Matutina, el Viernes de la semana de Pentecostés

MatVierProp2

Oración Matutina Diaria

Este es el día en que actuó el Señor; regocijémonos y alegrémonos en él. Salmo 118:24

Invitatorio y Salterio

Señor, abre nuestros labios.

Y nuestra boca proclamará tu alabanza.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: como era en el principio, ahora y siempre, por los siglos de los siglos. Amén. ¡Aleluya!

La tierra es del Señor, pues él la hizo: vengan y adorémosle.

Venite  Salmo 95:1-7

Vengan, cantemos alegremente al Señor; *

aclamemos con júbilo a la Roca que nos salva.

Lleguemos ante su presencia con alabanza,  *

vitoreándole con cánticos;

Porque el Señor es Dios grande, *

y Rey grande sobre todos los dioses.

En su mano están las profundidades de la tierra, *

y las alturas de los montes son suyas.

Suyo el mar, pues él lo hizo, *

y sus manos formaron la tierra seca.

Vengan, adoremos y postrémonos; *

arrodillémonos delante del Señor nuestro Hacedor;

Porque él es nuestro Dios;

nosotros el pueblo de su dehesa, y ovejas de su mano. *

¡Ojalá escuchen hoy su voz!

Salmo 16

Guárdame, oh Dios, porque a ti me acojo; *

dije al Señor: “Tú eres mi Soberano;

no hay para mí bien fuera de ti”.

Para los santos que están en la tierra, *

y para los íntegros, es toda mi complacencia.

Se multiplicarán los dolores, *

de aquéllos que sirven diligentes a otros dioses.

No ofreceré yo sus libaciones de sangre, *

ni en mis labios tomaré los nombres de sus dioses

Tú, oh Señor, eres la porción de mi herencia y de mi copa; *

tú sustentarás mi suerte.

Me toca una parcela hermosa; *

en verdad, una heredad magnífica.

Bendeciré al Señor que me aconseja; *

aun en las noches me enseña mi corazón.

Al Señor he puesto siempre delante de mí; *

porque está a mi diestra no seré conmovido.

Por tanto se alegra mi corazón, y se goza mi espíritu; *

también mi carne reposará segura;

Porque no me dejarás al sepulcro; *

ni permitirás que tu santo vea la fosa.

Me mostrarás la senda de la vida; *

en tu presencia hay plenitud de gozo,

deleites a tu diestra para siempre.

Salmo 17

Oye, oh Señor, mi causa justa; atiende a mi clamor; *

escucha mi oración que no brota de labios mentirosos.

De tu presencia proceda mi vindicación; *

vean tus ojos la rectitud.

Aunque ensayes mi corazón, visitándolo de noche, *

aunque me sometas a pruebas de fuego,

no encontrarás Impureza en mi.

Mi boca no hace transgresión como suelen los hombres; *

he guardado los mandamientos de tus labios.

Me he mantenido en la senda de tu ley; *

mis pisadas están firmes en tus senderos,

y no vacilarán mis pasos.

Yo te invoco, oh Dios, por cuanto tú me oirás; *

inclina a mí tu oído, escucha mi palabra.

Muestra tus maravillosas misericordias, *

tú que salvas a los que se refugian a tu diestra

de los que se levantan contra ellos.

Guárdame como a la niña de tus ojos; *

escóndeme bajo la sombra de tus alas;

De los malos que me asaltan, *

de mis enemigos que buscan mi vida.

Han cerrado su corazón a la compasión, *

con su boca hablan arrogantemente.

Han cercado ahora mis pasos; *

tienen puestos sus ojos para echarme por tierra.

Son como león que desea hacer presa, *

y como leoncillo que está en su escondite.

¡Levántate, oh Señor; sal a su encuentro; póstrales! *

Librame de los malos con tu espada.

Con tu mano, oh Señor, líbrame, *

de aquellos cuya porción en esta vida, es el mundo;

Cuyo vientre tú llenas de tu tesoro; *

sacian a sus hijos, y aún sobra para sus pequeñuelos.

Pero yo, por mi rectitud, veré tu rostro; *

 al despertar, me saciaré de tu semejanza.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: *

como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén.

Las Lecciones

Proverbios 8:1-21

¿Quién llama? ¿No es la sabiduría? Esa voz, ¿no es la de la inteligencia?

Se detuvo en lo alto, al borde del camino,

a la entrada de los senderos que bajan a las casas.

Miren cómo llama a las puertas de la ciudad,

en las entradas más frecuentadas:

«¡A ustedes, humanos, me dirijo,

lanzo un llamado a los hijos de los hombres!

¡Aprendan a juzgar, jóvenes immaduros;

y sean más reflexivos, ustedes que no piensan!

Escúchenme, les diré lo esencial,

nada sale de mis labios que no sea exacto.

De mi boca brota la verdad,

y aborrezco los discursos hipócritas.

Todas mis palabras son sinceras,

y ninguna dudosa o falsa.

El que las capta entiende que son claras;

el que busca el saber comprueba su validez.

Adquieran mi disciplina antes que el dinero,

elijan la ciencia y no el oro.

La sabiduría te es más útil que las perlas,

¿qué tesoros podrían pagarla?

Yo, la Sabiduría, convivo con el buen juicio

y tengo la llave de la ingeniosidad.

(Aborrecer el mal es temer al Señor.)

Aborrezco el orgullo y la arrogancia,

los caminos que conducen al mal y a la hipocresía.

Mío es el buen sentido, y mío el saber práctico,

mía la inteligencia y también el poder.

Por mí reinan los reyes

y sus ministros deciden con justicia.

Gracias a mí se mantienen los príncipes,

los grandes, y los que gobiernan la tierra.

Amo a los que me aman,

los que me buscan me encuentran.

Junto conmigo encuentran honor y riqueza,

fortuna perdurable y prosperidad.

Mis frutos aventajan al oro, por más que lo refinen,

mis beneficios valen más que la plata.

Voy por un camino de rectitud,

del que salen senderos de justicia,

para colmar de bienes a los que me aman,

y rellenar sus bodegas.

Segundo Cántico de Isaías  Quaerite Dominum

Isaías 55:6-11

Busquen al Señor mientras se deja encontrar; *

llámenle mientras se acerca.

Dejen los malos su camino, *

y los inicuos sus pensamientos.

Vuélvanse al Señor, y tendrá compasión de ellos, *

a nuestro Dios, porque es rico en perdón.

Pues mis pensamientos no son sus pensamientos, *

ni sus caminos, mis caminos, dice el Señor.

Porque así como los cielos son más altos que la tierra, *

así mis caminos son más altos que sus caminos,

y mis pensamientos más que sus pensamientos.

Como la lluvia y la nieve descienden del firmamento, *

y no vuelven allá sin empapar la tierra,

Haciéndola germinar y crecer, *

y produciendo simiente al sembrador y pan al que come,

Así será mi palabra, la que sale de mi boca: *

no regresará a mi vacía;

Sino que realizará mi propósito, *

y cumplirá aquello para lo cual la envié.

Gloria al Padre, y al Hijo y al Espíritu Santo: *

como era en el principio, ahora y siempre,

por los siglos de los siglos. Amén.

2 Juan 1-13

El Anciano, a la Dama Elegida y a sus hijos.

Los amo de verdad; y no sólo yo, sino también cuantos han conocido la verdad, a causa de esta misma verdad que permanece en nosotros y estará siempre con nosotros.

Reciban gracia, misericordia y paz de parte de Dios Padre y de su Hijo Cristo Jesús, en la verdad y el amor.

Me alegré mucho al encontrar algunos hijos tuyos que viven según la verdad, de acuerdo con el mandato que recibimos del Padre. Y ahora te ruego, señora —aunque no te escribo un mandamiento nuevo, sino el que tenemos desde el comienzo—, que nos amemos unos a otros. Y el amor consiste en vivir de acuerdo a sus mandamientos.

Este es el mandamiento que oyeron desde el comienzo, y así es como han de vivir.

En este mundo se han presentado muchos seductores, que no reconocen a Jesús como el Mesías venido en la carne. En eso mismo se reconoce al impostor y al anticristo. Tengan cuidado, para que no pierdan el fruto de sus trabajos, sino que reciban el pleno salario.

El que se aventura y no permanece en la doctrina de Cristo no posee a Dios; el que permanece en la doctrina, ése posee al Padre y al Hijo.

Si alguno viene a ustedes y no trae esta doctrina, no lo reciban en sus casas ni le saluden; pues el que le saluda se hace cómplice de sus malas obras.

Tendría muchas más cosas que escribirles, pero prefiero no hacerlo por escrito con papel y tinta. Espero ir a verlos y hablarles personalmente, para que nuestro gozo sea completo.

Te saludan los hijos de tu hermana Elegida.

Cántico al Cordero    Dignus es

Apocalipsis 4:11; 5:9-10, 13

Digno es, Señor nuestro Dios, *

atribuirte la gloria, el honor y el poder;

Porque tú has creado el universo, *

y por tu voluntad existió y fue creado.

Y digno es atribuir lo mismo a ti, Cordero inmolado, *

porque con tu sangre compraste para Dios,

De toda raza, lengua, pueblo y nación, *

un reino de sacerdotes para servir a nuestro Dios.

Por tanto, al que está sentado en el trono, *

y a Cristo el Cordero,

Sean adoración y honor, gloria y señorío, *

por los siglos de los siglos. Amén.

Credo de los Apóstoles

Creo en Dios Padre todopoderoso,

creador del cielo y de la tierra.

Creo en Jesucristo, su único Hijo, nuestro Señor.

Fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo

y nació de la Virgen María.

Padeció bajo el poder de Poncio Pilato.

Fue crucificado, muerto y sepultado.

Descendió a los infiernos.

Al tercer día resucitó de entre los muertos.

Subió a los cielos,

y está sentado a la diestra de Dios Padre.

Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y muertos.

Creo en el Espíritu Santo,

la santa Iglesia católica,

la comunión de los santos,

el perdón de los pecados,

la resurrección de los muertos,

y la vida eterna. Amén.

Plegarias

Padre nuestro que estás en el cielo,

santificado sea tu Nombre,

venga tu reino,

hágase tu voluntad,

en la tierra como en el cielo.

Danos hoy nuestro pan de cada día.

Perdona nuestras ofensas,

como también nosotros perdonamos

a los que nos ofenden.

No nos dejes caer en tentación

y líbranos del mal.

Porque tuyo es el reino,

tuyo es el poder,

y tuya es la gloria,

ahora y por siempre. Amén.

A

V. Señor, muéstranos tu misericordia;

R. Y concédenos tu salvación.

V. Reviste a tus ministros de justicia;

R. Que cante tu pueblo de júbilo.

V. Establece, Señor, la paz en todo el mundo;

R. Porque sólo en ti vivimos seguros.

V. Protege, Señor, a esta nación;

R. Y guíanos por la senda de justicia y de verdad.

V. Que se conozcan en la tierra tus caminos;

R. Y entre los pueblos tu salvación.

V. Señor, que no se olvide a los necesitados;

R. Ni se arranque la esperanza a los pobres.

V. Señor, crea en nosotros un corazón limpio;

R. Y susténtanos con tu Santo Espíritu.

Dios omnipotente y de misericordia, guárdanos en tu bondad de todo aquello que pueda causarnos daño; para que, dispuestos tanto en mente como en cuerpo, y con

alegría de corazón, logremos lo que sea propio a tus designios; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo y el Espíritu Santo, un solo Dios, ahora y por siempre. Amén.

Dios omnipotente, en este día abriste el camino de la vida eterna a toda raza y nación por el don prometido de tu Espíritu Santo: Esparce este don sobre todo el mundo por la predicación del Evangelio, para que llegue a los confines de la tierra; por Jesucristo nuestro Señor, que vive y reina contigo, en la unidad del Espíritu Santo, un solo Dios, por los siglos de los siglos. Amén.

Dios todopoderoso, cuyo muy amado Hijo no ascendió al gozo de tu presencia sin antes padecer, ni entró en gloria sin antes ser crucificado: Concédenos, por tu misericordia, que nosotros, caminando por la vía de la cruz, encontremos que ésta es la vía de la vida y de la paz; por Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Oh Dios, autor de la paz y amante de la concordia, conocerte es vida eterna, y servirte, plena libertad: Defiende a estos tus humildes siervos de todos los asaltos de nuestros enemigos; para que, confiados en tu protección, no temamos la fuerza de ningún adversario; por el poder de Jesucristo nuestro Señor. Amén.

Señor Jesucristo, tú extendiste tus brazos amorosos sobre el cruel madero de la cruz, para estrechar a todos los seres humanos en tu abrazo salvador: Revístenos con tu Espíritu de tal manera que, extendiendo nuestras manos en amor, llevemos a quienes no te conocen a reconocerte y amarte; por el honor de tu Nombre. Amén.

Puede seguir intercesiones y acciones de gracias

Oración de San Juan Crisóstomo

Dios todopoderoso, que nos diste la gracia para unirnos en este momento, a fin de ofrecerte nuestras súplicas en común; y que, por tu muy amado Hijo, nos prometiste que, cuando dos o tres se congregan en su Nombre, tú estarás en medio de ellos: Realiza ahora, Señor, nuestros deseos y peticiones como mejor nos convenga; y concédenos en este mundo el conocimiento de tu verdad y en el venidero, la vida eterna. Amén.

Bendigamos al Señor.

Demos gracias a Dios.

La gracia de nuestro Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo sean con todos nosotros, ahora y siempre. Amén. 2 Corintios 13:14

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