Matutina, el Viernes de la vigésima primera semana después Pentecostés

MatVierPropio25

Oración Matutina Diaria

Envía tu luz y tu verdad; que éstas me guíen, y me conduzcan a tu santo monte, a tus moradas. Salmo 43:3

Invitatorio y Salterio

Señor, abre nuestros labios.

Y nuestra boca proclamará tu alabanza.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. ¡Aleluya!

Venite    Salmo 95:1-7

Vengan, cantemos alegremente al Señor; *

aclamemos con júbilo a la Roca que nos salva.

Lleguemos ante su presencia con alabanza,  *

vitoreándole con cánticos;

Porque el Señor es Dios grande, *

y Rey grande sobre todos los dioses.

En su mano están las profundidades de la tierra, *

y las alturas de los montes son suyas.

Suyo el mar, pues él lo hizo, *

y sus manos formaron la tierra seca.

Vengan, adoremos y postrémonos; *

arrodillémonos delante del Señor nuestro Hacedor;

Porque él es nuestro Dios;

nosotros el pueblo de su dehesa, y ovejas de su mano. *

¡Ojalá escuchen hoy su voz!

Salmo 40

Con paciencia esperé al Señor; *

se inclinó a mí, y oyó mi clamor.

Me sacó del pozo de la desolación, del lodo cenagoso; *

puso mis pies sobre peña, y enderezó mis pasos.

Puso luego en mi boca canción nueva, un himno de alabanza a nuestro Dios. *

Muchos verán esto, y temerán, y así confiarán en el Señor.

Bienaventurados los que ponen en el Señor su confianza, *

que no acuden a malos espíritus, ni recurren a dioses falsos.

¡Cuántas maravillas has hecho, oh Señor Dios mío, cuántos planes en favor nuestro!  *

Nadie se te puede comparar.

Si yo pudiera anunciarlos y hablar de ellos, *

pero no pueden ser contados.

Sacrificio y ofrenda no te agradan; *

(tú me has dado oídos para escucharte);

Holocausto y sacrificio para expiación no has demandado, *

y entonces dije: “He aquí, yo vengo.

En el rollo está escrito de mí: *

‘El hacer tu voluntad, Dios mío, me ha agradado;

tu ley está en lo profundo de mi corazón’ “.

He anunciado justicia en la gran asamblea; *

he aquí, no refrené mis labios, y esto, oh Señor, tú lo sabes.

No escondí tu benevolencia dentro de mi corazón; he pregonado tu fidelidad y salvación; *

no oculté tu bondad y fidelidad en la gran asamblea.

Tú eres el Señor; no retengas de mí tu compasión; *

tu bondad y tu fidelidad me guarden siempre;

Porque me han rodeado males innumerables; me han alcanzado mis maldades, 

y no puedo levantar la vista; *

se han aumentado más que los cabellos de mi cabeza, y mi corazón me falla.

Dígnate, oh Señor, librarme; *

Señor, apresúrate a socorrerme.

Sean avergonzados y confundidos a una, los que buscan mi vida para destruirla; *

vuelvan atrás y averguéncense, los que mi ruina desean.

Sean esquivados a causa de su afrenta, *

los que me dicen: “¡Ajá!” con malicia.

Gócense y alégrense en ti todos los que te buscan; *

digan siempre los que aman tu salvación: “Grande es el Señor”.

Aunque yo esté afligido y necesitado, *

el Señor pensará en mí.

Mi ayuda y mi libertador eres tú; *

Dios mío, no te tardes.

Salmo 54

Oh Dios, sálvame por tu Nombre, *

y con tu poder defiéndeme.

Escucha mi oración, oh Dios, *

atiende a las palabras de mi boca.

Insolentes se han levantado contra mí, y matones buscan mi vida; * 

no tienen presente a Dios.

He aquí, Dios es el que me ayuda; *

es el Señor quien sostiene mi vida.

Devuelve el mal a mis adversarios; *

destrúyelos, por tu fidelidad.

Te ofreceré sacrificios voluntarios; *

alabaré tu Nombre, oh Señor, porque es bueno;

Porque me has librado de toda angustia, *

y mis ojos han visto la ruina de mis enemigos.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: *

como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Las Lecciones

Eclesiástico 34:1-8

Los tontos viven de falsas esperanzas; 

los sueños dan alas a los insensatos. 

Creer en los sueños 

es querer agarrar una sombra o perseguir el viento. 

Lo que uno ve en sueños es solo una imagen, 

como un rostro reflejado en un espejo. 

Nada limpio puede venir de la suciedad; 

ninguna verdad puede tampoco venir de la mentira. 

Adivinaciones, pronósticos y sueños son cosas sin valor, 

fantasías como las de mujer de parto. 

Si no vienen de parte del Altísimo, 

no les prestes la menor atención. 

Porque muchos se dejaron engañar por los sueños, 

y por creer en ellos se arruinaron. 

Hay que cumplir la ley sin hacer trampas; 

el hombre de fiar enseña la perfecta sabiduría. 

Segundo Cántico de Isaías    Quaerite Dominum

Isaías 55:6-11

Busquen al Señor mientras se deja encontrar; *

llámenle mientras se acerca.

Dejen los malos su camino, *

y los inicuos sus pensamientos.

Vuélvanse al Señor, y tendrá compasión de ellos, *

a nuestro Dios, porque es rico en perdón.

Pues mis pensamientos no son sus pensamientos, *

ni sus caminos, mis caminos, dice el Señor.

Porque así como los cielos son más altos que la tierra, *

así mis caminos son más altos que sus caminos,

y mis pensamientos más que sus pensamientos.

Como la lluvia y la nieve descienden del firmamento, *

y no vuelven allá sin empapar la tierra,

Haciéndola germinar y crecer, *

y produciendo simiente al sembrador y pan al que come,

Así será mi palabra, la que sale de mi boca: *

no regresará a mi vacía;

Sino que realizará mi propósito, *

y cumplirá aquello para lo cual la envié.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: *

como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén.

Apocalipsis 13:1-10

Vi subir del mar un monstruo que tenía siete cabezas y diez cuernos. En cada cuerno tenía una corona, y en las cabezas tenía nombres ofensivos contra Dios. Este monstruo que yo vi, parecía un leopardo; y tenía patas como de oso, y boca como de león. El dragón le dio su poder y su trono, y mucha autoridad. Una de las cabezas del monstruo parecía tener una herida mortal; pero la herida fue curada, y el mundo entero se llenó de asombro y siguió al monstruo. Adoraron al dragón porque había dado autoridad al monstruo, y adoraron también al monstruo, diciendo: “¿Quién hay como este monstruo, y quién podrá luchar contra él?” También se le permitió al monstruo decir cosas arrogantes y ofensivas contra Dios, y tener autoridad durante cuarenta y dos meses. Y así lo hizo; habló contra Dios, y dijo cosas ofensivas contra él y su santuario y contra los que están en el cielo. También se le permitió hacer guerra contra el pueblo santo, hasta vencerlo; y se le dio autoridad sobre toda raza, pueblo, lengua y nación. A ese monstruo lo adorarán todos los habitantes de la tierra cuyos nombres no están escritos, desde la creación del mundo, en el libro de la vida del Cordero que fue sacrificado. Si alguno tiene oídos, oiga: “A los que deban ir presos, se los llevarán presos; y a los que deban morir a filo de espada, a filo de espada los matarán.”Aquí se verá la fortaleza y la fe del pueblo santo.

Cántico al Cordero    Dignus es

Apocalipsis 4:11; 5:9-10, 13

Digno es, Señor nuestro Dios, *

atribuirte la gloria, el honor y el poder;

Porque tú has creado el universo, *

y por tu voluntad existió y fue creado.

Y digno es atribuir lo mismo a ti, Cordero inmolado, *

porque con tu sangre compraste para Dios,

De toda raza, lengua, pueblo y nación, *

un reino de sacerdotes para servir a nuestro Dios.

Por tanto, al que está sentado en el trono, *

y a Cristo el Cordero,

Sean adoración y honor, gloria y señorío, *

por los siglos de los siglos. Amén.

Credo de los Apóstoles

Creo en Dios Padre todopoderoso,

creador del cielo y de la tierra.

Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor.

Fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo

y nació de la Virgen María.

Padeció bajo el poder de Poncio Pilato.

Fue crucificado, muerto y sepultado.

Descendió a los infiernos.

Al tercer día resucitó de entre los muertos.

Subió a los cielos,

y está sentado a la diestra de Dios Padre.

Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos.

Creo en el Espíritu Santo,

la santa Iglesia católica,

la comunión de los santos,

el perdón de los pecados,

la resurrección de los muertos,

y la vida eterna. Amén.

Plegarias

Padre nuestro que estás en el cielo,

santificado sea tu Nombre,

venga tu reino,

hágase tu voluntad,

en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día.

Perdona nuestras ofensas,

como también nosotros perdonamos

a los que nos ofenden.

No nos dejes caer en tentación

y líbranos del mal.

Porque tuyo es el reino,

tuyo es el poder,

y tuya es la gloria,

ahora y por siempre. Amén.

A

V. Señor, muéstranos tu misericordia;

R. Y concédenos tu salvación.

V. Reviste a tus ministros de justicia;

R. Que cante tu pueblo de júbilo.

V. Establece, Señor, la paz en todo el mundo;

R. Porque sólo en ti vivimos seguros.

V. Protege, Señor, a esta nación;

R. Y guíanos por la senda de justicia y de verdad.

V. Que se conozcan en la tierra tus caminos;

R. Y entre los pueblos tu salvación.

V. Señor, que no se olvide a los necesitados;

R. Ni se arranque la esperanza a los pobres.

V. Señor, crea en nosotros un corazón limpio;

R. Y susténtanos con tu Santo Espíritu.

Dios todopoderoso, cuyo muy amado Hijo no ascendió al gozo de tu presencia sin antes padecer, ni entró en gloria sin antes ser crucificado: Concédenos, por tu misericordia, que nosotros, caminando por la vía de la cruz, encontremos que ésta es la vía de la vida y de la paz; por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Todopoderoso y eterno Dios, aumenta en nosotros tus dones de fe, esperanza y amor; y para que obtengamos tus promesas, haz que amemos lo que mandas; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

Oh Dios, autor de la paz y amante de la concordia, conocerte es vida eterna, y servirte, plena libertad: Defiende a estos tus humildes siervos de todos los asaltos de nuestros enemigos; para que, confiados en tu protección, no temamos la fuerza de ningún adversario; por el poder de Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Señor Jesucristo, tú extendiste tus brazos amorosos sobre el cruel madero de la cruz, para estrechar a todos los seres humanos en tu abrazo salvador: Revístenos con tu Espíritu de tal manera que, extendiendo nuestras manos en amor, llevemos a quienes no te conocen a reconocerte y amarte; por el honor de tu Nombre. Amén.

Puede seguir intercesiones y acciones de gracias

Oración de San Juan Crisóstomo

Dios todopoderoso, que nos diste la gracia para unirnos en este momento, a fin de ofrecerte nuestras súplicas en común; y que, por tu muy amado Hijo, nos prometiste que, cuando dos o tres se congregan en su Nombre, tú estarás en medio de ellos: Realiza ahora, Señor, nuestros deseos y peticiones como mejor nos convenga; y concédenos en este mundo el conocimiento de tu verdad y en el venidero, la vida eterna. Amén.

Bendigamos al Señor.

Demos gracias a Dios.

La gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo sean con todos nosotros, ahora y siempre. Amén. 2 Corintios 13:14

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