre con los ángeles santos. En verdad les digo que algunos de los aquí presentes no morirán sin antes haber visto el Reino de Dios.»

Cántico de María    Magnificat

San Lucas 1:46-55

Proclama mi alma la grandeza del Señor,

se alegra mi espíritu en Dios mi Salvador, *

porque ha mirado la humillación de su esclava.

Desde ahora me felicitarán todas las generaciones, *

porque el Poderoso ha hecho obras grandes por mí;

su Nombre es santo.

Su misericordia llega a sus fieles, *

de generación en generación.

El hace proezas con su brazo; *

dispersa a los soberbios de corazón.

Derriba del trono a los poderosos, *

y enaltece a los humildes.

A los hambrientos los colma de bienes, *

y a los ricos despide vacíos.

Auxilia a Israel, su siervo, *

acordándose de la misericordia,

Como lo había prometido a nuestros padres, *

en favor de Abrahán y su descendencia para siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: *

como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Credo de los Apóstoles

Creo en Dios Padre todopoderoso,

creador del cielo y de la tierra.

Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor.

Fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo

y nació de la Virgen María.

Padeció bajo el poder de Poncio Pilato.

Fue crucificado, muerto y sepultado.

Descendió a los infiernos.

Al tercer día resucitó de entre los muertos.

Subió a los cielos,

y está sentado a la diestra de Dios Padre.

Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos.

Creo en el Espíritu Santo,

la santa Iglesia católica,

la comunión de los santos,

el perdón de los pecados,

la resurrección de los muertos,

y la vida eterna. Amén.

Plegarias

Padre nuestro que estás en el cielo,

santificado sea tu Nombre,

venga tu reino,

hágase tu voluntad,

en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día.

Perdona nuestras ofensas,

como también nosotros perdonamos

a los que nos ofenden.

No nos dejes caer en tentación

y líbranos del mal.

Porque tuyo es el reino,

tuyo es el poder,

y tuya es la gloria,

ahora y por siempre. Amén.

B

V. Que esta noche sea santa, buena y pacífica,

R. Te rogamos, Señor.

V. Que tus santos ángeles nos conduzcan por los senderos de paz y de benevolencia,

R. Te rogamos, Señor.

V. Que nos perdones y absuelvas de nuestros pecados y ofensas,

R. Te rogamos, Señor.

V. Que haya paz para tu Iglesia y para todo el mundo,

R. Te rogamos, Señor.

V. Que partamos de esta vida en tu fe y temor, y no seamos condenados ante el gran tribunal de Cristo.

R. Te rogamos, Señor.

V. Que tu Espíritu Santo nos una en la comunión de todos tus santos, encomendándonos los unos a los otros y toda nuestra vida a Cristo,

R. Te rogamos, Señor.

Te rogamos, oh Señor, que tu gracia siempre nos preceda y acompañe, para que continuamente nos dediquemos a buenas obras; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.

Quédate con nosotros, Señor Jesús, ahora que la noche se acerca y ha pasado el día. Sé nuestro compañero en el camino, enciende nuestros corazones, y despierta la esperanza, para que te conozcamos tal como te revelas en las Escrituras y en la fracción del pan. Concede esto por amor de tu Nombre. Amén.

Vela, oh amantísimo Señor, con los que trabajan, o velan, o lloran esta noche. A tus ángeles manda que guarden a los que duermen. Cuida a los enfermos, Cristo Señor; otorga reposo a los cansados, bendice a los moribundos, consuela a los que sufren, compadécete de los afligidos, escuda a los gozosos. Todo esto te pedimos por tu gran amor. Amén.

Puede seguir intercesiones y acciones de gracias.

Acción de Gracias en General

Dios omnipotente, Padre de toda misericordia, nosotros, indignos siervos tuyos, humildemente te damos gracias por todo tu amor y benignidad a nosotros y a todos los seres humanos. Te bendecimos por nuestra creación, preservación y todas las bendiciones de esta vida; pero sobre todo por tu amor inmensurable en la redención del mundo por nuestro Señor Jesucristo; por los medios de gracia, y la esperanza de gloria. Y te suplicamos nos hagas conscientes de tus bondades de tal manera que, con un corazón verdaderamente agradecido, proclamemos tus alabanzas, no sólo con nuestros labios, sino también con nuestras vidas, entregándonos a tu servicio y caminando en tu presencia, en santidad y justicia, todos los días de nuestra vida; por Jesucristo nuestro Señor, a quien, contigo y el Espíritu Santo, sea todo honor y gloria, por los siglos de los siglos. Amén.

Bendigamos al Señor.

Demos gracias a Dios.

Gloria a Dios, cuyo poder, actuando en nosotros, puede realizar todas las cosas infinitamente mejor de lo que podemos pedir o pensar: Gloria a él en la Iglesia de generación en generación, y en Cristo Jesús por los siglos de los siglos. Amén. Efesios 3:20, 21

Mediodía

Mediodía II

Oficio para el Mediodía

Oh Dios, dígnate librarnos.

Señor, apresúrate a socorrernos.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. ¡Aleluya!

Salmo 119 Lucerna pedibus meis

Lámpara es a mis pies tu palabra, *

y lumbrera en mi camino.

He jurado y estoy resuelto *

a guardar tus rectos juicios.

Afligido estoy en gran manera; *

vivifícame, oh Señor, conforme a tu palabra.

Acepta, oh Señor, la ofrenda voluntaria de mis labios, *

y enséñame tus juicios.

Mi vida está siempre en peligro; *

por tanto no olvido tu ley.

Me tendieron lazo los malvados, *

pero yo no me desvié de tus mandamientos.

Son tus decretos mi herencia eterna, *

en verdad, el gozo de mi corazón.

Mi corazón incliné a cumplir tus estatutos, *

eternamente y hasta el fin.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: *

como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

El amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos fue dado. Romanos 5:5

Demos gracias a Dios.

Señor, ten piedad

Cristo, ten piedad.

Señor, ten piedad.

Padre nuestro que estás en el cielo,

santificado sea tu Nombre,

venga tu reino,

hágase tu voluntad,

en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día.

Perdona nuestras ofensas,

como también nosotros perdonamos

a los que nos ofenden.

No nos dejes caer en tentación

y líbranos del mal.

Señor, escucha nuestra oración;

Y llegue a ti nuestro clamor.

Padre celestial, envía tu Santo Espíritu a nuestros corazones, para que nos dirija y gobierne según tu voluntad, nos consuele en todas nuestras aflicciones, nos defienda de todo error, y nos conduzca a toda verdad; por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Se puede ofrecer intercesiones libres.

Bendigamos al Señor.

Demos gracias a Dios.

Matutina, el Jueves de la vigésima primera semana después Pentecostés

MatJuevesPropio23

Oración Matutina Diaria

Si han resucitado con Cristo, busquen las cosas de arriba, donde está Cristo sentado a la diestra de Dios. Colosenses 3:1

Invitatorio y Salterio

Señor, abre nuestros labios.

Y nuestra boca proclamará tu alabanza.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. ¡Aleluya!

La misericordia del Señor es para siempre: vengan y adorémosle.

Venite    Salmo 95:1-7

Vengan, cantemos alegremente al Señor; *

aclamemos con júbilo a la Roca que nos salva.

Lleguemos ante su presencia con alabanza,  *

vitoreándole con cánticos;

Porque el Señor es Dios grande, *

y Rey grande sobre todos los dioses.

En su mano están las profundidades de la tierra, *

y las alturas de los montes son suyas.

Suyo el mar, pues él lo hizo, *

y sus manos formaron la tierra seca.

Vengan, adoremos y postrémonos; *

arrodillémonos delante del Señor nuestro Hacedor;

Porque él es nuestro Dios;

nosotros el pueblo de su dehesa, y ovejas de su mano. *

¡Ojalá escuchen hoy su voz!

Salmo 18:1-20 

Te amo, oh Señor, fortaleza mía, *

oh Señor, castillo mío, mi risco y mi abrigo.

Dios mío, roca mía en quien confiaré, *

mi escudo, el cuerno de mi salvación y mi alto refugio,

eres digno de ser alabado.

Invocaré al Señor, *

y seré salvo de mis enemigos.

Me sumergieron las olas de muerte, *

y torrentes del abismo me atemorizaron.

Ligaduras infernales me rodearon, *

previniéronme lazos de muerte.

En mi angustia invoqué al Señor, *

y clamé a mi Dios.

El oyó mi voz desde su templo, *

y mi clamor llegó delante de él, a sus oídos.

Se sacudió y tembló la tierra, *

temblaron los cimientos de los montes,

se sacudieron, porque él se indignó.

Humo subió de su nariz

y de su boca fuego consumidor; *

carbones fueron por él encendidos.

Partió los cielos, y descendió; *

y había densas tinieblas debajo de sus pies.

Cabalgó sobre un querubín, y voló; *

sobre las alas del viento se abalanzó.

Puso tinieblas por su escondedero,

su pabellón en derredor de sí; *

oscuridad de aguas, nubes de los cielos.

Por el resplandor de su presencia, sus nubes pasaron; *

granizo y carbones ardientes.

Tronó en los cielos el Señor; *

el Altísimo dio su voz.

Envió sus saetas, y los disperso; *

lanzó relámpagos, y los destruyó.

Aparecieron las honduras de las aguas,

y se descubrieron los cimientos del mundo, *

a tu grito de guerra, oh Señor,

por la ráfaga del aliento de tu nariz.

Alargó la mano desde lo alto, y me agarró; *

me sacó de las aguas profundas.

Me libró de mi poderoso enemigo,

y de los que me aborrecían, *

pues eran más fuertes que yo.

Me asaltaron en el día de mi quebranto, *

mas el Señor fue mi apoyo.

Me sacó a un lugar espacioso; *

me libró porque se agradó de mí.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: *

como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén.

Las Lecciones

Jonás 3:1 – 4:11

Por segunda vez la palabra del Señor llegó a Jonás y le dijo:«Levántate, vete a Nínive, la gran ciudad, y anuncia lo que yo te diga.» Se levantó Jonás y fue a Nínive, como se lo había ordenado el Señor. Nínive era una ciudad muy grande. Se necesitaban tres días para atra vesarla. Jonás entró en la ciudad e hizo un día de camino pregonando: «Dentro de cuarenta días Nínive será destruida.» Los ninivitas creyeron en la advertencia de Dios y ordenaron un ayuno, y se vistieron de saco desde el mayor al menor. La noticia llegó hasta el rey de Nínive, que se levantó de su trono, se quitó el manto, se vistió de saco y se sentó sobre cenizas. Luego hizo publicar esta orden en Nínive: «Hombres y bestias no comerán ni beberán nada. Que se vistan de saco y clamen a Dios insistentemente. Que cada uno se corrija de su mala conducta y de sus malas obras. ¿Quién sabe si Dios se arrepentirá y cesará su enojo, de manera que no nos haga morir?» Al ver Dios lo que hacían y cómo se habían arrepentido de su mala conducta, se arrepintió él también y no los castigó como los había amenazado. A Jonás esto no le gustó nada, y se enojó. Se dirigió al Señor y le dijo: «Ah, Señor, es exactamente lo que yo preveía cuando estaba todavía en mi tierra, y por esto traté de huir a Tarsis. Yo sabía que tú eres un Dios clemente y misericordioso, paciente y lleno de bondad, siempre dispuesto a perdonar. Oh Señor, te ruego que tomes mi vida, pues ahora es mejor para mí morir que vivir.» El Señor le contestó: «Jonás, ¿crees tú que tienes razón para enojarte así?» Pero Jonás salió de Nínive y se hizo una cabaña al este de la ciudad, para ver lo que sucedería a la ciudad. Entonces el Señor Dios hizo brotar una planta de ricino que creció por encima de Jonás para dar sombra a su cabeza y así calmarlo de su enojo. Jonás se alegró mucho por la planta. Pero al día siguiente, al amanecer, el Señor mandó un gusano que malogró la planta y la secó. Al salir el sol, el Señor hizo soplar viento caliente desde el este. El sol acaloró tanto a Jonás que éste se desmayó. Se deseó la muerte y dijo: «Mejor es morir que vivir.» Entonces el Señor le preguntó: «¿Te parece bien enojarte por este ricino?» Jonás respondió: «Sí, tengo razón para estar enojado hasta el punto de querer morir.» El Señor le replicó: «Te afliges por un ricino que no te ha costado trabajo alguno y que no has hecho crecer, que en una noche ha nacido y en una noche ha muerto. ¿Cómo, pues, yo no voy a tener lástima de Nínive, la gran ciudad, donde hay más de ciento veinte mil personas que no saben distinguir el bien y el mal, y gran cantidad de animales?»

Cántico de Moisés    Cantemus Domino

Exodo 15:1-6, 11-13, 17-18

Cantaré al Señor, porque es excelso y sublime; *

caballos y jinetes ha arrojado en el mar.

Mi fuerza y mi refugio es el Señor; *

él se hizo mi Salvador.

El es mi Dios; yo lo alabaré; *

el Dios de mis padres; yo lo ensalzaré.

El Señor es valiente en la batalla: *

su Nombre es YAHVÉ.

Los carros de Faraón y su ejército precipitó en el mar; *

lo mejor de los escuderos se lo tragó el Mar Rojo.

Los cubrió el abismo; *

hasta el fondo cayeron como piedra.

Tu diestra, Señor, es gloriosa en su fuerza; *

tu diestra, Señor, aplasta al enemigo.

¿Quién como tú, Señor, entre los dioses?

¿Quién como tú, glorioso en santidad, *

venerado por sus hazañas loables, hacedor de maravillas?

Tendiste tu diestra; *

se los tragó la tierra.

Guiaste con tu misericordia al pueblo rescatado: *

lo llevaste con tu poder hasta tu santa morada.

Lo introduces y lo plantas *

en el monte de tu heredad,

El lugar de descanso que te has preparado, *

el santuario, Señor, que tus manos fundaron.

El Señor reinará *

ahora y por siempre.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: *

como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Hechos 27:27-44

Hacía ya catorce noches que éramos arrastrados a la deriva por el mar Adriático, cuando hacia la medianoche los marineros presintieron la proximidad de tierra. Midieron la profundidad del agua, y era de treinta y siete metros. Poco después la midieron de nuevo, y era de veintisiete metros. Temerosos de que fuéramos a chocar contra unas rocas, tiraron cuatro anclas desde la popa y esperaron ansiosamente a que amaneciera. En cierto momento los marineros intentaron huir del barco y bajaban el bote salvavidas al mar como si quisieran alargar los cables de las anclas de proa. Pero Pablo dijo al capitán y a los soldados: «Si esos hombres abandonan el barco, ustedes no se salvarán.» Entonces los soldados cortaron las amarras del bote y lo dejaron caer al agua. Como aún no amanecía, Pablo los invitó a que se alimentaran, diciéndoles: «Hace catorce días que no tomamos nada; no hacemos más que esperar y permanecemos en ayunas. Si quieren salvarse, ¿por qué no comen? Les aseguro que ninguno de ustedes perecerá, y ni siquiera uno de sus cabellos se perderá.» Dicho esto tomó pan, dio gracias a Dios delante de todos, lo partió y se puso a comer. Los otros se animaron y al fin todos se pusieron a comer. En total éramos (doscientas) setenta y seis personas en el barco. Una vez satisfechos, tiraron el trigo al mar para reducir el peso del barco. Cuando amaneció no reconocieron la tierra, pero divisaron una bahía con su playa, y acordaron hacer lo posible por encallar en ella el barco. Soltaron las anclas y las dejaron caer al mar mientras aflojaron las cuerdas de los timones; izaron al viento la vela delantera y se dejaron arrastrar hacia la playa. Pero chocaron contra un banco de arena y el barco quedó encallado: la proa se clavó y quedó inmóvil, mientras la popa se iba destrozando por los golpes violentos de las olas. Entonces los soldados pensaron en dar muerte a los presos por temor a que alguno se escapara nadando. Pero el capitán, que quería salvar a Pablo, no se lo permitió. Ordenó que los que supieran nadar se tiraran los primeros al agua y se dirigieran a la playa; los demás se agarrarían a tablones o a restos de la nave. Así todos llegamos sanos y salvos a tierra.

Gloria a Dios    Gloria in excelsis

Gloria a Dios en el cielo,

y en la tierra paz a quienes ama el Señor.

Por tu inmensa gloria

te alabamos,

te bendicimos,

te adoramos,

te glorificamos,

te damos gracias,

Señor Dios, Rey celestial,

Dios Padre todopoderoso.

Señor, Hijo único Jesucristo,

Señor Dios, Cordero de Dios,

Hijo del Padre:

Tú que quitas el pecado del mundo,

ten piedad de nosotros;

Tú que quitas el pecado del mundo,

atiende nuestra súplica;

Tú que estás sentado a la derecha del Padre,

ten piedad de nosotros:

Porque sólo tú eres Santo,

sólo tú Señor,

sólo tú Altísimo, Jesucristo,

con el Espíritu Santo

en la gloria de Dios Padre. Amén.

Credo de los Apóstoles

Creo en Dios Padre todopoderoso,

creador del cielo y de la tierra.

Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor.

Fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo

y nació de la Virgen María.

Padeció bajo el poder de Poncio Pilato.

Fue crucificado, muerto y sepultado.

Descendió a los infiernos.

Al tercer día resucitó de entre los muertos.

Subió a los cielos,

y está sentado a la diestra de Dios Padre.

Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos.

Creo en el Espíritu Santo,

la santa Iglesia católica,

la comunión de los santos,

el perdón de los pecados,

la resurrección de los muertos,

y la vida eterna. Amén.

Plegarias

Padre nuestro que estás en el cielo,

santificado sea tu Nombre,

venga tu reino,

hágase tu voluntad,

en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día.

Perdona nuestras ofensas,

como también nosotros perdonamos

a los que nos ofenden.

No nos dejes caer en tentación

y líbranos del mal.

Porque tuyo es el reino,

tuyo es el poder,

y tuya es la gloria,

ahora y por siempre. Amén.

A

V. Señor, muéstranos tu misericordia;

R. Y concédenos tu salvación.

V. Reviste a tus ministros de justicia;

R. Que cante tu pueblo de júbilo.

V. Establece, Señor, la paz en todo el mundo;

R. Porque sólo en ti vivimos seguros.

V. Protege, Señor, a esta nación;

R. Y guíanos por la senda de justicia y de verdad.

V. Que se conozcan en la tierra tus caminos;

R. Y entre los pueblos tu salvación.

V. Señor, que no se olvide a los necesitados;

R. Ni se arranque la esperanza a los pobres.

V. Señor, crea en nosotros un corazón limpio;

R. Y susténtanos con tu Santo Espíritu.

Te rogamos, oh Señor, que tu gracia siempre nos preceda y acompañe, para que continuamente nos dediquemos a buenas obras; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.

Oh Dios, autor de la paz y amante de la concordia, conocerte es vida eterna, y servirte, plena libertad: Defiende a estos tus humildes siervos de todos los asaltos de nuestros enemigos; para que, confiados en tu protección, no temamos la fuerza de ningún adversario; por el poder de Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Señor Jesucristo, tú extendiste tus brazos amorosos sobre el cruel madero de la cruz, para estrechar a todos los seres humanos en tu abrazo salvador: Revístenos con tu Espíritu de tal manera que, extendiendo nuestras manos en amor, llevemos a quienes no te conocen a reconocerte y amarte; por el honor de tu Nombre. Amén.

Puede seguir intercesiones y acciones de gracias

Oración de San Juan Crisóstomo

Dios todopoderoso, que nos diste la gracia para unirnos en este momento, a fin de ofrecerte nuestras súplicas en común; y que, por tu muy amado Hijo, nos prometiste que, cuando dos o tres se congregan en su Nombre, tú estarás en medio de ellos: Realiza ahora, Señor, nuestros deseos y peticiones como mejor nos convenga; y concédenos en este mundo el conocimiento de tu verdad y en el venidero, la vida eterna. Amén.

Bendigamos al Señor.

Demos gracias a Dios.

La gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo sean con todos nosotros, ahora y siempre. Amén. 2 Corintios 13:14